|
"LA HORA" Y
"EL JUICIO" DOS CONCEPTOS
FUNDAMENTALES DEL EVANGELIO DE JUAN P. Silvio José Báez o.c.d. |
1. "La Hora"
Desde el primer signo en Caná hasta el final de la vida de Jesús el lector sigue
paso a paso el acercarse progresivo de "la Hora" (cf. Jn 2,4; 7,30;
8,20; 12,23; 13,1; 17,1). Toda la vida de Jesús está orientada hacia ese
momento que Juan llama "la Hora", que será como la meta del camino,
cuando Dios mostrará su gloria – su potencia salvadora – a través de la
muerte de Jesús. "La Hora" de Jesús, en efecto, coincide con el
momento de su glorificación a través de la “pasión – exaltación”, que Juan
llama "ser elevado sobre la tierra" (12,32; 3,14; 8,28). El
evangelista utiliza el verbo griego ypsóo
("levantar", "elevar") que puede indicar tanto el hecho
de levantar algo materialmente como la acción de exaltar o glorificar. Para
él, en el momento en que Jesús es alzado en la cruz es también exaltado y
glorificado por el Padre que en él muestra su gloria. Se habla de "la Hora"
desde el inicio del evangelio (2,4) pero será hasta después del capítulo 12
que "la Hora" aparece cercana: "Ha llegado la Hora de que el
Hijo del Hombre sea glorificado" (12,23); "había llegado su Hora de
pasar de este mundo al Padre" (13,1). Las primeras palabras de la
llamada oración sacerdotal de Jesús son: "Padre, ha llegado la Hora,
glorifica a tu Hijo" (17,1). "La Hora" aparece, por tanto,
íntimamente unida al momento de la glorificación que tiene lugar en la
crucifixión. 2. El juicio
En la “Hora” se realiza el
"juicio" de este mundo (12,31). Juan describe la obra de Cristo en
el mundo en términos de un gran enfrentamiento en forma de proceso judicial
entre la luz y las tinieblas, entre Jesús y el mundo: "El juicio está en
que vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la
luz" (3,19). Jesús ha venido para esto, para un juicio (en griego krima, de donde viene krisis,
que significa purificación, separación) (cf. Jn 9,39). En este juicio hay
testigos que hablan en favor de Jesús para que el hombre crea y se adhiera a
su palabra. De Jesús dan testimonio Juan Bautista (1,19), las Escrituras
(5,39); Jesús mismo da testimonio de él, pero sobre todo el Padre (8,18). Ambos
dan testimonio juntos como manda la Ley (8,17).
También las obras que Jesús hace dan testimonio de él (10,38) ya que en ellas
se revela la gloria divina. En este juicio los judíos y el mundo, juzgan
según la carne (8,15). Cuando parece que es juzgado y condenado Jesús, en
realidad es el mundo el que se juzga y se condena a sí mismo por no haber
creído en el Hijo de Dios (3,17-19), y con el mundo, es condenado y echado
fuera “el príncipe de este mundo” (12,32). Este juicio – enfrentamiento
continúa aún después de la muerte de Jesús y se prolonga en la vida de cada
creyente y de la comunidad eclesial. Por eso será necesaria la ayuda de un
defensor, de alguien que esté al lado del creyente. Aquí se inserta la
promesa del "otro Paráclito" (para-kletós,
en griego: alguien llamado a estar junto a otro para defenderlo y consolarlo
(16,7-15). El Paráclito, el Espíritu de la Verdad, asistirá a los creyentes y
seguirá dando testimonio de Jesús en el corazón de sus discípulos y frente al
mundo. |
Caminando con Jesus Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |