¿VIDA CONTEMPLATIVA O ACTIVA? Sobre mi experiencia teresiana desde el evangelio de Lc
10, 38-42 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
EL MERITO ES OIR
AL SEÑOR El Evangelio de este Domingo XVI del Tiempo
Ordinario, nos ha presentado el encuentro de Marta y María con él Señor, que
desde dos maneras distintas hacen su servicio Jesús. Por una parte, Marta,
hace la parte que le corresponde a ella, atender con amor al Señor, servicio
que es agradecido y bendecido, preparar algunas delicias para servir
dignamente a su huésped, y María hace la parte que ella ha elegido, oír al
Señor. Esta lectura, siempre lleva a una reflexión sobre la importancia de
estar a la escucha de la Palabra del Señor, a los pies de él y en una actitud
contemplativa y de diferenciarla con
la actitud activa, pero cuál de las dos tiene más mérito?, me atrevo a decir,
que los méritos son iguales, y no es
culpable Marta porque a ella le correspondió en ese minuto los quehaceres
cotidianos de la casa para servir a
Jesús en cosas específicas, y tampoco es
mérito de María por estar sentada a los pies de Jesús sin ayudar a los
quehaceres hogareños. ¿Entonces cuál es? El mérito de María ha
sido escuchar con atención al Señor, porque las personas pueden hacer sus
cosas de la casa, escuchando y en sí, hoy hay personas que hacen sus
quehaceres domésticos escuchando música o viendo la televisión, igual
entonces Marta habría podido dedicarse virtuosamente a las actividades
domésticas y al mismo tiempo escuchado al Maestro. ¿Entonces porque la
llamada de atención de Jesús?, en este caso prefiero opinar que fue porque
trabajando, hace oídos sordos a la palabra de Jesús. Esto le pasa también a
nuestra Iglesia hay muchas tareas diversas, de hecho hay mucho trabajo
activo, pero todos se haría mucho mejor si se hace siempre a la escucha del
Señor. 2.
TERESA DE JESUS
Y LOS CONTEMPLATIVOS Teresa de Jesús, en su Libro Camino de
Perfección, (CP) Capitulo 17, le enseña a sus monjas que el mérito está en
disponerse con el mismo cariño al Señor, si te lleva por el camino de la
acción o el de la contemplación “Dispóngase para si Dios le quisiere llevar
por ese camino” (CP 17,1). Para ella por contemplación entiende la
experiencia de Dios, de Cristo, de sus misterios. Y después de muchos años de
oración, (dice Teresa), “el Señor quiere a cada una para su oficio. Da unas
para contemplación y a otras para el servicio (acción) y la cruz, los juicios
son del Señor, no hay que meterse en ellos” (CP 17,7). No obstante, la
llegada a la experiencia de Dios no es premio a nuestros méritos, ni
resultado de esfuerzos humanos, ni efecto de técnicas y cálculos, ni comisión
por amores y servicios, ni por ser contemplativos o activos, esto es puro
don, es puro regalo del Señor, que como en el caso de Marta y María, Jesús
las visita en su casa y les regala estar con ellas. Por esa razón, Teresa nos
enseña que es cosa que lo regala Dios (CP 17,2), y hay que estar en actitud
de humildad. “EI verdadero humilde ha de ir contento por donde lo lleve el
Señor” (CP 17,1). Teresa de Jesús, a quien consideramos
contemplativa, defiende la diversidad de caminos, y se dió
el tiempo de reflexionar y escribir a favor de Marta. Posiblemente ella
quiere consolar y alentar a los no contemplativos y dice que “Santa era santa
Marta”, aunque no dicen que era contemplativa. Comenta Teresa; “Pues, ¿qué
más se quiere que poder llegar a ser como esta bienaventurada, (Marta) que
mereció tener a Cristo nuestro Señor tantas veces en su casa y darle de comer
y servirle y comer a su mesa? Si se estuviera como la María, empapada, no
hubiera quien diera de comer a este divino Huésped” (CP 17,5), y prosigue
Teresa de Jesús; “Acuérdense que es necesario quien le guise la comida, (a
Jesús) y ténganse por dichosas en andar sirviendo como Marta... Pues, si contemplar
y tener oración mental y vocal, y curar enfermos, y servir en las cosas de
casa y trabajar, sea en lo más bajo, todo es servir al Huésped que se viene
con nosotras a estar y a comer, y recrea, ¿qué más se nos da en lo uno que en
lo otro?” (C 17, 6). “Entiendan que si es en la cocina (Vuestra tarea), entre
los pucheros anda el Señor ayudándoos en lo interior y exterior” (Fundaciones
5,8). 3. SU TIEMPO EL CALLAR, Y SU TIEMPO EL HABLAR En
el Eclesiastés, se habla de que “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo
bajo el cielo” (Eclesiastés 3,1) y que hay; “su tiempo el callar, y su tiempo
el hablar”. (Eclesiastés 3,7). Por eso también podemos decir, que hay tiempo
de contemplación y tiempo para la acción, pero en los dos, hay que callar
para oír al Señor. Esto de callar, es decir, guardar silencio, no sólo
beneficia para aprender a hablar con los hombres e instruirse cuando se
escuchan palabras sabias, sino que fructifica también y es muy necesario para
para “tratar de amistad con Dios”, (Teresa de Jesús), es así como, el
silencio, ayuda a educarse sobre cómo hablar y tratar con Dios y ser hombres
de oración. Siempre
será bueno el silencio cuando se utiliza para oír a Dios, porque solo
recibiremos de él santos y buenos pensamientos. Por tanto, si nuestros deseos
