CENTRO DE ESPIRITUALIDAD CARMELITANO-BIBLICO “LA FONTE” (o.c.d.) |
|
PRIMER GRADO DE ORACIÓN,
SACAR AGUA DE UN POZO |
PRIMER GRADO DE
ORACIÓN SACAR AGUA DE UN
POZO Libro Vida, Capítulo
13 (El lenguaje esta
actualizado al castellano del siglo XX) Avisos para vencer
algunas tentaciones del demonio. Doctrina muy útil. 1. Me ha parecido oportuno señalar algunas tentaciones que
se tienen al principio, y algunas las he padecido yo, y dar algunos avisos
necesarios. Procuren al principio vivir con alegría y libertad de espíritu,
pues hay algunas personas que creen que se les ha de ir la devoción si se
descuidan un poco. Bueno es vivir con temor de sí mismo para no fiarse poco
ni mucho de ponerse en la ocasión donde suele ofender a Dios, que esto es muy
necesario hasta que estén muy enteros en la virtud, y no hay muchos que lo
puedan estar tanto que, en ocasiones que facilitan el desorden de su natural
inclinación, se puedan descuidar, pues siempre, mientras vivimos, aun por
humildad, es bueno conocer nuestra miserable naturaleza. Mas hay muchas cosas en que es bueno, como he dicho, tomar
recreación, incluso para volver con más fuerza a la oración. En esto es
menester discreción. 2. Hay que tener gran confianza, porque conviene mucho no
apocar los deseos, sino creer en Dios que, si nos esforzamos, poco a poco,
aunque no sea enseguida, podemos llegar a lo que muchos santos llegaron, con
su favor; que si ellos no se hubieran determinado a desearlo y poco a poco a
ponerlo por obra, no hubieran llegado a la santidad. Quiere Su Majestad y es amigo de ánimas animosas (1),
siempre que vayan con humildad y sin ninguna confianza en sí mismas; y no he
visto a ningún ánima valiente que se quede baja en este camino, ni ninguna
alma cobarde, bajo capa de humildad, que no haya necesitado muchos años para
andar lo que los otros en muy pocos. 3. Espántame lo mucho que hace en este camino animarse a
grandes cosas (2); aunque luego no tenga fuerzas el alma, da un vuelo y llega
a mucho, aunque, como avecita que tiene pelo, se cansa y queda quieta. En otro tiempo pensaba yo muchas veces lo que dice san
Pablo, que todo se puede en Dios (Flp 4,13). De mí sabía que no podía nada.
Esto me aprovechó mucho y lo que dice san Agustín: “Dame, Señor, lo que me
mandas, y manda lo que quieras”. Pensaba muchas veces que no había perdido nada san Pedro
en arrojarse al mar aunque después temió. (Mt 14,29-30). Estas primeras determinaciones son gran cosa, aunque en
este primer grado es menester ir más despacio y sometidos a la discreción y
criterio del maestro; mas han de mirar que sea tal que no les enseñe a ser
sapos, ni que se contente con que el alma se dedique sólo a cazar lagartijas. 4. ¡Siempre la humildad por delante, para entender que no
han de venir estas fuerzas de las nuestras! Mas es menester que entendamos
cómo ha de ser esta humildad(Ll(l,
porque creo que el demonio hace mucho daño para que no progresen las personas
que hacen oración, haciéndoles
comprender mal la humildad, haciendo que no parezca soberbia tener
grandes deseos y querer imitar a los santos que desean ser mártires (4)
enseguida nos dice o nos hace entender que las cosas los santos son para
admirarlas, mas no para practicarlas los que somos pecadores. Eso también lo digo yo; mas hemos de mirar cuál es para
admirar y cuál para imitar. Porque no estaría bien si una persona débil y
enferma hiciese muchos ayunos y penitencias ásperas, y se marchase a un
desierto donde ni pudiera dormir ni tuviera qué comer o cosas semejantes. Mas hemos de pensar que sí que nos podemos esforzar con el
favor de Dios a tener un gran desprecio del mundo, un no estimar honra, un no estar atado al dinero;
que tenemos unos corazones tan estrechos, que parece que nos ha de faltar la
tierra apenas nos queremos descuidar un poco del cuerpo y darnos al espíritu;
enseguida nos parece que favorece el recogimiento tener abundancia lo que
necesitamos, porque las preocupaciones nos quitan la paz en la oración. De esto me pesa a mí, de que tengamos tan poca confianza
en Dios y tanto amor propio, que nos quite la paz ese cuidado .Y así es que
cuando el espíritu está tan enfermizo como en el caso, unas naderías nos dan
gran trabajo como a otros les causarían problemas graves y de mucho tomo. ¡Y
tenemos cara para presumir de espirituales! 5. Paréceme ahora a mí esta manera de vivir un querer dar
gusto al cuerpo y al alma, para no perder acá el descanso y gozar allá de
Dios. Y así sería ello si se vive en gracia y practicamos la virtud, mas es
paso de gallina: nunca a ese paso se alcanzará la libertad de espíritu. Manera
de proceder muy buena me parece para estado de casados, que han de vivir
según su vocación (5); mas para el estado religioso6 de ninguna manera deseo
tal manera de aprovechar ni me harán creer que es buena, porque la he probado
y siempre estaría al mismo nivel, si el Señor, por su bondad, no me hubiera
enseñado otro atajo. 6. Aunque los deseos siempre los tuve grandes, mas
procuraba esto que he dicho: hacer oración, mas vivir a mi placer (7). Creo que si hubiera habido quien me sacara a volar,
hubiera procurado con mayor decisión que estos deseos fueran realidad; mas
hay —por nuestros pecados— tan pocos maestros de espíritu (8), que no tengan
