LA
MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES ES UN GRAN SIGNO DE LA LLEGADA DEL REINO. Juan 6,1-15 Autor: Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant 1.
“¿CÓMO COMPRAREMOS PAN PARA QUE COMAN ÉSTOS?” Jesús
se manifiesta en el evangelio de hoy preocupado por el alimento de los que le
siguen y luego los alimenta personalmente. Al pronunciar la acción de gracias
y repartir el alimento perecedero, Jesús está ya apuntando al “alimento que
permanece para vida eterna” (Jn 6,27). También este nos viene de su
providencia amorosa, que, más que la salud del cuerpo, quiere la santidad de
los que el Padre le ha confiado. Por lo demás, nosotros estamos llamados a
ser instrumentos de la providencia para nuestros hermanos los hombres, tanto
en el alimento corporal como en el espiritual. San
Juan comienza con este párrafo la sección dedicada a la revelación de Jesús
como alguien que da el verdadero pan y es él mismo “pan de vida”. Jesús, en
el marco de la pascua judía; “Estaba cerca la Pascua, festividad de
los judíos”, sube al monte con sus discípulos, seguido por el gentío
que se sentía atraído por las obras extraordinarias que él realiza. Jesús, es
quien toma la iniciativa de dar de comer a la multitud que le seguía; “Al
levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a
Felipe: ¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”, apareciendo de
inmediato como el protagonista absoluto de la escena, consciente de sus
acciones y de los motivos que la impulsan. Es asimismo él quien distribuye a
la gente los panes multiplicados; “Jesús tomó los panes, dio gracias y los
distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados,
dándoles todo lo que quisieron.”, Además Jesús se pone a servir,
siendo el primero en dar ejemplo para que sus discípulos aprendan a hacer lo
mismo. Se puede ver aquí, como en una imagen, la fotografía de la última
cena, la verdadera y definitiva pascua de Jesús, durante la cual tomó y
distribuyó el pan después de haber dado gracias al Padre, escena que Juan no
narra explícitamente en su evangelio. Jesús,
al multiplicar los cinco panes y los dos peces ofrecidos por un niño, da una
respuesta decisiva e innovadora a las objeciones de Felipe y de Andrés sobre
la falta de dinero y la escasez de alimento para poder saciar el hambre de
todos. Se trata de la respuesta del amor generoso, sobreabundante, del Padre,
que a partir de poco, de la debilidad humana ofrecida del todo y compartida,
sacia la necesidad de cada uno más allá de lo que es suficiente, con
generosidad y sin condiciones. 2. UN
ACONTECIMIENTO EXTRAORDINARIO El
acontecimiento de la multiplicación de los panes y los peces, es constatado
repetidamente en los Evangelios, ya sea porque fueron al menos dos veces las
que el Señor realizó ese milagro y por la notable impresión que ese prodigio
causo en el las gentes. Jesús, no solo se preocupa de las necesidades
espirituales de los que le siguen, sino que también lo hace de orden
material. ¿Cómo
aconteció ese instante que maravilló a unos 5.000 participantes? Jesús
atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. El relato cuenta que él va a
la otra parte del mar de Galilea o Tiberíades. San Juan precisa el lago con
el nombre de Tiberíades para sus lectores étnicos, ya que después que Antipas
fundó en honor de Tiberio, en el borde del lago, la ciudad de Tiberias, y
puso en ella su capital, prevaleció este nombre en el uso griego. No
obstante las precisiones de San Juan, en este caso el no comenta el motivo de
este retiro de Jesús con sus apóstoles, como lo hacen los Evangelios
sinópticos de un descanso junto con sus discípulos, (Mc 6:30) y motivo de
nuevas instrucciones. También influyó el andar por ahí la orden que por
aquellos días Antipas dio de decapitar al Bautista. (Mt 14:12.13). A
Jesús, lo seguía una gran multitud muy necesitada, y al ver los signos que
hacía sanando a los enfermos, todos quedaban asombrados a causa de los
milagros que hacía y había hecho por aquella región ya antes. Los Evangelios
sinópticos expresan que cuando Jesús llegó a aquella región, ya otros grupos
de personas se le habían adelantado - san Marcos -. El recorrido por el lago
era la mitad que por tierra. Esto hace suponer, o en un retraso en el remar a
causa del calor, o en un retraso por conversar con los apóstoles. San
Juan destaca aquí; “Se acercaba la Pascua, la fiesta de los
judíos” Este dato, no lo dicen
los otros Evangelios. Talvez san Juan, apunta a la Eucaristía - comunión,
sacrificio -, que tendrá lugar en la Pascua siguiente. 3. JESÚS SUBIÓ A LA
MONTAÑA Y SE SENTÓ ALLÍ CON SUS DISCÍPULOS. San
Juan nos presenta primero el diálogo con Felipe y luego con Andrés; “Jesús
vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe”. El
evangelista, tiene la delicadeza de relatarnos los diálogos que tiene Jesús
con sus amigos, así nos muestra a Jesús hablando con Nicodemo, con la
samaritana, la vocación de los primeros discípulos y discursos del cenáculo.
