SEREMOS EXAMINADOS EN EL AMOR

Mt 25, 31-46

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

1)      EL AMOR SOLÍCITO DE DIOS

El amor solícito de Dios se expresa en la fuerte imagen del pastor. (Profecía de Ez 34, 11-12. 15-17), y es así como además nos muestra que el amor de Cristo Rey, vino a la tierra a establecer el Reino del Padre no con la fuerza del conquistador, sino con la bondad y mansedumbre del pastor.

“Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas”. Jesús es buen pastor, no hay duda, el se preocupa con gran amor de sus ovejas, y si alguna se extravía el la busca con gran solicitud. Y continúa la profecía de Ezequiel: “Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar –oráculo del Señor–. Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y sanaré a la enferma.” Y así fue como  los hombres estaban dispersos y alejados de Dios y de su amor, él los buscó, como busca el pastor las ovejas descarriadas, y los curó, como venda el pastor las ovejas heridas y cura las enfermas. Y lo más grande de todo, para devolverlas al amor del Padre, Jesús da su vida. Por tanto nuestro Señor Jesucristo, puede decir con toda propiedad lo mismo que la Profecía de Ezequiel: “Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos”. Cristo Rey-Pastor será un día Rey-Juez.

2)      POR CRISTO TODOS VOLVERÁN A LA VIDA

Al final de los tiempos, Cristo entregará al Padre el Reino, para que Dios sea todo en todos. 1Cor 15, 20-26. 28. pone en evidencia su poder soberano sobre el pecado y sobre la muerte. Cristo muerto y resucitado para la salvación de la humanidad es la “primicia” de los que, habiendo creído en él, resucitarán un día a la vida eterna. “Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.” En efecto, “si por Adán murieron todos” a causa del pecado, “por Cristo todos volverán a la vida” gracias a su resurrección. La victoria sobre la muerte —último enemigo de Cristo— coronará la obra de salvación; y al fin de los tiempos, cuando los muertos resuciten, Cristo podrá entregar al Padre el reino conquistado por él, reino de resucitados que cantarán eternamente las alabanzas del Dios de la vida.

Así toda la creación que el Padre sometió al Hijo para que la librase del pecado y de la muerte, ya completamente redimida y renovada, será sometida y devuelta por el mismo Hijo al Padre, “y así Dios lo será todo en todos” y será glorificado eternamente por toda criatura.  (Comentario de Intimidad Divina)

3)      EL HIJO DEL HOMBRE VENDRÁ EN SU GLORIA

Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. En esta hora de la parusía final, el Hijo del hombre vendrá “en su gloria,” y, como parte de ella, vendrá “con todos los ángeles,” que son sus ángeles, como ornamento suyo y como ejecutores de sus órdenes. Todo ello indica, dentro del género apocalíptico, la grandeza de la majestad con que Cristo realizará aquel acto, lo que no excluye, naturalmente, la realidad de esta presencia de los ángeles.

Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a su izquierda.

En el uso rabínico de casos de separación, a la derecha se pone siempre lo mejor. Por cuanto los pecadores conocerán sus delitos y los justos verán patentes los frutos de su justicia que les acompañaron hasta el fin.

Se llaman ovejas los que se salvan, por la mansedumbre con que aprendieron de Aquél que dijo: aprended de mí, que soy manso (Mt 11,29); y por cuanto estuvieron dispuestos hasta sufrir la muerte, imitando a Jesucristo, que como oveja fue llevado a la muerte (Is 53,7).

Los malos, en cambio, son llamados cabritos, los que trepan los más ásperos peñascos y caminan por sus precipicios. La Sagrada Escritura suele designar la sencillez y la inocencia con el nombre de oveja. Bellamente, pues, se designan aquí los elegidos con este nombre. Sin embargo el cabrito es animal lascivo, que en la ley antigua se ofrecía para víctima de los pecados.

4)      LES ASEGURO QUE CADA VEZ QUE LO HICIERON CON EL MÁS PEQUEÑO DE MIS HERMANOS, LO HICIERON CONMIGO

“Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me alojaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver". Y hay que notar que lo que menciona Jesús, son las siete obras de misericordia, las cuales, cualquiera que tenga cuidado de cumplirlas, merecerá alcanzar el reino preparado a los escogidos desde el establecimiento del mundo.

