“Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor”

 Reflexión desde el Salmo: Sal 117,1. 8-9. 21-23. 26. 28-29

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


 

R. Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor.

O bien: Aleluya.

¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres; es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos. R.

Yo te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. R.

¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor: Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias; Dios mío, yo te glorifico. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! R.

  Este salmo da gracias y glorifica al Señor.

Este salmo que cantamos hoy, en el cuarto domingo de Pascua, es un himno triunfal, el salmista entona un himno de acción de gracias por una victoria recientemente obtenida contra los enemigos de Israel, ¡Aleluya!. Este salmo es el último del grupo aleluyático (“Gran Hallel”) y resume un profundo sentido eucarístico. El Señor ha liberado milagrosamente a su pueblo de un gran peligro y el poeta, recogiendo el sentir colectivo, expresa, durante una procesión al templo para ofrecer las víctimas eucarísticas, los sentimientos de gratitud hacia el Dios.

“¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!”. El Señor, es salvador de su pueblo. Expresa mas adelante el salmista: “En la angustia invoqué al Señor, y me escuchó, poniéndome en salvo”. Y a continuación el salmista declara cómo el Señor ha mostrado su piedad con él, pues le ha librado de una situación angustiosa En realidad, teniendo a su favor a el Señor, nada puede temer de sus enemigos: “Está por mí Señor: ¿Qué puedo temer? ¿Qué podrá hacerme el hombre? Está el Señor por mí como socorro mío” (v 6-7)

Y luego el salmista pone toda su confianza en Dios: Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres”. …...”Fui fuertemente empujado para que cayera, pero fue el Señor mi auxilio. El Señor es mi fortaleza y a El le canto salmos; fue para, mí la salvación.” (v13) Los auxilios humanos son insuficientes y aun engañadores por eso; es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos”, porque el Señor no engaña y es omnipotente

Sucedió que, el pueblo de Dios, minúsculo en apariencia, ha sido despreciado por los grandes imperios, pero ahora se ha convertido, según los planes divinos, en piedra cabecera angular del edificio de todas las naciones: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular”. Los constructores del edificio de la historia humana no habían reparado en una piedra despreciable por su tamaño, pero que en los designios de Dios ocupa el lugar central de la vida espiritual de los pueblos, ya que es la clave en el proceso del establecimiento del reino de Dios en la tierra.

Israel es, en efecto, la piedra angular en el edificio de la salvación de la humanidad, pues es el vehículo de transmisión de los designios salvadores de Dios en la historia. Jesucristo se aplicó este texto a sí mismo, pues las clases dirigentes de Israel no le han querido reconocer como Mesías, cuando es la piedra angular del mesianismo: “Y Jesús les dice: ¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?” (Mt 21,42). En efecto, Cristo es el punto de conjunción del Israel de las promesas y el de las realizaciones mesiánicas universalistas.

“Yo te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación”. El salmista, entusiasmado ante los destinos de Israel, dice: obra del Señor es ésta; la actual victoria y liberación forma parte de un proceso providencialista de Dios: Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos”.  La resurrección de Israel después del exilio babilónico prueba su elección entre todos los pueblos. El Señor es fiel a sus antiguas promesas, y ello es prenda del glorioso futuro que espera al pueblo elegido.

Este día de la liberación de Israel es el día que hizo el Señor. En Nehemías 8:17: …”hubo gran regocijo”, se habla del gran día de fiesta en honor del Señor después de la reconstrucción de la ciudad. En una situación análoga debemos entender estas frases del salmista, invitando a la alegría general por el éxito logrado. Entusiasmado ante el espectáculo de júbilo, pide al Señor que continúe protegiendo a su pueblo: “Oh Señor, sálvanos! ¡Oh Señor, haznos prosperar” (v.25). Al hacer su entrada en el templo el presidente del cortejo procesional, una voz proclama enfáticamente: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Las muchedumbres de Jerusalén saludan con estas palabras del salmo a Jesús al entrar triunfante en la ciudad santa. El grito de “¡Hosanna!” está también tomado del (v.25) de este salmo procesional, que debía de ser muy recitado por los peregrinos al entrar en la ciudad santa.

El jefe del coro declara que su bendición hacia el pueblo, Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor”, que avanza con su jefe al frente, procede de la casa del Señor, que es el Dios que ha mostrado su poder ahora de modo esplendoroso, como en otro tiempo en la liberación de Egipto: “Mi fortaleza y mi canción es Yahvé. El es mi salvación. El, mi Dios, yo le glorifico, el Dios de mi padre, a quien exalto”. (Éxodo (SBJ) 15). Con sus intervenciones salvadoras ilumina a su pueblo, espantando las tinieblas de la noche de la calamidad y favoreciéndole constantemente. Durante la travesía del desierto, el Señor iluminaba a su pueblo en una columna de fuego por la noche: “El Señor iba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudiesen marchar de día y de noche”.  (Éxodo (SBJ) 13,21). En la bendición de Moisés sobre Aarón y sus hijos se dice: “El Señor te bendiga y te guarde; ilumine el Señor su rostro sobre ti y te sea propicio; El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”.  (Números (SBJ) 6, 24-26). Él salmista — probablemente un levita — juega con todas estas reminiscencias bíblicas para declarar la protección salvadora y luminosa del Señor sobre su pueblo en este momento de triunfo y liberación.

Finalmente, se invita a todo el pueblo a desplegarse procesionalmente en el templo con los ramos o ramajes en las manos. Según la Mishná, el día de los Tabernáculos se descendía a un valle vecino a Jerusalén a recoger ramos de sauce, que se llevaban, con ramos de mirto y palmas, al templo, dejándolas en el lado del altar. El salmista parece aludir a una costumbre similar, al invitar a poner los ramos en los ángulos o cuernos del altar: Yahvé es Dios; El nos ilumina. Ordenad la procesión con ramajes, (trayéndolas) hasta los cuernos del altar (v.27).

El salmo se cierra con la antífona inicial repetida por el pueblo: ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!

 

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

Algunos comentarios están tomados de la Biblia Nácar Colunga

Publicado en este link: REFLEXIONES DESDE LOS SALMOS

Cuarto Domingo de Pascua, Abril 2012

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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