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El
tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en
la Buena Noticia”. Mc
1, 12-15 Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
VIVÍA ENTRE LAS
FIERAS, Y LOS ÁNGELES LO SERVÍAN. El relato Evangélico de la “tentación” según
San Marcos, está reducido al mínimum comparado con la amplitud de los relatos
de San Mateo y San Lucas, hasta se podría decir que es una insinuación a lo
mismo. Sin embargo dos son los puntos que interesan ante esta brevedad de
este relato su especial descripción. ¿Qué significa este vivir entre las fieras y
que los ángeles le servían? Para algunos sería un simple rasgo descriptivo de
este relato, con el fin de describir de este modo el lugar agreste donde
Cristo moraba y se acentuaba su soledad. Por cierto, se sabe que en esta región del
desierto del Jordán, aún se encuentran bestias salvajes tales como víboras,
cabras salvajes, gacelas, águilas, y a la noche se oyen los aullidos de
chacales y hienas. En tiempo de Elíseo había en los bosques entre Jericó y
Betel osos (4 Re 2:24). El mosaico de Madaba (s. VI d.C.) pone en esta región
leones. Y se observa que la fauna selvática actual está muy empobrecida con
relación a la de la época bíblica. Otros lo presentan en una relación más lógica
con las viejas experiencias de los cuarenta años del desierto. La finalidad
de estas tentaciones según San Mateo y la de San Lucas, es manifiestamente
mesiánica. Y era creencia en Israel que el desierto sería lugar de acción
mesiánica, y que de alguna manera se repetirían en los días mesiánicos las
experiencias las tentaciones del Éxodo. Por eso se relaciona este morar entre
bestias salvajes con las serpientes de fuego del desierto (Dt 8:15; 32:10) y
con la alimentación prodigiosa del maná (Dt 8:3; 29:5), llamado en la
Sabiduría “pan de los ángeles” (Sal 78:24.25; Sab 16:20-21). 2.
LA VICTORIA DE CRISTO
SOBRE SATÁN Además se ha hecho ver que, en la tradición
judía, la huida del diablo y el dominio sobre las bestias salvajes son cosas
unidas, como se revela en el “Testamento de los doce Patriarcas”. Así, este
rasgo del Evangelio de San Marcos vendría a indicar la victoria de Cristo
sobre Satán. Y con estos rasgos se aludiría a las tentaciones mesiánicas de
Cristo, relatadas con amplitud por San Marcos y San Lucas: la victoria sobre
Satanás y el “servicio” que los ángeles le hicieron al terminar las
tentaciones (Mt). Se piensa también que, siendo Cristo el
Mesías vaticinado por Isaías, en el que se anuncia una creación nueva que
implica la pacificación del reino animal, pudiera también estar este rasgo de
este relato evangélico, evocando esta victoria mesiánica de Cristo y la
ventaja de su restauración. Tanto más, que en “la Escritura se unen y se
evocan el anuncio de la nueva creación y la del nuevo éxodo. Es lícito, pues,
creer que, al mismo tiempo que en la estadía de los hebreos en el desierto,
el segundo evangelista piensa en la restauración de la paz paradisíaca,
cuando muestra a Jesús Mesías viviendo en compañía de fieras; no hay lugar a
temerlas, porque es una aserción bíblica constante, ilustrada especialmente
por el salmo 91,11, “que él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en
todos tus caminos”, y que se aplica más aún al Mesías, que el ser humano
domina fácilmente al mundo inferior cuando se mantiene en amistad perfecta
con Dios y triunfa del mal moral. Situado como está en un contexto
escatológico, la fórmula evangélica “con las fieras” evoca especialmente el
pacto con las bestias salvajes que en Oseas (2:18) acompaña la restauración
de la Alianza.” 3.