Pues en un sentido místico observa las leyes del verdadero amor, quien al que tiene hambre y sed de justicia le alimenta con el pan de la palabra, o bien le da de beber la bebida de la sabiduría, y el que recibe en la Iglesia al que anda errante por el pecado, y el que admite al que está enfermo en la fe.

Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?". Los Santos, pues, que obraron obras derechas, recibieron en premio de sus obras rectas, la derecha del Rey, en la cual está el descanso y la gloria. Y a causa de su humildad se proclaman indignos de alabanza por sus buenas obras; no por haberse olvidado de aquello que hicieron, pues El mismo les muestra su compasión en los suyos. Dicen esto ciertamente no desconfiando de las palabras del Señor, sino pasmándose de tan extraordinaria excelencia y de la grandeza de su majestad.

Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Libremente podemos entender que Jesucristo hambriento es alimentado en todo pobre, y sediento saciado, y de la misma manera respecto de lo otro. ¿Por qué los llama pequeños? Por lo mismo que son humildes, pobres y despreciados.

Y dice mis hermanos, recordándonos que nos dijo; "Son hermanos míos, los que hacen la voluntad de mi Padre" (Mt 12,50).

5)      LOS QUE SE APARTAN DE JESÚS, CAEN EN EL FUEGO ETERNO

Así como había dicho a los justos, vengan, así también dice a los injustos, malvados y crueles, "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles” Los que se apartan de Jesús, caen en el fuego eterno, el cual es de distinta naturaleza del fuego de que hacemos uso: pues ningún fuego es eterno entre los hombres, y ni siquiera de mucha duración. Y tengamos presente que no dice que el reino está preparado, en verdad, para los ángeles, mas sí que el fuego eterno lo está para el diablo y para sus ángeles. Porque por lo que a El toca, no ha creado a los hombres para que se pierdan, pero los que pecan son los que se unen con el diablo, para que así como los que se salvan son comparados a los ángeles santos, de la misma manera sean comparados a los ángeles del diablo los que perecen.

6)      JESÚS ANUNCIA QUE, A SU VUELTA, SEREMOS EXAMINADOS EN EL AMOR.

“Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me alojaron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron".

Así es, cómo los malos hombres, abandonaron la misericordia, y no en un sólo concepto, sino en todos. Porque no tan sólo no dieron de comer al hambriento, sino que tampoco visitaron al enfermo. Nótese que Jesús no esta diciendo estaba en la cárcel y no me sacaron; enfermo y no me curaron; sino dice, no me visitaron, no se acercaron a mi. Todas estas cosas, por tanto, bastan para sufrir la pena del infierno.

Además, ninguna de las cosas que pedía Jesús era difícil dar, (tampoco lo es hoy), era un poco de pan porque tenía hambre, era darse cuenta de la miseria pues era pobre, era sentir compasión de la naturaleza, pues era hombre, era el deseo de alcanzar lo que se prometía, tan deseable como el reino, era sentir la dignidad del que recibía, pues era Dios el que recibía por medio de los pobres; era un trato con honor, porque se dignó recibir de mano de los hombres, lo justo que era dar, pues recibía de nosotros lo que es suyo, sin embargo los hombres ante todas estas cosas estuvieron cegados por la avaricia.

Éstos a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?" No es menos cierto, que es propio de los hombres malos, excusarse, dar a entender que no tienen culpas, o que son leves y pocas las faltas; y esto mismo lo indica la respuesta de Jesucristo. "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo". Queriendo demostrar que las acciones buenas de los justos son sublimes, y que las culpas de los pecadores no lo son Dice Jesús, “mis hermanos” verdaderamente, los que son perfectos, son sus hermanos.

Finalmente dice Jesús; Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”. La sentencia que se da es eterna. Los malvados “irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna” El castigo será “eterno.” La palabra cobra un espantoso realismo, sin atenuación alguna posible, en este contexto. Los unos y los otros tienen un destino igualmente eterno. Eso si, algunos irán por la derecha y otros por la izquierda.

"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición". (San Juan de la Cruz)

7)      ORACION

OH Dios, cuanto deseo que: Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y así habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. (Salmo 22)

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Noviembre 2008

 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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