Y así presenta aquí lo mismo que dicen los evangelios con una estructura
histórico-literaria de diálogo. Otro detalle, es que a san Juan le interesa
destacar aquí la presciencia de Jesús, ya que le decía esto a Felipe para
probarle, pues el sabía lo que iba a hacer. “Él decía esto para ponerlo a
prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer”. San Juan omite la
escena de los evangelios sinópticos en la que los discípulos piden que
despida a la gente para que puedan lograr provisiones. Igualmente omite la
predicación de Jesús a las gentes y los milagros hechos entonces. Basta el
esquema que mejor le permita destacar las características eucarísticas. Otro
dato mas, es que Felipe, con su golpe de vista, calcula que no bastarán para
abastecer aquella cantidad de gente con 200 denarios para que cada uno reciba
un pedacito de pan. Como dato aparte, El denario en la época de Jesús era el
sueldo diario de un trabajador - San Mateo 20:2 - . Así, 200 denarios,
repartidos entre 5.000 hombres, venían a corresponder a un denario por cada 25
hombres. A los que había que añadir las mujeres y niños. Otro
discípulo que interviene en este diálogo es Andrés, el hermano de Simón
Pedro. El que Jesús plantease el problema del abastecimiento a Felipe es que
éste era de Betsaida y podía indicar soluciones. El citarse a Andrés como
hermano de Simón Pedro, más que por ser un aspecto literario, es por lo que
Pedro significaba a la hora de la composición de los evangelios. Andrés
apunta la presencia de un muchacho, seguramente uno de esos pequeños vendedores
ambulantes que siguen a las multitudes, y que tenía ya solamente cinco panes
de cebada y dos peces. Pero esto no era solución. El pan de cebada, matiz
propio de San Juan, era el alimento de la gente pobre. Por peces pone el
término diminutivo de, que significa, originariamente, un alimento preparado
sobre el fuego y que luego se toma con pan, sobre todo de carne o pescado. De
esta palabra vino por el uso a ser sinónimo de pescado, sobre todo en el
contexto de San Juan - 21:9.10.13 - . Estos
pequeños peces acaso fuesen pescado seco en salazón (salados) o preparados ya
para la venta. En esta época existía en Tariquea, al sur del lago, una
factoría de salazón de pescado. Todas
estas preguntas y pesquisas tendían a garantizar más manifiestamente el
milagro, al comprobar la imposibilidad de alimentar a aquella multitud en el
desierto. Y, una vez garantizado esto, el milagro se va a realizar de una
manera nada espectacular, sino discretamente. 4. JESÚS TOMÓ LOS
PANES, DIO GRACIAS Y LOS DISTRIBUYÓ Otros
detalle que nos hace muy vivo el relato, san Juan dice que;
“Había mucho pasto en ese lugar” y que a la orden de Jesús; “Háganlos sentar”, todos se
sentaron y que “eran unos cinco mil hombres”. Notemos que sentar era
acomodarse en el suelo, es decir recostarse. Los evangelios de San Marcos y
Lucas hacen ver que se acomodaron por grupos de 50 y de 100. Los colores
vivos de sus vestiduras, bajo el sol palestino, daban la impresión de un
jardín, al tiempo que facilitó luego el recuento y el servicio. La multitud
de sólo hombres se valuó en 5.000. Las mujeres y niños contaban poco en la
vida social de Oriente, por lo que no se contaban. No es inverosímil esta
cifra. Bajo el procurador de Roma en Judea Félix - 52-60 d. C. - , un
seudo-Mesías congregó en el desierto en torno suyo unas 30.000 personas y con
ellas marchó al monte de los Olivos. En
la descripción del rito del milagro, San Juan la hace con claros rasgos
tipológicos orientados a la Eucaristía, sin embargo omite un rasgo que los
tres Evangelios sinópticos recogen, donde Jesús elevó sus ojos al cielo antes
de la bendición. Era gesto frecuente en Jesús en varias circunstancias de su
vida. El mismo Juan lo relata en otras ocasiones - San Juan 11:41; 17:1- Jesús
