REFLEXIONES DE NUESTRA FE CATOLICA

 

NUESTRO COMPROMISO CON CRISTO JESUS

NUESTRO PAPEL DE LAICOS EN LA IGLESIA y LECTURA COMPROMETIDA DE NUESTRO CATECISMO CATÓLICO

Ultima Reflexión del año 2007

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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Queridos amigos:

El mejor deseo al cual podemos aspirar este nuevo año 2008 que comienza, no puede ser otros que el encuentro personal con Cristo Jesus, el nos  iluminará nuestra vida con una nueva luz, él nos conducirá por el buen camino. Todo esto nos comprometa a ser sus testigos y a desear trabajar con privilegio por él.

Iluminados por Cristo, podremos ver el mundo y las personas a través de sus ojos, del mismo modo él nos hará comprender más intensamente en el misterio de la fe. Cristo Jesus, sea nuestro verdadero guía y maestro, y nos haga vivir una verdad; es la sal y la luz de toda la realidad (cf. Veritatis splendor, 88).

-- Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad. Examinad qué es lo que agrada al Señor, y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denunciadlas... Mirad atentamente cómo vivís; que no sea como imprudentes, sino como prudentes; aprovechando bien el tiempo presente, porque los días son malos-- (Ef 5, 8-11. 15-16; cf. 1 Ts 5, 4-8). (Veritatis splendor 88)

1)      "VOSOTROS SOIS LA SAL DE LA TIERRA...VOSOTROS SOIS LA LUZ DEL MUNDO", (MT 5, 13-14)

 

"Vosotros sois la luz del mundo....". Para todos aquellos que al principio escucharon a Jesús, al igual que para nosotros, el símbolo de la luz evoca el deseo de verdad y la sed de llegar a la plenitud del conocimiento que están impresos en lo más íntimo de cada ser humano.

Cuando la luz va menguando o desaparece completamente, ya no se consigue distinguir la realidad que nos rodea. En el corazón de la noche podemos sentir temor e inseguridad, esperando sólo con impaciencia la llegada de la luz de la aurora.

…..¡A vosotros os corresponde ser los centinela de la mañana (cf. Is 21, 11-12) que anuncian la llegada del sol que es Cristo resucitado!

La luz de la cual Jesús nos habla en el Evangelio es la de la fe, don gratuito de Dios, que viene a iluminar el corazón y a dar claridad a la inteligencia: "Pues el mismo Dios que dijo: ‘De las tinieblas brille la luz’, ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo" (2 Co 4, 6). Por eso adquieren un relieve especial las palabras de Jesús cuando explica su identidad y su misión: "Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12).  MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II PARA LA XVII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD En Castel Gandolfo, el 25 de julio de 2001

 

 

2)      COMPROMISO CON CRISTO JESUS

VAYAN POR TODO EL MUNDO Y ANUNCIEN EL EVANGELIO A TODA LA CREACIÓN (Mc 16, 15-18).

Los apóstoles recibieron este mandato del Señor Resucitado para llevarlo a todo el mundo, a nosotros nos corresponde continuarlo.

Jesús nos dejo la orden de predicar el Evangelio a todas las gentes, junto con el bautismo. Este es el gran mandato, es decir la gran misión que nos dio el Señor, que debemos hacer con fidelidad en todos los tiempos y en todas las circunstancias.

Es así como Jesús, envía a sus apóstoles, por todo el mundo, a predicar a todas las gentes de todas las naciones, para que la predicación apostólica, que antes fue rechazada por la soberbia de los judíos, venga en nuestro auxilio. Cuando Jesús dice a toda la creación, esta diciendo a los creyentes e incrédulos. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Porque no basta creer, porque el que cree y no está bautizado todavía, no ha alcanzado aún la salvación, sino imperfectamente.

3)      SEAMOS ANUNCIADORES DEL MENSAJE DE JESUCRISTO

Los laicos tenemos que ser los principales anunciadores del mensaje de Jesucristo, es decir ser importantes protagonistas de la evangelización. Nosotros somos los responsables de llegar con la Buena Noticia donde no llegan los sacerdotes.  Si hacemos estadística de las personas que van a la Santa Misa con relación a los que se quedan en casa o de las personas que hacen su vida cercana a Iglesia con los que no participan, descubriríamos un altísimo porcentaje de hombres que no conocen la “Buena Noticia de Jesucristo”.

4)      QUIENES SOMOS LOS LAICOS SEGÚN LA FE CATOLICA

“Los fieles laicos se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad. Por tanto ellos, especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia; es decir, la comunidad de los fieles sobre la tierra bajo la guía del Jefe común, el Papa, y de los Obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia” (Pío XII, discurso 20 Febrero 1946; citado por Juan Pablo II, CL 9).

