"¿cuántas veces tendré que
perdonar a mi hermano?” Mt 18, 21-35 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant 1 ¿CUÁL
DEBE DE SER LA ACTITUD CRISTIANA ANTE LAS FALTAS REITERADAS DE NUESTRO
PRÓJIMO Y DE NOSOTROS CON ELLOS? El Evangelio de hoy, nos viene a
tratar un tema importante en la vida de todo cristiano, la caridad, la
misericordia, la compasión, la piedad, para ello, ¿Cuál debe de ser la
actitud cristiana ante las faltas reiteradas de nuestro prójimo y de nosotros
con ellos? La vida está llena de reincidencias
en culpas perdonadas, entonces ¿a cuantas recaídas va a estar sometida la
voluntad de perdonar? ¿Importa el número?, ¿existe la actitud sincera de
perdón ante Dios? 2 UN
PADRE DIOS QUE ES DIOS DEL PERDÓN Y LA MISERICORDIA Lo que no podemos olvidar, es que
tenemos un Padre Dios que es Dios del perdón y la misericordia y que sabemos
muy bien que perdona siempre a aquel que se arrepiente de verdad. A nosotros
se nos ha pedido parecernos a Él, somos sus hijos. “Sean misericordiosos como
vuestro Padre es misericordioso” y no puede ser de otra manera. Es así como
el mismo Jesús nos ha pedido que debemos de perdonar “hasta setenta veces siete”,
es decir, siempre. La parábola del Evangelio de Mateo
(18 21, 35), nos presenta una gran contradicción en ese hombre a quien le ha
sido perdonada una deuda inmensa, pero que no perdona a su colaborador una
cantidad insignificante, llegando incluso a meterle en la cárcel. En ese personaje
estamos todos representados cada vez que nos negamos a perdonar. En el fondo,
las dificultades para perdonar a los demás vienen de no ser conscientes de lo
que se nos ha dado y de lo que se nos ha perdonado. El que sabe que le ha
sido perdonada la vida está más predispuesto a perdonar a los demás. 3 PERDONAR
COMPORTA, EN CIERTO SENTIDO, PARTICIPAR DE LA PACIENCIA DIVINA DEL DIOS Por tanto se trata de abrir las
puertas de nuestro corazón al amor, para ser más concreto, a la misericordia
de Dios, y permitirle que reanime lo que el pecado mata. Se puede decir que
la fuerza del perdón es la paciencia, entendida como esperanza, oración y
empeño por la conversión propia y del hermano. Perdonar comporta, en cierto
sentido, participar de la paciencia divina del Dios paciente, misericordioso,
clemente y compasivo: “Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y
rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por millares, que perdona la
iniquidad, la rebeldía y el pecado,
(Éxodo 34,6). Es así, como la primera parte del perdón es tener
paciencia, aceptar las imperfecciones propias y ajenas, la segunda parte
radica en dar y en estar en actitud de disponibilidad, es decir darse y
ofrecerse con el ofensor. El perdón de Dios es gratuito. Basta
que uno se arrepienta de verdad, también
nuestro perdón ha de ser gratuito. Pero prestemos atención a la
parábola: ¿con qué derecho puede acercarse a solicitar el perdón de Dios
quien no está dispuesto a perdonar a su hermano? El que no quiere perdonar al
hermano ha dejado de vivir como hijo; el que no está dispuesto a perdonar al
otro está cerrado y es incapaz de recibir el perdón de Dios. 4 SEÑOR,
¿CUÁNTAS VECES TENDRÉ QUE PERDONAR A MI HERMANO? Pedro, plantea la pregunta a Jesús: "Señor,
¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga?
