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“Participar del gozo de tu Señor”, la parábola de los talentos Mt 25, 14-30 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1. LA PARABOLA DE LOS TALENTOS. Nuestro servicio al Reino de Dios reclama que hagamos
rendir los “talentos” que el Señor nos dio. Este Evangelio, nos relata la
parábola de los talentos, que habla precisamente del siervo fiel que no
derrocha la vida en pasatiempos o en la ociosidad, sino que hace rendir los
dones recibidos de Dios. Dios da a cada hombre unos talentos: el don de la
vida, la capacidad de entender y querer y de obrar, la gracia, la caridad, la
fe y muchas virtudes que debemos saber aprovechar. Es falsa humildad no
reconocer los dones de Dios, es apocamiento y pereza dejarlos inactivos. 2. "EL REINO DE
LOS CIELOS SE PARECE” Y les dice Jesús a sus discípulos esta parábola que es alegorizante, es decir figurativa o simbólica: "El
Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a
tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus
bienes”. Según nuestras costumbres, si vamos a emprender un viaje, no
disponemos de nuestros bienes por este hecho, sin embargo en la parábola de
hoy, el hombre que es el amo de la propiedad, les confía a sus servidores su
hacienda y lo distribuye a tres categorías de siervos. Nuevamente Jesús nos
esta haciéndonos ver como debemos ser en nuestra vida terrena para llegar a
vivir en el Reino. Nosotros somos en este relato los servidores y los bienes
que nos son confiados, es decir los talentos, son todas esas condiciones con
la que Dios nos ha dotado a cada uno, tales como la inteligencia, la
capacidad de generar amor, de hacer felices a los demás y los bienes
naturales. 3. EL TALENTO El talento, más que una moneda, era el peso de un
determinado número de dinero. En aquel tiempo, el talento era una unidad
contable que equivalía a unos 4. ENTRAR A TOMAR
PARTE EN EL GOZO DEL SEÑOR Los dos primeros, gozosos, le traen el doble de lo
entregado: el primero recibió cinco talentos, y logró otros cinco; el
segundo, con dos, logró otros dos. El Señor los felicita por haber sido “servidor
bueno y fiel.” Han sido fieles en “lo poco.” Pero como ya he comentado, cinco
y dos talentos eran una fortuna cuantiosa, hagamos la cuenta para dimensionar
cuanto era: Los cinco “talentos” eran equivalentes a 30.000 denarios, y los
dos “talentos” equivalían a 12.000, es decir el jornal de 30.000 y 12.000
días. El felicitar por haber sido fiel en lo “poco,” siendo una
cantidad excesiva, en todo caso, probablemente se destaca por su valor
simbólico: la abundancia y excelencia de los dones de Dios. El premio será
una mayor abundancia de dones: si aquí se le encargó de administrar una
cantidad limitada, lo “poco,” el premio será “constituirlo sobre lo mucho.”
Así, de administrador limitado pasa a ser mayordomo. El premio es “entrar en
el gozo de su señor,” cuyo significado alegórico, como luego se verá, es el
premio definitivo mesiánico. Lo mismo pasa y se dice con el mismo cliché
proporcional, con el segundo siervo. 5. DIOS EXIGE QUE
LOS SERES HUMANOS RINDAN, RELIGIOSAMENTE, LOS VALORES QUE DIOS LES CONFIÓ Pero al llegar el servidor al que, por sus condiciones, se
le había dado un solo “talento,” el señor le dirá, torpe y osadamente, como
disculpa de su temor y de su inactividad, que “lo escondió en tierra,” para
asegurarlo así incluso del robo de ladrones, por temor al Señor, y las
razones que da, son: “sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has
sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a
enterrar tu talento”. De hecho, como explicación, se añade lo siguiente: “al
que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que
no tiene, se le quitará aún lo que tiene”. La enseñanza doctrinal fundamental
es clara: Dios exige que los seres humanos rindan, religiosamente, los
valores que Dios les confió, preparándose así al glorioso regreso del Señor.