tomó los panes, dio gracias (Los tres evangelios sinópticos usan el verbo
bendecir) y los distribuyó a los que estaban sentados. Esto es, Jesús tomó -
en sus manos - los panes. Pudo haberse omitido este detalle o haber Jesús
dado orden de repartirlos sin tomarlos en sus manos. Pero es gesto que está
también en los relatos de la institución eucarística. Los judíos, antes de la
comida, pronunciaban una “berekah” o bendición. De esta divergencia de
fórmulas se dudó si el rito de Jesús tuvo dos partes: una acción de gracias
al Padre por la acción que iba a realizar - San Juan 11:41.42; cf. v.23 - , y
en la que su humanidad imploraba el milagro, y luego una bendición ritual
sobre el pan. Pero esta divergencia no es probativa, pues los mismos
sinópticos en la segunda multiplicación de los panes usan indistintamente ambos
términos como sinónimos. Debe de apuntar también característicamente a la
Eucaristía, como ponen Lucas y Pablo. En cambio, los sinópticos dicen que dio
el pan. San Juan dice en forma condensada, seguramente intencionada, que
Jesús mismo distribuyó de los panes a los que estaban recostados,
naturalmente sería a algunos; lo que suponía distribuir partiéndolos (Cfr Mt
14:19 y Mc 6:40). Rito usual que realizaba el paterfamilias en la cena
pascual y que él mismo distribuía luego a los comensales. Los Evangelios
sinópticos dicen que Jesús entregó el pan los discípulos para que ellos lo
distribuyesen a la gente. Este detalle de San Juan, dentro de este amplio
contexto característico, de la institución eucarística, debe de ser un rasgo
más, deliberado y convergente, a la misma: en ella Jesús dio el pan
eucarístico a los apóstoles. 5. JESUS DA EL PAN
A LOS QUE ESTABAN RECOSTADOS, COMIERON TODOS, Y TODOS CUANTO QUISIERON. No
obstante todos los detalles del relato, donde se desprende que la formulación
conserva el relato de la institución eucarística, los expertos comentan que a
la hora de la composición de este evangelio era la evocación de la fracción
del pan. Otros detalles, tenemos que deducirlos nosotros mismo,
introduciéndonos o sentándonos en ese pasto que relata el Evangelista, en el
sentido que no es tarea fácil que el Señor repartiera el solo a mas de 5000
personas el pan con sus propias manos, por esa razón debemos pensar que el
milagro de la multiplicación se hacía en las manos de los apóstoles, lo
contrario supone un incesante ir y venir los discípulos a Jesús. Además es el
único de los cuatro evangelistas que dice, en forma condensada, que El dio el
pan a los que estaban recostados y omite la descripción de que El mismo
repartió los peces, cosa que dicen los evangelios sinópticos - San
Marcos-Lucas - . Es por razón del valor particular eucarístico. De ahí el no
detenerse casi nada en la descripción de la multiplicación de los peces. Toda
su atención se centra en la multiplicación de los panes. Los
apóstoles no se cansaron de recorrer, repartiendo pan y pescado, a aquella
enorme multitud. Terminado el reparto de aquella comida milagrosa, resaltan
enfáticamente que comieron todos, y todos cuanto quisieron. No fue un
expediente para salir del paso. Fue una perfección total, que causó una gran
sorpresa. Nos recuerda la fórmula de saciarse del maná - Sal 78:29; 105:40 -
Una vez saciados, el Señor dijo; “Recojan los pedazos que sobran, para que
no se pierda nada”. Los evangelios sinópticos también consignan el
detalle de esta orden y los recogen en canastos, que uso tan frecuente en los
judíos. Era costumbre de los judíos recoger, después de la comida, los
pedazos caídos a tierra Había en esa costumbre un respeto religioso a Dios,
dador del pan de cada día. El hecho de recogerse aquí las sobras del pan
sobrante tiene una finalidad apologética, como se ve por referir este detalle
