“Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo
siguieron” 5, 1-11 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. SE AMONTONABA ALREDEDOR DE EL PARA
ESCUCHAR SU PALABRA Estando Jesús de pie a la
orilla del lago de Genesaret, la multitud se
amontonaba alrededor de El para escuchar su Palabra, mensaje de verdad, de
vida y esperanza, es por ese motivo que las gentes se apresuraba a oírla.
Podemos suponer que las gentes buscaban la posibilidad de conseguir algo, de
ver o oír algo nuevo, pero no solo eso es lo que ha levantado expectativas en
el pueblo que se agrupa a su alrededor, la Palabra de Jesús seduce, cautiva,
encanta, hay entonces gran interés para escuchar su mensaje. 2. TENÍAN HAMBRE, SED DE
JUSTICIA Y HAMBRE DE LA PALABRA En efecto la gente estaba
ansiosa de oír la Palabra de Dios, ellos tenían hambre, sed de justicia y
hambre de la Palabra. En este párrafo del Evangelio, se dice lo que se hace,
pero no se dice cual es la enseñanza especifica de Jesús a las gentes que se
agrupaban junto a El. Pero fijémonos en esta expresión: algunas versiones de
este Evangelio, dicen que la gente se agolpaba, otras que se amontonaban,
ambas son sinónimos de aglomerar o acumular, su Palabra entonces era
absolutamente atractiva. Así es, como la gente rodea de tal forma a Jesús,
que no le deja moverse libremente. Entonces desde allí vio dos barcas junto a
la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las
redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón (Pedro), y le pidió
que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la
multitud desde la barca. 3. "NAVEGA MAR
ADENTRO, Y ECHEN LAS REDES" Cuando terminó de hablar, dijo
a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Con estos hechos
aprendemos cómo Pedro llega a ser el discípulo que es de Jesús, como ha sido
elegido, como Jesús le confía el ministerio y como lo llama para que lo siga.
En efecto, Jesús le esta encargando a Pedro su misión de discípulo, y es un
cometido de tipo universal, no solo debe pescar gente de su misma
nacionalidad, en este caso pescar “israelitas”, sino “personas” de todos los
orígenes y razas, lo que constituirá el nuevo pueblo de Dios, que estará
integrado por judíos y paganos, y así sucederá con el tiempo, como ocurrió en
esta pesca, abundante. 4. SI TÚ LO DICES, ECHARÉ
LAS REDES Simón le respondió:
"Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero
si tú lo dices, echaré las redes". En efecto Jesús es el líder, el tiene
el primer puesto, El dirige, El tiene influencia sobre todos, El sirve y
entrega. Cuando las cosas se hacen sin la dirección de Jesús son distintas,
como lo que le sucedió a Pedro y a su grupo, que se había pasado toda la
noche trabajando mucho y afanosamente, pero sin embargo no habían pescado
nada, pero cuando las cosas se hacen como señala Jesús, todo cambia.
Importante lo que hace Pedro, inmediatamente acoge la petición del Señor, y
puestos a la obra, lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las
redes estaban a punto de romperse. Siguiendo la orden de Jesús, el
resultado es una pesca abundante a pesar de no ser la hora apropiada; tan
abundante que tuvieron que hacer señas a los compañeros de la otra barca para
que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que
casi se hundían. 5. ADENTRO DE NOSOTROS, EN
NUESTRAS PROFUNDIDADES, EN NUESTRA INTIMIDAD Seguro que cuando Pedro hecho
las redes al mar, a pesar de que durante la noche no había pescado, lo hizo
con fe en su Maestro, así aprendemos que siempre debemos echar las redes en
nombre de Jesús, siempre confiados en su palabra. El navegar mar adentro, también
es adentro de nosotros, en nuestras profundidades, en nuestra intimidad, en
nuestro corazón, morada del Señor, fuera de todo bullicio, para oír solo a
Dios. En el silencio para oírlo plenamente. Porque cuando el corazón esta
despojado de todo, esta mejor preparado para darle cabida a Dios. En la
abstracción o separación de toda la realidad que nos rodea menos lo que es de
Dios, el alma queda en sus mejores condiciones, y solo así es cuando podemos
oír la Palabra del Señor. 6. CON JESÚS Y BAJO SU
DIRECCIÓN, LAS REDES SE LLENAN EN ABUNDANCIA. ¿Estamos preparados para echar
las redes al mar? Cuando hemos remado mar adentro, cuando hemos sido capaces
de penetrar en la soledad de nuestro interior, esa es la hora de echar las
redes. Cuando nuestro corazón ha penetrado en nosotros mismos, es entonces
cuando trabajamos con Cristo y echamos las redes en su nombre. Sin El, nos
fatigaremos inútilmente, sin frutos, si pescar lo que deseamos, pero con
Jesús y bajo su dirección, las redes se llenan en abundancia. 7. "NO TEMAS, DE
AHORA EN ADELANTE SERÁS PESCADOR DE HOMBRES". Así fue, como al ver este
resultado abundante, bajo la orientación del Señor, Simón Pedro se echó a los
pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador".
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la
cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a
Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero
Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de
hombres". Entonces, ellos atracaron las
barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron. La parábola en acción
de la pesca milagrosa le dice a Pedro y a los otros lo que va a ser su vida
apostólica en adelante en nombre de Jesucristo. Y no sólo Pedro, sino el que
los otros lo dejaron todo, es la vocación que aquí late en todo el fondo del
pasaje, y porque no relata que dejando todas las cosas, no sólo se fueron con
El, sino que mucho más: lo “siguieron”. La llamada fue eficaz. Aquel día tomó
Cristo definitivamente sus cuatro primeros discípulos. 8. HAY QUE HACERLO TODO
POR EL SEÑOR, SOLO EL DA SENTIDO A NUESTRAS OBRAS. Ser discípulo implica, llegado
el caso, “dejarlo todo”. Puesto que los discípulos se hacen miembros de una
comunidad guiada por Jesús, las personas llamadas al discipulado tienen que
estar preparadas para abandonar sus cosas y no separarse de Jesús, vivir
estrechamente unidos a El, todo cambia con El, eso fue lo que le ocurrió a
Pedro, echo las redes en nombre de Jesús y pesco en abundancia. Jesús nos quiere ver a su lado,
pero no para ser visto por los hombres, sino para ser visto por Dios, para
agradar a Dios, y para hacernos saber como trabajar para que los demás se
salven. Pero hay que hacerlo todo por
el Señor, solo El da sentido a nuestras obras. Trabajemos con Jesús, en la
oración y la contemplación, El nos dirá donde y como echar las redes, porque
así como las gentes se agolpaban para oír al Señor, es necesario que nosotros
oigamos y la meditemos la Palabra de Dios para saberla como transmitirla y
para que nuestra pesca sea fructífera El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
|
---