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AL ENCUENTRO CON CRISTO, CON TERESA DE JESUS

Reflexión para pequeño Retiro en el día de la Santa Madre Teresa de Jesús

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

1. TERESA ES DE JESÚS, JESÚS ES DE TERESA; “YO SOY PARA MI AMADO, MI AMADO ES PARA MÍ”.

Han pasado dos mil años y muchos todavía no conocen al Peregrino que apareció por los caminos hablando como nadie del amor. Otros, después de conocerlo, lo han dejado de lado como algo que ya no sirve. Pero ahí están los que, ayer y hoy y siempre, lo viven como el gran Liberador de todas las cadenas, como el gran Amigo de todos los seres humanos, como el divino Pescador que mete en el corazón la más fascinante de las fantasías, como el Señor que llena de sentido y de belleza la vida. Cristo, señal de contradicción. Cristo, Dios humanado. Cristo amigo, Cristo todo. Teresa tiene la gran osadía de medirse con Cristo y Cristo la hace mujer radicalmente cristiana. Desde su conciencia de mujer débil le fascina que Cristo sea uno de nosotros, que no se espante de nuestras flaquezas, que sea amigo y que pueda tratar con él como con un amigo. ¿Quién le habló tan bien de Cristo? ¿Quién la fue guiando hasta Cristo? Porque su vida es Cristo. Su vida queda entrelazada para siempre con la de Cristo. Desde su experiencia dirá a quien la quiera escuchar: “Mientras podáis no estéis sin tan buen amigo”. Teresa es de Jesús, Jesús es de Teresa; “yo soy para mi Amado, mi Amado es para mí”.

La Santa Madre Teresa de Jesús, nos invita a meditar a un encuentro personal con Cristo, es así como ella escribe: “Porque pensar y reflexionar en lo que el Señor pasó por nosotros nos mueve a compasión y es sabrosa esta pena y las lágrimas que de aquí proceden” (Libro Vida 12, 1).

2. MIRAR A CRISTO.

Teresa nos invita a comenzar nuestro retiro y nuestras oraciones mirándole a Él, con una mirada de fe, con una mirada contemplativa, que sea una mirada llena de amor ... una mirada cargada de admiración por su belleza y su bondad... por todo lo que el significa para ti, por la historia de amor que juntos habéis ido tejiendo; una mirada agradecida ...

Reflexionemos desde nuestro interior estas enseñanzas de Teresa.

"No os pido más que le miréis". "Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí" (Libro Vida 22, 7).  

"Procurad, pues estáis solos, tener compañía". "Representad al mismo Señor junto con vos y mirar con que amor y humildad os está enseñando; y creedme, mientras pudiereis no estéis sin tan buen amigo. No os pido ahora que penséis en El, ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más que le miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del alma, aunque sea de presto si no podéis más, a este Señor? Pues podéis mirar cosas muy feas, ¿y no podréis mirar la cosa más hermosa que se pueda imaginar? Mirad que no está aguardando otra cosa como dice a la esposa, sino que le miremos. Como le quisiereis, la hallaréis" (Camino de Perfección 26, 13).

"Con tan buen amigo presente, con tan buen capitán que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir: es ayuda y da esfuerzo, nunca falta; es amigo verdadero" (Libro Vida 22, 6). "Es muy buen amigo Cristo, porque le miramos hombre y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía" (Libro Vida 22, 10).

"Considero yo muchas veces, Cristo mío, cuán sabrosos y cuán deleitosos se muestran vuestros ojos a quien os ama y Vos, bien mío, queréis mirar con amor. Paréceme que sola una vez de este mirar tan suave a las almas que tenéis por vuestras, basta por premio de muchos años de servicio. ¡OH válgame Dios, qué mal se puede dar esto a entender, sino a los que ya han entendido cuán suave es el Señor!" (Exclamaciones 14, 1).

