¿Por
qué siguen mirando al cielo? Domingo
VII de Pascua, La Ascensión del Señor Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Hoy reflexionamos con gran interés un
suceso extraordinario en la vida terrenal de Jesús, a todos nos provoca una
meditación especial, la ascensión al cielo de nuestro Señor Jesucristo, es un
suceso que los que fueron testigos presenciales los debe haber llenado de un
gozo indescriptible, ver como Jesús asciende al cielo con su propio cuerpo. Me
imagino que los apóstoles tiene que haber quedado boquiabiertos, quizás casi
sin entender completamente el porqué de este extraordinario evento, por eso,
se quedaron mirando al cielo y no podía quitar la mirada, y así, los describe
san Lucas; “Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? (Hch 1,11). Fue esta Ascensión tan asombrosa, que aún
después de más de dos mil años, al
igual que los primeros seguidores de Jesús, los ojos de los hombres de fe se
dirigen hacia las alturas del cielo, y al querer aplicar los ojos al conocimiento, no
podemos hallar una respuesta que
corresponda a las esperanzas del corazón. Quizá, más de alguno de los espectadores
puede haber pensado que la Ascensión del Señor a los Cielos, era un cierto abandono
de los discípulos de parte del Maestro que los instruyó y les dió tanto amor
mientras caminó con ellos. Ciertamente, era para sentirse desolados de aquel
que era el agua viva con las cual nadie iba a tener más sed. Ya no estaban
acompañados por aquel que es quitaba los temores, que aliviaba a los que venían
casados, el que era pan para los hambrientos, y ahora subía al cielo para no
regresar hasta el final de los tiempos. No obstante, nos queda a todos la
esperanza, Este Jesús que les ha sido quitado a los apóstoles y fue elevado
al cielo, vendrá de la misma manera que ellos vieron partir. En efecto, al ascender
Jesús a los cielos, no nos ha abandonado a nosotros ni a su Iglesia, y es
así, como el mismo nos lo ha dicho; “yo estaré siempre con ustedes hasta el
fin del mundo” (Mt. 28,20). La Ascensión de Cristo, Hijo del Padre,
hace que nuestra humanidad es elevada junto a él, (de la Oración Colecta),
por tanto este extraordinario suceso, es una gran manifestación, que nos
ayuda a tener la confianza y la seguridad, que viviremos con Cristo en la
gloria, con una felicidad plena en el corazón, felicidad por siempre y que
nadie nos podrá arrebatar, felicidad que solo en el cielo podremos tener por
completo. Los Apóstoles de ayer y nosotros ahora, como
hombres de fe, somos los testigos, y recibiremos la fuerza del Espíritu Santo
que descenderá sobre todos, para ir por el mundo, hasta los confines de la
tierra, proclamando que Cristo ha resucitado y ha ascendido a los cielos, elevándolo
por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier
otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. Por tanto, con la esperanza que el Señor
haya subido al cielo, y que desde allí vendrá a juzgar a los que les has
seguido y a los que han cumplido con dar amor a todos sus hermanos,
trabajemos con alegría en la tarea de llevar la buena noticia hasta los
confines de la tierra. El Señor les Bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Fuentes:
PRIMERA
LECTURA Hech 1, 1-11 SEGUNDA
LECTURA Ef 1, 17-23 EVANGELIO
Lc 24, 46-53 Publicado en este
enlace de mi WEB: REFLEXIONES
INTIMAS EN AMISTAD CON DIOS |
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