¡NO SABÉIS LO QUE PEDÍS!  (MARCOS 10:35-38)

SOBRE NUESTRAS AMBICIONES PERSONALES

Rumiando frases

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Como ya se esta haciendo una buen costumbre, nos estamos reuniendo una vez al mes un grupo de amigos con la participación de 3 sacerdotes y 1 religioso y dos laicos consagrados al Señor, a fin de poner un tema en la mesa, una palabra o frase de las Sagrada Escrituras, que nos ayude a comprender situaciones de la vida actual, en esta ocasión tratamos el tema de las ambiciones personales dentro de la Iglesia.

En este último encuentro, me he quedado rumiando la respuesta que les da Jesús a Santiago y a Juan: Jesús les dijo: “No sabéis lo que pedís” (Marcos 10:35-38)

El Evangelio relata que se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: “Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.”El les dijo: “¿Qué queréis que os conceda?” Ellos le respondieron: “Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.”Jesús les dijo: “No sabéis lo que pedís.” (Mc  10: 35-38)

Este relato esta también en San Mateo (Mt 20: 20:28) allí es su madre la que le pide a Jesús.. Ambas divergencias se compaginan bien, porque ellos lo piden por su madre, como recurso más discreto y hábil, o acaso se debe a las fuentes. En el fondo de la petición acaso hubiese razones de posible parentesco (cf. Jn 19:25), de tanta fuerza vinculante en las costumbres de Oriente.

Ellos le dijeron a Jesús, “en tu gloria”. En San Mateo se pide que se sienten junto a El en tu reino. Parecería que se tratase de la fase celeste. Sin embargo, en el medio ambiente se esperaba que el reinado del Mesías precediese aquí a la fase final del reino de Dios. Esto es lo que piden - Act 1:6 -. Sin embargo, parece aludir a la parusía - San Marcos 8:38; 13:26-, aunque se discute a qué aluden estos textos. La frase no es ajena a la teología de San Marcos. Jesús les pone su ejemplo de servidor que vino a dar la vida en redención por muchos, con el sentido semita de todos. “Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.”

Se piensa que pueda haber un duplicado, ya que parece que El censuraría la ambición de esta pretensión ¡NO SABEIS LO QUE PEDIS! ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré? y luego se daría por buena, al excusarla con la predestinación del Padre. “En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados.”

La ambición que reflejan aquí los dos apóstoles está en la misma línea de incomprensión de un Mesías doliente y de su reino espiritual. Para ellos se pide los dos primeros puestos en su reino. Se lo concibe como terreno. La petición no miraba sólo a los puestos de honor, sino también a los de ejercicio y poder. Estos dos puestos correlativos de su derecha e izquierda eran los dos primeros puestos de una serie. Santiago y Juan, son primos de Jesús y quieren hacer prevalecer este parentesco.

En la respuesta de Jesús les corrige el enfoque de su concepción terrena del reino. Este es de dolor, entonces Jesús les pregunta; ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré?, entonces nos preguntamos ¿Podrán ellos beber el cáliz que a El le aguarda de su pasión?, la pregunta es un contexto lógico, para precisarles bien la naturaleza del reino. El martirio — testimonio — estaba bien experimentado en la Iglesia a esta hora.

En la literatura judía se presenta frecuentemente el cáliz como imagen de alegría y fortuna, derivando acaso su uso de los festines, pero luego, por influjo de la copa de la venganza divina, que usaron los profetas, vino a significar también, y preferentemente, el sufrimiento y la desgracia El mismo sentido tiene en la literatura rabínica. El cáliz que Jesús bebería era el de su pasión y muerte.

A la pregunta que les hace Jesús si estarían dispuestos a beber este cáliz y a sumergirse, como El en este dolor, le respondieron que sí. - Podemos, le respondieron - No era una respuesta de fácil inconsciencia. Y Jesús les confirma, con vaticinio, este martirio de dolor. De hecho, Santiago el Mayor sufrió el martirio sobre el año 44, por orden de Agripa I -Act 12:2-, siendo decapitado. Juan murió en edad muy avanzada - san Juan 21:23 -, de muerte natural. Pero, antes de ser desterrado a la isla de Patmos, sufrió el martirio, pues fue sumergido en una caldera de aceite hirviendo, de la que Dios le libró milagrosamente.

Quedaba con ello corregido el erróneo enfoque sobre la naturaleza de su reino. Y les aprobaba su coraje cristiano, cuyo ímpetu se refleja en otras ocasiones. Pero había en esta petición un plan más profundo del Padre que no competía a Jesús el cambiarlo; había en todo ello una predestinación: Dios dispone libremente de sus dones: de la donación gratuita de su reino y de los puestos del mismo.

Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos por esta pretensión y proposición Al ver aquella disputa, Jesús los llamó. Y va a restablecer la armonía con una gran lección de humildad, dada especialmente para los que van a tener puestos jerárquicos, para ellos, que son apóstoles y se sentarán en tronos en su reino - Lc 22:30-. Les va a dar una lección por capítulo doble, primero con la verdadera doctrina del mando, y luego con su mismo ejemplo.

En el mundo, los que gobiernan las naciones fácilmente abusan de su poder, y, en lugar de ser en servicio benéfico del bien común, lo es en provecho propio, y así oprimen a los pueblos. Los apóstoles comprendieron y asumieron como misión el hecho político y social desigual de su época. Eran galileos y habían oído hablar de los abusos de Herodes el Grande, de Arquelao y Antipas, lo mismo que de los abusos de algunos de los procuradores romanos.

