““No
temas, basta que creas”” Mc 5,
21-43 Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
Y TOCÓ CON FE EL
VESTIDO DEL SEÑOR Este relato de san Marcos, a diferencia de
los otros sinópticos, es muy detallado, la descripción de los personajes y
los sucesos, nos indican que el testigo, nos hace ver minuciosamente todas
las actitudes, que suceden paso a paso, la de Jesús, los discípulos, las
gentes, los que suplican, los que sufren, los que alborotan y los que lloran,
en otra palabras, es un relato muy vivo. Una mujer que padecía ya doce años flujo de
sangre. Debía de ser de cierta posición social, pues había consultado muchos
médicos y gastado toda su hacienda con ellos, pero no había podido ser curada
por ninguno, pero sin provecho alguno, es decir iba de mal en peor, no sólo
por la inutilidad de aquellos remedios, sino, en parte, causados por los
mismos. Cuando Jesús iba a casa del Jefe de la
Sinagoga para curar a su hija, tiene lugar esta escena. Iba acompañado de una
gran multitud, que le apretujaba. En las callejuelas del viejo Oriente, el
entusiasmo despertado por Jesús hacía que la multitud, empujándose por
acercarse, le “apretujase.” Entre esta turba se mezcló la mujer angustiada y
tocó con fe el vestido del Señor. Y al punto se hizo su curación. 2.
“TOCABAN” A JESÚS
PARA CURARSE Habiendo oído esta mujer la fama curativa
de Jesús, apeló, desesperada ya de médicos, al mejor recurso, Él. Sólo pensó
en tocar su vestido, porque creía que con ello se curaría. La mujer enferma,
a como de lugar quiere llevar adelante su propósito, entonces viene por
atrás, y como queriendo robarle o sorprenderle un milagro. Esto es, porque
era debido al tipo de impureza legal que significaba su enfermedad, ya que
otros enfermos “tocaban” a Jesús para curarse. Las prescripciones rabínicas,
aislaban a la mujer que padecía de esta enfermedad a fin de que no
“contagiase” su impureza legal. Jesús, se vuelve preguntando quién le ha
tocado, porque una fuerza había salido de El. “Y se dio vuelta”, es decir,
miraba en torno suyo,” — es la clásica “mirada circular” del estilo de san
Marcos, como queriendo descubrir quién había sido. Si Jesús obra así, no es
por ignorancia, sino por elevar y confirmar la fe de aquella mujer,
haciéndole ver que no fue la curación por un contacto supersticioso, sino por
efecto de la fe. 3.
“HIJA, TU FE TE HA
SALVADO. VETE EN PAZ, Y QUEDA SANADA DE TU ENFERMEDAD” Ante esto, los “discípulos”, se extrañan de
esta pregunta, pues todos le “apretujaban” y nadie se había acercado a El con
gestos o modos especiales. Pero Jesús insistió en su afirmación. Ante esto,
la mujer se postró ante El y le confesó, lo mismo, ante todo el pueblo toda
la verdad. Jesús le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda
sanada de tu enfermedad” Hermoso relato, Al acercarse a El con fe
esta mujer y ser curada, lo que mas nos encanta, es darnos cuenta la
confianza plena en el poder de Jesús, no solo cree que Jesús la puede curar,
sino que va mas adelante, pues ella cree que con tan solo tocar su vestido
basta, pero aún hay mas, ella piensa que auque Jesús no se de cuenta, con el
simple contacto de su manto, le devolverá la salud perdida. 4.