los tres sinópticos: constatar bien y garantizar el milagro. San
Juan describe; “Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron
de los cinco panes de cebada” .Se recogieron doce cestos de sobras,
que parecen corresponder a uno por cada apóstol. Pero San Juan destaca que
estos fragmentos de pan eran de los cinco panes de cebada que sobraron a los
que habían comido; es decir, la multiplicación prodigiosa era de la misma
naturaleza que el otro pan. Todos comen de un mismo pan. (Cfr 1 Cor 10:17) 6. “ÉSTE ES,
VERDADERAMENTE, EL PROFETA QUE DEBE VENIR AL MUNDO”. Los
evangelios sinópticos nos recogen la impresión causada por el milagro sobre
la multitud como lo relata aquí San Juan. Es probablemente que, además del
hecho histórico, el evangelista destaca un segundo tema tipológico
emparentado con el viejo éxodo. La impresión de las gentes que seguían al
Señor fue tan profunda, que, viendo el milagro que había hecho, decían: “Éste
es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo.” Y querían,
por ello, proclamarle rey. En el Deuteronomio se anuncia un profeta para
orientar en el curso de la vida de Israel, y al que han de oír como al mismo
Moisés - Dt 18:15 - Literariamente se anuncia un profeta, pero es, en
realidad, como lo exige el mismo contexto, el profetismo, toda la serie de
profetas que habrá en Israel, pero incluido el Mesías. Los fariseos
distinguían el Profeta del Mesías - San Juan 1:24 - . En ninguno de los
escritos rabínicos se los identifica. Precisamente en los escritos de Qumrán
se distingue explícitamente el Profeta de los Mesías de Aarón e Israel. Pero
en el pueblo las ideas andaban confusas, y los evangelios reflejan esta
creencia popular, que en unas ocasiones lo distinguían - San Juan 7:40.41 - ,
y en otras lo identificaban - San Juan 6:14.15 - 14. Existía
la creencia de que el Mesías saldría del desierto, que en El se repetirían
las experiencias del Éxodo, y que el Mesías provocaría una lluvia prodigiosa
de maná. Esta multiplicación de los panes, y en lugar desierto - cf. San
Mateo 14:15 par. - les evoca todo esto, y quieren venir para arrebatarle,
forzarle y hacerle rey. Un
dato importante para entender la cantidad de gentes congregadas, es lo que
dice san Juan, se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos, por tanto
seguramente se habían reunido allí gentes de muchas partes de Galilea, como
punto de cita para formar en las caravanas que iban a subir a Jerusalén para
la inminente Pascua. Debían de pensar forzarle a ponerse al frente de sus
caravanas y marchar en gran muchedumbre, triunfalmente a Jerusalén, para que
allí, en el templo, recibiese la proclamación y consagración oficial
mesiánica. El
Señor, nos muestra otro aspecto del cual nos debemos maravillar, luego de
este extraordinario milagro y ante el gran asombro de todos, podemos no se si
bien o mal, pensar que El se retiro en medio de vítores y aplausos, pero todo
aquel plan de precipitación y anticipación mesiánica fue desbaratado por
Jesús. Jesús que; “sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró
otra vez solo a la montaña”. Ni aquel mesianismo material era el
suyo, ni aquélla su hora ni el buscaba el felicitación de la personas, por
eso se retiró El solo hacia el monte para evitar todo aquello y pasar la
noche en oración. Los Evangelios sinópticos hacen ver que forzó a los
apóstoles a subir a la barca y precederle a la otra orilla, y cómo El mismo
despidió al pueblo. Posiblemente los apóstoles estaban en peligro de caer en
aquella tentación, como las gentes, así abortó y acabó con todo aquel
prematuro movimiento mesiánico al margen de los planes del Padre. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant XVII Domingo
Ciclo B |
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