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¡OH LLAMA DE AMOR VIVA!

Comentario al primer verso de la canción que trata de la muy íntima y calificada unión y transformación del alma en Dios, de San Juan de la Cruz

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


INTRODUCCIÓN

¡Oh llama de amor viva! Este es el título con el cual conocemos este poema del santo padre San Juan de la Cruz, y que ha escrito como el mismo confiesa “arrimándome a la Escritura divina”, es decir ayudándose y guiándose” de un escrito que tiene autoridad divina.

Este comentario personal, escrito sobre la declaración del primer verso del poema, tiene como propósito compartir mi lectura a la declaración del verso  “¡Oh llama de amor viva!”. La intención es invitar a entusiasmarse, en términos teresianos,  engolosinarse con la lectura  de este poema y desde el interior paladear y gozar el verso.  Y si el Señor, por este verso les pone en contemplación, es un buen regalo.

Este primer verso, “¡Oh llama de amor viva!”, es el mismo Espíritu Santo que arde en el alma y echa llama.

Subrayo que el santo, declara el verso “¡Oh llama de amor viva!”, que se compone de cinco palabras y ocho silabas (octosílabo)  en seis grandes párrafos, e inicia su declaración con el verbo “sintiendo”, que a mi entender, es un modo de expresar lo que el experimenta desde su propio interior de poeta enamorado de Dios.

Escribe el santo en el prólogo, “Y no hay que maravillar  (Declara en Cantico Espiritual que; no hay que maravillar que el alma pueda una cosa tan alta” (CA 38,3), que haga Dios tan altas y extrañas (extraordinarias, especiales) mercedes (obsequios) a las almas que El da en regalar; porque si consideramos que es Dios, y que se las hace como Dios, y con infinito amor y bondad, no nos parecerá fuera de razón; pues Él dijo que en el que le amase vendrían el Padre, Hijo y Espíritu Santo y harían morada en él; lo cual había de ser haciéndole a él vivir y morar en el Padre, Hijo y Espíritu Santo en vida de Dios, como da a entender el alma en estas canciones.” (Cita el santo la respuesta que le da Jesús a Judas (no Iscariote) “Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.” Jn 14,23)

El santo nos comenta en el prólogo (nn 3) que este poema habla “del más perfecto grado de perfección a que en esta vida se puede llegar, que es la transformación en Dios, todavía (sin embargo) estas canciones tratan del amor ya más calificado y perfeccionado, en ese mismo estado de transformación” y luego añade como aclaración adicional que; “aunque (así como), habiendo entrado (prendido) el fuego en el madero, le tenga transformado en sí y está ya unido con él, todavía, afervorándose (encendiéndose) más el fuego y dando más tiempo en él (manteniéndose), se pone mucho más candente e inflamado, hasta centellear fuego de sí y llamear.” Y sigue luego (nn 4) “Y en este encendido grado se ha de entender que habla el alma aquí, ya tan transformada y calificada interiormente en fuego de amor, que no sólo está unida en este fuego, sino que hace ya viva llama en ella. Y ella así lo siente y así lo dice en estas canciones, con íntima y delicada dulzura de amor ardiendo en su llama, encareciendo en estas Canciones algunos efectos que hace en ella.”

Comienza el santo declarando en el primer verso de este poema, el sentido del verso, en especial, quien es la “llama”, que en Cantico Espiritual dice que; “inflaman éstas tanto la voluntad en afición, que se está el alma abrasando en fuego y llama de amor” (CB 1,17) y que en este poema dirá; “llama delicada de amor que en ella arde” (LlB 1,1) y luego aclarará que; “Esta llama de amor es el espíritu de su Esposo, que es el Espíritu Santo” LlB 1,3)

Los comentarios personales están en paréntesis y letra cursiva, me parece mejor leer directamente que ponerlo como referencia más abajo. Sugiero además leer junto con la Obra.

