“No teman” Mt 10, 24-33 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. NO TEMAN. “No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que
no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en
pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las
casas”. En aquel tiempo, en las sinagogas judías, el lector del texto
hebreo no hablaba en voz alta ni se dirigía a los asistentes, sino que
lo hacía un intermediario, que repetía al pueblo, en voz alta y en
arameo, todo lo que el lector decía junto a él en voz
baja. También era costumbre que los viernes por la tarde, el
ministro de la sinagoga subía a lo más alto de la localidad y desde
allí hacía sonar la trompeta para advertir a los trabajadores que se
recogiesen de sus trabajos a tiempo, antes de comenzar el reposo
sabático. Sin embargo, los apóstoles oyeron a Jesús directamente,
fueron privilegiados, entonces deben hacer lo mismo, decirlo de tal
modo que llegue el Evangelio a todos, incluso a los que pueden
matarles, y les dice que; No teman a los que matan el cuerpo, pero no
pueden matar el alma. El
alma es inmortal, creencia definitiva del judaísmo ortodoxo contra los
saduceos. La idea de aniquilamiento del alma era totalmente ajena a la
teología judía. De este modo Jesús afirma: Teman más bien a aquel que
puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno. 2. NO TEMAN ENTONCES, PORQUE VALEN MÁS
QUE MUCHOS PÁJAROS El maestro, con gran pedagogía, les
dice: ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Y, con
todo eso, sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el
consentimiento del Padre de ustedes. Y luego les dice; También ustedes
tienen contados todos sus cabellos. Lucas (Lc 21:18) agrega además:
“pero no se perderá un solo cabello de vuestra cabeza”. Esta indicando
así la providencia de Dios, y San Pablo habla en términos semejantes
(Hech 27:34) Dice Jesús: No teman entonces, porque valen más que muchos
pájaros. De este modo extiende su privilegio sobre los hombres, y más aún
sobre ellos, que son sus apóstoles. Y, en verdad, lo que ha sido
vendido como esclavo del pecado lo ha rescatado Cristo de la Ley. Así
pues, lo que ha sido vendido es el cuerpo y el alma. Aquel al que ha
sido vendido es el pecado, puesto que Cristo nos ha rescatado del
pecado y es redentor del alma y del cuerpo. Por consiguiente, los que
venden un par de pájaros por muy poco dinero se venden a sí mismos al
pecado al precio más bajo. Estos han nacido para volar y deben elevarse
al cielo con alas espirituales. Sin embargo, por ser esclavos del
precio de los placeres presentes y estar vendidos al lujo del mundo,
con esos comportamientos regatean sólo consigo mismos. (Hilario de
Poitiers, Cornmentario a Matteo, Roma 1988, pp. 126-128). 3. AL QUE ME RECONOZCA ABIERTAMENTE ANTE
LOS HOMBRES, YO LO RECONOCERÉ ANTE MI PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO Por tanto, que no teman. Si el
perseguidor triunfa sobre el cuerpo, es que el Padre lo ha permitido, y
tal trato es sólo una forma misteriosa del cuidado del Padre .Sin
embargo nos advierte que a lo único que debemos temer, es a no
confesarle delante de los hombres, entonces les dice: Al que me
reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre
que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el
cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres. El contexto hace
ver que la confesión de Jesús es veredicto inapelable que el Padre
ratifica definitivamente. Así es como el martirio es presentado con
efecto de ir a dar testimonio por él. Pidamos al Señor, no
avergonzarnos nunca de él, sepamos reconocer el honor que tenemos de
ser sus apóstoles, sus enviados y cumplamos fielmente la misión de dar
a conocer por todo el mundo a Nuestro Señor Jesucristo. 4. TRANSMITAMOS LO QUE JESÚS NOS ENSEÑÓ,
COMO LES ENSEÑO A SUS APÓSTOLES Somos apóstoles del Señor, y nuestra
misión es darlo a conocer, y cuando decimos fielmente, decimos que
debemos vivir como apóstol, esto es actuar como tal, ante todos, ante
el mundo, sin temor de nuestra misión, porque lo que estamos predicando
es el Evangelio, y esta predica se hace en toda y cualquier
circunstancia, y ante toda consecuencia. Es así, como si estamos
interesados en salvar al mundo, transmitamos lo que Jesús nos enseñó,
como les enseño a sus apóstoles y como ellos a modo de gran ejemplo, lo
hicieron, proclamando sin temor, rechazando la injusticia. Hagámoslo entonces
abiertamente, con decisión, comprendamos la valentía de los apóstoles amigos
de Jesús. A través de estos 2000 años, vidas
ejemplares y santos que tuvieron la convicción de no tener temor de
perder la vida terrenal, y todo lo hicieron por la vida eterna.
Valentía en transmitir y promover nuestra fe, es los que nos pide Jesús,
con mucha confianza en Dios, sin abandono de él, somos apóstoles del
Señor, nos envió para dar a conocer a su Hijo y por nuestro fiel
testimonio de Jesús, ahora aquí en la tierra, Cristo declarará en
nuestro favor ante el Padre que esta en el Cielo. La paz del Señor viva em sus corazones Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Domingo XII CICLO A |
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