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PORQUE ESTE CARISMA TERESIANO-SANJUANISTA

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


Amigas y hermanas.

Agradezco esta oportunidad de dirigirme a ustedes y exponer porque la santa madre Teresa de Jesús y porque el santo padre san Juan de la Cruz.

Hay algunas claves que nos señalan porque estamos fascinados de ir en camino con santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, y en esta oportunidad, y tal como les expresé al inicio de esta exposición, deseo hablarle del porque Teresa de Jesús y porque San Juan de la Cruz.

Espero que con esta presentación todos nos ayudemos a reflexionar por qué este carisma teresiano nos entusiasma y nos dilata el corazón. Confieso que con esta oportunidad que ustedes me dan, sin ser erudito en nuestro santos, he ganado mucho, porque hacer esta exposición me ha ayudado a entender mejor a nuestros santos padres del Carmelo. Por lo demás, siempre es una delicia abrir una página de algún escrito de nuestros santos, leer el trabajo de algún investigador, repasar la materia de nuestros maestros, todos nos enriquecen, nos edifican y nos enseñan a tenerle paciencia a Dios y ante todo, disponerle a amarle.

Pero deseo aclarar que nuestros santos padres, más que maestros, son testigos. Ciertamente los maestros, y nos hacen mucha falta, enseñan doctrina, pero también el santo padre San Juan de la Cruz nos hace una advertencia; “muchos maestros espirituales hacen mucho daño a muchas almas, porque, no entendiendo ellos las vías y propiedades del espíritu, de ordinario hacen perder a las almas la unción de estos delicados ungüentos con que el Espíritu Santo les va ungiendo” (LB 3,31). Ahora hago una diferencia, los testigos, son personas que han visto y dicen lo que ven. Y ahí está una diferencia, santa Teresa de Jesús, al igual que san Juan de la Cruz, no solo son maestros, también son testigos y mistagogos, porque enseñan lo que han experimentado y como lo han vivido.

En nuestra fe, hay muchos carismas, gracias, bendiciones y atractivos. San Pablo nos dice que; “Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo” y más adelante agrega que; “Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad.” (1 Cor 12,4). Nuestro carisma teresiano, como otros de nuestra fe, tienen hoy mucho que aportarnos a todos, y mucho más a nuestra amada Iglesia. Ahora también, me parece importante decir que nuestros místicos santo Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, nos enseñan la teología que viene de la experiencia de Dios.

Esta exposición, tiene como fuentes y bibliografía las Obras Completas de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz de la Editorial Monte Carmelo, las Obras Completas preparada por el P. Maximiliano Herraiz que ha sido uno de mis maestros, algunas ideas oídas de buenos y eruditos maestros teresianos-sanjuanistas, la lectura de la carta al Capítulo General de los Carmelitas Descalzos del Roma, del P. Luis Aróstegui, ocd, Superior General, fechada el 8 de junio de 2003, reflexiones personales discernidas en la lectura de los textos de los santos y repaso de mis notas de mi frutos como estudiantes del CITeS.

Citas:

Teresa de Jesús

V= Vida

C= Camino de Perfección

F= Fundaciones

M= Moradas

CC= Cuentas de Conciencia

San Juan de la Cruz

S= Subida Monte Carmelo

N= Noche

CB= Cantico Espiritual

LB= Llama de Amor


 

1.      PORQUE TERESA DE JESUS

La amistad con Dios de la cual nos habla Santa Teresa de Jesús, es parte de la identidad teresiana que ha formado nuestro carisma. Ella define la oración mental como; “tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.” (V 8,5) Pero además hay que mencionar otros aspectos por los cuales Teresa de Jesús nos ha engolosinado.

1.1  SABE TRANSMITIR SU EXPERIENCIA DE DIOS

No nos cabe duda que Teresa es una mujer que sabe transmitir su experiencia de Dios. Esa virtud nos enciende, ilumina nuestra conciencia y la hace discernir sobre nuestra propia experiencia. Oírla a ella, es decir imaginar que nos habla a nosotros, nos sumerge seriamente en la  vida de relación intratrinitaria que debemos conseguir. En efecto, cuando ella experimenta la presencia y cercanía del Padre, nos transmite como experimentarla y como; "ponerse en soledad y mirarle dentro de sí"(C 28, 2).