En efecto, lo que debemos aprender de este relato, es que todos tenemos la
necesidad de hacer fructificar los dones recibidos, de una manera esforzada,
exigente y constante durante toda nuestra vida. Tenemos la necesidad de
producir buenas obras, y estas buenas obras deben ser realizadas
proporcionalmente a los dones recibidos, ya que los talentos de la parábola
designan la capacidad que recibimos para hacer buenas obras. 6. TODOS TENEMOS QUE
CORRESPONDER A LAS GRACIAS QUE HEMOS RECIBIDO El tiempo que dura el viaje del señor o el amo, representa
nuestra vida, y el regreso inesperado, el fin de la vida terrenal, la muerte,
el arreglo de las cuentas, la rendición de cuentas, es el juicio. El Señor,
nos esta enseñando con este relato, es que todos tenemos que corresponder a
las gracias que hemos recibido, hayan sido estas mayores o menores. Aquel que
recibió mucho, deberá rendir cuenta por lo mucho que recibió, y se le exigirá
muchos frutos, así se manifiesta diciendo al que hizo fructificar: “Está
bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor; ya que respondiste fielmente
en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu
señor”. Pero aquel que recibió poco, también está obligado a responder por
aquello que recibió, y al no hacerlo le dijo: "Servidor malo y perezoso,
si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido,
tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo
hubiera recuperado con intereses”. Observamos como el servidor que recibió un
talento lo enterró y no lo usó, y fue reprendido duramente por ello. Nos
enseña el Señor, que no es suficiente evitar el no utilizar nuestro talento
para el mal, el servidor no malgastó su talento en cosas inservibles ni en
maldades, pero no fue capaz de realizar cosas positivas con el. 7. ¿QUÉ TALENTOS
POSEO? ¿CUÁLES SON MIS DONES Y QUE DE BUENO PUEDO OBRAR MEDIANTE ELLOS? Dios sabe por que nos entrega cantidades distintas de
talentos y no son comparables nuestros talentos con lo que otros han recibido.
Se nos ha otorgado una vida de talento y somos invitados por Dios a utilizar
lo que nos otorgado para su gloria. Nos hacemos algunas preguntas y estas
pueden ser, ¿Qué talento poseo? ¿Cuáles son mis dones y que de bueno puedo
obrar mediante ellos? ¿Qué soy capaz de realizar por la gracia de Dios? ¿Qué
bien, si omito realizarlo, nunca será realidad?, Cada uno hemos de contestar
a estas cuestiones por sí mismo. Tenemos que pensar en nuestra vida toda en
servicio y entrega a Dios, para su honor y gloria, trabajar en nuestra
vocación en servicio a los que nos rodean, en favor de la paz y la justicia,
de la comprensión entre los seres humanos, del bien común, es parte integral
del servir a Dios y darle gloria. La justicia, la honestidad y solidaridad, con
la que vivimos cotidianamente es sustancial a la realización del reino de
Dios. 8. HACER EL MEJOR Y
MAYOR USO POSIBLE DE LOS TALENTOS QUE DIOS NOS HA BRINDADO. Debiera ser nuestro anhelo hacer el mejor y mayor uso
posible de los talentos que Dios nos ha brindado. Hemos de estar siempre
dispuestos y abiertos a hacer algo más o algo mejor de lo que ya estamos
realizando a fin de que Reino de Dios se haga realidad en la tierra así como
ya lo es en los cielos. Como vemos entonces, esperar el Reino no es quedarse
parados a ver qué sucede, sino trabajar para que se haga realidad ahora
mismo. La persona que escondió su talento, es como el que guarda la fe entre
sus recuerdos, el que nunca se arriesga a tomar iniciativas fructíferas, el
que no tiene el valor de emprender algo nuevo. Los que arriesgaron sus
talentos son los que desean colaborar con Dios, que necesita la cooperación
de los hombres, no porque El no pueda obrar solo, sino porque nos hace
partícipes de la salvación del mundo. Arriesgando construimos en la tierra, y
esta obra se convierte en el inicio de lo que seremos en el cielo. Confiar en
Dios y en nosotros mismos es confiar en los talentos que Dios nos ha dado
para ponerlos al servicio de los demás. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant ocds Domingo XXXIII del Tiempo
Ordinario Ciclo A |
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