Que seamos laicos, no significa que no seamos parte de una realidad religiosa, si alguien quiere darle una idea contraria a este concepto es parte de su ignorancia. "Por laicos se entiende aquí a todos los cristianos, excepto los miembros del orden sagrado y del estado religioso reconocido en la Iglesia. (CIC 897)

Nuestro Catecismo Católico (CIC), tiene importantes definiciones que debieran ser conocidos por todos nosotros y todo aquel que es parte de nuestra Iglesia debe ayudar para que así sea,  para que los laicos podamos asumir nuestro compromiso cuando rezamos en el Credo, CREO EN LA SANTA IGLESIA CATÓLICA.

Los laicos somos los cristianos que estamos incorporados a Cristo por el bautismo, que formamos el Pueblo de Dios y que participamos de las funciones de Cristo. Sacerdote, Profeta y Rey. Nosotros realizamos según nuestra condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo (de acuerdo a LG 31).

5)      NUESTRA VOCACIÓN DE LAICOS

Cada día que pasa, se hace más importante la vocación del laico como parte de la Iglesia, es una tarea que se viene perfeccionando desde la celebración del Concilio Vaticano II. Somos seguidores de Cristo y vivimos en medio del mundo, en el corazón de nuestra sociedad y es donde mas santidad necesita. Somos parte de la organización del país y del diario vivir, participamos de la política y del deporte, somos organizadores de la economía, administramos justicia, hacemos las leyes, somos la fuerza productiva en las fabricas, estamos en todas las organizaciones de la vida del mundo. Y lo mas importante, formamos familia y participamos de la creación con nuestros hijos y/o ayudamos a la creación con nuestro esfuerzo si somos célibes en razón a nuestra fe u por otro motivo.

La iniciativa de los cristianos laicos es particularmente necesaria cuando se trata de descubrir o de idear los medios para que las exigencias de la doctrina y de la vida cristiana impregnen las realidades sociales, políticas y económicas. Esta iniciativa es un elemento normal de la vida de la Iglesia: (CIC 899)

Los laicos vivimos en el mundo, no debemos separarnos de el, al contrario debemos estar cada vez mas inserto en el y usar todo compromiso con nuestra fe para ayudar en la evangelización y en santificar el ambiente en el cual vivimos.

"Los laicos tenemos como vocación propia el buscar el Reino de Dios ocupándonos de las realidades temporales y ordenándolas según Dios... (CIC 898), Es a nosotros a quienes corresponde de de manera especial iluminar y ordenar todas las realidades temporales, a las que estamos estrechamente unidos.

En todos los tiempos de nuestra historia desde que Cristo fundo la Iglesia, ha sido importante nuestra participación como laico, y han cometido un error y lo siguen haciendo aquellos que piensan que las tareas pastorales son solo para los clérigos. En efecto, las primeras iniciativas evangelizadoras de la Iglesia se realizó a través de laicos, con su esfuerzo  y con la ayuda de Dios.

“Como todos los fieles, los laicos estamos encargados por Dios del apostolado en virtud del bautismo y de la confirmación y por eso tenemos la obligación y gozamos del derecho, individualmente o agrupados en asociaciones, para trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres y en toda la tierra; esta obligación es tanto más apremiante cuando sólo por medio de nosotros los demás hombres pueden oír el Evangelio y conocer a Cristo. En las comunidades eclesiales, nuestra acción es tan necesaria que, sin ella, el apostolado de los pastores no puede obtener en la mayoría de las veces su plena eficacia” (cf. LG 33). (CIC 900)

6)      NUESTRA PARTICIPACION COMO LAICOS EN LA MISIÓN SACERDOTAL DE CRISTO

"Los laicos, consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, estamos maravillosamente llamados y preparados para producir siempre los frutos más abundantes del Espíritu. En efecto, todas nuestras obras, oraciones, tareas apostólicas, nuestra vida conyugal y familiar, el trabajo diario, el descanso espiritual y corporal, si lo realizamos en el Espíritu, incluso las molestias sentimos en la vida, si las llevamos con paciencia, todo ello se nos convierte en sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo, que ofrecemos con toda piedad a Dios Padre en la celebración de la Eucaristía uniéndolos a la ofrenda del cuerpo del Señor. De esta manera, también nosotros los laicos, como adoradores que en todas partes llevamos una conducta sana, consagramos el mundo mismo a Dios" (LG 34; cf. LG 10). (CIC 901)