Datos:

Subida a Monte Carmelo = S (Libro 2 = 2S)

Noche Oscura = N

Cantico Espiritual B = CB

Llama de Amor Viva = LlB

Los textos bíblicos son de la Sagrada Biblia de Jerusalén

Comienza el santo poeta la declaración:

EXPERIENCIA VIVA

¡Oh llama de amor viva!

1. Sintiéndose (“vivamente la está comunicando todos los bienes, porque este divino amor todo lo trae consigo” LlB 1,17) ya el alma toda inflamada (enardecida, apasionada, “alma inflamada con ansias de amor de Dios, 2S 24,8),) en la divina unión, y ya su paladar todo bañado en gloria y amor, y que hasta lo íntimo de su sustancia está revertiendo (revertiendo=rebosando, el santo dice más adelante; “que a este tiempo está el alma rebosando aguas divinas, en ellas ella revertida  como una abundosa fuente, que por todas partes rebosa aguas divinas! LlB 3,8) no menos que ríos de gloria, abundando en deleites (se inspira, igual que en Cantico Espiritual  CB 38,1, “¿Quién es ésta que sube del desierto apoyada en su amado? Cantares 8, 5), sintiendo correr de su vientre los ríos de agua viva que dijo el Hijo de Dios (Dice el Señor: “el que crea en mí”, como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva.” Jn 7,38) que saldrían en semejantes almas, parécele que, pues con tanta fuerza está transformada en Dios y tan altamente de él poseída y con tan ricas riquezas de dones y virtudes arreada (arreada= adornada, declara el santo en Cantico espiritual; “Haremos las guirnaldas entendiendo por guirnaldas todas las almas santas engendradas por Cristo en la Iglesia, que cada una de ellas es como una guirnalda arreada de flores de virtudes y dones, y todas ellas juntas son una guirnalda para la cabeza del Esposo Cristo” CB 28,7), sigue el santo; “que está tan cerca de la bienaventuranza, que no la divide sino una leve tela.” (Paño delgado, transparente, el santo explica más adelante una tela; “adelgazada, que no deja de traslucir la Divinidad en ella”  LlB 1,32) Y sigue; “Y cómo ve que aquella llama delicada de amor, que en ella arde, cada vez que la está embistiendo (penetrando, dice el mismo santo en Subida a Monte Carmelo por embistiendo; “Y así, el alma es como esta vidriera, en la cual siempre está embistiendo o, por mejor decir, en ella está morando esta divina luz del ser de Dios por naturaleza, que habemos dicho.” 2S 5,6) y en Noche Oscura dice; “Pues ni más ni menos hace este divino rayo de contemplación en el alma, que, embistiendo en ella con su lumbre divina, excede la natural del alma.” 2N 8,4) , la está como glorificando (enalteciendo) con suave y fuerte gloria, tanto que, cada vez que la absorbe (la empapa)  y embiste (penetra), le parece que le va a dar la vida eterna, y que va a romper la tela (el paño que separa, como recita más adelante; “¡rompe la tela de este dulce encuentro!”) de la vida mortal, y que falta muy poco, y que por esto poco no acaba de ser glorificada (elevada) esencialmente; dice con gran deseo a la llama, que es el Espíritu Santo, que rompa ya (que la "corte" o que la "acabe”) la vida mortal por aquel dulce encuentro, (Declara el santo en Noche Oscura; “para venir a vivir vida de amor dulce y sabrosa con Dios.” 1N, 1) en que de veras (verdad) la acabe de comunicar lo que cada vez parece que la va a dar cuando la encuentra, que es glorificarla entera y perfectamente. Y así, dice: ¡Oh llama de amor viva!

EL ASOMBRO DE LO QUE HACE DIOS AL ALMA

2. Para encarecer (aumentar, en la declaración de Noche Oscura dice el santo; En lo cual encarece la buena dicha que tuvo en caminar a Dios N,1) el alma el sentimiento y aprecio con que habla en estas cuatro canciones, pone en todas ellas estos términos: «¡oh!» y «¡cuán!», que significan encarecimiento (un aumento profundo) afectuoso; los cuales, cada vez que se dicen, dan a entender del interior más de lo que se dice por la lengua. Y sirve el « ¡oh!» (¡Oh! Dios, es una expresión que aparece en casi todos los salmos, para expresar el asombro de lo que hace Dios) para mucho (mucho= considerablemente, intenso deseo) desear y para mucho rogar persuadiendo. Y para entrambos (entre ambos) efectos usa el alma de él en esta canción, porque en ella encarece e íntima (aumenta con afecto) el gran deseo, persuadiendo al amor que la desate.