Teresa nos habla de su experiencia de la persona del Padre que se le acercaba y le decía con palabras muy agradables. "Entre ellas me dijo, mostrándome lo que quería: “Yo te di a mi Hijo y al Espíritu Santo"(R 25, 2).

1.2  EL EMBELLECIMIENTO DE LA PERSONA

Teresa de Jesús, entiende nuestra condición humana, nuestras flaquezas, responsabilidad, esfuerzo y limitaciones; "no somos ángeles, sino tenemos cuerpo. Querernos hacer ángeles estando en la tierra... es desatino... y en tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo, porque le miramos hombre y vémosle con flaquezas y trabajos y es compañía"(V 22, 10).

Teresa de Jesús, nos invita a no abandonar la humanidad de Cristo, al contrario no propone que; “no hay que apartarse de la humanidad de Cristo” (Cfr 6M 7, 9).

Teresa busca el mejoramiento de lo humano, el embellecimiento de la persona, el dialogo fraterno, el agradar al otro: "mientras más santas, más conversables con sus hermanas... Ser afables y agradar y contentar a las personas que tratemos"(C 41,7).

1.3  NOS COMUNICA SU GOZOSO DESCUBRIMIENTO DE DIOS

Teresa nos comunica su gozoso descubrimiento de Dios y de sus exigencias que llegan al vínculo de nuestras relaciones humanas. Ella encaminó la idea de pasar de una rígida solemnidad a un humanismo evangélico: "entienda, mi padre, que yo soy amiga de apretar en las virtudes, mas no en el rigor, como lo verán por nuestras casas"(Carta al P. Ambrosio Mariano, 12-12-1576).

Santa Teresa siempre defendió el humanismo en las estructuras y en la aplicación de las leyes, porque: "un alma apretada no puede servir bien a Dios"(Carta al P. Jerónimo Gracián, 21-2-1581).

Junto con la experiencia del Padre y del Hijo, santa Teresa experimentó la presencia y la acción del Espíritu en su vida. "Paréceme a mí que el Espíritu Santo debe ser medianero entre el alma y Dios"(Conceptos del amor de Dios, 5,5). Él es quien guía la vida de las personas y les comunica la fe, como a los apóstoles. Él acompaña en la oración y hace experimentar al Padre y al Hijo presentes.

1.4  LA ORACIÓN, TRATO DE AMISTAD

El camino y expresión vivencial -más tarde también doctrinal- de estas experiencias divinas fue la oración, trato de amistad (V 8, 5). Es el "medio" y "lugar" por excelencia de su experiencia de Dios. Santa Teresa subraya la importancia del encuentro con el Señor en el silencio y en la soledad, aunque, ya en la plenitud de su unión con Dios, escribe: "que entre los pucheros anda Dios” (F 5, 8), y que se comunica por muchos caminos; “y nos muestra el amor que nos tiene”  (6M 8,1). No sólo en los rincones, porque; “¡Recia (rígida) cosa sería que sólo en los rincones se pudiese traer oración!” (F 5,16).

La oración es el centro y eje de su mensaje espiritual. Entendida como amistad, se extiende a toda la existencia y lleva a ser amigos de Dios. Por eso, cuando presenta su pedagogía de la oración insiste en el ser: "qué tales habremos de ser" (CV 4, 1). Y habla de la recreación del ser (amor fraterno, desasimiento, humildad = verdad) como "cosas necesarias para los que pretenden llevar camino de oración"(C 4,3).

1.5  NOS EDUCA A NOSOTROS A SER COMUNIDAD

Ella del mismo modo como educa a la vida a su comunidad, nos educa a nosotros a ser comunidad. Compara sus comunidades con el grupo de los doce alrededor del Señor, y las llama; “¡Oh, colegio de Cristo!, que tenía más mando san Pedro, con ser un pescador y le quiso así el Señor” (C 27, 6) y ya había dicho; “alabémosle mucho, hermanas, que nos juntó aquí” y luego añade; “la gran merced (regalo)  que el Señor ha hecho a las que trajo aquí” (C8, 1-3).