es querer ser y tener un corazón espiritual, ser hombre de oración y tratar y
conversar con Dios, la clave está en guardar silencio. Si lo que buscamos es
vivir siempre con buenos pensamientos y oír y vivir bajo las inspiraciones de
Dios, el secreto es guardar silencio y recogimiento. Quien
puede oír las inspiraciones que vienen de Dios cuando cerca de nosotros hay un gran ruido? El bullicio y estruendo de las palabras,
sucesos mundanos, escándalos y negocios del mundo nos hace sordo ante los
hombres, pero además nos impide oír las inspiraciones de Dios y de esta forma
saber bien que es lo nos conviene. Por eso quiere el Señor nuestro momento de
soledad para tratar con el corazón de cada uno. Como canta el Profeta; “la
llevaré al desierto (a la soledad) y hablaré a su corazón. (Oseas 2,16) 4. CADA CUAL PUEDE TENER SU PROPIA EXPERIENCIA,
CONTEMPLATIVA O ACTIVA En
lo espiritual, el silencio produce una santa contemplación. La experiencia de
la oración contemplativa y el trato de amistad con Dios es manantial del
silencio, de prudencia y moderación en el trato con los hombres. Este
aspecto, lo he aprendido en la amistad con religiosas de vida contemplativa,
que de tanto trato y conversación con Dios, a solas e íntimamente con quien
ellas saben mucho las ama (Dios), luego se hacen como mudas para las cosas
del mundo, y prefieren no hablar y ni alternar con las cosas de la vida
mundana y ruidosa, pero si son muy alegres para oír y tratar de las cosas que
aman y tienen en su corazón, es decir los pensamientos espirituales, y para
todo lo demás les da hastío y pesadumbre tratar. En
este sentido, cada cual puede tener su propia experiencia, en algunos casos a
uno le sucede que cuando hemos recibido un favor de Dios en la oración, nos
quedamos en una gran devoción, y parece que no nos dan ganas de hablar con
nadie, ni de levantar los ojos para ningún lugar que nos pueda distraer de la
alegría que estamos experimentado, y en otras personas desean que todo el
mundo sepa de su experiencia, como los pastores se volvieron glorificando y
alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, (Lucas (SBJ) 2,20) o como el cojo que en
nombre de Jesús fue sanado por el Apóstol Pedro, que se levantó, cobraron
fuerza sus pies y tobillos, y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con
ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios. (Hechos (SBJ) 3,8). Es decir, en ambos
casos, en silencio contemplativo o de forma expresiva (activa) es bueno alabar
a Dios, pero en ambos casos, el resultado y el mérito es haber oído
previamente a Dios en el corazón y me parece, que de todas maneras, se le oye
mejor en disposición de silencio. 5. LO QUE IMPORTA EN LA VIDA CONTEMPLATIVA O ACTIVA Pero
continuando con el tema de la Contemplación, ¿Cuál es la causa de que las
personas que experimentan la contemplación y el silencio prefieren callar
frente al estruendo del mundo? A mí me parece que es así porque estamos
interiormente muy ocupado y entretenido con Dios, y si esto es así, no nos da
gana de andar tras el entretenimiento y bálsamos de la vida exterior. Y por
el contrario, cuando uno anda conversando, distraído y disperso por las cosas
del exterior, es porque no que no hay espíritu, ni devoción, ni recreación en
Dios en el interior. Por tanto lo que importa en la vida contemplativa o
activa, es poner en práctica lo que hemos oído del Señor, a los pies de él
como Maria, o sirviéndole dignamente como Marta. En
todo caso, no busco con esta exposición el que nos quedemos callados y no
hablemos con nuestros hermanos, en especial, cuando tenemos necesidad de
hablar para ser consolados en nuestras dificultades, o porque deseamos
aliviar nuestro corazón cansado de tanto pensamientos diversos, entonces nos
hace bien hablar de las cosas que amamos y que no son contrarias al buen
vivir de nuestra fe, y por otra parte, es agradable tener un rato de
entretenimiento y disponernos para hablar a nuestros hermanos de lo bueno que
tenemos dentro del corazón, y de los pensamiento que nos ha dejado el trato
en silencio con Dios. Finalmente,
Marta y María, dos hermanas, son consideradas como dos modelos de vida
orante, Marta activa y María contemplativa. Lo importante, es que no nos
suceda como lo que se nos presenta en el la parábola del sembrador, donde
algunas semillas caen entre cardos, es decir, “los que escuchan el mensaje,
pero luego se ven atrapados por las preocupaciones, los riquezas y los
placeres de la vida, y no llegan a la madurez” (cf Lc 8,14). En ese sentido,
la “mejor parte” de María nos recuerda, en cambio, “la semilla que cayó en
tierra buena”, o sea, “a los que, después de escuchar el mensaje con corazón
delicado y generoso, lo retienen y dan fruto por su constancia” (Lc 8,15).
¿Dónde se sitúa nuestro modo de vivir, entre cardos o en tierra buena? El
Señor nos Bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Fuentes Sagrada Biblia de Jerusalén Ejercicio de Perfección y Virtudes
Cristianas, Padre Alonso Rodríguez Recursos propios www.caminando-con-jesus.org Diccionario Teológico Ravasi Publicado en este
enlace de mi WEB: REFLEXIONES
INTIMAS EN AMISTAD CON DIOS |
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