LLEGÁNDOSE A JESÚS,
SE “POSTRÓ” ANTE EL Así es, como cuando Jesús regresó en la
barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, todos los
estaban esperando. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, es decir
un miembro distinguido de la sinagoga, llamado Jairo, nombre bastante usual. Llegándose
a Jesús, se “postró” ante El, e insistentemente le rogaba que viniese a su
casa e “impusiese sus manos” sobre su hija “única” de doce años, que estaba
muriéndose, para que la curase. Si Jairo ruega a Jesús, que para curar a su
hija, “venga a su casa” y le “imponga sus manos,” el no tenía un conocimiento
claro del poder de Jesús, ya que no pensó en una curación a distancia. Aún
estaba rogándole que curase a su hija, cuando vinieron de su casa a
comunicarle -Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al
Maestro?-. Era la fe imperfecta, que pensaba requerirse la presencia física
para la curación. Es lo que hizo exclamar a Marta, la hermana de Lázaro,
después de la muerte de éste, dirigiéndose a Cristo: “Si hubieras estado
aquí, no hubiera muerto mi hermano” (Jn 11:21). La prueba le resultaba
especialmente dura a Jairo, cuando acaba de presenciar la curación de la
mujer con hemorragia. Es un contraste acusado en dos actitudes de fe. 5.
“NO TEMAS, BASTA
QUE CREAS” Pero Jesús, al oír esto, sólo le recomienda
que tenga fe y le dijo al jefe de la sinagoga: “No temas, basta que
creas”.Era ésta la fe que iba a crear el clima en que El ejercía las
curaciones, y que, por faltar tantas veces esta fe no realizó milagros. Y
vino a su casa. Pero no permito que le siguiera nadie de la turba que le
rodeaba, más que tres apóstoles: Pedro, Santiago y Juan. Al llegar a la casa vio un gran alboroto, y
gente que lloraba y gritaba, todo el “rito” de lloronas a sueldo, ya evocadas
por Jeremías (Jer 9:17-18). Por eso, a la presencia de esto, les dice al
entrar, “¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que
duerme” El uso eufemístico del sueño por la muerte es usual al pueblo judío.
Así anunció Jesús la muerte de Lázaro (Jn 11:11.14). Pero aquí el contraste
entre muerte y sueño no permitía la interpretación eufemística. Y, sabiendo
aquellos mercenarios fúnebres la realidad de la muerte de la niña, se rieron
de Jesús. Pero ¡dormía! Porque El precisamente venía a despertarla. Igual que
hizo con Lázaro (Jn 11:11). 6.
“¡NIÑA, YO TE LO
ORDENO, LEVÁNTATE!” Sólo permitió penetrar en la habitación de
la niña muerta a sus padres y a sus tres apóstoles. Y “a todos los demás los
echó fuera” Y, acercándose al lecho, tomó a la niña de
la mano, y le dijo unas palabras en arameo. “Talitá kum”, que significa:
“¡Niña, Yo te lo ordeno, levántate!”, destacándose la autoridad de Jesús. Y
al instante la niña de doce años se levantó y echó a andar, luego mandó que
diesen de comer a la niña. Nos demuestra este relato la verdad de la
resurrección, pero no sólo la había resucitado, sino curado; la necesidad de
comida le haría ver la perfecta salud que ya gozaba. 7.
LA FE ES NUESTRA
MAYOR NECESIDAD Este relato nos muestra el poder de Jesús
que se manifiesta incluso ante la muerte, que se somete a su palabra
imperativa, la resurrección de la hija de Jairo, nos muestra el poder de
Jesús sobre la vida humana. También vemos a Jairo que al verlo, se
arrojó a sus pies, rogándole con insistencia. Así debemos ser también
nosotros en la oración, con fuerza y perseverancia. La fe es nuestra mayor
necesidad, muchas veces estamos preocupados de un sin números de necesidades,
tales como bienes, vacaciones, viajes, cultura, dinero etc. Pero lo que el
Señor no dice que lo que más necesitamos es fe. Es así, como es bueno pedirle
al Señor: “Señor, que la fe no me abandone, te pido que me la refuerces, que
me la concedas siempre, en abundancia, en suficiencia” La
Paz de Cristo Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant XIII
Domingo Ciclo B |
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