La comunidad surge porque el Señor llama y congrega para una donación colectiva a él: “¿Pensáis, hermanas, que es poco bien procurar este bien de darnos todas al Todo sin hacernos partes?” (C 8,1). Él nos hace familiares los unos de los otros. Somos de este modo una nueva familia: "no hallaréis mejores deudos (familiares) que los que su Majestad os enviare” (C 9, 4).

1.6  UNA ORACIÓN-AMISTAD CENTRADA DESDE EL PRINCIPIO EN JESUCRISTO

Ella nos habla de una oración-amistad centrada desde el principio en Jesucristo: “Procuraba lo más que podía traer a Jesucristo, nuestro bien y Señor, dentro de mí presente, y ésta era mi manera de oración”  (V 4, 8)  y también nos dice; “Tenía este modo de oración: que, como no podía discurrir con el entendimiento, procuraba representar a Cristo dentro de mí, y hallábame mejor” (V 9, 4).

Cuando le prohibieron leer ciertos libros, le dijo el Señor: “No tengas pena, que Yo te daré libro vivo.”  Y dice luego; “ha tenido tanto amor el Señor conmigo para enseñarme de muchas maneras, que muy poca o casi ninguna necesidad he tenido de libros.” (V 26,6) Y así aprende las  verdades del ser de Dios y de nosotros mismos, de nuestra llamada; “en qué le haré placer, y estudiar cómo haré mi condición que conforme con la suya.” (C 22,7) Hay que destacar que el humanismo teresiano tiene aquí su verdadera raíz: “que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, (regalos)  quiere sea por manos de esta Humanidad Sacratísima, en quien dijo su Majestad se deleita.” (V 22, 6)

1.7  SER DON PARA LOS OTROS

La persona consagrada se transforma en amiga-esposa de Jesús y tiene que ser don para los otros: en la Iglesia y en el mundo. En efecto, la oración, para santa Teresa no se reduce a unos momentos ni tampoco puede cerrarnos sobre nosotros mismos; “y cuando vuestras oraciones y deseos y disciplinas y ayunos no se emplearen por esto (orar por los demás) que he dicho, pensad que no hacéis ni cumplís el fin para que aquí os juntó el Señor.” (C 3, 10)

También ella escribe en “Relaciones” o “Cuentas de Conciencias”; Estando yo una vez deseando de hacer algo en servicio de nuestro Señor, pensé qué apocadamente podía yo servirle, y dije entre mí: "¿Para qué, Señor queréis Vos mis obras?" Díjome: "Para ver tu voluntad, hija". (CC 52).

Así aleccionó a su monjas: "Servía al Señor con mis pobres oraciones; siempre procuraba con las hermanas hiciesen lo mismo y se aficionasen al bien de las almas y al aumento de su Iglesia” (F 1,6). Exclama Teresa "¡Oh, caridad de los que verdaderamente aman a este Señor y conocen su condición!” (F 5,5), se hacen don de sí. No se santifican para darse, sino que, dándose, se santifican. Y así "pelean por Cristo"(C 3, 5).

1.8  MARÍA ES LA EXPRESIÓN SUPREMA DE LA VOCACIÓN CARMELITANA

Enseña Teresa; “Alabadle, hijas mías, que lo sois de esta Señora verdaderamente, y así no tenéis para qué os afrentar de que sea yo ruin, pues tenéis tan buena madre. Imitadla y considerad qué tal debe ser la grandeza de esta Señora y el bien de tenerla por patrona” (3M 1, 3), “cuyo hábito traemos.” (F 16,5) "que nosotras hagamos la vida como verdaderas hijas de la Virgen y guardemos nuestra profesión, para que nuestro Señor nos haga la merced que nos ha prometido” (F 16,5) “Estamos todas, hermanas, muy obligadas a siempre en nuestras oraciones encomendarle a nuestro Señor y a los que han favorecido su causa y de la Virgen nuestra Señora” (F 28,7). Somos "su Orden"(Cfr C 28,37).