Jesús los llamó y les dijo: Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. En efecto, sucede de hecho, ya que no es ésa la misión del poder entre gobernantes de pueblos, no ha de ser así entre los que son apóstoles y se sentarán en tronos del reino para juzgar a las doce tribus de Israel.

Jesús le dice; Al contrario, “el que quiera ser grande que se haga servidor de ustedes, y el que quiera ser el primero que se haga servidor de todos”. Porque que éstos no son para honor ni provecho propio, sino para ministerio, servicio y provecho directo del bien común. No siendo para provecho propio, en lugar de tener esos sentimientos de ambición, si alguno pensase en ello, que piense que ha de tener sentimientos, en este orden, de servidor y de servidor de todos. Pues ha de tener los sentimientos de servicio. Deberá ser servidor de todos. Así enfocados, los puestos jerárquicos y de mando cobran su auténtica proyección y excluyen automáticamente las apetencias en el Reino terreno. Pues nadie tiene apetencia por egoísmo de ser servidor de todos.

Y luego de la doctrina, pone el gran ejemplo de su vida, que es el Rey-Mesías. No vino a ser servido. Sus sufrimientos, su pobreza, las intrigas armadas contra El, la perspectiva de su pasión y muerte, hacían ver bien que no vino a ser servido, sino a servir; al contrario, vino a dar su vida como rescate de muchos. Esta enseñanza de Jesús responde a la idea de la liberación por rescate, una liberación mediante un sacrificio, es decir dar su vida por salvar a los hombres.

Hay que saber beber a tiempo el cáliz amargo de la Pasión, las contradicciones, las penas, las amarguras, las tristezas y enfermedades, las persecuciones y las malas interpretaciones, pero todo esto nos ayudará a purificar nuestros corazones y lo preparará la gloria de la resurrección y luego, para la alegría del triunfo en unión con Jesús, nuestro Señor.

Jesús nos da en este fragmento del Evangelio una gran lección de humildad, algo que para nosotros es necesario comprender, nos llega a nuestro amor propio, o por que sufrimos si otros nos aventajan, o porque queremos ser los primeros en todas partes, sobresaliendo en todo y sin importar si estamos relegando a los demás. El tratar de ser primeros, sin importar como y a costa de quien, no esta conforme al espíritu cristiano. Jesús no enseño a ser humildes por amor a El.

Seguramente Jesús se debe haber extrañado mucho con la pregunta, como para haberle dicho a sus íntimos amigos, no han entendido nada de su intención de estar al servicio del reino de Dios y su justicia y parece mucho más importante el sentarse en los primero puestos que seguirle. Y también es como para responderle a muchos que solo piensan hoy en ese puesto de importancia más que el servir. Y por supuesto, parece que a hay muchos que no le agrada servir anónimamente.

Pero había otros diez apóstoles más, pero curiosamente esto se indignan por lo pedido por Juan y Santiago, pero su rabia es porque también ellos tienen sueños ambiciosos, también desean conseguir algún puesto de honor, de reconocimiento. De este modo la situación pasa hacer casi desvergonzada.

Los apóstoles ya habían convivido con Jesús un buen tiempo, habían comido, caminado, compartido muchas vivencias con El y caen en estas dificultades y ambiciones, entonces nos preguntamos, ¿que queda para nosotros hoy, que convivimos en un mundo diferente’ y la respuesta es aún mas perturbadora: ¿Es posible decir que trabajamos por un mundo mas fraterno, que trabajamos para que más hombre puedan acoger  a Dios y estar animados por este espíritu de ambicionar puestos de honor y prestigios?

La conclusión, es que Jesús nos enseña y nos pide ir por un camino opuesto al de la ambiciones, al de figurar, el buscar ser uno el protagonista. Por tanto tenemos que liberarnos de esa enfermedad que busca una situación de poder, de jerarquía y de satisfacción por estar en lugares encima de los demás. “El que quiera ser grande, que se ponga a servir a todos”

Nuestra Iglesia necesita verdaderos cristianos, que estén dispuesto de verdad a seguir por amor a Cristo Jesús, que puedan dejar de lado sus intereses personales, que puedan trabajar silenciosamente por un mundo mas cristiano, humano, compasivo, misericordioso, evangélico. Cristo Jesús, necesita seguidores que puedan imponerse y sean ejemplo por su calidad de servicio, por su fraternidad y amor a sus hermanos.

La Iglesia somos todos y es de todos, no tiene dueños particulares y a todos nos corresponde en el lugar que estamos a ayudarle en su tarea evangelizadora. La Iglesia tiene una enseñanza y un modelo a seguir, ese es JESUS, lo suyo fue servir y dar la vida, así es como es El lo primero y lo más grande de todo, JESUS, no ambiciono ningún poder, no se arrogo ningún titulo.

Sin embargo, a pesar de que podemos hacer críticas y comentario a diario de las actitudes de muchos hermanos que les encanta la figuración, es mejor que pensemos hoy en los muchos que se han desvivido y otros que siguen entregados a servir a la Iglesia, a los mas necesitados, a orar por sus hermanos, a consolar a los enfermos, a entregar una frase de aliento a quien lo necesita, y todo porque sienten de verdad a un Dios que los ama, porque el sentirse amados por El, da capacidad de amar su hermanos. Sean para nosotros estos buenos hermanos un ejemplo a imitar.

JESÚS no enseño a ser humildes por amor a El. El que tiene que sobresalir siempre, es JESÚS y nosotros no se notado.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Pascua, abril 2008

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