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“y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado
en el pesebre” Lc 2, 16-21 Autor: Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1.
LOS
PASTORES FUERON RÁPIDAMENTE ADONDE LES HABÍA DICHO EL ÁNGEL DEL SEÑOR Los pastores fueron
rápidamente adonde les había dicho el Ángel del Señor, y encontraron a María,
a José y al recién nacido acostado en el pesebre. El tema de la lectura es una reflexión
posterior sobre el misterio de la encarnación. Los pastores van a la gruta de
Belén, encuentran al Niño en el pesebre y, luego de adorarlo, refieren el
hecho y todos quedan maravillados. Después se vuelven a sus rebaños en la
alegría y la alabanza por la extraordinaria experiencia vivida. Pasados los
ocho días del nacimiento del Niño, fue celebrado el rito de la circuncisión,
mediante el cual él entró a formar parte del pueblo elegido (cf. Gn 17,2-17) y se le impuso
el nombre “Jesús”, que quiere decir: “Dios salva” (Cf. Mt 1,21). Ante todos
estos acontecimientos María conserva todo en su corazón y medita todas estas
cosas, dándoles el justo sentido: “María conservaba estas cosas y las
meditaba en su corazón” 2.
MARÍA
ADOPTA LA POSTURA DEL VERDADERO CREYENTE María aparece así
como la Madre que sabe interpretar los hechos del Hijo. Hay, pues, diversas
actitudes que se pueden asumir ante el Cristo: la búsqueda pronta y gozosa de
los pastores, el asombro y la alabanza de aquellos que intervienen en el
hecho, el relato a otros de la experiencia vivida. Para el evangelista
sólo María adopta la postura del verdadero creyente, porque ella sabe guardar
con sencillez lo que escucha y meditar con fe lo que ve, para ponerlo todo en
su corazón y transformar en plegaria la salvación que Dios le ofrece. 3.
ENTRE
LOS PASTORES HABÍA ALMAS SENCILLAS. Los pastores que
estaban por esa fecha en Belén, eran hombres que guardaban sus ganados de
ladrones y animales de rapiña. Estos pastores no eran de Belén, ello estaban
por un pastoreo estacional en el que el ganado se traslada desde las zonas de
pastos de invierno a las de verano y viceversa, ya que el ganado de las gente
del pueblo los volvían a la noche a sus establos, mientras que los de los
nómadas suelen estar allí hasta las primeras lluvias, que pueden venir de
mediados de noviembre a mediados de enero. Los pastores no
gozaban de buena fama, pues se los tenía por “ladrones”. Un fariseo temería
comprarles lana o leche por temor a que proviniesen del robo. Pero, si éste
era el concepto, real o ficticio, debía de haber también entre ellos almas
sencillas, como las de estos pastores. 4.
INESPERADAMENTE,
SE LES APARECIÓ “UN ÁNGEL DEL SEÑOR.” Al mismo tiempo, el
evangelista dice que “la gloria del Señor” los rodeó iluminándolos”. Es una
teofanía, es decir, manifestación de la divinidad a las personas. Al rodearlos
de su luz, ellos se asustaron, esto es lo que se entiende al decir que
“temieron grandemente.” Era el temor ante la presencia de Dios, que así
acreditaba al ángel y su anuncio: el hallarse encarnado en Belén. El anuncio del
ángel es el Evangelio: 5.
“GLORIA
A DIOS EN LAS ALTURAS, Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD.” “Hoy os ha nacido
en la ciudad de David,” Belén, donde según Miqueas (5:2), había de nacer el
Mesías, un niño, “Un Salvador”. Es el “Cristo”, es
decir, el “Ungido,” el Mesías. Y este Cristo es “el Señor”. Los pastores
comprendieron que el Mesías había llegado. “Los pobres son evangelizados.” Y
se les dio una “señal” para encontrarlo. El Mesías no había nacido en un
palacio, ni con el esplendor humano, ni esperado con pompa, había nacido en
un establo, en un pesebre. Y el hecho de estar reclinado en un “pesebre” les
indicaba que no había que buscarlo entre los habitantes de Belén, ya que allí
habría nacido en una casa. Terminado el
anuncio del ángel, se juntó con él, allí en el campo de los pastores, “una
multitud del ejército celestial,” es decir, de ángeles. Ya en el libro de
Daniel (7:10) se habla de una multitud casi infinita de ellos, lo mismo que
aparecen en 6.
LOS
PASTORES GLORIFICARON A DIOS POR LA OBRA QUE LES HIZO. El sentido del
cántico es la glorificación que tiene Dios, que se lo supone viviendo en el
cielo, al comenzar la obra redentora, con el Mesías en la tierra, y por lo
cual se sigue la “paz,” que para el judío es la suma de todos los bienes, y
aquí es la suma de todos los bienes mesiánicos, que se van a dispensar a los
hombres de “buena voluntad.” para aquellos que van a tomar partido por Cristo
cuando aparezca en su vida pública, como “señal de contradicción.” Los pastores fueron
con rapidez. A media hora de camino estaba Belén. El “signo” se cumple al
encontrar lo que los ángeles les anunciaron. Los pastores, aquellos días
fuertemente impresionados, lo divulgaron, y la gente se “maravilló.” Los
pastores glorificaron a Dios por la obra que les hizo. Lucas en todo caso,
destaca la firmeza de “todas estas cosas” en el corazón de María,
“confrontándolas,” “comparándolas,” meditándolas.” Era María que observaba,
admirada, el modo como Dios iba preparando y realizando la obra de su Hijo,
el Mesías. 7.
LA
CIRCUNCISIÓN ERA EL SIGNO DE INCORPORACIÓN AL PUEBLO DE ISRAEL Cuando se hubieron
cumplido los ocho días para circuncidar al Niño, le dieron por nombre Jesús,
impuesto por el ángel antes de ser concebido en el seno. La circuncisión era
el signo de incorporación al pueblo de Israel. Tenía lugar al octavo día del
nacimiento y dispensaba el reposo sabático. El rito no era de oficio
sacerdotal y podía realizarlo cualquier persona. Podía realizarse en casa o
en la sinagoga, ante diez testigos. Al hacerse la circuncisión se pronunciaba
una fórmula, ya hecha, de bendición a Dios. En la época neotestamentaria
solía imponerse en este día el nombre al niño (Gen 17:5-15). Era la
incorporación real y nominal a Israel. José, de acuerdo con María, debió de
ser el que le impuso el nombre. Ya el ángel lo había anunciado. Y se le llamó
Jesús, forma apocopada de Yehoshúa: “Yahvé salva.”
Era la misión salvadora que tenía (Mt 1:21). Y con la dolorosa circuncisión,
Cristo derramó ya la primera sangre redentora. La paz del Señor viva en sus corazones El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant ocds MARIA MADRE DE DIOS, I DE
ENERO |
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