"Tú eres el Mesías de Dios" Lc 9, 18-24 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. PASÓ Lo primero que debemos
observar en este relato, es que Lucas dice que Jesús estaba orando solo. En
los Evangelio leemos que en muchas ocasiones Jesús ora, y siempre antes de
los acontecimientos más importantes de su vida, es así como lo hizo cuando
Juan lo bautiza o cuando pasó la noche orando en el monte antes de elegir a
los Apóstoles, en la transfiguración, en el Huerto de los Olivos, y en
especial en la cruz, y pidiendo perdón por los que no saben lo que hacen.
Como lo hizo Jesús, debemos orar y siempre. 2. "¿QUIÉN DICE Luego Jesús le pregunta
a sus discípulos, "¿Quién
dice la gente que soy yo?". Jesús no lo ignoraba por su conocimiento
sobrenatural, pero también lo que pensaba la gente de Él lo sabía, como los
apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta primeramente a ellos
lo que piensan de El las gentes? El contacto de los
apóstoles con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús
les había hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que
recogieron eran éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda
resucitado, como sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado
cuerpo entre el pueblo, ya que Lucas mismo dice que Antipas estaba preocupado
con la presencia de Jesús, puesto que algunos decían que era Juan, que había
resucitado de entre los muertos (Lc 9:7). Para otros, Jesús era
Elías. Lucas recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para
diversos grupos, Elías, que había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación
popular, Elías no había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al
Mesías. 3. PARA MUCHOS ERA ALGÚN PROFETA DE LOS
ANTIGUOS Por último, sin saber a
ciencia cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que
ha resucitado (Lc). Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía creer en
la resurrección de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14). No deja de extrañar el
que los apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El
fuese o pudiese ser el Mesías. Después de oír lo que
las gentes pensaban de Él, se dirige a los apóstoles para preguntarles
abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de
dos años con El, han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus
milagros. Era un momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesús tenía
un conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba
impaciente la respuesta de sus apóstoles. 4. ESTO SUCEDE PORQUE NO CONOCEMOS BIEN A
JESÚS. Los tres Evangelios
sinópticos no dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen
la respuesta que le dirigió Pedro cuando tomó la palabra y dijo: “El Mesías de Dios.” La presencia de Jesús
era alabada por algunos y cuestionada por otros. Nos preguntamos ¿Por qué
será que la presencia de Jesús era cuestionada?, o ¿Por qué se sigue
cuestionando hoy a Jesús?, la respuesta de ayer y de hoy es una sola, la
presencia de Jesús hace debatir al mundo. Tenemos que reconocer
que Jesús es un interrogante, así se nos plantea frente a muchas realidades
de nuestra vida, y ante eso reaccionamos de muy distintas formas, especialmente
cuando vemos que el Evangelio nos contradice a ciertas respuestas que
nosotros creemos que deben ser así, y esto sucede porque no conocemos bien a
Jesús. En efecto, conocer a Jesús en forma intima, para algunos resulta
difícil, y para otros es muy fácil. El que quiera descubrir,
encontrar y hallar a Jesús, tiene que hacerlo con mucha fe, solo así puede
ser capaz de penetrar en el profundo misterio que encierra Jesús. 5. "TÚ ERES EL MESÍAS DE DIOS" “Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen
que soy yo?”.
Pedro, tomando la palabra, respondió: “Tú eres el Mesías de Dios”. Se le
llama Mesías, a la persona en quien se ha puesto una confianza absoluta y de
quien se espera la solución de todos los problemas. El nombre de Mesías proviene del hebreo mashiah este significa ungido, para indicar el carácter
de su dignidad, así es como este término se le aplicaba al rey de Israel, que
era ungido con aceite, de este modo, se destacaba su investidura, como fue
aplicado a el rey David y a su dinastía. Sin embargo nosotros utilizamos
Cristo, porque en la traducción al griego fue Cristos
y de esa forma paso al latín como Chistus. En Jesús, se cumplen las
esperanzas mesiánicas de Israel, los judíos lo sabían, En Zacarías 4, 14
leemos: Y él dijo: “Estos son los dos que fueron ungidos con aceite y que
Están delante del Señor de toda la tierra. El Edificará el templo de Dios.
Tendrá gloria, se Sentará en su trono y Gobernará. Habrá un sacerdote junto a
su trono, y Habrá consejo de paz entre ambos.” En san Lucas, 4, 16-21,
leemos: Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a la
sinagoga, como era su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura, y le pasaron el libro del profeta Isaías.
Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: El
Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para llevar buenas nuevas a
los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, y a los ciegos que
pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de
gracia del Señor. Jesús entonces
enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los
presentes tenían los ojos fijos en él. Y empezó a decirles: “Hoy les llegan
noticias de cómo se cumplen estas palabras proféticas”. Unidos los que profetizo
Zacarías, el Evangelio de san Lucas y las Profecías de Isaías, el Mesías que Dios enviaría para instaurar
definitivamente el Reino, debía ser ungido por el Espíritu del Señor, como
rey, sacerdote y profeta. 6. EL HIJO DEL HOMBRE DEBE SUFRIR MUCHO Jesús le dijo: "El Hijo del hombre debe sufrir
mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas,
ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". Jesús paso frente a
muchas personas que no se dieron cuenta quien era, y cuando comenzó a darse a
conocer, sufrió todo tipo de contradicciones, fue perseguido, azotado,
humillado, extendió sus brazos sobre la cruz y fue sepultado, pero no todo
terminó en el sepulcro, porque resucitó al tercer día. Jesucristo fue destinado
a morir por lo hombres pero al mismo tiempo a resucitar por todos los hombres
y la obra y misión de Jesús no terminó ahí, el resucito triunfante e inició
una vida gloriosa y celestial. Nuestra vida debe
proyectarse a la salvación, a nuestra resurrección y glorificación con
Cristo, en Cristo y por Cristo. 7. "EL QUE QUIERA VENIR DETRÁS DE MÍ” Sin embargo, Jesús,
bueno y piadoso, algo natural en El, no quiso tener ninguno que lo sirviese
como obligado, por el contrario, hace que lo sirviesen espontáneamente y le
agradeciesen el poderlo servir. No obligando ni imponiéndose a nadie, sino
persuadiendo y haciendo el bien, esa es la forma como atrae a todos los que
quieren venir, diciendo: "El
que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo”. Cuando Jesús dice: "Venir detrás de mí" propone -a los que
quieren seguirlo- su propia vida como modelo de una vida perfecta, con una
imitación fiel de su vida, según la medida de nuestras fuerzas. Si alguno no
renuncia a sí mismo, no se acerca al que está sobre El. La renuncia a sí
mismo, quiere decir el olvido absoluto de lo pasado y la renuncia de la
propia voluntad. Se niega a sí mismo uno cuando la vida pasada en el mal se
convierte en una vida buena y de nuevas costumbres, especialmente en una vida
de oración. Porque el que ha vivido la vida del pecado deshonesto se niega a
sí mismo cuando se vuelve a una vida sana. Del mismo modo, se llama negarse a
sí mismo abstenerse de cualquier clase de pecado. 8. “QUE CARGUE CON SU CRUZ CADA DÍA Y ME
SIGA” Y agrega Jesús “Que cargue con su cruz cada día y me
siga” es el
deseo de sufrir la muerte por Cristo, mortificándose por El mientras se vive
de paso en la tierra, es el estar dispuesto a enfrentar cualquier peligro por
dedicarse al Señor y no aficionarse a las cosas mundanas de esta vida, es lo
que se llama tomar su cruz. El que quiera seguir a Cristo no debe huir el
padecer por El. La cruz puede llevarse de diversos modos, con ayuno,
abstinencia y penitencia, es decir cuando sentimos pena por pecar, pero
también se lleva la cruz, cuando el alma se empapa de la compasión por los
demás. 9. PORQUE EL QUE QUIERA SALVAR SU VIDA, Nos dice Jesús: “Porque el que quiera salvar su vida, la
perderá; y el que pierda su vida por mí, la salvará.” Esto es, el que quiere
vivir según esta el mundo y continuar gozando de las cosas temporales que la
vida terrenal ofrece, éste la perderá, porque no la conduce a los términos
expresado por el Señor en la bienaventuranza. Y por el contrario, añade: “el
que pierda su vida por mí, la salvará”. Es decir, el que menosprecia las cosas
terrenas y temporales, prefiriendo la verdad, la vida recta, el trabajo
solidario por sus semejantes, la incasable tarea por los derechos del hombre
entregados por Dios, la búsqueda de la paz, la vida según los evangelios, aun
exponiéndose a la muerte, en otras palabras pierde su alma por las enseñanzas
de Cristo, más bien la salvará. Cristo Jesús
viva en sus corazones Pedro Sergio Antonio Donoso Brant XII DOMINGO
DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C |
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