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“Éste es mi Hijo muy Querido, escúchenlo” Mc 9, 2-10 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant ocds 1.
CRISTO SUBIÓ A LA MONTAÑA PARA ORAR. Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de
éste, y los hizo subir a solas con él, Marcos relata que: los condujo solos a
un monte alto y apartado. No precisa el nombre del lugar, por otra parte
Mateo dice que es un monte elevado, pero la tradición lo ha localizado en el
Tabor, de aproximadamente En otra ocasiones, Jesús ha subido al monte a orar solo,
(Mt 14, 23) en esta ocasión ha invitado a tres de sus apóstoles y, los ha
escogido como testigos para una gran acontecimiento. Ellos son los mismos
apóstoles que luego serán testigo de de su agonía en Getsemani. Se podría
pensar que ocupaban un lugar privilegiado de entre sus apóstoles. La primera enseñanza importante es, que Jesús ha subido
orar, él siempre lo esta haciendo, es un modelo que debemos hacerlo parte de
nuestra vida diaria, orar al Padre. En esta ocasión invita tres de sus amigos
íntimos, entregándonos una gran oportunidad para aprender de este ejemplo,
cuando Jesús invita a seguirlo, es porque nos esta dando la oportunidad de
ser testigo de las maravillas del Señor, como para darnos a conocer cada
instante de su vida. Prestemos atención a las invitaciones que nos hace
Jesús, tengamos disposición de atender sus palabras, y guardar silencio para
oírlo. 2.
JESÚS NOS TRANSFIGURA NUESTRA VIDA De acuerdo al relato de Lucas, mientras Jesús oraba, su
rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura
deslumbrante. Ahí se transfiguró en presencia de sus apóstoles, y como dice
Mateo, su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se
volvieron blancas como la nieve. San Marcos nos dice que: “Sus vestiduras se volvieron resplandecientes,
tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.” Y de pronto aparecieron ante ellos
Moisés y Elías, conversando con Jesús, según Lucas, también aparecen
resplandecientes. La transfiguración, es una experiencia profunda de fe
tenida por Pedro, Juan y Santiago, los amigos más íntimos de Jesús. Así es,
que como para llegar a conocer los momentos más transcendentes de Jesús,
necesitamos ser sus amigos íntimos, con una comunicación profunda, como la
que ellos tuvieron para percibir a Jesús en su verdadera identidad. Debe haber sido un instante de éxtasis, vieron la realidad
gloriosa de Jesús, aunque no se les mostró en toda su magnitud, porque para
llegar a entenderlo, tuvieron que conocer a través de la vida, pasión y
muerte y de sus propios sufrimientos y muerte, que hay que pasar por esta
última, la muerte, para llegar a la vida. Jesús nos transfigura nuestra vida, El nos ayuda a
descubrir la presencia de Dios en nosotros y nos llama a ser sus testigos
ante un mundo de contradicciones. 3.
“ÉSTE ES MI HIJO MUY QUERIDO, ESCÚCHENLO” Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es
estar aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una
para Elías. Muchas veces soñamos con grandes templos y majestuosos, no
preocupamos por construir bellas Iglesias o templos muy bien ambientados para
Dios, sin embargo siempre debemos recordar que el lugar favorito de El no
deja de ser aquí entre nosotros, en el corazón de todos los hombres, en
nuestra familia, junto a los niños, a los trabajadores, a los religiosos,
sacerdotes, laicos, y con gran privilegio donde la calidez del amor esta
presente. Cuando aún estaba hablando, se formó una nube que los
cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: “éste es mi Hijo
muy querido, escúchenlo”. La manifestación de esta nube luminosa, es una
revelación de la divinidad, lo que los teólogos llaman teofanía, es el
símbolo de la presencia de Dios, y en ese momento sucede allí. Dice el
Evangelio según san Mateo que al oír esto, los discípulos cayeron rostro en
tierra, llenos de un gran temor, esto es porque en el Antiguo Testamento se
decía que no se podía ver a Dios y vivir (Ex 33:19; Lev 14:13; etc.). Esto es
lo que se acusa aquí. Con relación a los otros Evangelios, en san marco es
más sobrio el relato, porque solo dice: Luego mirando en derredor, no vieron
a nadie con ellos, sino a Jesús solo. 4.
ESTAMOS LLAMADOS TAMBIÉN A TRANSFIGURARNOS CADA VEZ MÁS
POR LA ACCIÓN DEL SEÑOR Pero debemos comprender, que esta es nuestra gran
instrucción que nos solicita Dios, escuchar a su Hijo amado, y eso nos debe
caracterizar para ser un servidor de verdad, oír siempre a Jesús, esta
actitud receptiva es para la palabra y la total aceptación de Cristo, es una
invitación a descubrir lo divino de sus enseñanzas y toda su obra. En esta
proclamación que hace el Padre de su Hijo, lo muestra como Dios, revelando la
filiación divina de Jesús. Por esos, la transfiguración consiste esencialmente en la
toma de conciencia, por parte de los tres apóstoles, de que Jesús es
verdaderamente el Mesías y además también revela que la persona de Jesús, es
el Hijo muy amado del Padre y trascendente que posee su misma gloria divina. Estamos llamados también a transfigurarnos cada vez más
por la acción del Señor, la sociedad, el mundo, y nosotros en él, se
transformara cada vez que aceptamos la voz del Padre en su Hijo, cuando
escuchamos su Palabra y la llevamos a la vida. Aceptar las palabras de Jesús,
es una invitación a transfigurarnos, es decir a transformarnos en hombres
buenos, y salir al mundo a hacer el bien 5.
“RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS” Bajando del monte, les prohibió contar a nadie lo que
habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitase de entre los
muertos. El Evangelio nos muestra que los apóstoles ignoraban lo que
era la resurrección, por eso dice que se preguntaban qué significaría
“resucitar de entre los muertos”. Nuestro Señor Jesucristo, resucitó de entre los muertos y
así muriendo venció a la muerte. “Si no hay resurrección de los
muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra
predicación, vacía también vuestra fe.” (1 Cor 15) La resurrección de Cristo, alienta nuestra esperanza en
nuestra propia resurrección. “Cristo, una vez resucitado de entre los
muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su
muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un
vivir para Dios.” (Romanos 6) El que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede
por nosotros. (cf Rom 8,34) El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA, Ciclo B año 2012 |
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