“Síganme, ….Inmediatamente,
ellos dejaron sus redes y lo siguieron” Mc 1, 14-20 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
CONVIÉRTANSE Y CREAN EN LA BUENA
NOTICIA San Marcos, nos sitúa en este
relato en un tiempo en el que Juan Bautista esta preso. Al mismo tiempo no
hace suponer que Jesús esta en la vida pública. De mismo modo, nos presenta
un esbozo de lo que va a ser la misión de Cristo. Jesús se dirige a Galilea, es
el segundo viaje, el primero lo hizo cuando aún no encarcelaban a Juan Bautista.
San Marcos, nos hace una síntesis de la predicación de Jesús, --El tiempo se
ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena
Noticia--. El establecimiento del pleno
reinado de Dios, anunciado en las profecías, ya llegaba. Era la misión de
Jesús al ir a “sembrarlo” por toda Galilea. Ante esta expectativa e
inminencia, Jesús nos pide dos cosas: convertirnos es decir arrepentirnos,
transformarnos en hombres nuevos, cambiar de modo de pensar, apartarnos de la
mala conducta y de los caminos erróneos y luego nos pide que creamos en el
Evangelio, diciéndonos: “crean en la “Buena Noticia”, esa que Jesús va a
enseñar. Será la fe que salva (Mc 16:16). Al proclamar la “Buena Noticia
de Dios”, se anuncia con claridad y sin equívoco, la liberación de cuanto
pueda oprimir al hombre, así liberado, se convierte en alguien que transmite
la liberación a los demás. Dios no llama a todos a proclamar esta Buena
Noticia. 2.
“SÍGANME, Y YO LOS HARÉ PESCADORES DE
HOMBRES” En la segunda parte de este
fragmento del Evangelio, San Marcos nos presenta la vocación de los primeros
discípulos, Simón (Pedro) y Andrés, Santiago (hijo de Zebedeo)
y Juan. San Marcos nos añade un dato de
interés, “ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo
con los jornaleros, lo siguieron”. Esto puede significar que dentro de la
modestia de pescador de Galilea, tenía más recursos para pescar, por eso
tenían jornaleros, que eran pagados para hacer esta faena. Pero, no debemos vivir para la
cosas, debemos hacerlo para los hombres y en primer lugar para Dios. Es decir
las cosas sirven, pero no para adorarlas, las cosas están en orden a los
hombres y los hombres en orden a Dios. Inmediatamente al oír de Jesús
“Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”, Pedro y Andrés dejaron sus
redes y lo siguieron. Para ellos, la redes eran toda su herramienta de
trabajo, por ellas lograban su sustento. Sin embargo no dudaron y siguieron a
Jesús. Así, Jesús, prolonga a través de los hombres su predicación. Hombres
elegidos para ser profetas y sus apóstoles. 3.
SEGUIR A JESUS Según entendemos los que nos
relata San Marcos, Pedro y Andrés respondieron de inmediato, y Santiago y
Juan, dejaron a su padre, así nos indica que para seguir a Jesús, se debe
renunciar a todo aquello que se opone a su seguimiento. Así es como Jesús sabe bien a
quien elige y porque lo elige, en esta ocasión hombres que echan la red al
mar sin saber que tipos de pescados sacaran. Del mismo modo cuando un
predicador arroja sus palabras sobre los hombres, no conoce de antemano
quienes se acercarán a Dios. Pedro y Andrés no habían visto
a Jesús hacer milagros, no habían oído hablar al Señor del reino de los
Cielos, sin embargo al oír la voz de Jesús, ellos lo dejan todo por seguirlo.
Seguramente, ellos vieron la dulzura del alma de quien los invitaba. Ellos
creyeron y tuvieron fe. Nos enseña Jesús, que no debemos aferrarnos a las
cosas terrenales si queremos ir a la vida eterna. Pero también hay algo muy
importante para todos nosotros, las características de los discípulos elegidos
por el Señor. Esto nos sirve para que no tengamos temor y no pensemos que
tenemos que superdotados en conocimientos para seguir a Jesús. El eligió a
hombres humildes, pobres, sencillos, sin una gran formación académica, sin
influencias, talvez, así nos imaginamos a Pedro, “rudos”, sin formación
teológica, porque los hombres no se arrepienten ni se convierten con
argumentos y palabras humanas, sino que por la gracia de Dios. Entonces, nosotros, somos
hombres predilectos del Señor, descubramos en nosotros mismos ese llamado,
con la misma rapidez que los apóstoles y sigamos tras los pasos de Jesús.
