“Señor, tú tienes palabras de vida eterna”

Reflexión desde el Salmo Sal 18, 8-11

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


En respuesta a la ley del Señor, el salmo describe sus bondades y beneficios. Participamos de esta oración, aclamando:

R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. R.

Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón; los mandamientos del Señor son claros, iluminan los ojos. R.

La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. R.

Son más atrayentes que el oro, que el oro más fino; más dulces que la miel, más que el jugo del panal. R.

 

La Gloria de Dios, Manifestada en el Cosmos.

En este salmo encontramos, en realidad, dos composiciones poéticas totalmente diversas, que sin duda tuvieron distinto origen. El contenido, la forma poética y el ritmo son diversos en ambas secciones. Los v.2-7 constituyen un himno al Creador, cuya grandeza se manifiesta en los misterios del cosmos. Todo es armonía y sucesión sincronizada en la marcha de la creación, porque todo obedece a una inteligencia superior. Esta parte del salmo se caracteriza por el lirismo más subido y arrebatador. La segunda sección tiene el aire de un poema didáctico, que se divide en dos partes: a) excelencias de la ley divina, que es fuente de felicidad para el que la observa (8-11); b) parte deprecativa: súplica de perdón por las infracciones, petición para no caer en la apostasía y, finalmente, súplica de que su oración sea escuchada.

La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple.

El compilador de ambos poemas parece que ha querido poner en paralelo la armonía y belleza del cosmos, obra del Creador, y la de las prescripciones de la Ley, que se deben al mismo Dios, que formó el universo. En la primera parte se emplea el nombre divino de El, mientras que en la segunda se usa el específico de Yahvé. El primero dice relación con el universo creado, mientras que el segundo dice relación con la elección de Israel, al que fue destinada la Ley. Así, pues, la segunda parte parece una adición de un autor de la escuela “sapiencial” que quiso establecer un paralelo entre la maravillosa obra de la creación del mundo y su “segunda creación,” la Ley mosaica, expresión de su voluntad y, a la vez, módulo y troquel del alma religiosa israelita. La Ley es un reflejo de la sabiduría y santidad divinas y el espejo en que debe mirarse el alma israelita para reconocer su defectibilidad y dependencia de Dios.

La Ley es sin mancha, verídica y recta

La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos.

La Ley ha de tomarse aquí en sentido amplio, no sólo en su parte reglada, sino aun exhortativa, con sus promesas y amenazas. La felicidad del hombre está en conformarse con la voluntad de Dios y ésta se manifiesta en la Toráh, que es perfecta, de forma que el que camine según sus preceptos no se desvía del camino recto y da satisfacción plena al hombre: restaura el alma, confortando al hombre y dándole vigor, como el agua al sediento. Se la llama testimonio del Señor, en cuanto que refleja la voluntad divina; es fiel, porque nunca deja decepcionado al que se amolda a ella. Con sus prescripciones hace sabio al simple. Todo hombre puede dirigirse por el camino de la virtud o del vicio: el que escoge la primera senda es el sabio, mientras que el que sigue los senderos que se apartan del Señor es el simple o necio; Maravillas son tus dictámenes, por eso mi alma los guarda. “Al abrirse, tus palabras iluminandando inteligencia a los sencillos.”  (Salmo (SBJ) 119, 130). El principio de la sabiduría está en el temor de Dios; “y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que pueden darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.” (2 Timoteo (SBJ) 3,15), y éste se refleja en el cumplimiento de la Ley, expresión de la voluntad divina.

Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón; los mandamientos del Señor son claros, iluminan los ojos.

La Ley se concreta en los preceptos, y, éstos son rectos, porque se amoldan al querer divino; con ellos se alegra el corazón, pues se siente la satisfacción moral de vivir en consonancia con el Dios omnipotente y dispensador de toda gracia. Esta alegría del corazón se refleja en la luminosidad radiante del rostro: esclarecen los ojos. “Porque el mandato es una lámpara y la lección una luz”, (Proverbios (SBJ) 6,23), y da luz y vida. Esa luminosidad procede de sus preceptos, los que son limpios y transparentes, y, como tales, no empañan la tranquilidad de conciencia. El temor de Dios — reconocimiento de la Ley divina — es puro, libre de toda contaminación; permanece para siempre, pues responde a las exigencias del Dios inmutable. Los juicios o decisiones de Yahvé son justos y verdaderos porque responden a los postulados de justicia que implica la divinidad, y, como tales, no engañan.

Valor de los juicios divinos

Son más atrayentes que el oro, que el oro más fino; más dulces que la miel, más que el jugo del panal.

Los juicios de Dios — en cuanto sirven para dirigir al hombre en la vida — son de más valor que el mejor oro. La comparación es un tópico en la literatura sapiencial; “Mi lengua repita tu promesa, pues todos tus mandamientos son justicia”.  (Salmos (SBJ) 119,172). Por el fruto que producen resultan más sabrosos y dulces que la miel, que sale directamente de los mismos panales sin haber sufrido adulteración. El salmista sabe reconocer su valor, y procura sacar provecho al dejarse iluminar por ellos.

En respuesta a la ley del Señor, el salmo describe sus bondades y beneficios. Participamos de esta oración, aclamemos: R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

Pedro Sergio

III Domingo de Cuaresma ciclo B

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Fuentes: Algunos comentarios están tomados de la Biblia de Nácar-Colunga

Textos bíblicos de la Sagrada Biblia de Jerusalén (SBJ)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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