ESTEMOS PREVENIDOS Y OREMOS INCANSABLEMENTE

Mc 13, 33-37

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

1.      “¡SI RASGARAS EL CIELO Y DESCENDIERAS, LAS MONTAÑAS!”.

Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse. (Sal 24). Dios todopoderoso, concede a tus fieles el deseo de acudir, con sus buenas obras, al encuentro de Cristo que viene a nosotros. (Oración Colecta 1 domingo de Adviento).Así de ganosos estamos hoy.

En la lectura de Isaías, (Is 63, 16-17. 19; 64, 2-7), el pueblo israelita acude a Dios para que baje a salvarlo, recordándole que es nuestro Padre y Redentor. Isaías, es el primer profeta que  le da a Dios los títulos de “Padre” y “Redentor”. Tú, Señor, eres nuestro padre, “nuestro Redentor” es tu Nombre desde siempre!

Desde el primer instante en que el hombre cae en falta, ha tenido siempre la esperanza que Dios le ha entregado, vendrá un redentor, un salvador, “nuestro Redentor”, porque un Padre que ama a sus hijos, acude siempre con misericordia por su salvación. Y el hombre los sabe, por eso le dice: “Vuelve, por amor a tus servidores”.

Y en Dios, los hombres no habían perdido los anhelos de salvación, aún sabiendo que habían hecho mal, pero tuvieron la capacidad de reconocer con humillación: Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti. Todo ello porque sabían quien es El, un Padre fiel y le dicen: “Tú eres nuestro padre”.

Esta lectura de Isaías, es una enternecedora oración, que clama lo antes posible la venida del redentor, la venida de un salvador, y es así como desea: “¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas”. Y como siempre lo ha hecho Dios escucha lo que piden sus hijos, y por sobre todo cumple sus promesas, entonces los cielos se rasgaron verdaderamente y la humanidad recibió a su Salvador, Jesucristo nuestro Señor.

2.      ¡VEN, SEÑOR JESÚS!,

Y esta oración del profeta es permanente, sabemos que nuestro Padre, nos envió a su Hijo, el mismo Hijo que nos enseño a orar diciendo Padrenuestro, padre de todos, el que sufrió su pasión, murió y resucito y con esta actitud salvo a la humanidad que tantas faltas había cometido. Pero no debemos olvidar que este misterio debe renovarse en forma permanente, y revivirse en Cristo, para que el hombre se transforme de verdad y por la gracia con la esperanza firme en la espera del Salvador, el cual no deja de venir con su palabra, y se hace presente en medio de nosotros en los sacramentos, por lo que continuamente repetimos; "iVen, Señor Jesús!" (Ap 22, 17.20).

3.      DIOS ES FIEL

Mientras esperamos la venida definitiva de Cristo no nos falta ningún don de la gracia y san Pablo, al congratularse con los Corintios por la gracia de Dios que habían recibido en Cristo, ya que en él habían sido enriquecidos de todo y en él poseían todos los dones, los exhorta a la espera de la “manifestación de nuestro Señor Jesucristo”, (1 Cr 1, 4-7). Estos son los dos extremos entre los cuales se tiende el arco del Adviento cristiano: el recuerdo agradecido del nacimiento del Salvador y de todos los dones recibidos de él, y su “manifestación”,  gloriosa al final de los tiempos. (Intimidad Divina)

Si sabemos llenar con una espera vigilante y activa el espacio intermedio entre uno y otro, Dios mismo, como dice el Apóstol, “Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo.

A la fidelidad del hombre que vive en la espera de su Dios, corresponde la fidelidad de Dios que mantiene infaliblemente sus promesas: “Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor”

Agradezcamos como san Pablo, a nuestro Amado Padre, las maravillas que el hace en nuestra comunidad cristiana, que por medio de su Hijo Jesucristo, nos invita y nos alienta a ser dóciles y a dejarse guiar por el Padre quien los conducirá a la comunión total con el Hijo.

