SAN PABLO

El amor hacia el prójimo

 

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviera profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará” (1 Cor. 13:1-8).

“Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Gal. 5:14).

Acerca del amor fraterno, no es necesario que les escriba, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse los unos a los otros. 1 Tes. 4:9;

 

 

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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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