“Estén prevenidos….Tengan cuidado” Mc 13, 33-37 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 5.1 ESTÉN
PREVENIDOS El relato evangélico comienza y concluye
con la misma invitación: “Estén prevenidos”. Y luego siguen
dos enseñanzas, la primera indica el "porqué" de esta invitación:
“porque no saben cuándo llegará el momento”. Una lectura superficial podría
parecernos como una imposición al temor porque Jesús no revela el día y la
hora, para que los cristianos vivan en continuo cuidado. No obstante, no se
indica la hora porque todas las horas son buenas para abrirse al evangelio de
suerte que comprometa la existencia. Jesús desea vitalizar a una comunidad
para que no esté obsesionada con el deseo de conocer el final, sino que se
preocupe por vivir y discernir tiempos y momentos en la escucha y la
obediencia. Y esto en la espera de la última cita que nos introducirá
definitivamente en el Reino; ciertamente es una espera continua e intensa,
pero no ansiosa ni temerosa, sino que fluye confianza. La segunda enseñanza está en el
"estilo" de la vigilancia. Marcos, al narrar la parábola del hombre
que se marcha de viaje lejos, indica que deja su “casa” al cuidado de sus
servidores. Es posible ver en la casa una imagen de la comunidad cristiana.
Cualquier creyente es, en su fidelidad cotidiana al Señor, responsable de su
construcción. La vigilancia se caracteriza como "vigilancia de la
casa", de la que, mientras espera a su Señor, el cristiano debe cuidar
desempeñando la tarea que Dios ha confiado a cada uno. 5.2 TENGAN
CUIDADO En el Evangelio de Marcos, el Señor nos
exhorta a vivir en una responsable vigilancia esperando su venida gloriosa, y
les dice a sus discípulos: “Tengan cuidado” Es toda una
exhortación a la “vigilancia,” dada la incertidumbre de esta hora. Y para que nos quede más claro él porque de
esta invitación, nos pone la parábola del hombre que se va de viaje y
recomienda al portero que permanezca en vela. Siempre el Señor nos pone
ejemplos para que sea fácil para nosotros comprender lo que dice, y es así
como recoge el caso de un dueño que parte de viaje y deja encargados a cada
uno de sus siervos de una parte de su obra. Deben estar trabajosos y alerta,
en espera de la venida del señor y de esta hora de su “visita.” En efecto, Jesús hablaba ayer sus
discípulos y hoy a nosotros acerca de su venida, advirtiéndonos que tengamos
cuidado de no dejarnos aturdir por los excesos, y las preocupaciones de la
vida, para que ese día no caiga de improviso sobre nosotros como una trampa,
porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Por tanto tenemos
que estar prevenidos y para ello, rogar incansablemente, para quedar a salvo
de todo lo que ha de ocurrir. Así podremos comparecer seguros ante el Hijo
del hombre. 5.3 CUIDEMOS
ESTE TIEMPO DE ESPERA Y nos reitera Jesús: “Estén prevenidos, entonces,
porque no saben cuándo llegará el dueño de casa: si al atardecer, a
medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de
improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a
todos: ¡Estén prevenidos!”, es decir nos pide que nos alejemos de los
males, que seamos serios, decorosos, comedidos al hablar y al actuar en todo
y que por nuestro bien estemos vigilantes. También nos dice que somos nosotros los
responsables de nuestra conducta, es decir a nosotros nos compete cuidarnos.
Si miramos a nuestro alrededor, sabemos que hay muchos excesos e imprudencias
que hacen vacilar la fe y nos inducen o nos provocan, por eso no nos dejemos
aturdir, es decir no nos confundamos y no nos desconectemos de la realidad
como cristianos, esto es pasar de la luz a la oscuridad. No dejarse aturdir,
es no dejarse confundir y no desconectarse de nuestra forma de ser de
cristianos cuidando de caer en excesos. Porque él ha de venir, pero no nos ha dicho
cuándo, pero el día que
venga, vendrá sin previo aviso. A muchos no sorprenderá, y no va a ser bueno
si estamos llevando una vida descuidada y perezosa. Pero a los que estén
practicando una vida laboriosa y trabajando para el bien, esto es, si no
estamos haciendo una vida ociosa, habrá reconocimiento. Cuidemos este tiempo
de espera, no nos dejemos caer en tentaciones, en la comodidad, en el placer
mundano. Es decir que las cosas temporales no nos hagan descuidar las
espirituales. 5.4 ESPERANDO
SU VENIDA OREMOS INCESANTEMENTE Cuando Jesús nos dice “Tengan cuidado”, y
luego nos pide “Estén prevenidos”, recordemos que a esto mismo nos añade en
el evangelio de Lucas, (Lc 21, 34-36) “oren incesantemente”, es decir,
primero nos advierte en contra de los males y luego nos dice cómo ponerle remedio, y esto es con la
oración. Oigamos a Jesús cuando nos dice: “Estén prevenidos” y para ello
oremos incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así
podremos comparecer seguros ante el Hijo del hombre” Muchas cosas nos son necesarias para vivir
y no podemos prescindir de ella como los alimentos, tampoco podemos
prescindir de las cosas espirituales, estas son aún más necesarias. Si no nos
alimentamos nuestro cuerpo desfallece, si no rezamos, desfallece el alma. Si
bien es cierto, que trabajar para vivir, es una obligación, no es menos
cierto que como cristianos orar también lo es. Pero trabajar sin fe es
desalentador y trabajar con una oración en los labios aumenta la eficacia. Y
orar, no es decir muchas cosas con muchas fórmulas, es ponerse en la
presencia del Señor y hablarle con palabras sencillas, que salgan del
corazón, pero siempre teniendo en conciencia de saber con quién hablamos, como dice la santa madre
Teresa de Jesús, en un trato de amistad con quien sabemos nos ama, a un Dios
que le hablamos como Padre, como hermano y como nuestro más leal amigo. Pero no olvidemos que
orar también es hacer silencio para oír que nos dice el Señor. 5.5 LO
IMPORTANTE NO SOLO QUE DEBAMOS ORAR, LO HERMOSO Y GRANDE ES QUE PODAMOS ORAR.
Los evangelios están llenos de mandatos,
exhortaciones y parábolas de Jesús pidiendo a sus Apóstoles que oren, que
vigilen para no caer en la tentación, como en Getsemaní. “Velen y oren, para
que no caigan en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es
débil. (Mc 14,38). Y a las multitudes
les enseñaba diciendo que oraran sin desfallecer y con insistencia. Y para
garantizar la eficacia de la oración y persuadir a la confianza en el Padre,
refiere la parábola del hombre que consigue de su amigo unos panes a media
noche, cuando él y sus hijos están acostados, y asegura que cuánto más el
Padre les dará lo que le pidan en su nombre. ¿Quién de ustedes, cuando su
hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan! (Mt 7,7-12). ¿Quién no se sentirá estimulado a orar, y a
orar unidos como hermanos, habiéndonos prometido el Señor: "En verdad
les digo que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre la tierra,
cualquier cosa que pidan les será concedida por mi Padre, que está en los
cielos"? (Mt 18,19) Lo importante no solo que debamos orar, lo hermoso y
grande es que podamos orar. La misión y el carisma de santa Teresa de Jesús
en la Iglesia es ser pregonera de la oración, como camino de unión con Dios. El
Señor nos Bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Domingo
I de Adviento Ciclo B |
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