“el que quiera ser grande, que se haga servidor de
ustedes” Marcos
10, 35-45 Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
EL MISMO HIJO
DEL HOMBRE NO VINO PARA SER SERVIDO, SINO PARA SERVIR “Santiago y Juan, los
hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: Maestro, queremos que
nos concedas lo que te vamos a pedir”. En el Evangelio de San Marcos son Juan
y Santiago los que hacen la petición a Jesús, en cambio en el Evangelio de San Mateo es su
madre. Ambas divergencias se compaginan bien, porque ellos lo piden por su
madre, como recurso más discreto y hábil, o posiblemente se debe a las fuentes. En el fondo de la
petición posiblemente hubiese razones de posible parentesco, (Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre,
María, mujer de Clopás, y María Magdalena Jn
19:25),
Esta fuerza de
parentesco, era de
costumbres en esos
tiempos. Ellos le dijeron a Jesús, “cuando estés en tu gloria”. En San Mateo se pide
que se sienten junto a El en tu reino. Parecería que se tratase de la fase
celeste. Sin embargo, en el medio ambiente se esperaba que el reinado del
Mesías precediese aquí a la fase final del reino de Dios. Esto es lo que
piden, (“Los que estaban reunidos le preguntaron:
Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?”(Hech1:6). Sin embargo, parece aludir a la
parusía, (“cuando venga en la gloria de su Padre con
los santos ángeles” Mc 8:38), aunque es discutible a qué aluden estos
textos. La frase no es ajena a la teología de San Marcos. Jesús les pone su
ejemplo de servidor que vino a dar la vida en redención por muchos; “Porque el mismo
Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate
por una multitud”. Jesús
censura
la ambición de esta pretensión;
“Jesús les dijo: “No
saben lo que piden,
¿Pueden
beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré?”, y luego se daría
por buena, al excusarla con la predestinación del Padre. “En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi
izquierda, no me toca a mí concederlos, sino que esos puestos son para
quienes han sido destinados”. La ambición que reflejan aquí los dos
apóstoles está en la misma línea de incomprensión de un Mesías doliente y de
su reino espiritual. Para ellos se pide los dos primeros puestos en su reino.
Se lo concibe como terreno. La petición no miraba sólo a los puestos de
honor, sino también a los de ejercicio y poder. Estos dos puestos
correlativos de su derecha e izquierda eran los dos primeros puestos de una
serie. Santiago y Juan, son primo de Jesús y quieren hacer prevalecer este
parentesco. 2.
¿PUEDEN BEBER EL
CÁLIZ QUE YO BEBERÉ? En la respuesta de Jesús les corrige el
enfoque de su concepción terrena del reino. Este es de dolor, entonces Jesús
les pregunta; “¿Pueden beber el
cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré?”, entonces nos preguntamos ¿Podrán
ellos beber el cáliz que a Él le aguarda de su pasión?, la pregunta es
un contexto lógico, para precisarles bien la naturaleza del reino. El
martirio — testimonio — estaba bien experimentado en la Iglesia a esta hora. En la literatura judía se presenta
frecuentemente el cáliz como imagen de alegría y fortuna, derivando acaso su
uso de los festines, pero luego, por influjo de la copa de la venganza
divina, que usaron los profetas, vino a significar también, y
preferentemente, el sufrimiento y la desgracia El mismo sentido tiene en la
literatura rabínica. El cáliz que Jesús bebería era el de su pasión y muerte.
A la pregunta que les hace Jesús si
estarían dispuestos a “beber este cáliz” y a sumergirse,
como El en este dolor, “Podemos”, le respondieron”.
No era una respuesta
de fácil inconsciencia. Y Jesús les confirma, con vaticinio, este martirio de
dolor. De hecho, Santiago el Mayor sufrió el martirio sobre el año 44, por
orden de Agripa; (“Hizo morir por la espada a Santiago, el
hermano de Juan”-Hech 12:2), siendo decapitado. Juan murió en edad muy avanzada de
muerte natural; (“Corrió, pues, entre los hermanos la voz
de que este discípulo no moriría”. Jn
21:23) Pero, antes de ser desterrado a la isla de Patmos,
sufrió el martirio, pues fue sumergido en una caldera de aceite hirviendo, de
la que Dios le libró milagrosamente. Quedaba con ello corregido el erróneo
enfoque sobre la naturaleza de su reino. Y les aprobaba su coraje cristiano,
cuyo ímpetu se refleja en otras ocasiones. Pero había en esta petición un
plan más profundo del Padre que no competía a Jesús el cambiarlo; había en
todo ello una predestinación: “esos puestos son
para quienes han sido destinados”
y Dios dispone
libremente de sus dones: de la donación gratuita de su reino y de los puestos
del mismo. 3.
LOS OTROS DIEZ,
QUE HABÍAN OÍDO A SANTIAGO Y A JUAN, SE INDIGNARON CONTRA ELLOS “Los otros diez, que
habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos” por esta pretensión
y proposición. Al ver aquella
disputa, Jesús los llamó. Y va a restablecer la armonía con una gran lección
de humildad, dada especialmente para los que van a tener puestos jerárquicos,
para ellos, que son apóstoles y se sentarán en tronos en su reino -Lc 22:30-.
Les va a dar una lección por capítulo doble, primero con la verdadera
doctrina del mando, y luego con su mismo ejemplo. Es así como Jesús les dice; “Ustedes saben que
aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si
fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad”. En el mundo, los que gobiernan las naciones
fácilmente abusan de su poder, y, en lugar de ser en servicio benéfico del
bien común, lo es en provecho propio, y así oprimen a los pueblos. Los
apóstoles comprendieron y asumieron como misión el hecho político y social
desigual de su época. Eran galileos y habían oído hablar de los abusos de
Herodes el Grande, de Arquelao y Antipas, lo mismo que de los abusos de
algunos de los procuradores romanos.
Y Jesús les pide a sus amigos; “Entre ustedes no debe suceder así”... En efecto, sucede de hecho, ya que no es ésa
la misión del poder entre gobernantes de pueblos, no ha de ser así entre los
que son apóstoles y se sentarán en tronos del reino para juzgar a las doce
tribus de Israel. 4.
EL QUE QUIERA
SER GRANDE QUE SE HAGA SERVIDOR DE USTEDES Jesús luego les dice,
“Al contrario, el
que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser
el primero, que se haga servidor de todos”. Porque que éstos no
son para honor ni provecho propio, sino para ministerio, servicio y provecho
directo del bien común. No siendo para provecho propio, en lugar de tener
esos sentimientos de ambición, si alguno pensase en ello, que piense que ha
de tener sentimientos, en este orden, de servidor y de servidor de todos.
Pues ha de tener los sentimientos de servicio. Deberá ser servidor de todos.
Así enfocados, los puestos jerárquicos y de mando cobran su auténtica
proyección y excluyen automáticamente las apetencias en el Reino terreno.
Pues nadie tiene apetencia por egoísmo de ser servidor de todos. Y luego de la doctrina, pone el gran
ejemplo de su vida, que es el Rey-Mesías. “Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser
servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”. No vino a ser
servido. Sus sufrimientos, su pobreza, las intrigas armadas contra El, la
perspectiva de su pasión y muerte, hacían ver bien que no vino a ser servido,
sino a servir; al contrario, vino a dar su “vida en rescate por
una multitud”. Esta enseñanza de
Jesús, responde a la idea de la liberación por
rescate, una liberación mediante un sacrificio, es decir dar su vida por
salvar a los hombres. 5.
UNA GRAN LECCIÓN
DE HUMILDAD Hay que saber beber a tiempo el cáliz
amargo de la Pasión, las contradicciones, las penas, las amarguras, las
tristezas y enfermedades, las persecuciones y las malas interpretaciones,
pero todo esto nos ayudará a purificar nuestros corazones y lo preparará la
gloria de la resurrección y luego, para la alegría del triunfo en unión con
Jesús, nuestro Señor. Jesús nos da en este fragmento del
Evangelio una gran lección de humildad, algo que para nosotros es necesario
comprender, nos llega a nuestro amor propio, o por que sufrimos si otros nos
aventajan, o porque queremos ser los primeros en todas partes, sobresaliendo
en todo y sin importar si estamos relegando a los demás. El tratar de ser
primeros, sin importar como y a costa de quien, no esta conforme al espíritu
cristiano. Jesús no enseño a ser humildes por amor a El. El que tiene que sobresalir siempre, es
Jesús y nosotros no ser notado. El Señor les
Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant XXIX Domingo Ciclo B |
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