3. DESCUBRIR UN SACRIFICIO SOPORTADO CON AMOR

El dolor que tuvo que soportar Cristo, ella dice  “lo que sufrió por nosotros”, le causó una impresión que la muestra como una mujer sensible frente al padecimiento de su amado: “Me sucedió que, estando un día en el oratorio, vi una imagen que se había buscado para una fiesta que se hacía en casa, y la habían traído para guardarla allí. Era de  muy llagado, y tan devota, que cuando la miré, toda me turbé de verle tal, porque representaba muy bien lo que sufrió por nosotros” (Libro Vida 9, 1).

Para Teresa, pensar en los padecimientos de Cristo, es descubrir un sacrificio soportado con amor y no es otra cosa, Cristo vino por amor: Pues volviendo a lo que decía de pensar en  la Columna, es bueno discurrir un rato y pensar en las penas que allí tuvo y en el amor con que las pasó. Más que no se canse en andar a buscar esto, sino que esté allí con El, callado el entendimiento (Libro Vida 13, 22).

4. COMPLACERSE EN EL HIJO DE DIOS

Ciertamente Teresa ha captado muy bien el mensaje del Padre, recordemos cuando Cristo recibe el bautismo de Juan: Y una voz que salía de los cielos decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco,  (Mt 3, 17), entonces ella reflexiona: “Y veo yo claro y he visto después, que para agradar a Dios y para que nos conceda grandes mercedes, quiere que sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad que se deleita” (Libro Vida 22, 6).

El Padre, pues, ama al Hijo, como un buen padre, por eso dice; “en quien me complazco, es decir,  tengo puesta toda mi predilección” Este es mi Hijo, para que se indicase especialmente a aquellos que oían, que Aquél mismo era el Hijo de Dios.

5. UNA MIRADA HUMANA HACIA EL CRISTO

Teresa, nos propone una mirada humana hacia el Cristo que se conmueve frente al dolor, aquel que llora por amor: Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: ¿Dónde lo habéis puesto?, Le responden: Señor, ven y lo verás. Jesús se echó a llorar.  (Juan 11, 32-35).

Y Así es como ella escribe: Cuando en medio de nuestras ocupaciones y en las persecuciones y sufrimientos y sequedades no se puede tener tanto sosiego, es muy buen amigo, porque le miramos hombre, y le vemos con flaquezas y padecimientos, y nos hace compañía.

Si uno se acostumbra, con mucha facilidad se lo encuentra al lado; aunque llegarán momentos o temporadas, en que el alma ni gozará de contemplación ni podrá ponerse junto a. En estos casos vale lo que he dicho: no buscar consuelos espirituales, sino abrazarse con la cruz, venga lo que viniere. Es gran cosa. Desierto quedó el Señor de todos los consuelos; en los sufrimientos le dejaron solo (Libro Vida 22, 10).

6. FIEL A LO QUE CRISTO NOS PIDE

Por otra parte, así como Teresa que sabe orar íntimamente con el Señor, también sabe no solo oírlo, sino que además es fiel a lo que el nos pide, por eso dice: “Me dijo que cada día hiciese la oración sobre un misterio de la Pasión, y que le sacase jugo, y que sólo meditara en la Humanidad de Cristo” (Libro Vida 23, 17). O también: “Que siempre comenzase la oración meditando un misterio de la Pasión” (Libro Vida 24, 3).

7. COMPASIVA FRENTE AL DOLOR DE CRISTO

Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores. (Lc 7, 13) 7). Los Evangelios muestran a Cristo como una persona muy sensible, esto es compasivo frente al dolor ajeno, en esto Teresa es reciproca con EL, corresponde diciendo: “Casi siempre se me representaba el Señor Resucitado, incluso cuando se me aparecía en la Hostia, menos algunas veces, cuando estaba en tribulación, que me mostraba las llagas para fortalecerme; algunas veces, pocas, en la cruz y en el huerto y la corona de espinas; y algunas veces en momentos de necesidades mías y de otras personas, también llevando la cruz, mas siempre con la carne glorificada” (Libro Vida 29, 4).

“Cuando iba a la oración y miraba a  en la cruz, tan pobre y desnudo, no podía soportar ser rica y le rogaba con lágrimas que me hiciera pobre como El” (Libro Vida 53, 3).

