https://josh1905.files.wordpress.com/2013/01/a20solas20con20dios.jpg

Comentario personal al poema de San Juan de la Cruz

“Sin arrimo y con arrimo”

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


Sin arrimo y con arrimo.
sin luz y a oscuras viviendo,
todo me voy consumiendo.

Nuevamente, me atrevo a comentar lo que me hace reflexionar esta poesía de San Juan de la Cruz. Alguien me dijo que no siendo erudito en temas filológicos era muy audaz hacerlo, pero lo que no hago es un análisis en el plano lingüístico, sino de lo que me provoca en mi interior deleitarme con su lectura y lo que a mí me dice. El santo, era un hombre sencillo, y no creo que haya compuesto sus poesías para el análisis de sabios y eruditos, sino para cantarle a su amado y ha tenido la fineza de dejarnos esta bella Glosa, para compartir los estados de su alma enamorada de Dios. No obstante, los amantes de la filología, pueden seguir realizando sus análisis lingüísticos y en el plano estilístico que a ellos les interese, pero sin olvidar que san Juan de la Cruz, escribe a los enamorados.

No obstante, gozando cada verso con una lectura, constatamos que el santo comenta el mismo su primer verso “sin arrimo y con arrimo” en  la primera estrofa, del segundo verso “sin luz y a oscuras viviendo”, en la segunda estrofa y del tercer verso “todo me voy consumiendo” en la tercera estrofa.

Me parece que si pensamos qué cosas nos son difíciles para el alma, llegamos a la conclusión que es tener una gran confianza en Dios para salir adelante cuando se siente un vacío casi insuperable de llenar y se atemoriza por las tormentas de la vida. ¿Qué nos pasa? Y nos es cuestión de  si estamos cerca o lejos del Señor. El ejemplo está en un relato evangélico de Lucas. Dice sobre el temor en los íntimos amigos de Jesús, que mientras ellos navegaban, el Señor se durmió y cuando estaban en peligro, por una borrasca, le despertaron: « ¡Maestro, Maestro, que perecemos! ». El, despertándose, calmó la tormenta y les dijo: « ¿Dónde está vuestra fe? » (Cfr. Lc 8,25)

Lo más seguro es que no hay cosa creada en la que nos podamos apoyar cuando estamos en las dificultades de la noche, pero si las hay nos  apoyamos y depositamos toda nuestra confianza en Dios. Por eso creo que el santo nos dice en este poema en el que nos dice el poeta-místico que nos podemos encontrar “Sin arrimo y con arrimo.”

Los hombres siempre tenemos algunas contrariedades que nos producen decepciones, algunas veces contamos con ellas y otras veces no contamos, es decir tenemos apoyo y no tenemos apoyo, como lo que el santo dice;  Sin arrimo y con arrimo.”

Del mismo modo muchas veces no sabemos si nos van a corresponder en nuestro amor, entonces parece que nuestra vida languidece lentamente, como dice el santo: “sin luz y a obscuras viviendo”, y desde nuestro interior nos vamos consumiendo.

Pero ahí está la diferencia, como en el relato evangélico de Lucas que he mencionado,  no nos damos cuenta que el Señor siempre está junto a nosotros y en él tenemos el apoyo que buscamos, la luz que deseamos, y la vida interior que nos regala.

Canta el santo poeta en Subida a Monte Carmelo: “claro está que la fe es noche oscura para el alma, y de esta manera nos da luz: cuanto más nos oscurece más luz nos da de sí” (2S 3,4)

Canta el poeta:

 

Primera estrofa, vive con el apoyo de su amado, una sabrosa vida arrimada solo por su Dios.

1. Mi alma está desasida
de toda cosa criada,
y sobre sí levantada,
y en una sabrosa vida
sólo en su Dios arrimada.
Por eso ya se dirá
la cosa que más estimo,
que mi alma se ve ya
sin arrimo y con arrimo.


1. Es una gran alegría para el alma poder decir que está libre o desprendida de lo efímero, lo temporal y todo aquello que lo aleja de Dios. Jesús le dijo a uno: « Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; (Mt 19,19)

El santo, a mi entender, reflexionando más sobre sus versos, experimentando el fuego del amor, a la vez unitivo y purificador, dice; “Mi alma está desasida,” es decir desprendida. ¿De qué? De lo efímero, de lo pasajero,  “de toda cosa criada”; y añade “y sobre sí levantada./  y en una sabrosa vida / sólo en su Dios arrimada”. Me parece que habla de un estado muy espiritual, libre de tantas servidumbres en el sentido de decir lo bien que está el alma cuando viviendo la vida de Dios,  el Amante-Amado. Lo  mismo nos dice en Llama de Amor: “Desembarazar el alma y ponerla en soledad y ociosidad, de manera que no esté atada a alguna noticia particular de arriba o de abajo, o con codicia de algún jugo o gusto, o de alguna otra aprehensión”. (LB 3,46). Esto es, según el verso del poema comentado: “y en una sabrosa vida sólo en su Dios arrimada”.

Canta el salmista; “Pues tú eres mi esperanza, Señor, mi confianza desde mi juventud. En ti tengo mi apoyo desde el seno…. tú eres mi seguro refugio”, (Sal 71, 5-6) Es así como entendemos su estado de decir: “la cosa que más estimo, que mi alma se ve ya sin arrimo y con arrimo, es decir con apoyo y sin  apoyo, deleitándose cuando su amor es correspondido y justificándose cuando su amor no está correspondido.

