EN EL SEÑOR SE ENCUENTRA LA MISERICORDIA

Salmo 129

 Reflexión desde el Salmo 129, 1-5. 6-8

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


 

Desde lo más profundo te invoco, Señor.

¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.

 

Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir?

Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido.

 

Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra.

Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor.

 

Porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia:

Él redimirá a Israel de todos sus pecados.

 

EN EL SEÑOR SE ENCUENTRA LA MISERICORDIA.

La misericordia, es la Inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y sufrimientos ajenos, y es el atributo de Dios por el cual perdona y remedia los pecados y miserias de las personas. “Cuando más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia” (Diario de Santa Faustina, 723).

Este salmo 129, es uno de los siete “salmos penitenciales” de la liturgia. Esta súplica está angustiada de pena y humildad. “Desde lo más profundo te invoco, Señor”. El reconocimiento del propio pecado se une a la confiada seguridad de obtener el perdón divino. “En el Señor se encuentra la misericordia”. Por tanto, su rehabilitación espiritual sólo depende de la misericordia infinita de su Dios, y así es como el, confiado en su bondad, implora perdón y protección para él y para su pueblo.

Los sentimientos de profunda humildad contrastan con la ciega esperanza en la misericordia divina. El salmista, lejos de sentirse abandonado de Dios, se apoya en la conciencia de su propia indignidad, para acercarse a él, es decir, el no se siente para nada alejado de su Dios, por esa razón toma fuerzas de su debilidad para acercarse confiadamente al que le puede rehabilitar en su vida espiritual. Los atributos y las promesas divinas le dan pie para fundar su esperanza.

MI ALMA ESPERA EN EL SEÑOR, Y YO CONFÍO EN SU PALABRA.

El salmista se siente desbordado en un abismo de inquietudes y de pesares; por eso, desde lo profundo de su aflicción se dirige a su Dios para que le preste auxilio, rehabilitándolo en su vida de amistad con El. En realidad, su esperanza está en su misericordia y su prontitud al perdón, pues si no olvida los pecados y los guarda cuidadosamente en su memoria, reteniendo la culpabilidad de los hombres; “Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir?”, ¿quién podrá subsistir o mantenerse incólume ante su tribunal? Nadie puede hacer frente a las exigencias de la justicia divina; “Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido”.  Pero la medida con que trata a sus siervos no es la de la justicia, sino la de la extrema indulgencia; “Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor”, invitándoles así a un temor reverencial basado en el agradecimiento del que ha sido perdonado; “Él redimirá a Israel de todos sus pecados”

Basado en esta indulgencia del Señor, el salmista espera en El con impaciencia y ansiedad más que los centinelas por la aparición de la aurora para ser relevados de su puesto de vigilancia; “Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra”. En esta espera ansiosa, el salmista representa a Israel como colectividad, vejado por pueblos opresores y ansiosos de redención. La serenidad e indulgencia del Señor dan confianza al pueblo elegido para pedir su plena rehabilitación a pesar de sus numerosas iniquidades.

TERESA DE JESUS Y LA MISERICORDIA DEL SEÑOR

Teresa de Jesús, no teme reconocerse pecadora y pone toda su confianza en la misericordia del Señor y reza; “Ay de mí, Creador mío, que si quiero dar disculpa, ninguna tengo! ¡Ni tiene nadie la culpa sino yo! Porque si os pagara algo del amor que me comenzasteis a demostrar, no habría podido yo amar a nadie más que a Vos, y vuestro amor me hubiera librado de todos mis pecados. Mas ya que no lo merecí ni tuve esta dicha, válgame ahora Señor, vuestra misericordia (Vida 4, 4) y más adelante agrega; Muchas veces he pensado espantada de la gran bondad de Dios y se ha regalado mi alma de ver su gran magnificencia y misericordia (Vida 4, 10). “He contado todo esto para que se vea la gran misericordia de Dios y mi ingratitud” (Vida 8, 4).

Por cierto que es grande la misericordia de Dios. ¿Qué amigo hallaremos tan sufrido? (Meditaciones C 2, 21).

Consideremos la gran misericordia y paciencia de (VI Moradas 10, 4), ¡Oh, Dios mío, misericordia mía!, ¿qué haré para que no deshaga yo las grandezas que Vos hacéis conmigo? (Exclamaciones 1).,¡Oh, qué grandísima misericordia y qué favor que no podemos nosotros merecer! ¡Y que los mortales olvidemos todo esto! Acordaos Vos, Dios mío, de tantas miserias y mirad nuestra flaqueza, pues de todo sois sabedor (Exclamaciones 7). Sea su nombre bendito que en todo tiempo tiene misericordia con todas sus criaturas (Cta 440, 1).

CONFIAR EN DIOS ES DEPENDER DE ÉL QUE ES LA MISERICORDIA MISMA.

“Cuando más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia” (Diario de Santa Faustina, 723). El mensaje de la Divina Misericordia es un llamado a los hombres a confiar en la Misericordia de Dios y a ejemplo de El, nosotros ser misericordioso con los que sufren. Que duda cabe, Dios es misericordioso y es el amor mismo entregado por nosotros, y no quiere que nadie se escape de este amor misericordioso.

Pero no olvidemos que el mensaje es que Dios quiere que vivamos un a vida orientado hacia El y volvamos hacia Él con confianza y arrepentimiento. En efecto, lo que Dios más desea es que nos volvamos a Él con confianza. Este volverse con confianza hacia Él que es la Misericordia misma es una fuente de paz para todos nosotros. Así también lo entiende el salmista, volverse hacia e implorar la Misericordia Divina es la respuesta a una vida acongojada. “La Misericordia de Dios, es el amor de Dios derramado sobre los que no lo merecen, al crearnos, redimirnos y santificarnos. Es el “segundo nombre de Amor” (Juan Pablo II)

Se ha descrito la Misericordia como el amor por los que no merecen ser amados y perdón a los que no merecen ser perdonados. Es el amor en acción. El Señor desea que vivamos confiando en Él frente todas las circunstancias. Confiamos en Él porque es Dios, y porque nos ama y nos cuida. Su misericordia está siempre disponible sin importar lo que hayamos hecho. “Oh inconcebible e insondable misericordia de Dios, ¿quién te puede adorar y exaltar de modo digno? Oh sumo atributo de Dios omnipotente, tú eres la dulce esperanza de los pecadores” Santa Faustina, Diario, 951, ed. it. 2001, p. 341).

ORACION

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda tribulación nuestra para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios!  (2 Corintios, 1, 3-4)

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

Publicada en este link: REFLEXIONES INTIMAS EN AMISTAD CON DIOS

Abril 2011

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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