4.      TENGAN CUIDADO Y ESTÉN PREVENIDOS

En el Evangelio de Marcos, el Señor nos exhorta a vivir en una responsable vigilancia esperando su venida gloriosa, y les dice a sus discípulos: “Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.” Es toda una exhortación a la “vigilancia,” dada la incertidumbre de esta hora.

Y dice Jesús: “Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.” Siempre el Señor nos pone ejemplos para que sea fácil para nosotros comprender lo que dice, y es como el evangelio recoge el caso de un dueño que parte de viaje y deja encargados a cada uno de sus siervos de una parte de su obra. Deben estar trabajosos y alerta, en espera de la venida del señor y de esta hora de su “visita.”

En efecto, Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida, advirtiéndonos que tengamos cuidado de no dejarnos aturdir por los excesos, y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre nosotros como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Por tanto tenemos que estar prevenidos y para ello, rogar incansablemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podremos comparecer seguros ante el Hijo del hombre.

5.      CUIDEMOS ESTE TIEMPO DE ESPERA

Y nos reitera Jesús: Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa: si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!”.

Jesús nos dice “Tengan cuidado”, y luego nos pide “Estén prevenidos, es decir nos pide que nos alejemos de los males, que seamos serios, decorosos, comedidos al hablar y al actuar en todo y que por nuestro bien estemos vigilantes. También nos dice que somos nosotros los responsables de nuestra conducta, es decir a nosotros nos compete cuidarnos.

Si miramos a nuestro alrededor, sabemos que hay muchos excesos e imprudencias que hacen vacilar la fe y nos inducen o nos provocan, por eso no nos dejemos aturdir, es decir no nos confundamos y no nos desconectemos de la realidad como cristianos, esto es pasar de la luz a la oscuridad. No dejarse aturdir, es no dejarse confundir y no desconectarse de nuestra forma de ser de cristianos cuidando de caer en excesos.

Jesús nos dice: “No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos” porque el ha de venir, pero no nos ha dicho cuando, pero el día que venga, vendrá sin previo aviso. A muchos no sorprenderá, y no va a ser bueno si estamos llevando una vida descuidada y perezosa. Pero a los que estén practicando una vida laboriosa y trabajando para el bien, esto es, no estemos haciendo una vida ociosa, habrá reconocimiento.

Cuidemos este tiempo de espera, no nos dejemos caer en tentaciones, en la comodidad, en el placer mundano. Es decir que las cosas temporales no nos hagan descuidar las espirituales.

6.      ESPERANDO SU VENIDA OREMOS INCESANTEMENTE

Cuando Jesús nos dice “Tengan cuidado”, y luego nos pide “Estén prevenidos, recordemos que a esto mismo nos añade en el evangelio de Lucas, “oren incesantemente”, es decir, primero nos advierte en contra de los males y luego nos dice como ponerle remedio, y esto es con la oración.

Oigamos a Jesús cuando nos dice: “Estén prevenidos” y para ello oremos incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podremos comparecer seguros ante el Hijo del hombre”

Muchas cosas nos son necesarias para vivir y no podemos prescindir de ella como los alimentos, tampoco podemos prescindir de las cosas espirituales, estas son aún más necesarias. Si no nos alimentamos nuestro cuerpo desfallece, si no rezamos, desfallece el alma.

Si bien es cierto, que trabajar para vivir, es una obligación, no es menos cierto que como cristianos orar también lo es. Pero trabajar sin fe es desalentador y trabajar con una oración en los labios aumenta la eficacia.

Y orar, no es decir muchas cosas con muchas fórmulas, es ponerse en la presencia del Señor y hablarle con palabras sencillas, que salgan del corazón, pero siempre teniendo en conciencia de saber con quien hablamos, como dice la santa madre Teresa de Jesús, en un trato de amistad con quien nos ama, a un Dios que le hablamos como Padre, como hermano y como nuestro mas leal amigo. Pero no olvidemos que orar también es hacer silencio para oír que nos dice el Señor.

