“Un Dios que ama al mundo”

El signo más grande del amor del Padre es Jesucristo quien no vino para condenar al mundo Sino para salvarlo.

Jn 3, 14-21

1.           PORQUE TENÍA COMPASIÓN DE SU PUEBLO Y DE SU MORADA

La misericordia de Dios  busca al hombre para conducirle a la salvación, a pesar de que “todos los jefes de Judá, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, imitando todas las abominaciones de los paganos” (2Crón 36, 14-16. 19-23). Pero el “Señor, el Dios de sus padres, les llamó la atención constantemente por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su Morada. “

“Pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y ponían en ridículo a sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su pueblo subió a tal punto, que ya no hubo más remedio.”

Y así fue como entonces llegó el castigo con la destrucción del templo y la deportación a Babilonia. “Los caldeos quemaron la Casa de Dios, demolieron las murallas de Jerusalén, prendieron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.”

2.           A PESAR DE SUS INFIDELIDADES Y ABOMINACIONES, DIOS BUSCÓ LA MANERA DE SALVAR AL PUEBLO DE ISRAEL.

Es la misma historia que aún hoy, después de tan amargas experiencias, sigue repitiéndose en la vida de los pueblos, de las familias, de los individuos. Cuanto más se deja dominar el hombre por las pasiones, tanto más se cierra a la palabra de Dios, rechaza a sus mensajeros, tergiversa la verdad, sofoca a voz de la conciencia y termina por vivir en desacuerdo con Dios, consigo mismo y con el prójimo. (Comentario de Intimidad Divina, Padre Gabriel de SMM ocd.)

De aquí nacen las contrariedades, las divisiones, las luchas a todos los niveles. Y es una gracia cuando el hombre llega a reconocer, en medio de tantas calamidades, el castigo divino por sus desórdenes. “La ira del Señor contra su pueblo subió a tal punto, que ya no hubo más remedio”. Esta es manifestación de la misericordia que castiga al hombre para reducirle al arrepentimiento, que vuelve a sacar de su fuente inagotable el amor que reintegre al pueblo a la Jerusalén reconstruida. “El Señor, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y él me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, de Judá. Si alguno de ustedes pertenece a ese pueblo, ¡que el Señor, su Dios, lo acompañe y que suba!”.

3.           DIOS, QUE ES RICO EN MISERICORDIA

“Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo.” (Éfeso. Ef 2, 4-10)

El amor eterno de Dios se ha manifestado siempre en la historia de la salvación, en la lectura de 2 Crón 36, 14-16. 19-23, no revela un amor asombroso, el busca el arrepentimiento y la conversión a través de la ira y luego por intermedio del castigo, pero con el propósito promover en los hombre a la transformación necesaria para que se vuelva a Dios.

La carta a los Efesios resalta por una parte nuestra falta de amor que causa la muerte, y el amor de Dios que nos hace retornar a la vida junto con Jesucristo. En todo y por encima de todo, el amor de Dios en Cristo Jesús.

Es éste el gesto extremo de la misericordia de Dios: en lugar de castigar en el hombre ingrato y reincidente sus pecados, los castiga en su Unigénito, a fin de que creyendo en Cristo Crucificado se salve el hombre.  “Por pura gracia estáis salvados —exclama san Pablo—. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios”. Don absolutamente gratuito, que ninguna criatura habría podido nunca ni esperar, ni merecer. Y sin embargo, desde hace dos mil años este don ha sido otorgado a toda la humanidad, y para beneficiarse de él el hombre no tiene más que creer en Cristo, aceptando ser salvado por Cristo y adhiriéndose a su Evangelio. (Comentario de Intimidad Divina, Padre Gabriel de SMM ocd.)

4.           “DIOS AMÓ TANTO AL MUNDO, QUE ENTREGÓ A SU HIJO ÚNICO PARA QUE TODO EL QUE CREE EN ÉL NO MUERA, SINO QUE TENGA VIDA ETERNA” Jn 3, 16-21

Dios, todo bueno y bondad en El, absolutamente misericordioso, lleno de amor por los hombres, y por el gran amor que nos tiene, sabiendo de nuestras faltas, fue tan bueno que nos trajo a Jesús, y nos ha hecho vivir con El. Pero no solo hizo eso, además, nos entrego a su propio hijo para que nos salváramos.

Si fuéramos capaces de poder entender bien lo que hizo Dios por nosotros, si pudiéramos sentir de verdad en nuestro corazón todo el amor que Dios nos tiene, sería entonces más sencillo darse cuenta de su amor infinito y su gran ideal de salvarnos. Para eso nos mando a Jesús, su buen Hijo, no para condenarnos, sino que todo lo contrario, para el que crea en El, no muera.

El evangelio nos esta diciendo con mucha claridad, el que desprecia el amor de Dios, se condena a si mismo, es decir Dios no tiene interés en condenarnos, por que El es puro amor, amor total, tan extremo, que llega a entregar a su hijo al mundo por ese amor. Ahora el resto esta en nosotros, si aceptamos o no ese amor, o si ante la luz que vino al mundo, preferimos la oscuridad y ocultarnos en ella. Si así fuera, el preferir la oscuridad, es detestar la Luz, esto es no querer recibir el verdadero amor que se nos ofrece, y por este motivo, ya estamos condenados, pero no por Dios, sino por nosotros mismos.

5.           DIOS, NO LE QUITABA SU MIRADA

En una ocasión, alguien me dijo que conocía algo de Dios, y que oía mucho que El nos amaba, pero no había creído que fuera para tanto, entonces el no quería acercarse a Dios, porque se reconocía un gran pecador, entonces si se dejaba ver mucho por Dios, pensaba que iba a ser castigado, en otras palabras, sus faltas eran un obstáculo para buscar recibir un poco de amor de Dios, pero luego en una situación de peligro, puso toda su fe en mirar al Señor, y sintió que Dios, no le quitaba su mirada, y que recibió tanta misericordia ante su necesidad, que descubrió que Dios solo sabe perdonar, y que el se castigaba a si mismo.

Nosotros debemos agradecer esta fineza del amor de Dios, y una gran forma de dar gracias, es aprovechar todo el cariño que nos ofrece, y amarlo del mismo modo que el nos ama. El por amor nos entrego a su propio hijo, nosotros por amor nos entregamos a El.

6.           LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES PREFIRIERON LAS TINIEBLAS A LA LUZ PORQUE SUS OBRAS ERAN MALAS

Dice Jesús, En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios. Las obras salen del corazón, si este es malo, solo salen obras malas y entonces se odia la luz para que no se vean, pero si el corazón es bueno y limpio, salen buenas obras y las buenas obras buscan luz.

A pesar de que siempre hay voces que “desprecian las acciones, las palabras y buscan poner en ridículo a sus profetas”, las buenas obras siempre se ven, Dios las ve en mucha gente, las ve en nuestro santo Padre Benedicto XVI y el mundo las ve, como también las vio en Juan Pablo II, por eso el mundo se conmovió ante un hombre bueno, entregado a Dios sin condiciones, sin restricciones ni limitaciones, total, hasta el último minuto. El entendió que es obligación de todo hombre, buscar siempre la verdad, ahondar en el conocimiento de la verdad y permanecer en ella, y darla a conocer, una de ellas, la proclamo aquí en mi país, “El Amor, es mas fuerte”

En efecto, el amor al Padre debe y tiene que ser total, así como el entregó a su Hijo único, nosotros, nosotros tampoco le ponemos limitaciones y nos entregamos sin restricciones.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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