REFLEXIONES DE NUESTRA FE CATOLICA “SOBRE LA ESPERANZA, EL EJEMPLO DE
SANTA JOSEFINA BAKHITA” Autor: Pedro Sergio A. Donoso Brant |
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Santa Josefina Bakhita, esclava,
religiosa y santa Fiesta: 8 de febrero |
“SPE SALVI” SOBRE LA ESPERANZA, EL EJEMPLO DE SANTA JOSEFINA
BAKHITA, QUE NOS PROPONE EN LA CARTA ENCÍCLICA, SPE SALVI, DEL SUMO PONTÍFICE
BENEDICTO XVI, SOBRE LA ESPERANZA CRISTIANA. |
Estaréis tristes, pero vuestra
tristeza se convertirá en gozo. (Jn
16,20) |
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"Si
volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me
arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora
no sería cristiana y religiosa". (Santa Josefina Bakhita) |
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1)
LA ESPERANZA
CRISTIANA Nuevamente
nos sorprende el Papa Benedicto XVI, con la Carta Encíclica, Spe Salvi sobre
“La Esperanza Cristiana”. Este es un tema suplicante del Sumo Pontífice. El
libro Imágenes de la Esperanza: Itinerarios para el año litúrgico escrito
cuando era Cardenal (año 1998), despertó numerosos comentarios en la prensa a
raíz de su inusual naturaleza: el Cardenal Ratzinger realiza una
"peregrinación" espiritual por los principales templos y centros
católicos de Roma, para reflexionar sobre su sentido espiritual en la
perspectiva del Jubileo y el advenimiento de Tercer Milenio. |
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2)
LA VIRTUD
TEOLOGAL DE LA ESPERANZA Entre
las virtudes teologales ocupa el segundo lugar la esperanza, virtud infusa
que capacita al hombre para tener confianza y plena certeza de conseguir la
vida eterna y los medios, tanto sobrenaturales como naturales, necesarios
para alcanzarla, apoyado en el auxilio omnipotente de Dios. Aunque el motivo
propio de la esperanza es Dios, por voluntad del mismo Dios, también se puede
poner en la Humanidad de Cristo, en la Virgen, esperanza nuestra,
Corredentora y Mediadora de todas las gracias, que no abandona a los hermanos
de su Hijo peregrinos en la tierra, y en los santos, que nos ayudan con su
intercesión. Es por tanto la esperanza cristiana una virtud teologal
infundida por Dios. Teologal, porque tiene por objeto directo e inmediato al
mismo Dios, como la fe y la caridad. La esperanza, como hábito, reside en la
voluntad, ya que su acto propio es un movimiento del apetito racional hacia
el bien, que es el objeto de la voluntad. (Por Jesús Martí Ballester) |
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3)
LA ESPERANZA
NOS INVITA, NO SÓLO A ESCUCHAR A JESÚS La
esperanza nos invita, no sólo a escuchar a Jesús, sino a ver desde el
interior. La esperanza nos anima, mirando
al que ha muerto y ha resucitado y
a descubrir los cielos abiertos. Algo de la luz de Dios penetra en
nuestra vida. Y surge en nosotros la alegría. Cada persona en la que ha penetrado
algo de esta alegría puede ser una apertura por la que el cielo mira a la
tierra y nos alcanza. Es lo que prevé la revelación de Juan: todas las
criaturas del cielo y de la tierra, bajo la tierra y en el mar, están
colmadas de la alegría de los salvados. Y se cumple la palabra que Jesús
dirige en la despedida: -- Vuestra aflicción se convertirá en alegría--. Y,
como Sara, los hombres que creen, dicen: --¡Dios me ha dado motivo de alegre
sonrisa. Quien lo sepa, sonreirá conmigo!--, escribe el Cardenal Ratzinger en
Imágenes de esperanza. |
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4)
EL EJEMPLO DE
SANTA JOSEFINA BAKHITA Y
no deja de llamar la atención como el Papa Benedicto toma el ejemplo de Santa
Josefina Bakhita para su última Carta Encíclica, mostrándonos que es un
hombre sensible a los sufrimientos humanos, “Nunca es demasiado tarde para
tocar el corazón del otro y nunca es inútil”, escribe al final de le
Encíclica. En
esta carta, el Papa Benedicto, nos muestra su deseo de que muchos tengan
esperanza en la salvación. En el capitulo 48 de la Encíclica escribe: “y
Nadie vive solo. Ninguno peca solo. Nadie se salva solo. En mi vida entra
continuamente la de los otros: en lo que pienso, digo, me ocupo o hago. Y
viceversa, mi vida entra en la vida de los demás, tanto en el bien como en el
mal……. Nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para
los otros; sólo así es realmente esperanza también para mí. Como cristianos,
nunca deberíamos preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo salvarme yo mismo?