7.      JESUS ES NUESTRO MAESTRO DE ORACION

Consideremos siempre a Jesús como nuestro Maestro de Oración, el no deja nunca de orar, en los evangelios siempre lo encontramos orando, especialmente ante los acontecimientos más importantes de su vida. Jesús ora cuando Juan lo bautiza, Jesús pasó la noche orando en la montaña antes de elegir a los Apóstoles, mientras Jesús oraba en el Monte, se transfiguró, antes de enseñar a los Apóstoles el Padrenuestro, Jesús estuvo orando, antes de comenzar su misión ayunará y orará cuarenta días en el desierto, es decir en los evangelios encontramos muchos versículos que nos hablan de un Cristo orante, así es como mandó a los discípulos subir en la barca y precederle a la otra orilla, mientras El despedía a la muchedumbre y una vez que la despidió, subió a un monte apartado para orar. Y mandando a la muchedumbre que se recostara sobre la hierba, tomó los cinco panes y los dos peces y, alzando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes y se los dio a los discípulos. Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos. Entonces vino Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí mientras yo voy allá a orar, adelantándose un poco, se postró sobre su rostro, orando. Jesús ora en el Cenáculo al instituir la Eucaristía y el Sacerdocio. Jesús ora antes de comenzar la Pasión, en el Huerto de los Olivos, Y, finalmente, Jesús ora en la cruz, entregándose al Padre y pidiendo perdón por los que no saben lo que hacen. Y así en el último segundo exclamó con voz fuerte, diciendo: “Dios mío, Dios mío”

Velen, pues, y hagan oración continuamente, dice el Señor, pero no olvidemos que cuando recemos, no lo hagamos para que otros nos vean y se admiren de lo que hacemos, porque nuestra oración es a Dios, a nuestro Padre, el nos sabrá oír, el conoce nuestras necesidades y el quiere darnos, así es como Jesús nos dijo: "Pidan y recibirán, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá, (Mt 7,7). La razón teológica prueba la eficacia de la oración por la fidelidad de Dios a sus promesas, y es infalible, cuando la pedimos para nosotros mismos, con humildad, piedad y perseverancia, cosas necesarias para la salvación. Jesús nos ha dicho constantemente que oremos, todo el evangelio no tiene sentido si de el no nos brota una oración.

El que ora así, obtiene siempre lo que pide, porque esa oración, como toda obra buena, tiene a Dios por inspirador y causa primera, que nos impulsa a pedirle porque nos lo quiere conceder. También la oración del pecador es escuchada por Dios, cuando busca o desea un bien que conduce a la gracia y a la gloria, e incluso el cumplimiento de sus justas aspiraciones naturales.

8.      LO IMPORTANTE NO SOLO QUE DEBAMOS ORAR, LO HERMOSO Y GRANDE ES QUE PODAMOS ORAR.

Como escribía antes, los evangelios están llenos de mandatos, exhortaciones y parábolas de Jesús pidiendo a sus Apóstoles que oren, que vigilen para no caer en la tentación. Y a las multitudes les enseñaba diciendo que oraran sin desfallecer y con insistencia.

Y para garantizar la eficacia de la oración y persuadir a la confianza en el Padre, refiere la parábola del hombre que consigue de su amigo unos panes a media noche, cuando él y sus hijos están acostados, y asegura que cuánto más el Padre os dará lo que le pidáis en mi nombre. Pues, si vosotros, que sois malos, no les dáis a vuestros hijos piedras cuando os piden un huevo, o una serpiente cuando os piden pescado, ¿cuánto más vuestro Padre dará su Espíritu Santo a quien se lo pida?

¿Quién no se sentirá estimulado a orar, y a orar unidos como hermanos, habiéndonos prometido el Señor: "En verdad les digo que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre la tierra, cualquier cosa que pidan les será concedida por mi Padre, que está en los cielos"?

Lo importante no solo que debamos orar, lo hermoso y grande es que podamos orar. La misión y el carisma de santa Teresa de Jesús en la Iglesia es ser pregonera de la oración, como camino de unión con Dios.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Adviento 2008

 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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