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“No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí”

Marcos 9,38-43. 45.47-48

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1.    NADIE PUEDE HACER UN MILAGRO EN MI NOMBRE Y LUEGO HABLAR MAL DE MÍ.

Juan le comunica que han visto una persona que exorcizaba los demonios, y se lo habían prohibido porque no estaba con ellos, es decir, no pertenecía a los Doce, a quienes se les había conferido este poder (Mateos 10:1). Más tardíamente se cita el caso de exorcistas judíos no cristianos que expulsaban demonios en el nombre de Jesús (Hech 19:13-17).

Pero Jesús les dijo: No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Jesús no autoriza esa prohibición. Si hay una delegación suya para ello en los apóstoles, también otros pueden invocar su nombre, con reverencia, apelando a su poder. Esto no significa estar lejos de su discipulado, pues, al menos, se está con él.

¿Tenemos algún derecho en impedir que otras personas de distintas confesiones cristianas hagan buena acciones en nombre de Jesucristo? ¿Tiene alguien derecho de creerse dueño del nombre de Jesús?, ciertamente el Señor nos da una gran lección a toda nuestra comunidad cristiana, no están únicamente solo los que pertenecen nominativamente como los suyos: “no es de los nuestros”. Ciertamente, el que invoca el nombre de Jesús para hacer el bien, es porque se compenetra con El, por tanto no podemos pensar que el luego agraviará su nombre. “porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí”.

2.    Y EL QUE NO ESTÁ CONTRA NOSOTROS, ESTÁ CON NOSOTROS.

“Y el que no está contra nosotros, está con nosotros”. Jesús hace una aclaración con un dicho, probablemente un proverbio popular, agrupándose en una unidad con los suyos, y que luego continuarán su obra. El que no está contra ellos, está con ellos. Es posible pensar que esta frase es un poco extremada, no obstante en aquel mundo hostil contra Jesús, el que no estaba contra El (Mateos-Lucas), ni contra ellos (Marcos), venía a estar con ellos. De este modo, había la perspectiva de unírseles otros muchos discípulos.

En San Marcos se dice que quien no está contra nosotros, está con nosotros. En cambio, en San Mateo se dice que quien no está conmigo, está contra mí (Mt 12:30). Quizá sea así porque esto responde a situaciones con temáticas distintas. En Mateos, el texto se refiere a los exorcismos judíos; campos irreductibles. En cambio, en Marcos, este exclusivismo no existe.

Es así como Jesús, nos aclara a todos, católicos y otras confesiones cristianas, “Y el que no está contra nosotros, está con nosotros”. A Jesús, lo que interesa no es si la persona forma parte o no de nuestra comunidad, lo que al Señor le importa es si hace el bien, algo que debe hacer como buen hijo de Dios. ¿Cómo interpretamos nosotros el ecumenismo y como debemos interpretarlo?, creo que de una solo forma, como los hace Jesús.

Si hemos entendido bien que Jesús ha venido para salvarnos a todos, no podemos considerar que él sea propiedad exclusiva de alguna confesión en particular. Si una persona no se considera parte de la fe católica y hace el bien y en nada se contradice con el espíritu cristiano, ¿tendrá su recompensa?

3.    JESÚS LES HACE VER A SUS DISCIPULOS QUE NO ES PARTIDARIO DE LOS CELOS

Lo que ha hecho Jesús, es hacerle ver a sus discípulos que es no partidario de los celos que ellos tienen, hoy a nosotros nos dice que no debemos confundir los intereses de El Hijo de Dios, con los nuestros. Lo que nos debe interesar es la Gloria del Señor, no la nuestra.

En efecto, en algunas ocasiones nos confundimos, estamos celosos “¿Acaso estás celoso a causa de mí? (Primera Lectura) y la verdad es que estamos envidiosos, porque nos sentimos postergados, como si estuviéramos en segundo lugar, como si otros nos opacaran y nos hacen sombra y nos duele esta situación.

Lo que tenemos que hacer es actuar con generosidad, y saber ver que lo que importa en la lucha contra el mal y la maldad, sin importar quien la realiza, ni donde ni como se hace. Debemos sentirnos gozosos cuando otros están trabajando por el bien de los demás. Debemos apoyar a los que hace el bien, no envidiarlos. No debemos confundirnos, y oremos por los que en nombre del Señor trabajan por su gloria, sin preocuparnos si ellos brillan más que nosotros.