 

Segunda estrofa, en ausencia del amado, aunque el día sea clarísimo, se siente como “sin luz y a oscuras viviendo.”

2. Y, aunque tinieblas padezco
en esta vida mortal,
no es tan crecido mi mal,
porque, si de luz carezco,
tengo vida celestial;
porque el amor da tal vida,
cuando más ciego va siendo,
que tiene al alma rendida,
sin luz y a oscuras viviendo. 

2. Ciertamente, vemos en el santo una necesidad de expresar sus experiencias espirituales, y lo hace recurriendo a las expresiones poéticas del amor humano. Parece ahora sentir un abandono del rostro de Dios. Me recuerda un verso de Job: “no he desaparecido en las tinieblas, pero él ha cubierto de oscuridad mi rostro.” (Job 23,17), y canta el salmista: ¡Alza sobre nosotros la luz de tu rostro!  Señor” (Sal 4,7). En un claro día, padece de obscuridades; sin luz y a oscuras viviendo.

Nuevamente el santo nos introduce en sus oscuridades, donde el alma se siente angustiada, y como nos enseñan los entendidos en San Juan de la Cruz, en esta desolación, es sumergida el alma por Dios, para desprenderla de todo lo que no es Él. Pero en esta noche, también se realiza la unión con Dios, solo que no se experimenta.

Por eso canta el santo padre San Juan de la Cruz: “si de luz carezco, tengo vida celestial; porque el amor da tal vida, cuando más ciego va siendo, que tiene al alma rendida”.  El mismo canta también en: “sea Dios servido darme su divina luz, porque es bien menester (necesario) en noche tan oscura” (N 7,5) Y dice el profeta “al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía.” (Is 58, 10), es decir, alumbrará Dios el alma.

Dice el santo; tengo vida celestial.” San Pablo, recodando de los peligros que le salvó Dios, le escribe a Timoteo; “El Señor me librará de toda obra mala y me salvará guardándome para su Reino celestial.” (2 Tim 4,18). Algunos nos vamos conformando con esta patria terrena, pero el autor de la carta a los hebreos dice que algunos: “aspiran a una mejor, (vida) a la celestial.” (Hb 11,16) El santo nos recuerda que Dios da tal vida, por eso dice; “el amor (Dios) da tal vida” Se pregunta el sabio; ¿Habéis visto al amor de mi alma? (Cant 3,3) y sigue; Apenas habíalos pasado cuando encontré al amor de mi alma. (Cant 3,4) Añado del santo: “cuando más ciego va siendo, que tiene al alma rendida”. Mejor es lo que los ojos ven que lo que el alma desea. (Eclesiastés 6,7)

 

Tercera estrofa, no le queda al poeta otra opción que abandonarse; “sin quedar cosa, todo me voy consumiendo”

 

3. Hace tal obra el amor
después que le conocí,
que, si hay bien o mal en mí,
todo lo hace de un sabor,
y al alma transforma en sí;
y así, en su llama sabrosa,
la cual en mí estoy sintiendo,
apriesa, sin quedar cosa,
todo me voy consumiendo.

 

3. Parece que se detiene el poeta en el amor humano cuando expresa los versos de “Sin arrimo y con arrimo”, “sin luz y a oscuras viviendo”,  “todo me voy consumiendo.” Quizá quiere expresar esta experiencia anímica en la que se encuentra subyugando lo inexplicable del lenguaje místico a algo más humanitario. Deduzco esto porque en el primero verso se plantea una situación “sin” y “con”, sin el apoyo del rostro del amado y con el apoyo, “sin arrimo y con arrimo.” Luego parece que el amado sigue ausente, porque dice “sin luz y a oscuras viviendo.”

Dice el santo; “Hace tal obra el amor (Dios) después que le conocí”. El evangelista nos dice; “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1 Jn 3,1), ¿Y qué hijo que conoce el bien que le hace su padre no le ama?. El santo nos recita; “que, si hay bien o mal en mí, todo lo hace de un sabor, y al alma transforma en sí.” El alma transformada del santo se nos muestra encendido de amor. Entonces en este tercer verso, no le queda más que abandonarse a contemplar cómo se consume: “todo me voy consumiendo”, ¿Es esto un volar alto hacia el término de la vida terrenal, deseando pronto la vida celestial?, ¿Cómo también lo deseaba el apóstol Pablo cuando dice; “pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia.”? (Filp 1,21)

Nos deja el poema en el silencio que experimenta el alma. Este silencio es presencia de Dios, que se comunica en el alma pasiva y secretamente, tan contiguamente arrimado, (con arrimo) es decir con tal cercanía que oscurece y silencia cualquier otra cosa que no sea El; y como la verdad de Dios es tan ajena a todo lo que el alma ha conocido hasta ahora; “sin luz y a oscuras viviendo”, es que el santo canta; “sin quedar cosa, todo me voy consumiendo.” Es un silencio tan callado, que parece embelesar al alma sumiéndola en su abismo secreto y que queda fuera de sí de todo para colocarla en una profundísima y dilatadísima soledad, como algo infinito que por ninguna parte se le ve fin.

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Escrito con la ayuda del P. Maximiliano Herráiz G., en Ávila, Pascua 2016


www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net