“EL ESPÍRITU LLEVÓ A
JESÚS AL DESIERTO, DONDE FUE TENTADO POR SATANÁS DURANTE CUARENTA DÍAS”. Como ya había comentado, en este relato San
Marco no nos relata las diversas tentaciones que se relatan los otros
Evangelios, tan sólo nos narra que: “El Espíritu llevó a Jesús al desierto,
donde fue tentado por Satanás durante cuarenta días”. Esto sucede inmediatamente después del
bautismo en el Jordán: lo mismo que allí Jesús quiso mezclarse entre los
pecadores como si fuese uno más, necesitado de purificación, también ahora en
el desierto quiere hacerse semejante a ellos hasta el límite máximo que
permite su santidad, la tentación. Aceptando la lucha con Satanás, de la cual
ha de salir absolutamente victorioso, Jesús enseña que ha venido a liberar al
mundo del dominio del Maligno y al mismo tiempo merece para todo hombre la
fuerza con la que pueda vencer sus insidiosas tentaciones. El cristiano,
aunque bautizado, no está inmune de ellas; al contrario, a veces cuanto más
se empeña en servir a Dios con fervor, más procura Satanás trancarle el
camino, como hubiera querido trancársele a Jesús, para impedirle que
cumpliera su misión redentora. Entonces, es necesario acudir a las mismas
armas que usó Cristo: penitencia, oración, conformidad perfecta con la
voluntad del Padre: “Está escrito: no sólo de pan vive el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4, 4). Quien es fiel a la
palabra de Dios, quien se alimenta constantemente de ella, no podrá ser
vencido por el Maligno. (Comentario de Intimidad Divina, Padre Gabriel de SMM
ocd.) 4.
“EL TIEMPO SE HA
CUMPLIDO: EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA. CONVIÉRTANSE Y CREAN EN LA BUENA
NOTICIA”. La “plenitud de los tiempos” (Gal 4:4) para
el establecimiento del pleno reinado de Dios, anunciado en las profecías, ya
llegaba. Era la misión de Cristo al ir a “sembrarlo” por toda Galilea. La expresión “el tiempo es cumplido,” lo
mismo que “el reino de Dios,” eran frases teologales. En el ambiente judío
evocaban, al punto, el mesianismo y las maravillas a él anexas. Sin embargo
parece que es discutido el sentido exacto de la palabra, pues lo mismo puede
significar que el reino de Dios “se aproxima” o que ya “llegó.” En los
evangelios, Cristo unas veces habla del reino como ya llegado (lo identifica
con su persona y sus actos) y otras lo deja ver como en un próximo futuro. Ante esta expectativa e inminencia, se nos
piden dos cosas: “arrepentirse”, en el sentido de cambiar de modo de pensar,
dejando la mala conducta moral y lo que pudiesen ser prejuicios de
interpretación “tradicional” sobre el Mesías y “creed en el Evangelio,” en la
buena nueva que Cristo va a enseñar. Será la fe que salva (Mc 16:16). 5.
"¡MI REFUGIO Y FORTALEZA, MI
DIOS, EN QUIEN CONFÍO! (Salmos (SBJ)
91). Feliz de nosotros, porque el Hijo de Dios, en el bautismo del
Jordán, aceptó mezclarse con los pecadores para cargar con el pecado del
mundo. Para cumplir con esta misión a favor nuestro, Jesús fue a preparase en
la soledad del desierto, ese fue un lugar de encuentro con Dios, pero también
de enfrentamiento con el enemigo de los hombres. Jesús, resiste al tentador,
y la receta, nos las dará el mismo Jesús, “Velad y orad, para que no caigáis
en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil. (Marcos (SBJ) 14, 38). Es lo que tenemos
que hacer para poder hacer frente a cualquier prueba, orar y orar. El anuncio de lo que Dios hace, nos pide la correspondencia humana. Jesús proclama la Buena Noticia, el tiempo de la promesa "se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca”, el Reino al que tendía toda la antigua alianza: para acogerlo, para entrar en el Reino, es necesario "cambiar de mentalidad" y aceptar la lógica exigente y desconcertante de la fe, la adhesión amorosa y activa al designio de Dios. "¡Mi refugio y fortaleza, mi Dios, en quien confío! (Salmos (SBJ) 91) El
Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant PRIMER DOMINGO DE
CUARESMA, Ciclo B |
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