4.    LES ASEGURO QUE NO QUEDARÁ SIN RECOMPENSA EL QUE LES DÉ DE BEBER UN VASO DE

“Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua” "Dios no necesita nuestras obras, sino nuestro amor" expresa Santa Teresa de Lisieux. Jesús dio su vida, esto es algo inmensamente extremo en amor, sin embargo Jesús quiere que reconozcamos los gestos de donación que se hacen cada día, por pequeño que sean, “un vaso de agua”, una sonrisa, una acogida, una mano que levanta a quien no puede pararse solo y tanto otros gestos que podemos hacer por amor a Dios y solo para los ojos de El. Esto es lo que también nos demuestra la santidad de José, esposo de María, padre adoptivo de Jesús, que sin llamar la atención, cumplió el programa de quien es "justo” con Dios mediante el fiel cumplimiento en la fe, esperanza y caridad. “San José es la prueba de que, para ser bueno y auténtico seguidor de cristo, no es necesario hacer "grandes cosas", sino practicar las virtudes humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas” (Pablo VI).

El amor a Cristo trae premio en las acciones más pequeñas hechas a uno “por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo” es decir “discípulos de Cristo.” Se contenta el Señor con esta frase al decirnos que le pertenecemos, así también debe alegrarse al ver que sus discípulos seamos capaces de dar “un vaso de agua” a quien lo necesita, o cualquier gesto humanitario, y más se debe contentar si lo hacemos como El, con natural inclinación a la bondad. ¡Quien desprecia al ladrillo no podrá nunca edificar la casa! Y quien está con su apertura constante al servicio de los demás, construye la casa ladrillo a ladrillo, porque el edificio de la santidad se va realizando minuto a minuto, haciendo lo que Dios quiere

5.    SI ALGUIEN LLEGARA A ESCANDALIZAR A UNO DE ESTOS PEQUEÑOS

El ideal de Dios es que seamos todos hombres buenos, nada cuesta hacerlo. Pero, si la caridad hecha por Cristo trae premio, este amor al prójimo que “cree” en El, en su misión y en su reino, exige evitar el escándalo, por eso nos dice: “Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe” Estos pequeños no es preciso que sean los niños, también son los desvalidos, los humildes, la gente sencilla, los indefensos, los que depositan su confianza en un superior.

El relato nos trae algunas sentencias contra lo que es motivo de escándalo o de tropiezo y, por consecuencia, de caída. “sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.”, es una formulación amplificada o hiperbólica, y sólo quiere indicar la gravedad del escándalo. Escándalo es aquello que nos desvía del buen camino y escandalizar a los pequeños es motivo para que los pequeños se extravíen del camino, es decir pierdan el rumbo y la fe en Dios. Quien hace esto, recibe su sentencia. Es preferible morir antes que atentar con nuestro propio comportamiento contra la debilidad del hermano, en particular si se sobre entiende la debilidad en la fe, ¿Por qué tanta dureza? ¡Porque Jesús se identifica con los pequeños!: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."  (Mateo 25, 40) Quien hace daños a los pequeños, se los hace a Jesús.

La sentencia: “sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra” es algo tajante, severísimo, pero frente a esto debo preguntarme, ¿Por qué mis hermanos se van de nuestra Iglesia?, ¿Es que no se sienten nuestro hermanos?, ¿Hasta que punto soy culpable? ¿Qué de malo he hecho, cuanto he sido de poco acogedor?, ¿Me estoy mereciendo una soga al cuello con una piedra?

6.    Y SI TU OJO ES PARA TI OCASIÓN DE PECADO, ARRÁNCALO

“Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”. La gravedad del escándalo, la expone este evangelio con una expresión oriental. El amor al prójimo exige desearle el bien, y el escandaloso lo empuja al mal. Sapiencialmente hablando, esto le condena. Por eso, le valía más que “lo arrojaran al mar” dada la enorme gravedad del escándalo. Por eso aquí se expone la necesidad de prevenirse contra él.

Estas expresiones, son hipérboles (amplificaciones) que sugieren, con su extremismo didáctico, el verdadero pensamiento. Si a una persona la escandaliza el “pie,” la “mano” o el “ojo,” vale más cortarlos y echarlos de sí que entrar con todos los miembros “al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”. Naturalmente, no quiere decirse que esto se realice materialmente. Si escandaliza un ojo y se lo corta, queda el otro para seguir escandalizando. La comparación está hecha sobre un principio de la ley natural: hay que sacrificar la parte por el todo. Aquí, con este aviso, se alerta sobre la gravedad del escándalo, y el castigo que le corresponde en orden a evitarlo, en otras palabras es decir los más grandes sacrificios.

En efecto, todo aquello que es ocasión de pecado hay que suprimirlo radicalmente. No hay que relativizar las faltas gravísimas, es decir no concedamos a algo un valor o importancia menor por justificar nuestro proceder o el de otra persona para razonar su actitud. Esta Palabra de hoy es una invitación a tomar conciencia que debemos erradicar y romper con cualquier obstáculo para entrar “en el Reino de Dios”.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

XXVI Domingo Ciclo B

 

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