Podemos afirmar que entre las virtudes características de la Virgen que Santa Teresa propone a la imitación, hay una que las resume todas. María es la primera cristiana, la discípula del Señor, la seguidora de Cristo hasta el pie de la Cruz (Cfr. C 26,8). Es el modelo de una adhesión total a la Humanidad de Cristo y a la comunión con Él en sus misterios, de manera que Ella es el modelo de una contemplación centrada en la Sacratísima Humanidad (Cfr. V 22,1; MVI, 7,14). 

Entre las virtudes que son también las de la vida religiosa carmelitana podemos citar: la pobreza que hace María pobre con Cristo (cfr. C 31,2); la humildad que trajo a Dios del cielo "en las entrañas de la Virgen" (C 16,2) y por eso es una de las virtudes principales que hay que imitar: "Parezcámonos en algo a la gran humildad de la Virgen Santísima" (C 13,3); la actitud de humilde contemplación y de estupor ante las maravillas de Dios (Conceptos de Amor de Dios, 6,7) y el total asentimiento a su voluntad. 

 

2.      PORQUE SAN JUAN DE LA CRUZ

2.1  "SI EL ALMA BUSCA A DIOS, MUCHO MÁS LE BUSCA SU AMADO A ELLA"

San Juan de la Cruz, al igual que Teresa, nos ha entusiasmado fuertemente. Nos impresiona su experiencia de Dios, y nos transmite ese misterio tripersonal de Dios que se auto-comunica. Esta experiencia que transmite, ayuda a las almas  que buscan a Dios, a entender porque el deseo de Dios en todas los regalos que le hace, es para disponerla a una; “delicada y pura disposición, que merezca la unión de Dios y transformación sustancial en todas sus potencias” (LB 3, 28), que a saber son el entendimiento, memoria y voluntad, por eso nos dice que; "Si el alma busca a Dios, mucho más le busca su Amado a ella"(LB 3, 28). El santo no señala que; “El centro del alma es Dios” (LB 1, 12) y añade luego que esto; “será cuando con todas sus fuerzas ame y entienda y goce a Dios.” (LB 1, 12).

2.2  SER COMPAÑEROS DE LA DIVINA NATURALEZA, "IGUALES Y COMPAÑEROS DE DIOS"

En san Juan de la Cruz, Dios es la gran novedad para nosotros. El santo, explicando nuestra condición de hijos de Dios, habla del deseo de entender las profundas vías y misterios de la Encarnación que tiene la persona transformada en Cristo por la acción del Espíritu: "Una de las causas que más mueven al alma a desear entrar en esta espesura de sabiduría de Dios y conocer muy adentro la hermosura de su Sabiduría divina es ... por venir a unir su entendimiento en Dios, según la noticia de los misterios de la Encarnación, como más alta y sabrosa sabiduría de todas sus obras"( CB 37, 2).

El santo compara nuestras facultades espirituales a “cavernas” iluminadas por los “admirables resplandores” (LB 3) de las “lámparas de fuego” (LB 3,8) que son propiedades divinas. En estas "cavernas" de Cristo desea adentrarse el creyente para absorberse y transformarse y encantarse, es decir vivir la participación real y total en la particularidad filial de ser compañeros de la divina naturaleza, "iguales y compañeros de Dios"(CB 39,6).