Deberíamos preguntarnos también: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y
para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Entonces habré
hecho el máximo también por mi salvación personal.” |
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5)
BAKHITA FUÉ
CANONIZADA POR S.S. JUAN PABLO II EL 1 DE OCTUBRE DEL 2000. La
historia de Bakhita es la de un continente. Ella sufrió graves males en manos
de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la
ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por
cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas
encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los
malos ejemplos, nos pueden apartar del amor de Dios cuando le permitimos
reinar en nuestro corazón. Bakhita nos
deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: "Si
volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me
arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora
no sería cristiana y religiosa". El Papa la llamó "Nuestra Hermana
Universal". |
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6)
PARTE DEL TEXTO
DE LA CARTA ENCÍCLICA, SPE SALVI, DEL SUMO PONTÍFICE BENEDICTO XVI, SOBRE LA
ESPERANZA CRISTIANA EN LA QUE SE REFIERE A JOSEFINA BAKHITA “3.
Pero ahora se plantea la pregunta: ¿en qué consiste esta esperanza que, en
cuanto esperanza, es -- redención --? Pues bien, el núcleo de la respuesta se
da en el pasaje antes citado de la Carta a los Efesios: antes del encuentro
con Cristo, los Efesios estaban sin esperanza, porque estaban en el mundo ---
sin Dios --. Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que
significa recibir esperanza. Para nosotros, que vivimos desde siempre con el
concepto cristiano de Dios y nos hemos acostumbrado a él, el tener esperanza,
que proviene del encuentro real con este Dios, resulta ya casi imperceptible.
El ejemplo de una santa de nuestro tiempo puede en cierta medida ayudarnos a
entender lo que significa encontrar por primera vez y realmente a este Dios.
Me refiero a la africana Josefina Bakhita, canonizada por el Papa Juan Pablo
II. Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la fecha exacta– en
Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de
esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó
como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día
era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144
cicatrices para el resto de su vida. Por fin, en 1882 fue comprada por un
mercader italiano para el cónsul italiano Callisto Legnani que, ante el
avance de los mahdistas, volvió a Italia. Aquí, después de los terribles --
dueños -- de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó
a conocer un -- dueño -- totalmente diferente –que llamó -- paron -- en el
dialecto veneciano que ahora había aprendido–, al Dios vivo, el Dios de
Jesucristo. Hasta aquel momento sólo había conocido dueños que la
despreciaban y maltrataban o, en el mejor de los casos, la consideraban una
esclava útil. Ahora, por el contrario, oía decir que había un -- Paron -- por
encima de todos los dueños, el Señor de todos los señores, y que este Señor
es bueno, la bondad en persona. Se enteró de que este Señor también la
conocía, que la había creado también a ella; más aún, que la quería. También
ella era amada, y precisamente por el « Paron » supremo, ante el cual todos
los demás no son más que míseros siervos. Ella era conocida y amada, y era
esperada. Incluso más: este Dueño había afrontado personalmente el destino de
ser maltratado y ahora la esperaba -- a la derecha de Dios Padre --. En este
momento tuvo -- esperanza --; no sólo la pequeña esperanza de encontrar
dueños menos crueles, sino la gran esperanza: yo soy definitivamente amada,
suceda lo que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es hermosa. A
través del conocimiento de esta esperanza ella fue -- redimida », ya no se
sentía esclava, sino hija libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir
cuando recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin esperanza y
sin Dios; sin esperanza porque estaban sin Dios. Así, cuando se quiso
devolverla a Sudán, Bakhita se negó; no estaba dispuesta a que la separaran
de nuevo de su -- Paron --. El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo, la
Confirmación y la primera Comunión de manos del Patriarca de Venecia. El 8 de
diciembre de 1896 hizo los votos en Verona, en la Congregación de las
hermanas Canosianas, y desde entonces –junto con sus labores en la sacristía
y en la portería del claustro– intentó sobre todo, en varios viajes por
Italia, exhortar a la misión: sentía el deber de extender la liberación que
había recibido mediante el encuentro con el Dios de Jesucristo; que la debían
recibir otros, el mayor número posible de personas. La esperanza que en ella
había nacido y la había -- redimido -- no podía guardársela para sí sola;
esta esperanza debía llegar a muchos, llegar a todos.” |
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7)
SANTA JOSEFINA
BAKHITA La verdadera
fortuna es conocer, amar y servir a Dios. El nombre "Bakhita"
significa "afortunada" y nuestra santa ciertamente lo es. Sin
embargo, esa fortuna no le vino nada fácil. Bakhita es el nombre que recibió
cuando fue secuestrada mientras que fue bautizada con el nombre de Josefina. De
su vida no se conocen datos exactos. Se cree que es de Olgossa en Darfur, y
que nació en 1869. Vivió su infancia con sus padres, tres hermanos y dos
hermanas, una de ellas su gemela. Su
vida fue profundamente marcada cuando unos negreros llegaron a Olgossa y
capturaron a su hermana. En su biografía escribió: "Recuerdo cuánto
lloró mamá y cuánto lloramos todos". También cuento su propia experiencia al encontrarse
con los buscadores de esclavos. Cuando
aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos
de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga:
'Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú
puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco'. El objetivo de
ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no
pudiera dar la alarma. Sin
sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me
percaté que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos
me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó
diciéndome: 'Si gritas, morirás! Síguenos!'". Fueron
esos hombres quienes le pusieron el nombre Bakhita sin comprender a donde
ella llegaría. Llevaron a Bakhita a El
Obeid donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos.
