"Yo soy el pan de vida" Jn 6,24-35 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
LA
GENTE VIO QUE NI JESÚS NI SUS DISCÍPULOS ESTABAN ALLÍ El milagro que
Jesús ha hecho multiplicando los panes es extraordinario, entonces no quieren
separarse de El. Después que Jesús
alimentó a unos cinco mil hombres, despidió a la multitud después de la
multiplicación de los panes. Esto fue la misma tarde, al embarcarse los
discípulos. El Evangelio dice que: Al día siguiente, la multitud que se había
quedado en la otra orilla, es decir un pequeño grupo se habría quedado allí,
a la espera de Jesús, que no había embarcado, y que acaso ese a lo que alude
san Juan, es decir, en la región de et-Batiha,
donde multiplicó los panes. Las gentes que se
habían retirado, lo mismo que la que se había quedado, habían constatado
esto: que Jesús no había embarcado con los discípulos, con eso queda
ratificado que Jesús hizo su caminata milagrosa sobre las aguas, y que no
había quedado allí más que una barca. 2.
SE
EMBARCARON Y FUERON A CAFARNAÚN EN BUSCA DE JESÚS Mientras tanto,
unas barcas de Tiberiades atracaron cerca del lugar donde habían comido el
pan Pero al siguiente día de la multiplicación de los panes vinieron a este
lugar diversas barcas procedentes de Tiberiades, sin que se diga el motivo de
esta arribada. Acaso en busca de Jesús, avisados por algunos de los que
hubiesen retornado la víspera, o por el rumor de que se hallase allí.
Tiberiades era capital y, situada en el lago, era el puerto principal de
Galilea. Josefo, historiador judío, hace ver el gran movimiento de naves que
en él había en ese lugar. Como estas gentes
que había quedado allí se dieron cuenta que no podían encontrar a Jesús,
aunque no lo vieron embarcar; y como vieron que los discípulos se dirigieron
a Cafarnaúm, aprovecharon la oportunidad de estas
barcas que acababan de llegar de Tiberiades, se embarcaron en ellas, dice san
Juan: subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en
busca de Jesús. Aquí lo van a encontrar, y en esta villa tendrá lugar el
discurso sobre el “Pan de vida.” 3.
MAESTRO,
- CUÁNDO LLEGASTE Al encontrarlo en
la otra orilla, le preguntaron: Maestro, - cuándo llegaste - . La pregunta
que le hacen con el título honorífico de Maestro, Rabí, lleva un contenido
sobre el modo extraordinario como vino. Sabían que no se había embarcado ni
venido a pie con ellos. Deben haber estado maravillados, al pensar como había
venido Jesús. Era un volver a admitir el prodigio en su vida. 4.
ME
BUSCAN, NO PORQUE VIERON SIGNOS, SINO PORQUE HAN COMIDO PAN HASTA SACIARSE La respuesta de
Jesús pasa por alto aparentemente la cuestión para ir directamente al fondo
de su preocupación. No le buscan por el milagro como signo que habla de su
grandeza y que postula, en consecuencia, obediencia a sus disposiciones, sino
que sólo buscan el milagro como provecho, Jesús les respondió: Les aseguro
que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan
hasta saciarse. Que busquen, pues,
el alimento no temporal, aun dado milagrosamente, sino el inmortal, el que
permanece para la vida eterna, y éste es el que dispensa el Hijo del hombre,
por eso le dice Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que
permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; y cuya
garantía es que el Padre, que es al que ellos llaman Dios, el Padre, marcó
con su sello. La credencial del que lo envía, son los milagros, los signos. 5.