ESTA LLAMA DE AMOR ES EL ESPÍRITU DE SU ESPOSO

3. Esta llama de amor es el Espíritu de su Esposo, que es el Espíritu Santo, (Dice el Señor; “¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!” Lc 11,13)  al cual siente ya el alma en sí,(en su interior)  no sólo como fuego que la tiene consumida y transformada en suave amor, sino como fuego que, además de eso, arde en ella (dentro de ella) y echa llama, como dije (en el prólogo); y aquella llama, cada vez que llamea, baña al alma en gloria (“con alegría a la luz de su gloria, con la misericordia y la justicia que vienen de él.” Baruc 5,6) y la refresca en temple (es decir en el punto justo para la vida eterna, como dice en Noche Oscura; “es llama que limpia, purifica y transforma” 2N 3,10) de vida divina. Y ésta es la operación del Espíritu Santo en el alma transformada en amor, que los actos que hace interiores (internos) es (intensificar) llamear, que son inflamaciones de amor en que unida la voluntad del alma, ama subidísimamente, (intensamente) hecha un amor con aquella llama.

Y así, estos actos de amor del alma son preciosísimos; y merece (consigue) más en uno (más que todo) y vale más que cuanto había hecho en toda su vida sin esta transformación, por más que ello fuese. (Aunque hubiese emprendido muchas actividades, esta vale más que todas)

Y la diferencia que hay entre el hábito y el acto (la causa y el efecto), hay entre la transformación en amor y la llama de amor, que es la que hay entre el madero inflamado y la llama de él: que la llama es efecto del fuego que allí está. (Es el efecto del fuego que está allí dentro)

EL ALMA QUE ESTÁ EN ESTADO DE TRANSFORMACIÓN DE AMOR

4. De donde, el alma que está en estado de transformación de amor, podemos decir que su ordinario hábito es como el madero que siempre está embestido (penetrado, acometido), en fuego; y los actos de esta alma son la llama que nace del fuego de amor, que tan vehemente sale (cuanto más intenso) cuanto es más intenso el fuego de la unión en la cual llama se unen y suben los actos de la voluntad arrebatada y absorta (recogida) en la llama del Espíritu Santo, que es como el ángel que subió a Dios en la llama del sacrificio de Manué (Se refiere al Libro Jueces; “Cuando la llama subía del altar hacia el cielo” Jueces 13, 20).

Y así, en este estado no puede el alma hacer actos, que el Espíritu Santo los hace todos y la mueve a ellos; y por eso, todos los actos de ella son divinos, pues es hecha y movida por Dios. De donde al alma le parece que cada vez que llamea esta llama, haciéndola amar con sabor y temple divino, (energía divina) la está dando vida eterna, pues la levanta (la eleva) a operación de Dios en Dios. (De Dios en Dios, igualdad de amor entre el alma y Dios porque en la unión transformante se produce una especie de inserción de aquella en la vida trinitaria, de tal forma que su operación es operación divina, por lo mismo, su amor es amor en el Espíritu Santo.)