Intentó escapar, pero sin éxito. Su cuarto amo fue el peor en sus
humillaciones y torturas. Cuando tenía unos 13 años fue tatuada, le
realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante
un mes. Ella cuenta en su biografía: "Sentía que iba a morir en
cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal". El
comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita en 1882. Era el quinto
amo. Ella escribe: "Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo
patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo
que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en
paz y tranquilidad". En
1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de
tropas Mahdis. Bakhita quiso seguir con su amo cuando este se fue a Italia
con su amigo Augusto Michieli. La esposa de Michieli los esperaba en Italia y
quiso quedarse con uno de los esclavos que traían por lo que se le dió a
Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina,
hija de los Michieli. En
1888 la familia Michieli compró un hotel y se trasladaron a Suakin pero
Bakhita decidió quedarse en Italia. Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado
del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Esta congregación,
fundada en 1808, es mas conocida como Hermanas de
Canossa. Fue en el Instituto
que Bakhita conoció de verdad a Cristo y que "Dios había permanecido en
su corazón", por lo que le había dado fuerzas para poder soportar la
esclavitud, "pero recién en ese momento sabía quien era". Recibió
al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación, el 9 de
enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. Tomó el nombre cristiano de
Josefina Margarita Afortunada. Al
ser bautizada expresó: "¡Aquí llegué a convertirme en una de las hijas
de Dios!". Se dice que no sabía como expresar su gozo y en su biografía
cuenta que en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha
traído hasta aquí de esta extraña forma". La
Señora de Michieli volvió del Sudán a llevarse a su hija y a Bakhita, pero
con gran valentía Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas
de Canossa. Bakhita pudo prevalecer porque la esclavitud era ilegal en
Italia. El 7 de diciembre de Bakhita
fue trasladada a Venecia en 1902, donde trabajó limpiando, cocinando y
cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos
sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Siempre fue modesta y humilde,
mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones
diarias. Mucho
le costó escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En
1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la
publicación de sus memorias, se hizo muy conocida y viajaba por toda Italia
dando conferencias y recogiendo fondos para su congregación. Aunque
la salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y quedó con
mucho dolor en silla de ruedas, no dejó de viajar. Se dice que le decía la
enfermera: "¡Por favor, desatadme las cadenas… es demasiado!".
Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras:
"Madonna! Madonna!" Miles de
personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y
admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los
cuales, cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las
madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos para que
les otorgase la salvación. Josefina se recuerda con veneración en Schio como
Nostra Madre Moretta. A
LOS ALTARES En
1959 la diócesis local comenzó las investigaciones sobre su santidad. El 1 de
diciembre de 1978 fue declarada Venerable. El 17 de mayo de 1992 fue
beatificada por Juan Pablo II, declarándose su fiesta el 8 de febrero. En esa
ocasión el Papa reconoció que ella transmitió el mensaje de reconciliación y
misericordia. |
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Supliquemos
a Dios que, si hemos de recibir penas, sea donde, con esperanza de salir de
ellas, las llevemos de buena gana y donde no perdamos su amistad y gracia ( Santa Tersa de Jesus C 40, 10). Confianza
y fe viva, mantenga el alma, que quien cree y espera. todo
lo alcanza (Santa Teresa de Jesus P 30). |
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Autor: Pedro Sergio A.
Donoso Brant |