La
perseverancia en la oración Lc 18, 1-8 Autor: Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1.
UNA INVITACIÓN A PERMANECER EN Este
relato evangélico nos trae una parábola que es propia de Lucas. El
evangelista quiere destacar en su
evangelio los aspectos relativos a la oración, sus singularidades y sus
características. Y lo hace mostrando antes que nada a Jesús como orante por
excelencia, pero revelándonos también a aquel a quien se dirige la oración de
Jesús. La parábola que nos propone deja ver las disposiciones del corazón de
Dios hacia “sus elegidos, que claman al día y noche”. La enseñanza de Jesús
—expresada por medio de una parábola— es una invitación a perseverar en la
oración sin detenerse, con constancia –“siempre sin desanimarse”. 2.
ES NECESARIO ORAR SIEMPRE SIN
DESANIMARSE Como
los discípulos deberán sufrir mucho, para esto les es necesaria la oración,
estando alerta para esta venida. En el lugar paralelo del “Apocalipsis
sinóptico” se vaticina todo esto, y se les recomienda para ello estar
atentos, “vigilantes” y “orar”, “Estad en vela, pues, orando en todo tiempo
para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis
estar en pie delante del Hijo del hombre.”
(Lucas (SBJ) 21,36). Esta constante vigilancia por la oración es lo
que inculca esta parábola, cuyo tema se enuncia abiertamente al comienzo de
ella: “es necesario orar siempre sin desanimarse” No se trata de una oración
rigurosamente continua, pero sí muy asidua. 3.
LE HARÉ JUSTICIA PARA QUE NO VENGA
CONTINUAMENTE A FASTIDIARME La
parábola se centra en un juez posiblemente deshonesto que no se molesta en
hacer justicia a una pobre viuda. Ya los profetas clamaban contra este abuso
de los desvalidos. Pero ella urgía le resolviese su asunto, que en el
contexto es favorablemente — “hacer justicia” —, e insistentemente volvía a
la carga. El mismo temió; le estaba molestando tanta insistencia. Por lo que
se decide a hacerle justicia pensando: “pero como esta viuda me molesta, le
haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme” 4.
ESA ORACIÓN PERSISTENTE, HARÁ
JUSTICIA, Y PRONTAMENTE Y
Jesús saca la conclusión con un argumento “a fortiori”,
es decir a mayor motivo. Si por egoísmo los seres humanos hacen justicia,
favores, ¡cuánto más Dios hará justicia!, por alusión a la parábola, pero con
el significado de despachar favorablemente lo que piden, a los “elegidos,” no
en contraposición a condenados, sino en el sentido vulgar y paulino de “fieles,”
que asiduamente claman a él, “aun cuando les haga pacientemente esperar”. Sí,
ante esa oración perseverante, hará justicia, y prontamente, lo que no está
en contradicción con la “espera.” Es un modo hiperbólico de asegurar la
certeza del logro de esa oración. 5.
La
parábola nos recuerda algunas expresiones paulinas como “orad siempre” o “no perdáis ánimos”. Pero lo fundamental de
la parábola, es la enseña de la necesidad de una oración perseverante. Pero,
a su vez, en el contexto de Lucas viene situada aquí por la necesidad de la
“vigilancia” ante la venida del Hijo del hombre. A la hora de esta venida, se
“enfriará la caridad de muchos” (Mt 24:12), y
aparecerán falsos profetas y falsos “cristos,” con portentos, que pretenderán
engañar, si fuera posible, a los mismos “elegidos” (Mc
13:22). Evocada por esto, aparece esta pregunta al final de la parábola, en
la que se pide la perseverancia en la oración, como insinuándose que por no
atender a esta enseñanza, o si no se la atiende, en orden a esta
perseverancia, esa “frialdad de la caridad” podrá afectar a muchos. 6.
“PERO CUANDO VENGA EL HIJO DEL
HOMBRE, ¿ENCONTRARÁ FE SOBRE Dice
el Concilio que "desde su mismo nacimiento, el hombre es invitado al
diálogo con Dios" (GS, 19). Usa las mismas palabras de Santa Teresa de
Jesús cuando define la oración: "Tratar de amistad estando muchas veces
a solas con quien sabemos nos ama". No le cabe al hombre excelencia
mayor que poder sostener un diálogo con Dios, su Creador que, por la
revelación de Jesús, sabemos que, además, es nuestro Padre. Diálogo
que el mismo Jesús quiere que sea incesante, como nos apunta San Lucas:
"Para explicarles que tenían que orar siempre y no desanimarse..."
Y al final de la parábola, dice Jesús: Y Dios, ¿no hará justicia a sus
elegidos, que claman a El día y noche, aunque los haga esperar?. Y termina con un
lamento: " Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la
tierra?”. 7.
La
pregunta que nos hace Jesús, nos da a entender que la fe no se puede perder.
No es suficiente haber crecido en la fe, no basta que llevemos una vida
cristiana, es preciso estar alerta, vigilante, a fin de que nuestra fe se
convierta en vida, para que se verdadera. Dice
San Agustín, “El Señor dice esto refiriéndose a la fe perfecta, porque esta
fe apenas se encuentra en la tierra. Llena está de fieles Esto
lo añade el Señor para dar a conocer que si la fe falta, la oración es
inútil. Por tanto, cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe.
La fe produce la oración y la oración produce a su vez la firmeza de la fe.
Si la fe es luz, no vivamos en las tinieblas, vivamos en la luz, viviendo la
fe. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant ocds
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