R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío”.

Reflexión desde el Salmo 62, 2-6. 8-9

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.

Señor, Tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua. R.

Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán. R.

Así te bendecirá mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios. R.

Veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas. Mi alma está unida a ti, tu mano me sostiene. R.

NOSTALGIA DE LA COMPAÑÍA DE DIOS

El salmista, perseguido y alejado del centro teocrático de la nación, siente nostalgia de la compañía de Dios, que moraba en el templo de Jerusalén. El recuerdo del santuario punzaba el alma del levita exilado, que no podía participar de las solemnidades litúrgicas. Las expresiones efusivas se repiten y reflejan la profundidad de un alma religiosa que encuentra su única felicidad en la comunicación afectiva con el Señor dentro de su casa, el templo de Jerusalén. Sus enemigos, que le forzaron a un destierro doloroso, recibirán su castigo de manos del propio Señor, que vela por la vida e intereses de sus fieles.

El estilo es sentimental, sin mayor orden lógico, ya que fluye de la efusión afectiva del corazón más que de las consideraciones de la mente: el poeta ansia vivir “a la sombra de las alas de su Dios, seguro de que con su protección le dará el triunfo de su causa.

Las expresiones de la primera parte, que se dirigen directamente a Dios, “Señor, Tú eres mi Dios”, llevan el sello insinuante de un alma delicada; en cambio, cuando habla de sus enemigos aparecen las formulaciones enérgicas, conforme a la mentalidad viejo-testamentaria, que sabe menos del perdón que del espíritu de revancha.

SALMO DE DAVID

El título en versículo 1: “Salmo de David. Cuando estaba en el desierto de Judá”, atribuye el salmo a David, quien lo habría compuesto cuando andaba fugitivo por el “desierto de Judá,” sin duda con ocasión de la rebelión de su hijo Absalón, aunque ya antes de ser rey de Jerusalén había sido perseguido por las huestes de Saúl por las zonas esteparias del sudeste de Palestina. Este versículo 1 alude al rey, lo que supone que el salmo está compuesto en tiempos de la monarquía. Esto nos hace suponer que esta bella composición es anterior al exilio babilónico.

Cuando rezamos el salmo completo podemos dividirlo en tres estrofas: a) ansias de vivir con Dios (versículos 2-5); b) propósitos de alabanza continua al Señor (versículos 6-8); c) castigo de los enemigos y glorificación del rey (versículos 9-12). En este caso, la Liturgia ha tomado de esta oración solo algunas partes.

ANSIAS DE VIVIR EN COMUNICACIÓN CON DIOS

Dios es el centro del alma del salmista, Señor, Tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, que busca desde la aurora (Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti); la presencia del que constituye las delicias de su alma y aun de su cuerpo, que languidece fuera de la órbita sagrada del templo en que mora el Señor. Se siente como árbol plantado en tierra reseca y sin agua, que está ansioso del riego del agua. “Por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua”.  

La presencia de Dios vivifica el alma, y el salmista se considera alejado del santuario de Dios, donde en otro tiempo contemplaba la fuerza esplendorosa de su Dios, manifestada en las solemnidades litúrgicas, que reflejaban su gloria: Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Su vida no tiene sentido sino a la sombra de la piedad del Omnipotente; por ello, en su exilio forzado promete alabarle, alzando las manos en señal de acatamiento y acción de gracias.  Toda su vida será una bendición continuada del que le dispensa su auxilio y alegría íntima.

PROPÓSITOS DE ALABANZA CONTINUA

Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán. La mente del poeta se traslada al momento en que podrá entonar himnos de alabanza en el templo, donde su alma se saciará plenamente como los que asisten a los convites sagrados se sacian de un manjar delicioso. “Así te bendecirá mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso”

El pensamiento de la presencia de su Dios le persigue también durante la noche, pues medita en sus misericordias, y tiene la experiencia de su protección; y el pensamiento de sentirse seguro, como el pajarito bajo la sombra de las alas del Señor, le hace exultar. “Veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas”.

De nuevo una confesión de adhesión incondicional a Dios, pues sabe que en los momentos críticos le sostiene su diestra “Mi alma está unida a ti, tu mano me sostiene”.  El Señor ha sido su apoyo en todo momento, y no le ha de faltar.

Nuestra alma está sedienta de Dios, de felicidad, de vida, pero, como el salmista, estamos ciertos de que en el reino de Dios nos saciaremos con alegría eterna, no obstante, si por un momento hemos de vivir aún en la dificultad y la noche, a la sombra de las alas del Señor esperamos tranquilos. Confía en El, ¡OH pueblo! en todo tiempo. Derramad ante El vuestros corazones, porque Dios es nuestro asilo (Salmo 61,9)

R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío”.

Le invito a complementar esta reflexión con esta otra del mismo salmo en este link: “SED DE DIOS, (DEL SALMO 62)

Pedro Sergio

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

Fuentes: Algunos comentarios están tomados del estudio de la Biblia Comentada de Nácar-Colunga

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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