BUSCAN
A DIOS NO POR DIOS, SINO POR LA AYUDA QUE PUDIERAN CONSEGUIR DE EL, En nuestra realidad
de hoy, con cierta pena vemos como sucede que hay personas que buscan en la
religión algo que les resulte conveniente, entonces buscan a Dios no por
Dios, sino por la ayuda que pudieran conseguir de El, y además exigen
rapidez, luego suceden que la respuesta les tarda en llegar, entonces,
pierden la fe y le dan la espalda la Señor. No es el alimento material el que
debemos buscar, sino el que permanece por siempre, hasta la Vida Eterna. Hasta aquí las
multitudes, y sobre todo los que los guiaban, no tienen dificultad mayor en
admitir lo que Jesús les dice, principalmente por la misma incomprensión del
hondo pensamiento de Jesús. Por eso, no tienen inconveniente en admitir, como
lo vieron en la multiplicación de los panes, que Jesús esté sellado por Dios
para que enseñe ese verdadero y misterioso pan que les anuncia, y que es
alimento que permanece hasta la vida eterna. 6.
LA
OBRA DE DIOS ES QUE USTEDES CREAN EN AQUEL QUE ÉL HA ENVIADO De ahí el preguntar
qué - Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios - es decir, para que
Dios les retribuya con ese alimento maravilloso. Piensan, seguramente, que
puedan ser determinadas formas de sacrificios, oraciones, ayunos, limosnas,
que eran las grandes prácticas religiosas judías. Pero la respuesta
de Jesús es de otro tipo y terminante. En esta hora mesiánica es que - Jesús
les respondió: - La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha
enviado - Fe que, en San Juan, es con obras (San Juan 2:21; cf. San Juan 13:34). La multitud comprendió muy bien que
en estas palabras de Jesús no sólo se exigía reconocerle por legado de Dios,
sino la plena entrega al mismo. 7.
EL
HOMBRE ESTA PARA SERVIR A DIOS Esto es lo que nos
dice con mucha claridad Jesús, no está Dios para servir al hombre, al
contrario, el hombre esta para servir a Dios. Dios atiende nuestras plegarias
y necesidades, todo esto por el gran amor que les tiene a los hombres, pero
debemos estar siempre dispuestos a servirle, haciendo su voluntad, viviendo
una vida y una conducta agradable a Dios, y a El le dejamos su misericordioso
auxilio. Jesús, le dijo a Catalina de Siena: Tu preocúpate de Mi, Yo me preocupare
de tí y de tus cosas 8.
¿QUÉ
SIGNOS HACES PARA QUE VEAMOS Y CREAMOS EN TI? La gente preguntó a
Jesús: "¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti?, Los que le
preguntaban esto a Jesús, aún no están convencidos, en el capitulo anterior
de este evangelio, había comentado que las gentes estaban impresionadas,
maravilladas con Jesús, el milagro que él hizo multiplicando los panes fue
extraordinario, entonces no querían separarse de El. Sin embargo, estos que
preguntan vienen, por una lógica insolente, a pedirle un nuevo milagro, y
preguntan casi despectivamente: ¿Qué obra realizas? 9.