2.3  PURIFICA AL CREYENTE DE TODO LO QUE NO ES DIOS Y LE DA LA POSIBILIDAD DE AMAR A DIOS CON EL MISMO AMOR DE DIOS

San Juan de la Cruz, nos explica que este proceso de ser transformados en hijos en el Hijo se realiza por la acción del Espíritu Santo que purifica al creyente de todo lo que no es Dios y le da la posibilidad de amar a Dios con el mismo amor de Dios y lleva a plenitud la imagen de Dios que somos desde el momento de nuestro nacimiento (Cfr Ll 3, 79),”Porque allí ve el alma que Dios es verdaderamente suyo” (LB 3,78). Es así como el santo pone de relieve que en esta participación de la vida intratrinitaria por la acción del Espíritu Santo es semejante el alma a Dios, y para que pudiese venir a esto la crió a su imagen y semejanza. "Y cómo eso sea no hay más saber ni poder para decirlo, sino dar a entender cómo el Hijo de Dios nos alcanzó este alto estado y nos mereció este subido puesto de poder ser hijos de Dios"(CB 39, 5).

2.4  CAMINO DE ENCUENTRO CON DIOS

El encuentro con Dios se da siempre en las virtudes teologales, fe esperanza y caridad, que según enseña él santo; “son las que han de poner en perfección las tres potencias del alma” (S2, 6) acciones de Dios en las que él mismo es, a la vez, comunicante y comunicado (CB 1, 10; 12, 1-2.4), capacitadoras y camino para el hombre, en su aspecto purificativo; “una acomodadísima disposición para unirse el alma con Dios según sus tres potencias, que son: entendimiento, memoria y voluntad.” (2N 21, 11 y 2S 6). En ellas el santo expresa todo el movimiento de obsequio de Dios y de respuesta humana: "el único medio próximo de la unión". La vida cristiana es sólo, sustancialmente, vida teologal.

También esta dirección que nos da el santo, se profundiza en la oración-contemplación, en ellas, en Dichos del santo; "no hay que llevar otro arrimo sino la fe y la esperanza y el amor". Es así como nos enseñan que el Espíritu Santo, es agente de la contemplación, "no le alumbrará [al alma] más que en fe" (2S 29, 6). Él es la "llama viva" que purifica,  (verdadera y profunda "ascesis") une y, "diviniza". Todo el camino espiritual se hace bajo la moción del Espíritu.

2.5  "MOMENTOS" DECISIVOS DEL CAMINO DE LA UNIÓN

El camino espiritual, de purificación y de unión, simultáneamente, está marcado en la realidad y en la enseñanza del santo, por la noche, porque es el instante del día donde se dan los "momentos" de más intensa experiencia de purificación, "momentos" decisivos del camino de la unión, donde san Juan de la Cruz se ensancha y explaya con un particular tratamiento, los que nos hace reconocer en él un verdadero místico. La unión es la vocación del hombre, realidad envolvente, dinámica, el acontecer y que preside todo el camino del creyente, "condiciona" e ilumina toda la exposición sanjuanista (Cfr. 2S 5).

La unión, que en su máxima realización, es la inmersión profunda en el misterio de vida trinitaria: “Este aspirar del aire es una habilidad que el alma dice que le dará Dios allí en la comunicación del Espíritu Santo; el cual, a manera de aspirar, con aquella su aspiración divina muy subidamente levanta el alma y la informa y habilita para que ella aspire en Dios la misma aspiración de amor que el Padre aspira en el Hijo y el Hijo en el Padre, que es el mismo Espíritu Santo que a ella la aspira en el Padre y el Hijo en la dicha transformación, para unirla consigo.” (CB 39, 3)  se realiza así de forma eficaz nuestra condición filial; “de la adopción de hijos de Dios” (LB 1, 27).

2.6  NOS ENSEÑA A SEGUIR A CRISTO  HASTA EL CALVARIO Y EL SEPULCRO

Jesucristo, es la característica de nuestra participación en el misterio trinitario; “y así lo pidió al Padre por el mismo san Juan (Evangelista) (17, 24), diciendo: Padre, quiero que los que me has dado, que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean la claridad que me diste; es a saber: que hagan por participación en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espíritu Santo” (CB 39, 5). Así es también, en su pasión y muerte, camino nuestro, quien justifica y verifica nuestra "pasión y muerte", nuestra "ascética", el santo nos pide en uno de sus dichos; "sígale hasta el calvario y el sepulcro". Es el sentido que expone en Subida del Monte Carmelo; “En el cual se trata cuán angosta es la senda que guía a la vida eterna y cuán desnudos y desembarazados conviene que estén los que han de caminar por ella.” (2S 7), en el que el santo nos ofrece su comprensión del misterio de la puerta y del camino de Cristo: "Para que entienda el buen espiritual el misterio de la puerta y del camino de Cristo para unirse con Dios” (2S 7, 11), ese es, nuestro camino.

