LA
PUERTA ESTRECHA, CUIDÉMONOS DE LA ARROGANCIA Y DE SENTIRNOS SEGUROS DE ENTRAR Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Este Domingo
XXI del Tiempo Ordinario Ciclo C, al Señor se le hace un pregunta, tal vez,
sea nuestra gran interrogante, y quizá, sea además una duda angustiosa: (Lc
13, 22-30) “Señor, ¿es verdad que son
pocos los que se salvan?”. Esta es ha sido una de las grandes
preocupaciones que hemos tenido desde siempre, todos los hombres estamos
llamados a la salvación, pero no sabemos si de verdad seremos salvados o
condenado, o si por nuestra actitud de vida, seremos cuestionados. Esta pregunta
sobre si son muchos o pocos los que se salvan, no tiene una respuesta
concreta, el mismo Jesús, no la respondió cuando se la preguntaron, y aunque
muchos se crean que si entraran por esa puerta, solo Dios debe saber la
respuesta final. Lo que si sabemos, es que el señor nos ha pedido: “Traten de
entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y
no lo conseguirán”. Jesús pide un esfuerzo importante, una actitud muy notable
qué debe consistir en un esfuerzo para obrar en todo con rectitud y justicia. Un aspecto importante a destacar, es cuando
algunos dirán: "Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en
nuestras plazas". El relato evangélico nos hace pensar con seguridad que
es el dueño de la casa es Jesús y es el quien invita a todos los hombres. Y
aquí la importancia del verso, los invitados no son los que han conocido a
Jesús, los que le han acompañado, los que han comido con él, los que ha
hablado de sus milagros, los que hoy repiten sus palabras, es decir, los
verdaderos invitados son aquellos que se preparan en un proceso de
conversión, aquellos que están dispuestos a una apertura hacia Jesús y hacia
los demás hombres, de ahí, que el Señor nos pide que es necesario ser justo y
bueno con el prójimo. En efecto, todo aquel que respondan a la llamada de
Jesús en favor del prójimo, amándolo, y no haciéndole daño ni buscando que
los demás le hundan, o le odie, podrá compartir finalmente la mesa del reino
de Dios. “Señor, ¿es
verdad que son pocos los que se salvan?...... “Traten de entrar por la puerta
estrecha”. Porque el Señor no responde directamente?. No es la primera vez
que el Señor le responde así a los que le preguntan, y él no lo hace por descortesía, lo
hace porque es el maestro y quiere educar a los discípulos, es decir no hay
que buscar las repuestas por curiosidad, hay que buscar las repuestas en la sabiduría,
esa que nos regala Dios. En una ocasión se acercaron a él en privado sus
discípulos, y le dijeron: “Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de
tu venida y del fin del mundo” (Mateo 24,
3-4), Jesús les respondió: “Mirad que no os engañe nadie. Porque vendrán
muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy el Cristo", y engañarán
a muchos. Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no
os alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin. (Mateo
24, 5-7). Que esta forma de respondernos, nos ayude a comprender lo errado de
aquellas sectas que incluso hablan de cuanto serán salvados, y que
comprendamos que a Jesús no le interesa revelarnos el número de los salvados,
pero si le interesa cual es la manera de salvarse, y no hay que pertenecer a
una determinado pueblo o raza para salvarse, no hay que mostrar o tratar de convencer a los demás que por
mi vida religiosa, o porque tengo algún título estoy ya dentro de los
elegidos, lo que lleva a la salvación, es una decisión personal, intima de
amistad con el Señor, con una forma de vida y una conducta coherente con la
amistad que decimo tener con EL. En evangelista Mateo, nos trae los versos
siguiente: “Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por
ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la
Vida!; y poco son los que lo encuentran” (Mateo 7, 13-14). Nos delata este
verso porque podemos elegir dos tipos de puertas, la entrada ancha y
espaciosa, un acceso más fácil, donde todo es más agradable, sin grandes
sacrificios, entrada a la cual siempre estamos tentados de elegir. Pero antes
de ingresar en esa puerta, el Señor no invita a meditar si nos encontraremos
o no en un callejón sin salida. Por el contrario, podemos elegir la entrada
estrecha, donde al principio se requiere un gran esfuerzo, pero luego se hace
amplia, pues en ella, encontramos que nos lleva a un camino de esperanza,
alegría, lo que nos va a producir una gran paz en el corazón. De ahí, que la respuesta del Señor pase a
ser muy acertada, porque el punto no es cuanto puedan salvarse, y quien puede
salvarse, ya que todos tienen la posibilidad de hacerlo, el verdadero plan que
se nos propone, es que debemos hacer nosotros para salvarnos y el Señor, nos
pide un esfuerzo. Y algo importante, algunos creen que por ser lo que son, ya
están salvados, frente a esto, no hay que ser arrogantes ni pensar que están
seguros. En síntesis, la "puerta estrecha"
es una indicación al esfuerzo que se nos solicita para la forma de vida que
debemos tener para con Dios y para con nuestro prójimo, y eso es camino de testimonio
de conversión, algo que es para todos indispensable. De nada nos sirve rezar mucho,
aparentar que somos personas buenas, si en nuestro corazón no hay una
verdadera conversión al evangelio. Y esto es muy serio, porque la puerta no
sólo es estrecha, sino que además puede cerrarse en cualquier momento; de ahí
la urgencia de que el cambio de actitud y la conversión no puede dejarse para
mañana. El
Señor nos bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Publicado en este
enlace de mi WEB: REFLEXIONES
INTIMAS EN AMISTAD CON DIOS |
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