SANTA MARTA, DICHOSA POR SERVIR AL SEÑOR

(Teresa de Jesús, Camino de Perfección 17,5-6)

“Jesús amaba a Marta”, (Jn 11,5),una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.”  (Lc 10,38).

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    “JESÚS AMABA A MARTA”, (Jn 11,5),

Jesús demostró una amistad sólida y profunda con Marta y María, y ellas saben que pueden contar con el apoyo de Jesús; por eso, con ocasión de la enfermedad mortal de su hermano Lázaro, le envían este recado: "Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.” Según el evangelio de San Juan, “Jesús amaba a Marta”, (Jn 11,5), también se ve que era muy querida, pues san Juan agrega más adelante: “y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano”, (Jn 11,19) Y también nos habla de la gran emoción que siente ella al saber que viene: “Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro”  (Jn 11,20). Marta representa a la comunidad cristiana, afligida por la enfermedad y la muerte de un hermano: “Dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.  (Jn 11, 20-21). Marta encarna el ideal del creyente: Le dice Jesús: “Tu hermano resucitará. Le respondió Marta: “Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día. Jesús le manifestó: “Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?” y Marta le responde al Señor: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.”  (Jn 11, 21-27) y más adelante el Señor le dice a Marta: “¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?”  (Jn 11, 40)

Y así es como en Betania, cerca de Jerusalén, tiene a sus amigos, Lázaro y a las dos hermanas Marta y María, ellos son sus perfectos amigos y le abren las puertas de su casa. Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos.  Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.  (Jn 12, 1-2)

2.    UNA MUJER, LLAMADA MARTA, LE RECIBIÓ EN SU CASA.”  (Lc 10,38).

En otro relato Lucas (Lc 10,38-42), no pone en escena a dos hermanas, Jesús “entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.”  (Lc 10,38). Marta está entusiasmada y preocupada  por la tarea de atender y preparar una buena acogida a Jesús. En efecto, Marta, pues, disponiendo y preparando la comida al Señor, ella se ocupaba en su servicio, relata Lucas: “mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres.” (Lc 10,40)

Jesús, le hace un comentario a Marta; “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola.” (Lc 10.41) Jesús constata que el trabajo de Marta está lleno de preocupaciones y de apuros por muchas cosas. La única cosa necesaria, de la que Jesús hablaba con Marta, es creer en el reino de Dios, y consiguientemente realizar una comunidad de hermanos y hermanas que vivan libremente de escuchar la palabra de Jesús, se ayuden y sostengan mutuamente con la fuerza que Dios les da.  

Marta, era la mujer que se preocupaba del hogar doméstico de su hermano Lázaro, por lo que tuvo el honor de abrir su casa a tan divino Huésped, que se dignó descansar en él un día. Como quiera que sea, Marta y María representan los dos tipos de la vida nueva que trae Jesus al mundo. Y las almas cristianas podrán escoger entre dos caminos, cuyo término y objeto es igualmente el amor al Señor. Es así, como hoy, la acción y la contemplación Marta y María, se hallan aun, Maria sentada contemplando al Señor y Marta atareada y laboriosa, alrededor del Maestro. Son hermanas y en la unión del amor, trabajan y ruegan por la salvación del mundo.

3.    SANTA MARTA, DICHOSA POR SERVIR AL SEÑOR (Teresa de Jesús, Camino de Perfección 17,5-6)

Escribe Santa Teresa de Jesus a sus hijas, las monjas: “Santa era santa Marta, aunque no la ponen era contemplativa; pues ¿qué más pretendéis que llegar a ser como esta bienaventurada, que mereció tener a Cristo nuestro Señor tantas veces en su casa y darle de comer y servirle, y por ventura comer a su mesa y aun en su plato?  (Camino de Perfección 17, 5). “Acuérdense que es menester quien le guise la comida, y ténganse por dichosas en andar sirviendo con Marta; miren que la verdadera humildad está mucho en estar muy prontos en contentarse con lo que el Señor quisiere hacer de ellos y siempre hallarse indignos de llamarse sus siervos. Pues si contemplar y tener oración mental y vocal, y curar enfermos y servir en las cosas de casa y trabajar sea en lo más bajo, todo es servir al Huésped que se viene con nosotras a estar y a comer y recrear, ¿qué más se nos da en lo uno que en lo otro?” (Camino de Perfección 17, 6)

El Señor Jesus, sea nuestro mejor amigo

Pedro Sergio A. Donoso Brant

29 de julio 2015

Textos Bíblicos de la Sagrada Biblia de Jerusalén

Publicado en este link: REFLEXIONES INTIMAS EN AMISTAD CON DIOS

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

………