Así es también, como el santo nos pone un pequeño puñado de avisos, todos muy necesarios, de no inclinarse a lo “más fácil, sino a lo más dificultoso; no a lo más sabroso, sino a lo más desabrido; no a lo más gustoso, sino antes a lo que da menos gusto; no a lo que es descanso, sino a lo trabajoso; no a lo que es consuelo, sino antes al desconsuelo; no a lo más, sino a lo menos; no a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciado; no a lo que es querer algo, sino a no querer nada; no andar buscando lo mejor de las cosas temporales, sino lo peor, y desear entrar en toda desnudez y vacío y pobreza por Cristo de todo cuanto hay en el mundo” (1S 13,3). Así sintetiza la Noche: "entremos más adentro en la espesura"(CB 36, 10). Morir "siguiendo sus pisadas" [de Cristo] a cuanto "estorbe la resurrección interior del espíritu"(Carta 7).

Es así como San Juan de la Cruz nos presenta a Jesús como palabra del Padre, en la que nos ha dicho y dado todo y ha quedado mudo. El Padre nos ha dado a su Hijo por hermano, compañero, precio y garantía. Eso debe alimentar en nosotros una actitud de base: poner los ojos en Cristo porque en él el Padre nos ha revelado todo, "No conviene, pues, ya preguntar a Dios de aquella manera, ni es necesario que ya hable, pues, acabando de hablar toda la fe en Cristo, no hay más fe que revelar ni la habrá jamás.” (2S 22, 7).

2.7  LA DOCTRINA SANJUANISTA SE ENCUENTRA, COMO EN SANTA TERESA, EN EL CAMPO TRINITARIO

Lo esencial de la experiencia y de la doctrina sanjuanista se encuentra, como en santa Teresa, en el campo trinitario: las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, son las que hacen la obra de la unión del ser humano con Dios, así lo declara el santo en Llama de Amor; “el alma cómo las tres personas de la Santísima Trinidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, son los que hacen en ella ésta divina obra de unión.” (LB 2,1)

Ésta se realiza a través de un camino iluminado por el Verbo, palabra del Padre y guiado por el Espíritu Santo. Se pasa a través de las noches de purificación que van llevando a la maduración en la fe, la esperanza y la caridad. Dice el santo que; “estas tres virtudes, pues, habemos de inducir las tres potencias del alma, informando a cada cual en cada una de ellas, desnudándola y poniéndola a oscuras de todo lo que no fueren estas tres virtudes.” (2S 6,6), es decir, estas tres actitudes fundamentales son el medio y disposición para la unión con Dios. Y Sigue luego; “así en esta noche espiritual daremos, con el favor de Dios, modo cómo las potencias espirituales se vacíen y purifiquen de todo lo que no es Dios y se queden puestas en la oscuridad de estas tres virtudes, que son el medio, como habemos dicho, y disposición para la unión del alma con Dios.” (2S 6,6), Todo una guía para que en nuestro camino, vayamos en auténtica oración cristiana.

2.8  EL HUMANISMO DE SAN JUAN DE LA CRUZ

Finalmente, nos podemos dejar de comentar el humanismo de San Juan de la Cruz, que también se complementa con el de Santa Teresa de Jesús. Este humanismo se encuentra en su sensibilidad ante la belleza de la naturaleza, su amor por la poesía, que es música silenciosa, su vida dedicada a los enfermos, su opción por los pobres y, todos sus escritos, que nos alumbran el camino que nos permitirá llegar a lo alto del monte, donde mora la gloria y honra de Dios.

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Febrero 2017


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pedrodonosobrant@caminandoconjesus.cl