RECUERDOS DE MI PRIMERA COMUNIÓN

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

Recuerdo que tenía tan solo 8 años (año 1958) y disfrutaba de mi catecismo de mi primera comunión, cuando estando en clases, el profesor nos dio unos minutos libres en la sala de clases, para estudiar o leer.

Entonces, tome yo mi catecismo de la primera comunión, que era un librito muy hermosos para mí, con tapa nacarada, y hojitas con borde dorado, y entre algunas hojas guardaba de recuerdo algunas imágenes de Jesús, preparadas mi comunión y la de otros amigos.

Así fue, que sin darme cuenta, mi profesor me observaba de pie junto a mí, en actitud de mucha seriedad, me consultó que era ese librito extraño que estaba leyendo, y por que no se parecía a ninguno de los de estudios.

Lo miré tratando de buscar su comprensión, le explique que se trataba de un catecismo y que hace poco hice mi primera comunión, y entonces ya me estaba preparando para seguir el camino del Señor.

El profesor tomo el librito, lo hojeó con algo de desprecio y me dijo que perdía mi tiempo, al preguntarle porque, me dijo muy seriamente, ¡Porque Dios no existe!, a lo que rápidamente le respondí, que si existía. Entonces el profesor me trato de convencer que yo estaba equivocado, tomaba un objeto y me preguntaba ¿Qué es esto?, un lápiz profesor, ¿y esto otro?, un cuaderno profesor, ¿y este?, un niño profesor, y finalmente concluyó, te das cuenta que estas cosas puedes probar que existen, tu mismo las ves, ¿podrías tu probarme la existencia de Dios?

Si señor, yo lo puedo hacer, le haré dos preguntas, ¿Cuánto es dos mas dos?, el profesor riéndose me responde, pero eso es muy fácil, son cuatro, así es señor, y no he tenido que mostrarle ningún objeto para su respuesta, porque eso esta en su mente, ahora si me permite otra pregunta, ¿ama usted a alguien?, -pero por supuesto me respondió, por ejemplo yo amo a mi esposa-, entonces le dije, pruebe eso señor, así fue como me dijo, -pero niño eso es muy fácil, incluso la puedo llamar y te la puedo mostrar, algo que tu no podrías hacer con ese Dios-

Eso es verdad profesor, y le creo, no hace falta que me la muestre, por que eso esta en su corazón, por tanto permítame hacer algo.

Entonces fui a mi bolso escolar, y tomé una naranja, me senté y bajo la atenta mirada de mi profesor la descascaré, tome uno de sus jugosos gajosos y lo deleité, luego tomé otro y lo disfruté. El profesor me observaba atentamente hasta que le pregunté, ¿señor, que sabor tiene esta naranja que estoy gustando?, me miró sorprendido y exclamó, ¡difícil que lo sepa!, entonces le pregunte porque, a lo que respondió, - no lo puedo saber porque yo no he probado el sabor de esa naranja - y así concluí, ahí esta la diferencia señor profesor, yo he probado la naranja y sé el sabor que tiene, igualmente, yo he probado la existencia de Dios y sé el sabor de su amor, pruebe usted también, le encantará.

Sólo recuerdo, que me dejo leyendo mi catecismo y se fue pensativo.

Cuento escrito en el año 1959, a los 9 años de edad, en mi escuela, para un Certamen Literario Escolar, un día un amigo me dijo, yo ese cuento lo conozco, lo leí en una publicación religiosa, nunca supe cual…

Con gran cariño, 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Santiago de Chile, Diciembre 2003,