“Se me apareció como otras veces y me comenzó a enseñar la llaga de la mano izquierda, mientras con la otra sacaba un clavo grande que en ella tenía metido. Al sacar el clavo, sacaba también la carne. Se notaba que le producía un gran dolor, que me lastimaba mucho; y me dijo que no dudara de que quien había sufrido aquello por mí, mejor haría lo que le pidiera” (Libro Vida 39, 1).

8. INVITACION A “ENAMORARSE DE CRISTO Y SU HUMANIDAD”

Teresa enamorada de Cristo, nos invita a “enamorarse de Cristo y su humanidad”. A ella le interesa mucho orientarse hacia Cristo y relacionarse con él, traerle siempre consigo. Entonces ella nos dice: Puede la persona representarse delante de Cristo y acostumbrarse a enamorarse mucho de su sagrada Humanidad y traerle siempre consigo y hablar con El, pedirle por sus necesidades y quejársele de sus trabajos, alegrarse con El en sus alegrías y no olvidarle por ellas, sin buscar fórmulas de oraciones, sino diciéndole palabras brotadas del corazón conforme a sus deseos y necesidades.

“Es ésta excelente manera de aprovechar muy rápidamente; y a quien trabaje por traer esta preciosa compañía y se aproveche mucho de ella y de veras se encienda en amor de este Señor a quien tanto debemos, yo le doy por aprovechado.” (Libro Vida 12, 2)

“Fue muy necesario, Señor, que tuvieseis los brazos tan fuertes, mas ¿cómo no se os quedaron desfallecidos de tantos tormentos como sufristeis en la cruz?” (Camino de Perfección 16, 7).

“Si estáis con sufrimientos o triste, miradle camino del huerto; ¡qué aflicción tan grande llevaba en su alma!; pues siendo la misma paciencia, la manifiesta y se queja de ella.”

“Miradle cargado con la cruz, que ni siquiera respirar le dejaban. Y os mirará El con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores para consolar los vuestros, solamente porque vais a consolaros con El y porque volvéis la cabeza para mirarle” (Camino de Perfección 26, 5).

9. CONFIANZA EN JESUS, EL CURA MUCHOS MALES

Jesús, con su natural inclinación por hacer el bien, El que es todo compasión y bondad, lleno de amor por los hombres empezó a recorrer toda la Galilea; enseñaba en las sinagogas de los judíos, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba en el pueblo todas las dolencias y enfermedades. La gente le traía todos sus enfermos y cuantos estaban aquejados por algún mal: endemoniados, lunáticos y paralíticos, y El los sanaba a todos. (Mt 4:23-24)

Teresa, muestra confianza en Jesús: “Pues, si cuando iba por el mundo sólo con tocar sus vestidos curaba a los enfermos, ¿por qué hemos de dudar que hará milagros estando tan dentro de nosotros?” (Camino de Perfección 34, 8), se refiere ella al relato; “Habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.  Pues decía: Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré. Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal.” (Marcos 5, 27-29)

10.     SI ALGUNO TIENE SED, VENGA A MÍ, Y BEBA EL QUE CREA EN MÍ 

Y la Palabra de Jesús es fiel: “fiel es el Señor; a quien busca la verdad, no lo dejará en la mentira, y a quien lo desea de corazón, no lo dejará morir de sed. No hayáis miedo os deje morir de sed el Señor que nos llama a que bebamos de esta fuente. (Camino de Perfección 23,5), Jesús puesto en pie, gritó: « Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí », como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. (Juan  7,37) “Así que, hermanas, no hayáis miedo muráis de sed en este camino. Nunca falta agua de consolación tan falto que no se pueda sufrir. Y pues esto es así, tomad mi consejo y no os quedéis en el camino, sino pelead como fuertes hasta morir en la demanda, pues no estáis aquí a otra cosa sino a pelear. Y con ir siempre con esta determinación de antes morir que dejar de llegar al fin del camino, si os llevare el Señor con alguna sed en esta vida, en la que es para siempre os dará con toda abundancia de beber y sin temor que os ha de faltar.” (Camino de Perfección 20,3)

11.     LA PASION DE CRISTO

“Pensando en la sagrada Pasión, pensamos muchas más cosas de fatigas y tormentos que allí debía de padecer el Señor, de las que los evangelistas escriben”(Meditación de los Cantares C 1, 8).

