“Un tesoro escondido en un campo” Mt 13, 44-52 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1 UN TESORO ESCONDIDO EN UN CAMPO Flaviano Josefo, historiador Judío (La
Guerra de los Judíos), nos narra que por temor a la guerra muchas gentes
escondían objetos preciosos. En el Talmud, también se relatan historias de
buscadores de tesoros escondidos en los patios de las casas, los entramados
(vigas) y entre medio de las paredes, etc. Jesús les narra a la multitud una parábola
donde compara al Reino de los Cielos con un tesoro escondido en un campo,
donde un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende
todo lo que posee y compra el campo 2 VENDE TODO LO QUE SE TIENE PARA ADQUIRIR EL
CAMPO La enseñanza que da Jesús, nos explica como
por un tesoro que se encuentra se vende todo lo que se tiene para adquirir el
campo en el que se oculta. Así también para adquirir el Reino, la persona se
ha de desprender y debe vender todo lo que sea obstáculo para obtenerlo y
entonces ingresar en él. En efecto el que encuentra un tesoro como
este, el Reino de los Cielos, debe dejarlo todo por él, y renunciar con
alegría a lo que tiene terrenalmente, es indudable, que no podemos comparar
los bienes terrestres con la posesión de Dios, “Ustedes no pueden servir al
mismo tiempo a Dios y al Dinero” (Mt 6-24). 3 LAS PERLAS FINAS Jesús también nos agrega esta parábola; “El
Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a
buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo
que tenía y la compró.” El Reino de los cielos no es semejante al
negociante, sino a la perla. Esta, en la antigüedad, era “el summum del
precio de todas las cosas.” El negociante en un día, en su búsqueda,
encuentra una excepcional, y vende todo lo que tiene para comprarla. La enseñanza de Jesús, al igual que la
parábola anterior, nos enseña que hay que dejar todo lo que sea obstáculo
para ingresar en el Reino. Esto tiene un tono especial: se busca
positivamente lo bueno; pero el reino es lo mejor. En la primera parábola, el tesoro se halla
fortuitamente y en la segunda, se encuentre buscando la perla, que por lo
demás no deja ser algo casual, sin embargo lo que prima en esta enseñanza es
que se debe dejar todo lo que impida ingresar en el Reino. 4 PARA POSEER A DIOS, DEBEMOS DESPOJARNOS DE
TODO Ambas parábolas nos muestran que merece
mucho la pena hacer un gran esfuerzo por conseguir algo muy valioso, como el
Evangelio, como el amor de Cristo, como el Reino de Dios. Con fe, veremos que
la valoración de la posesión de Dios, que es el tesoro que nos habla Jesús,
no puede tener ninguna comparación. Pero para poseer a Dios, debemos
despojarnos de todo, especialmente de lo que no somos, y de mucho de lo que
somos y de cuanto aprisiona nuestro corazón. Es decir, nuestros afectos a lo
mundano, las inclinaciones frívolas, pasiones e instintos, esto es, todo cuanto
nos impida la posesión de Dios. Si vaciamos el corazón de nosotros mismos,
este podrá ser ocupado por Dios. 5 PARA LA ADQUISICIÓN DEL REINO DE LOS
CIELOS, TENEMOS QUE RENUNCIAR CON ALEGRÍA A TODO Un muy buen negocio nos propone Jesús, el
mejor de los trueques, un intercambio o entrega de cosas de poco precio, por
otras valiosísimas, es así, como nos pone el ejemplo de un negociante, para
indicarnos que es un hombre que conoce el valor de las cosas, y se desprende
de todo por una perla fina. Es así, como nos invita, pero también nos
condiciona, que para la adquisición del Reino de los Cielos, tenemos que
renunciar con alegría a todo, porque la renuncia a lo material tiene el mejor
de los premios, como es la posesión de Dios y participar del Reino de los
Cielos 6 UNA RED QUE SE ECHA AL MAR “El Reino de los Cielos se parece también a
una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.” Esta parábola que
relata Jesús, su escena se emplaza en las actividades propias del lago de
Genezaret, es algo corriente sentarse para el recuento y clasificación de los
peces después de una jornada de pesca. Se sabe que el lago era rico en
variedad de peces, pero entre ellos habían algunos
que se consideraban impuros. Así es como Jesús, estando en medio de los
pescadores, a la orilla de lago y entre redes y barcas, les habla de algo que
es sumamente familiar. En efecto, Jesús les habla con el mismo lenguaje de la
actividad diaria de los pescadores, es así como las enseñanzas del Maestro no
solo entran al corazón por los oídos, también por los ojos. 7 “TODA CLASE DE PECES”, La comparación parabólica es integral, es
sobre la separación de “malos” y “buenos”, y es lo que sucederá también al
final de los tiempos, enfatizándose más la obra sobre los “malos”, ya que el
