“Yo te amo, Señor, mi fortaleza”

Reflexión desde el Salmo 17, 2-4

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


    

    SALMO, UN CANTO TRIUNFAL DE LIBERACIÓN.

Este himno de acción de gracias que nos invita a rezar la Liturgia de hoy, puesto en boca de David, tiene el aire de una antología salmódica. Después de una breve introducción, el salmista describe la situación apurada en que se hallaba por efecto del ataque de sus enemigos. Una intervención milagrosa de Dios le salva del peligro, entregando en sus manos a sus enemigos, mas adelante cantara que el Señor  le protege, porque siempre ha sido fiel a sus preceptos y finalmente cantará una descripción del triunfo sobre los enemigos con la ayuda de Dios, al que da gracias.

De este salmo, la Liturgia de hoy, solo nos invita a cantar algunos versos.

SALMO Sal 17, 2-4. 47. 51

R. Yo te amo, Señor, mi fortaleza.

Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.

Mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos. R.

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! ¡Glorificado sea el Dios de mi salvación! Él concede grandes victorias a su rey y trata con fidelidad a su Ungido. R.

     DIOS, MI FUERZA SALVADORA

Comprendemos de estos versos, como el salmista expresa su confianza total en Dios, que es su refugio y fortaleza en las adversidades. Los análogos están tomados de la estrategia militar. Si el compositor es el propio David, como se afirma en el primer verso, se entienden bien estos parecidos en un poeta-guerrero que pasó gran parte de su vida luchando a la intemperie, aprovechando las irregularidades del terreno contra las incursiones de sus enemigos, más organizados, como eran las huestes de Saúl; “roca, fortaleza, escudo”... son nombres que encuentran su explicación en el trasfondo geográfico de la atormentada geografía del desierto de Judá. Estos parecidos  son corrientes en la literatura salmódica. El Señor es “mi fuerza salvadora”,  expresión que encontramos en Sal 27:7.8 como “mi cuerno salvador”. El cuerno es símbolo de poder. Las primitivas divinidades mesopotámicas llevan una tiara formada a base de “cuernos” enroscados hacia arriba, tomados del uroc o toro salvaje primitivo, símbolo de la fortaleza física incontrolada.

Consciente del poder absoluto del Señor, el salmista le alaba e invoca, “Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos”, pues sabe que en él está la salvación contra sus enemigos. Esta confianza está basada en la experiencia, como lo demuestran los versos siguientes, a los que invito a leer y meditar.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio

Domingo XXXI Ciclo B

Reflexiones de los Salmos Dominicales en este link:

REFLEXIONES DESDE LOS SALMOS

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Fuentes:

Algunos comentarios están tomados de la Biblia Nácar Colunga, adaptación pedagógica: del Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teología, otros comentarios están tomados de Maximiliano García Cordero, en la Biblia comentada de la BAC

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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