“Acordaos de cómo dejó el mundo a  nuestro Señor, y qué ensalzado lo había tenido el día de Ramos” (Meditación de los Cantares C 2, 13).

“Mirad que dice el buen Jesús en la oración del Huerto: "La carne es flaca", y acordaos de aquel tan admirable y lastimoso sudor. Pues si aquella carne divina y sin pecado, dice Su Majestad que es flaca, ¿cómo queremos que sea la nuestra tan fuerte, que no sienta la persecución que le puede venir y los trabajos? Nuestro buen Jesús muestra la flaqueza de su Humanidad antes de los sufrimientos y en el golfo de ellos tuvo gran fortaleza, que no sólo no se quejaba, sino que no hizo ni un gesto en el semblante que demostrara que padecía con flaqueza. Cuando iba al Huerto, dijo: "Triste está mi alma hasta la muerte"; y estando en la cruz, que era ya estar pasando la muerte, no se quejaba. Cuando en la oración del Huerto, fue a despertar a los Apóstoles. Pues con más razón se hubiera quejado a su Madre, cuando estaba al pie de la cruz, y no dormía, y padecía en su alma y estaba muriendo dura muerte. Pues siempre nos consuela más quejarnos a los que sabemos que sienten nuestros trabajos y nos aman” (Meditación de los Cantares C 3, 8-9).

“Y que vea y goce el fruto que sacó Jesús nuestro Señor de su Pasión, regando este árbol con su sangre con tan admirable amor” (Meditación de los Cantares C 5, 7).

“Pues si nunca le miramos ni consideramos lo que le debemos y la muerte que pasó por nosotros, no se cómo le podemos conocer ni hacer obras en su servicio. Porque la fe sin obras y sin estar entroncadas en los méritos de Jesús, bien nuestro, ¿qué valor puede tener ni quién nos despertará a amar a este Señor?” (II Moradas 1, 12).

“Sin duda yo creo que fueron unos dolores mucho mayores que los de su sacratísima Pasión; porque entonces ya veía el fin de estos dolores y con eso, y con el contento de ver nuestro remedio con su muerte y de demostrar el amor que tenía a su Padre padeciendo tanto por El, se le atenuarían los dolores. Igual que les ocurre en esta vida a los que con las fuerzas del amor hacen grandes penitencias que casi no las sienten y aún quisieran hacer más y más y todo les parece poco.” (V Moradas 2,14).

“Mirad lo que le costó a nuestro Esposo el amor que nos tuvo que, por librarnos de la muerte, la murió tan penosa como muerte de cruz” V Moradas 3, 12).

“Le dijo el mismo Crucificado consolándola, que El le daba todos los dolores y trabajos que había sufrido en su Pasión, que los considerase propios para ofrecerlos al Padre” (VI Moradas 5, 6).

12.     PONED LOS OJOS EN EL CRUCIFICADO

“Poned los ojos en el Crucificado, y se os hará todo poco. Si Su Majestad nos mostró el amor con tan espantables obras y tormentos, ¿cómo queréis contentarle con sólo palabras? “(VII Moradas 4, 9). Esta extrema prueba de amor, que no se rinde ante el suplicio de la muerte en cruz, es objeto de contemplación para Teresa.

Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.  (Juan 19, 33-34)

De su costado abierto fluye el amor, que al mismo tiempo es inseparablemente suyo y del Padre. También el agua que brota representa, a su vez, al Espíritu, principio de vida. La sangre y el agua evidencian su amor demostrado y su amor comunicado. La alusión a los símbolos del agua y del vino en las bodas de Caná es claro. Ha llegado la hora en la que Jesús ofrece el vino de su amor. Ahora empiezan las bodas definitivas. La ley del amor extremo y sincero (Jn 1,17) que Él manifiesta en la cruz, revalidado por su mandamiento “como yo os he amado, así amaos también vosotros los unos a los otros” (Jn 13,34), viene infusa en el corazón de los creyentes con el Espíritu.