destino para los buenos se da por sabido. Cuando dice el Señor que; “El
Reino de los cielos se parece también a la red que los pescadores echan en el
mar y recoge toda clase de peces.” Es como en nuestra Iglesia, somos
muchos los que por el bautismos le pertenecemos, pero no todos viven con
fidelidad a ella, es así como tiene muchos fieles que participan, algunos los
hacen activamente, otros según como les acomode, otros resultan perjudicial,
y muchos bautizados nunca se han sentido sus miembros. La expresión “toda clase de peces”, nos
enseña que nadie está excluido, ni por origen, cultura o raza, tampoco por su
nivel de bondad, compasión o maldad, ni por su clase, condición económica o
educación, esto es, se alude a la universalidad del Reino. Cuando el pescador
lanza sus redes al mar, sabe que en sus redes vendrá una diversidad de peces. 8 PONEN LOS BUENOS EN CANASTOS Y TIRAN LOS
MALOS Jesús continúa enseñando: “Cuando
está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo
bueno en canastas y tiran lo que no sirve.” Nosotros somos los peces,
y no nos corresponde decir quiénes son los buenos y los malos, del mismo modo
no concierne juzgar quien debe entrar o no al Reino, así entonces,
conviviremos unos con otros, a fin de que los buenos, busquen la santidad
entre los malos, y los malos viendo la actitud de los buenos, encuentren un
estímulo para cambiar de vida. Es así, como no solo con las palabras
debemos demostrar que somos buenos cristianos, además nos obligamos hacer que
todas nuestras actitudes, conductas y modo de vida, sean cristianas, pero no
a nuestro modo personal de ver, si no como Jesús nos enseñó en los
evangelios. 9 VENDRÁN LOS ÁNGELES, SEPARARÁN A LOS MALOS
DE LOS BUENOS Jesús nos dice además; “Así sucederá al fin del mundo:
vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para
arrojarlos en el horno ardiente.” Allí será el llanto y la
desesperación. Así es, la separación de los buenos y los malos no se hace en
este mundo y tendrá lugar en el día del juicio, en ese minuto quedará sellada
definitivamente la suerte de cada uno de nosotros. Nuestra tarea ahora es
llegar a ser seleccionado de entre los buenos, pero también nos corresponde
ayudar a los demás a ser considerado dentro de los justos, Jesús se ha
reservado para sí, la elección de quien cumple el calificativo de bueno o
justo. 10 ¿HAN ENTENDIDO TODO ESTO? La parábola termina con la pregunta de
Jesús: “¿Comprendieron todo esto?”. “Sí”, le respondieron. Entonces agregó:
“Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un
dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo”. Jesús no
excluye a nadie, el mismo dice que enviará profetas, sabios y escribas a
Israel (Mt 23;34), sin embargo no parece que el
texto se refiera a un escriba judío que se haga discípulo del Reino, el
argumento parece indicar que se refiere a los apóstoles, que con la
preparación que están recibiendo quedarán habilitados como verdaderos
doctores e intérpretes del Evangelio. 11 SACA DE SUS RESERVAS LO NUEVO Y LO VIEJO Y para que vean lo que esto significa, les
pone una comparación, y al decir que va sacando de su tesoro cosas nuevas y
cosas viejas, quiere referirse a ese baúl donde se guardan las cosas mejores,
las cosas que se atesoran o necesarias del hogar. El hombre rico provisto no
sólo guarda en sus baúles las cosas viejas y heredadas, aunque de valor, sino
que se surte y repone con las cosas nuevas y así se halla perfectamente
provisto. El tesoro que tenemos es la Palabra de Dios
del Antiguo Testamento, de allí vamos sacando las doctrinas nuevas que nos ha
enseñado Cristo, que se van armonizando con el Nuevo Testamento. Jesús nos
dijo: No crean que he venido a suprimir la Ley o los Profetas. He venido, no
para deshacer, sino para llevar a la forma perfecta. (Mt 5, 17) 12 ¿HEMOS ENTENDIDO LO QUE NOS DICE JESÚS? Nosotros, ¿Hemos entendido lo que nos dice
Jesús? Ante de responder ahora, examinemos nuestra fe, pues no basta
pertenecer a la Iglesia de Jesucristo, es preciso poseer el Espíritu de
Jesucristo, y obrar en conformidad a él. Revisemos entonces si en nuestro
modo de vida asimilamos el espíritu del Evangelio. Así es como, para alcanzar la gloria del
Reino, no lo haremos por la simple pertenencia de la Iglesia, sino por la
fidelidad al espíritu y exigencia del Evangelio enseñado por Jesús. Y cuando acabó de decir estas parábolas,
Jesús se marchó de allí. Cristo
Jesús viva en sus corazones Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant Domingo
Semana XVII del Ciclo A |
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