¿Hasta siete veces?". Es un número simbólico y la pregunta de
Pedro es equivalente a saber si tiene que perdonar siempre. ¿Por qué poner límites?, la caridad,
el amor no tiene límites, siete es un número indefinido, Jesús le respondió: "No
te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”, esto es,
un rechazo de plano a la limitación agregándole un número simbólico aún más
indefinido. 5 SEAN
MUTUAMENTE BUENOS Y COMPASIVOS, PERDONÁNDOSE Pablo nos recuerda: “Sean mutuamente
buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros, como Dios los perdonó
en Cristo” (Ef 4,32). Esto es, los cristianos debemos perdonarnos siempre, no
algunas veces. Pero además Pablo nos dice: Sean mutuamente buenos, invitándonos
a tener actitud de buenos, humanos, caritativos, exentos de rencor y le
agrega compasivos, es decir piadosos y misericordiosos, porque cuando pecamos
u ofendemos y nos arrepentimos, nuestro corazón se colma de paz cuando
encontramos comprensión, del mismo modo, si vemos a alguien arrepentido y que
por ello sufre, lo natural es que nazca en nosotros sentimientos de pena y
lástima por la desgracia o por el sufrimiento de nuestro hermano. Ese es el
corazón que el Señor necesita para ser buenos y compasivos. Es así como
debemos perdonamos siempre y, como Dios nos perdona a nosotros. 6 ES
INDISPENSABLE EL PERDÓN. Es así, como para que la caridad
siempre este viva y reine entre nosotros, es indispensable el perdón. ¿Pero
de cualquier tipo de faltas?, ¿También las injurias? Jesús rechaza las
limitaciones que quiso poner Pedro, para destacar aún más la necesidad de
perdonar y sin límites, nos pide perdonar siempre de corazón. Lo mismo lo
exige para el amor, cuando uno ama, ama de verdad, de todo corazón, sin límite
y siempre. Así es nuestro Dios Padre con nosotros, así nos ha enseñado, y así
debemos ser y actuar, pero no solo perdonar a nuestro prójimo de corazón,
además rogar por él, desearle todo bien y hacer que llegue la paz, por sobre
cualquier dificultad. 7 "PÁGAME
LO QUE ME DEBES". Luego, para ilustrar mejor su
enseñanza, Jesús no enseña una parábola muy hermosa, de aquel servidor que
debía diez mil talentos y que se arroja a los pies de su rey diciéndole: "Dame
un plazo y te pagaré todo". El rey se compadece y lo deja ir y
le perdona la deuda, sin embargo al salir, este servidor encontró a uno de
sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta
ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes".
El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré
la deuda". Pero él no quiso y se comporta si ninguna
misericordia, al contrario lo encarceló hasta que pagara lo que debía. A
nosotros no llega al corazón esta parábola, porque nos damos cuenta de la
falta de generosidad de aquel que había recibido la benevolencia y la
comprensión y luego él se la niega a un hermano. 8 LO
ENTREGÓ EN MANOS DE LOS VERDUGOS HASTA QUE PAGARA TODO LO QUE DEBÍA. Es así como luego al enterarse el rey
lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable!" e
indignado, lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que
debía. Esa es la gran diferencia que quiere destacar Jesús y nos pone en
contrastes la generosidad de Dios, que nos perdona grandes deudas, contra la
mezquindad de los hombres, el cual muchas veces ni siquiera quiere perdonar
pequeñísimas cosas. Y no deja de ser cierto la gran diferencia de nuestros
pecados contra Dios y la de algunos contra nosotros que comete nuestro
prójimo o nosotros contra ellos, por eso Jesús destaca que el servidor debía
diez mil y a él tan solo cien. 9 DIOS
NO NOS PERDONARÁ, SI NOSOTROS NO PERDONAMOS Pero debemos tener muy en cuenta, que
al final de este Evangelio, Jesús nos dice “Lo mismo hará también mi Padre
celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos". Esta
deducción es muy clara, Dios no nos perdonará, si nosotros no perdonamos. ¿Es
justo esto?, lo que no es justo es que nosotros pidamos perdón, Dios nos
conceda misericordia (Perdona nuestras deudas…), y nosotros no seamos capaces
de perdonar (...así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden) Cristo Jesús viva en sus corazones Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Domingo XXIV del Tiempo Ordinario Ciclo A |
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