De manera particular, los que somos padres o asumimos como padres,  participamos de la misión de santificación "impregnando de espíritu cristiano nuestra vida conyugal y procurando la educación cristiana de nuestros hijos" (CIC, can. 835, 4). (CIC 902)

Los laicos, si tenemos las cualidades requeridas, podemos ser admitidos de manera estable a los ministerios de lectores y de acólito (cf. CIC, can. 230, 1). "Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, podemos también los laicos, aunque no seamos lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión, según las prescripciones del derecho" (CIC, can. 230, 3). (CIC 903)

7)      NUESTRA PARTICIPACIÓN EN LA MISIÓN PROFÉTICA DE CRISTO

"Cristo,... realiza su función profética... no sólo a través de la jerarquía... sino también por medio de nosotros los laicos. El los nos hace sus testigos y nos da el sentido de la fe y la gracia de la palabra" (LG 35). (CIC 904)

Enseñar a alguien para traerlo a la fe es tarea de todo predicador e incluso de todo creyente (Sto. Tomás de A., STh III, 71. 4 ad 3).

Como laicos cumplimos también nuestra misión profética evangelizando, con "el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y de la palabra". En nosotros, esta evangelización "adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo" (LG 35): (CIC 905)

Este apostolado no consiste sólo en el testimonio de vida; el verdadero apostolado busca ocasiones para anunciar a Cristo con su palabra, tanto a los no creyentes... como a los fieles (AA 6; cf. AG 15).

Los fieles laicos que nos sintamos capaces de ello y que se nos formemos para ello también podemos prestar nuestra colaboración en la formación catequética (cf. CIC, can. 774, 776, 780), en la enseñanza de las ciencias sagradas (cf. CIC,can. 229), en los medios de comunicación social (cf. CIC, can 823, 1). (CIC 906)

"Tenemos además el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de nuestro propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados nuestra opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestarle a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres y la reverencia hacia los Pastores, habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas" (CIC, can. 212, 3). (CIC 907)

8)      NUESTRA PARTICIPACIÓN EN LA MISIÓN REAL DE CRISTO

Por su obediencia hasta la muerte (cf. Flp 2, 8-9), Cristo ha comunicado a sus discípulos el don de la libertad regia, "para que vencieran en sí mismos, con la apropia renuncia y una vida santa, al reino del pecado" (LG 36). CIC 908)

El que somete su propio cuerpo y domina su alma, sin dejarse llevar por las pasiones es dueño de sí mismo: Se puede llamar rey porque es capaz de gobernar su propia persona; Es libre e independiente y no se deja cautivar por una esclavitud culpable (San Ambrosio, Psal. 118, 14, 30: PL 15, 1403A).

"Nosotros, los laicos, además, juntando también nuestras fuerzas, nos corresponde sanear las estructuras y las condiciones del mundo, de tal forma que, si algunas de nuestras costumbres incitan al pecado, todas ellas sean conformes con las normas de la justicia y favorezcan en vez de impedir la práctica de las virtudes. Obrando así, impregnarán de valores morales toda la cultura y las realizaciones humanas" (LG 36). (CIC 909)

"Los seglares también pueden sentirse llamados o ser llamados a colaborar con sus Pastores en el servicio de la comunidad eclesial, para el crecimiento y la vida de ésta, ejerciendo ministerios muy diversos según la gracia y los carismas que el Señor quiera concederles" (EN 73). (CIC 910)

En la Iglesia, "los fieles laicos podemos cooperar a tenor del derecho en el ejercicio de la potestad de gobierno" (CIC, can. 129, 2). Así, con nuestra presencia en los Concilios particulares (can. 443, 4), los Sínodos diocesanos (can. 463, 1 y 2), los Consejos pastorales (can. 511; 536); en el ejercicio de la tarea pastoral de una parroquia (can. 517, 2); la colaboración en los Consejos de los asuntos económicos (can. 492, 1; 536); la participación en los tribunales eclesiásticos (can. 1421, 2), etc. (CIC 911)

Los fieles hemos "aprender a distinguir cuidadosamente entre los derechos y deberes que tenemos como miembros de la Iglesia y los que nos corresponden como miembros de la sociedad humana. Debemos esforzarnos en integrarlos en buena armonía, recordando que en cualquier cuestión temporal han de guiarse por la conciencia cristiana. En efecto, ninguna actividad humana, ni siquiera en los asuntos temporales, puede sustraerse a la soberanía de Dios" (LG 36). (CIC  912)

"Así, todo laico, por el simple hecho de haber recibido sus dones, es a la vez testigo e instrumento vivo de la misión de la Iglesia misma `según la medida del don de Cristo'" (LG 33). (CIC 913)

El Señor le bendiga

Feliz año 2008

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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