El proyecto divino del amor se completa en Jesús en el brotar de la sangre y el agua (19,28-30); ahora se espera que se realice en los hombres. En esto el hombre será ayudado por el Espíritu que emerge del costado atravesado de Jesús que, transformándolo en un hombre nuevo, le dará la capacidad de amar y de llegar a ser hijos de Dios (Jn 1,12)

13.     LA MEDIDA DE LA CRUZ ES LA DEL AMOR

"¡OH, Jesús mío! Cuán grande es el amor que tenéis a los hijos de los hombres, que el mayor servicio que se os puede hacer, es dejaros a Vos por su amor y ganancia..., pues con tanta sangre vemos demostrado el amor tan grande que tenéis a los hijos de Adán” (Exclamaciones 2).

“¡Cómo fue necesario todo el amor que tenéis a las criaturas para poder sufrir tanto desatino y esperar a que sanemos y procurarlo de mil maneras y medios!” (Exclamaciones 12).

Pues, si es Dios, cómo es vendido

Y muere crucificado?

¿No ves que mató el pecado,

Padeciendo el inocente?  (Poema 19).

“¡OH, Hijo del Padre Eterno, Jesús, Señor nuestro, Rey verdadero de todo! ¿Qué dejaste en el mundo, qué pudimos heredar de Vos vuestros descendientes? ¿Qué poseísteis, Señor mío, sino trabajos y dolores y deshonras, y aun no tuvisteis sino un madero en que pasar el trabajoso trago de la muerte?” (Fundaciones 10, 11).

“Y Cristo es esperaza en Teresa:  ¡OH, qué buen Dios! ¡OH, qué buen Señor y qué poderoso! No sólo da el consejo, sino el remedio. Sus palabras son obras. ¡OH, válgame Dios, y cómo fortalece la fe y se aumenta el amor!” (Libro Vida 25,18)

14.     LA EXPERIENCIA DE CRISTO RESUCITADO

La experiencia de Cristo resucitado es una de las más fuertes en la vida de Teresa: “estando en misa, se me representó toda esta Humanidad sacratísima como se pinta resucitado, con tanta hermosura y majestad”   (V 28, 3).

“La visión no es de un hombre muerto, sino de Cristo vivo, que manifiesta que es Hombre y Dios; no como estaba en el sepulcro, sino como salió de él después de resucitado” (Libro Vida 28, 8)…. y viene a veces con tan grande majestad, que no hay quien pueda dudar sino que es el mismo Señor.

“pensando en la gloria que esperamos y en el amor que el Señor nos tuvo y en su Resurrección se va llenando el alma de gozo” (Libro Vida 12, 1).

“¿Quién nos impide que permanezcamos con el Señor Resucitado, ya que lo tenemos tan cerca en el Sacramento donde está glorificado?” (Libro Vida 22, 6).

“Vi a Cristo con gran majestad y gloria, manifestando gran contento de lo que allí estaba ocurriendo; y así me lo dijo, y quiso viera con claridad que en semejantes pláticas siempre está El presente, y lo mucho que le glorifica cuando así se deleitan hablando de El” (Libro Vida 34, 17).

“Si estáis alegre, miradle resucitado; que sólo imaginar cómo salió del sepulcro os alegrará. Con qué claridad y con qué hermosura salió!; ¡con qué majestad, qué victorioso, qué alegre! Como el que venció en la batalla en la que ganó un Reino tan grande que todo lo quiere para vos, junto con él. Pues ¿es mucho pediros que volváis una vez los ojos para mirar a quien tanto os da?” (Camino de Perfección 26, 4).

“Se le manifestó el Señor acabando de comulgar, en figura de gran esplendor y hermosura y majestad, como después de Resucitado” (VII Moradas 2, 1).

Vuestra soy para vos nací qué mandáis hacer de mi

   Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


Fuentes:

C= Camino

CN= Cuatro Niveles de Oración Libro Vida

E= Exclamaciones

F= Fundaciones

M= Moradas

Mdt= Meditaciones

P= Poesía

V= Libro Vida

www.caminando-con-jesus.org

www.cipecar.org

 

 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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caminandoconjesus@vtr.net