NUESTROS
PADRES COMIERON EL MANÁ EN EL DESIERTO En ellos, esta
presente el hecho del Éxodo. El desierto, la multiplicación de los panes en
él, contra el que evocará la multitud el maná y dicen a Jesús: Nuestros
padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de
comer el pan bajado del cielo. La murmuración de estos judíos contra Jesús,
como Israel en el desierto, y, por último, la Pascua próxima, es un nuevo
vínculo al Israel en el desierto. Ya el solo hecho de destacarse así a
Jesucristo es un modo de superponer planos para indicar con ello, una vez
más, la presentación de Jesús como nuevo Moisés: Mesías. 10. PAN DEL CIELO LES DIO A COMER. Los judíos exigían
fácilmente el milagro como garantía. La multiplicación de los panes les
evocaba fácilmente, máxime en aquel lugar desierto en el que habían querido
proclamarle Rey-Mesías, el milagro del maná. Y esto es a lo que aluden y
alegan. Los padres en el desierto comieron el maná (Ex 16:4ss). La cita, tal
como está aquí, evocaba, sobre todo, el relato del maná, pero magnificado en
el Salterio, en el que se le llama pan del cielo (Sal 105:40; Neh 9:15; Sal 16:20). La cita era insidiosa. Pues era
decirle: Si Moisés dio el maná cuarenta años, y que era pan del cielo, y a
una multitud inmensamente mayor, pues era todo el pueblo sacado de Egipto, y,
a pesar de todo, no se presentó con las exigencias de entrega a él, como tú
te presentas, ¿cómo nos vamos a entregar a ti? Por lo que le dicen que, si
tiene tal presunción, lo pruebe con un milagro proporcionado. Estaba en el
ambiente que en los días mesiánicos se renovarían los prodigios del Éxodo (Miq 7:15). El Apocalipsis apócrifo de Baruc
dice: “En aquel tiempo descenderá nuevamente de arriba el tesoro del maná, y
comerán de él aquellos años.” Y el rabino Berakhah
decía, en síntesis, “El primer redentor (Moisés) hizo descender el maná. E
igualmente el último redentor (el Mesías) hará descender el maná.” 11. LES ASEGURO QUE NO ES MOISÉS EL
QUE LES DIO EL PAN DEL CIELO Si el Mesías había
de renovar los prodigios del Éxodo, no pasaría con ello de ser otro Moisés.
¿Por quién se tenía a Jesús? ¿Qué señal tenía que hacer para probar su
pretensión? Pero la respuesta de Jesús desbarata esta argumentación, entonces
respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del
cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo. Jesús es muy claro con
ellos, así se los hace ver. En primer lugar, no
fue Moisés el que dio el maná, puesto que Moisés no era más que un
instrumento de Dios, así Jesús les dice: mi Padre les da el verdadero pan del
cielo porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo.
Es decir, aquel pan venía de otra realidad y no era el pan verdadero, porque
sólo alimentaba la vida temporal; pero el verdadero pan es el que da la vida
eterna; ni el maná tenía universalidad: sólo alimentaba a aquel grupo de
israelitas en el desierto, mientras que el pan verdadero es el que desciende
del cielo y da la vida al mundo. 12. ¿A QUIÉN SE REFIERE ESTE PAN
QUE BAJA DEL CIELO Y DA LA VIDA AL MUNDO? Si directamente
alude a la naturaleza del verdadero pan del cielo, no está al margen de él su
identificación con Jesús. Si la naturaleza del verdadero pan de Dios es el
que baja del cielo y da la vida al mundo, entonces es Jesucristo el que se
identificará luego, explícitamente, con este pan. Los judíos, impresionados o
sorprendidos por esta respuesta, tan categórica y precisa, pero interpretada
por ellos en sentido de su provecho material, le piden que él les de siempre
de ese pan, como la Samaritana (Jn 4:15). 13. YO SOY EL PAN DE LA VIDA Es así como ellos
le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les respondió: Yo soy el
pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás
tendrá sed". Probablemente
vuelve a ellos el pensamiento de que Cristo es el Mesías, y esperan de El
nuevos prodigios. Pero ignoran en qué consistan, y no rebasan la esperanza de
un provecho material. Pero ese pan, que aún no habían discernido lo que
fuese, se les revela de pronto: Yo soy el pan de vida 14. SOLO EN JESUCRISTO PODREMOS
SACIAR ESTA HAMBRE Nosotros estamos
con hambre de verdad, sed de felicidad. Jesús, hace que estas aspiraciones
sean verdaderas. En efecto, solo en Jesucristo podremos saciar esta hambre,
solo con El podremos calmar nuestra sed. Jesús no solo nos entrega la verdad,
el mismo es la Verdad del Padre. Entonces si nuestro corazón busca con
desesperación la verdad y la felicidad, no la busquemos en otro lugar más que
en Jesús. San Agustín,
escribió: “Señor, nos hiciste para ti y nuestro corazón esta inquieto y sin
sosiego, mientras no descasa en TI” El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
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