PALABRAS CON QUE DIOS HABLA A LAS ALMAS PURIFICADAS

5. Y éste es el lenguaje y palabras que trata Dios en las almas purgadas y limpias, (palabras con que Dios habla a las almas purificadas) todas encendidas como dijo David (Sal 118, 140): Tu palabra es encendida vehemen­temente; (Se refiere al salmo donde el poeta canta: “Mi celo me consume, porque mis adversarios olvidan tus palabras. Acrisolada en extremo es tu promesa, tu servidor la ama. 118, 139-140) y el profeta ¿Por ventura mis palabras no son como fuego? (se refiere al Profeta Jeremías que dice; ¿No es así mi palabra, como el fuego?” Jr 23,29) y sigue el santo; “Las cuales palabras, como él mismo dice por san Juan “son espíritu y vida”; (Dice el Señor; El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.” Jn 6,63) la cual sienten (experimentan) las almas que tienen oídos para oírla, que, como digo, son las almas limpias y enamoradas; que los que no tienen el paladar sano, sino que gustan otras cosas, no pueden gustar el espíritu y vida de ellas, antes les hacen sinsabor. (Las encuentran desabridas)

Y por eso, cuanto más altas (elevadas) palabras decía el Hijo de Dios, tanto más algunos se desabrían (Declara el santo en Noche Oscura; “se les acaba aquel gusto y sabor, naturalmente queda el natural desabrido y desganado; bien así como el niño cuando le apartan del pecho de que estaba gustando a su sabor.” N 5,1) por su impureza, como fue cuando predicó aquella sabrosa y amorosa doctrina de la Sagrada Eucaristía, que muchos de ellos volvieron atrás. (El santo recuerda el Evangelio de San Juan, cuando muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: “Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?” Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: “¿Esto os escandaliza? ….Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: “¿También vosotros queréis marcharos?” Jn 6, 60‑61, 67)

TAN CERCA DE DIOS, QUE ESTÁ TRANSFORMADA EN LLAMA DE AMOR

6. Y no porque los tales no gusten (saborean) este lenguaje de Dios, que habla de dentro, han de pensar que no le gustan (que otros no lo saborean) otros, como aquí se dice, como las gustó san Pedro en el alma cuando dijo a Cristo: ¿Dónde iremos, Señor, que tienes palabras de vida eterna? (Jn 6, 69)  Y la Samaritana olvidó el agua y el cántaro por la dulzura de las palabras de Dios (La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: “Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?” Jn 4, 28).

Y así, estando esta alma tan cerca de Dios, que está transformada en llama de amor, en que se le comunica el Padre, Hijo y Espíritu Santo, ¿qué increíble cosa se dice que guste un rastro de vida eterna, aunque no perfectamente, porque no lo lleva la condición de esta vida? Mas es tan subido el deleite que aquel llamear del Espíritu Santo hace en ella, que la hace saber a qué sabe la vida eterna. (Declara más adelante comentando el verso 10, “cierto sabor de vida eterna, como arriba queda dicho, que se gusta en este toque de Dios”) Que por eso llama a la llama «viva»; no porque no sea siempre viva, sino porque le hace tal efecto, que la hace vivir en Dios espiritualmente y sentir vida de Dios, al modo que dice David Mi corazón y mi carne se gozaron en Dios vivo. (Canta el salmista; “mi corazón y mi carne gritan de alegría hacia el Dios vivo.” Sal 83, 3) No porque sea menester (necesario) decir que sea vivo, pues siempre lo está, sino para dar a entender que el espíritu y sentido vivamente gustaban a Dios, hechos en Dios, (endiosados, vueltos, convertidos o transformados en Dios) lo cual es gustar a Dios vivo, (Simón Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.” Mt 16,16) esto es, vida de Dios y vida eterna. Ni dijera David allí: “Dios vivo”, sino porque vivamente le gustaba, aunque no perfectamente, sino como un viso (viso = como un brillo que cambia con el reflejo de la luz) de vida eterna. Y así, en esta llama siente (experimenta) el alma tan vivamente a Dios, que le gusta con tanto sabor y suavidad, que dice: ¡Oh llama de amor viva!

(Y “ya que el amor es de Dios” (Jn 4,7), y “porque Dios es Amor.” (Jn 4,8), esta llama es el Espíritu Santo que es Amor.)

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Escrito en el CITeS, Ávila, mayo 2016

Subida a Monte Carmelo = S

Noche Oscura = N

Cantico Espiritual B = CB

Llama de Amor Viva = LlB

Los textos bíblicos son de la Sagrada Biblia de Jerusalén


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