“y a tu
prójimo como a ti mismo” Lc 10, 25-37 Autor: Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1. "MAESTRO, ¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA
HEREDAR Ciertos doctores de la ley, no
perdían la oportunidad de buscar formas para ver si podían hacer entrar en
contradicción a Jesús con la ley, hacían eso que hoy llamaríamos “hacer pisar
el palo”, o hacer caer en la trampa a Jesús. Esto lo hacían porque acusaban
al Señor de predicar que la ley de Moisés era inútil, y lo que más les incomodaba,
era que al mismo tiempo enseñaba nuevas doctrinas. Así fue como uno de estos doctores de
2. SABEN DE ELLA POR Lo que este doctor de la ley busca
con la pregunta, es seducir a Jesús para que hablase algo en contra de la ley
de Moisés, y además se presenta tentándole, llamándole maestro, pero al
Señor, por mucho que lo llamen así, no es posible ser engañado. Jesús acostumbraba a hablar de la
vida eterna a todos los que venían a El, por eso el doctor de la ley se
sirvió de sus propias palabras y piensa que así lo tentara, seguramente
estaba convencido que actuaba con astucia y que no sería descubierto por
pasarse de listo. El Señor sabe que este tipo de doctor de la ley no oye otra
cosa que lo que Moisés había enseñado y que además era uno de aquellos que
creían conocer la ley, pero saben de ella por la letra, pero que ignoran el
espíritu, tal como lo que el texto mismo de la ley les prueba y que la
ignoran, ley que les anunció desde el principio al Padre, al Hijo y el
misterio de la encarnación del Señor. 3. "HAS RESPONDIDO EXACTAMENTE, LE DIJO
JESÚS; OBRA ASÍ Y ALCANZARÁS Entonces Jesús le preguntó a su vez:
"¿Qué está escrito en Este doctor de la ley le respondió:
"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo". "Has respondido exactamente, le
dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida". En otra palabras Jesús le ha dicho
con esta respuesta, conoces bien lo que debes hacer para salvarte. Pero nos
basta con conocerlo en teoría para llegar a la salvación, es preciso vivir lo
que se conoce para llegar a ella. 4. "¿Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO?" La soberbia de los jactanciosos, los
motiva siempre a buscar la justificación de los que hacen o dicen, por eso
este doctor de Como respuesta, Jesús nos pone una
bellísima parábola, que se ha convertido en una narración que es ya “clásica”
en todos nosotros, la del buen Samaritano. Esta parábola, nos invita a darnos
ese precepto de amar a nuestro prójimo y, lo más prójimo o próximo que
tenemos, esta en nosotros mismos, nuestro corazón, morada preferida del
Señor, allí donde el amor se expresa más intensamente. 5. JESÚS NOS ENSEÑA QUIEN ES NUESTRO PRÓJIMO Las relaciones de los judíos con lo
samaritanos no era buenas ni cordiales, existían antiguos odios entre ellos,
de tiempos muy remotos. Sucedió que cuando los judíos regresaban del
destierro de Babilonia, estos no aceptaron la ayuda de los samaritanos,
cuando se dispusieron a la reconstrucción del Templo de Jerusalén, porque lo
consideraban algo idólatras, entonces se creo la división, a tal punto que
cuando viajaban a Galilea, donde era necesario pasar por Samaria, evitaban
todo contacto con ellos. Jesús, mostrándonos al samaritano que
se inclina el pobre judío, herido y abandonado a la orilla del camino y
cuidándolo como hermano, nos enseña quien es nuestro prójimo, que no son solo
nuestros parientes, ni nuestro amigos, sino que todo hombre, sin pensar en su
nacionalidad, raza, color, etnia, condición económica o social, por tanto
nuestra caridad es con todo los hijos de Dios, esto es sin ninguna exclusión. 6. JESÚS, QUIERE QUE NOS AMEMOS DE CORAZÓN Jesús, quiere que nos amemos de
corazón y cuando decimos con todo el corazón, es con todo lo nuestro, sin
reservas, con todo tipo de sacrificios, con todo lo que nos hace vivir.
También el Señor quiere que lo hagamos con el alma y, cuando decimos con toda
el alma, es con toda la sensibilidad del amor divino, y cuando dice con todas
tus fuerzas es ardientemente y no con tibieza, y añadimos para que no falte
nada, con todo nuestro entendimiento, con toda nuestra mente, con la
inteligencia y la reflexión Pero el amor divino no se aprende. En
efecto, no aprendemos de otro a amar la vida, ni amar a nuestros padres, ni a
nuestros amigos, ni mucho menos podemos aprender las reglas del amor divino.
Hay que hacer una vida para Dios. Hay en nosotros cierto sentimiento íntimo
que nos inclina a amar a Dios. Todo el que obedece este sentimiento y
practica la doctrina de los divinos preceptos, llega a la perfección de la
divina gracia. Así entonces, amamos naturalmente el bien; amamos también a
nuestros prójimos y parientes, y además damos espontáneamente a los hombres
de bien, todo nuestro afecto. 7. AMAR A LOS PARIENTES Y AMIGOS Y TODO AQUEL
QUE ES HIJO DE DIOS. Así es, como Dios es bueno, y todos
deseamos lo bueno y lo que se perfecciona por nuestra voluntad reside
naturalmente en nosotros. A El, aunque no le conozcamos, aunque no le veamos,
por su bondad y porque procedemos de El, tenemos obligación de amarle sobre
todo y por encima de todo, este es nuestro principio. Es también mayor bien
de todos los que se aman naturalmente. El primero y principal mandamiento es,
por consiguiente, el del amor a Dios. El segundo, que completa al primero y
es completado por El, nos manda amar al prójimo. Por eso decimos "Y a tu
prójimo como a ti mismo". En la oración permanente, en el
contacto intimo y personal con Dios, recibiremos las fuerzas necesarias para
cumplir este precepto de amor. Nada hay tan conforme con nuestra naturaleza
como el amar a los demás, comunicarse con los demás, favorecerse mutuamente y
amar a los parientes y amigos y todo aquel que es hijo de Dios. La paz del
Señor sea en su alma Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant ocds |
|
---