Nuestro apostolado, exige menos renuncia que el de los apóstoles y lo podemos
ejercer del mismo lugar en el cual nos desempeñamos, en el trabajo, la
escuela, el vecindario, la familia y los amigos. Tenemos la gran oportunidad de
seguir a Jesús, hagámoslo íntimamente en lo personal, y como apóstol entre
los hombres. 4.
CAMINAR JUNTO A JESUS Nos preguntamos entonces: ¿Estamos dispuestos a seguir a
Jesús a ojos cerrados? , ¿Cuántos estamos dispuestos a dejar nuestro oficio,
nuestra casa, nuestra patria por seguir a Jesucristo? , ¿Estamos dispuestos a
caminar junto a Jesús? ¿Hacia donde va nuestra vida?,
¿hacia donde caminamos?, ¿a que vamos?, pareciera fácil responder si decimos
a la vida eterna, caminamos hacia la eternidad y vamos a contemplar a Dios,
esa es la meta que no hemos programado. Ahora bien ¿como se llega?,
seguramente cada uno pensará en un determinado camino, pero sin lugar a
dudas, para llegar de forma segura, es caminar junto a Jesús, seguir sus
pasos, -- Entonces dijo Jesús a sus discípulos, "si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Porque el que su
alma quisiere salvar, la perderá. Mas el que perdiere su alma por mí, la
hallará". (Mt-16,24-25) -- La gracia es un don gratuito
que el Señor da a los hombres para alcanzar la gloria, y con cuanto amor
Jesús nos ofrece la gracia de su compañía, que gran oportunidad la que nos
entrega Cristo para estar cerca de El, caminar junto a EL, es una invitación
a caminar con un paso seguro hacia la casa del Padre. ¿Como respondemos a esta
invitación?, ¿la hacemos esperar?, ¿le ponemos condiciones? 5.
UN CAMINO MAS DIFICIL QUE FACIL El camino es difícil, pareciera
fácil, pero no lo es, debe dejarse de lado ese deseo excesivo de mostrar las
propias cualidades y de que sean reconocidas y alabadas, no es para
vanagloriarse o ser presumido, se debe dejar de lado el aprecio excesivo
hacia todo lo que se considera un bien material, hay que olvidarse del amor
excesivo hacia uno mismo, que lleva a prestar una atención desmedida a los
propios intereses sin ocuparse de los ajenos. Pero también es un camino
agotador, y no hay elección de un camino fácil y si lo hacemos con una carga
pesada en nuestro corazón aún se hace más difícil. La intención no es
desanimarlos, pero ¿de que otra forma podríamos ser digno de caminar junto a
Jesús?, si no es con un corazón limpio, sin vanidad, sabiendo amar
profundamente a los más pobres, a los mismos que ama el Señor, ¿como
podríamos caminar junto a El, si no podemos deshacernos de las cuestiones
materiales?. 6.
JESÚS NO ACOMPAÑA EN NUESTRA VIDA Es necesario comprender, que
solo el camino de la fe es por donde se camina junto a Jesús, es necesario
darse cuenta lo importante que es caminar junto a Cristo, para considerar que
vamos por el camino correcto, hay que estar atento a sus señales, hay que
responderle siempre en forma positiva, no se debe perder el rumbo, hay que
alimentarse bien de su palabra, para tener esa energía y esa vigorosidad, esa
fuerza y vitalidad para caminar a su paso, para no mirar hacia atrás, y no
desalentarnos por muy difícil que sea, por mucho sudor y lagrimas que nos
provoque. Todo esto es absolutamente
recompensado, porque cuando caminamos junto a Jesús, cuando lo llevamos a
nuestro lado, llevamos el aliento del Señor en el oído, El nos va
confortarnos, el nos transforma y vemos nuestra vida de forma distintita, y
si no empapamos de el, nuestro pasos son alegres y son seguros para llegar a
nuestra meta, y en ese instante sabemos hacia donde va nuestra vida, hacia
donde vamos y a que vamos. Hemos sido privilegiados al
recibir el bautismo, nuestra vida es un don de Dios, somos elegidos por Dios,
y Jesús no acompaña en nuestra vida, sintamos su presencia, no estamos solos,
Jesús es el camino y la puerta de entrada, nos esforzamos porque el esfuerzo
se recompensa con el Reino de los Cielos, el Evangelio no indica cada día
como seguir por la ruta sin error, la fidelidad a su palabra no indica el camino,
es así, como en cada silaba descubrimos las enseñanzas de Jesús, en cada
expresión el nos pide caminar junto a El, no dudemos en aceptar esta
invitación. Muéstrame, Señor,
tus caminos. (Sal 25,4) El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant |
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