demasiada discreción para esto, que creo que aquí está n gran parte la causa
de que los que comienzan no lleguen a gran perfección más pronto; porque el
Señor nunca falta ni queda por El, nosotros somos los miserables que
faltamos. 7. También pueden ser imitados los santos en buscar
soledad y silencio y otras muchas virtudes, que no nos matarán estos negros
cuerpos que con tanta discreción se quieren conservar para desquiciar el
alma, y el demonio ayuda mucho a enervarlos, cuando ve un poco de miedo de
enfermar (9) no quiere él más para hacernos creer que todo nos ha de matar y
quitar la salud; hasta por llorar nos hace temer de quedar ciegos. He pasado
por esto y por eso lo sé; y no sé yo qué mejor vista ni salud podemos desear
que perderla por tal causa. Como yo estoy tan enferma, hasta que me determiné a no
hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada, sin valer para
nada; y ahora hago bien poco, mas como quiso Dios que comprendiese este ardid
del demonio, cuando me ponía delante el perder la salud, decía yo: “Poco va
en que me muera”; si el descanso: “Ya no es menester descanso, sino cruz”; y
así otras cosas (10) Vi claro que en muchas cosas, aunque es verdad que yo
estoy muy enferma, era tentación del demonio o tibieza mía; pues desde que ni
me observo ni me regalo tanto, tengo más salud (11). Así que importa mucho al principio de comenzar a hacer
oración no amilanar los pensamientos, y créanme esto, porque lo sé por
experiencia; y para que escarmienten en mí, aún podrá servir decir estas
faltas mías. 8. Otra tentación es también muy frecuente, que es desear
que todos sean muy espirituales, en cuanto que comienzan a gustar el sosiego
y ganancia que produce. El desearlo no es malo; el procurarlo podría no ser
bueno, si no hay mucha discreción y disimulo en hacerlo con tacto para que no
parezca que quieren enseñar, porque quien haya de hacer algún provecho en
este caso debe tener las virtudes muy fuertes, para que no causen tentación a
los otros (12) Me acaeció a mí, y por eso lo entiendo, cuando, como he
dicho, procuraba que otras hiciesen oración. Como por una parte me veían
hablar grandes cosas del bien que era hacer oración y, por otra parte, me
veían con gran pobreza de virtudes, que yo hiciera oración traíalas tentadas
y desatinadas; y ¡con harta razón!, que después me lo han dicho, porque no
sabían cómo podía ser compatible lo uno con lo otro; y era causa de no tener
como malo lo que de suyo lo era, porque veían que yo lo hacía algunas veces,
pues me consideraban una persona recta. 9. Y esto hace el demonio, que parece se vale de las
buenas virtudes que tenemos para autorizar en lo que puede el mal que
pretende, que, por poco que sea, en una comunidad debe ganar mucho; cuánto
más que el mal que yo hacía era muy mucho. Y así, en muchos años sólo tres se
aprovecharon de lo que les decía 13, y después que ya el Señor me había
fortalecido en la virtud, se aprovecharon en dos o tres años muchas, como
después diré. Y, aparte de esto, hay otro gran inconveniente, que es que
el alma salga perdiendo; porque lo que más hemos de procurar al principio es
sólo tener cuidado de sí sola y hacer cuenta de que no hay en la tierra más
que Dios y ella; y esto es lo que le conviene mucho. 10. Hay otra tentación (y todas con un celo de virtud que
es menester descubrirlo y andar con cuidado) de tener pena de los pecados y
faltas que ven en los otros: persuade el demonio de que sólo es la pena de
querer que no ofendan a Dios y que le pesa por su honra, y enseguida quieren
corregirlo. Inquieta esto tanto que impide la oración, y lo peor es que creen
que es virtud y perfección y gran celo de Dios (14). Dejo aparte el dolor que producen los pecados públicos, si
los hay en la Congregación, o el daño de las herejías por donde se pierden
tantas almas. Este dolor es muy bueno y, como es bueno, no inquieta. Pues lo seguro para el alma de oración es despreocuparse
de todo y de todos y tener cuenta de sí misma y de agradar a Dios. Esto
conviene muy mucho, porque, ¡si tuviese que decir los errores que han
sucedido por fiarse de la buena intención!... (15) Pues procuremos mirar siempre las virtudes y cosas buenas
que viéremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados. Con esta manera de obrar, aunque de momento no se haga con
perfección, se consigue ganar una gran virtud, que es tener a todos por
mejores que nosotros. Con este proceder comiénzase a ganar esta virtud con el
favor de Dios, que es menester para todo, y falta, son inútiles los
esfuerzos, y se empieza a pedir que nos la dé, y si nos esforzamos a nadie
niega él su favor. 11. Consideren también el aviso siguiente los que
discurren mucho con el entendimiento, sacando muchos argumentos de un mismo
tema y muchas ideas. A los que no pueden discurrir, como yo, no hay que avisar,
sino que tengan paciencia, hasta que el Señor les llene el entendimiento y dé
luz, pues ellos pueden tan poco que más bien les estorba el entendimiento que
les ayuda. A los que pueden discurrir, no se les vaya el tiempo en
esto; porque, aunque es muy meritorio, les parece que, como es oración
sabrosa, no ha de haber día de domingo, ni rato que no sea trabajar; les
parece que pierden el tiempo si no razonan, y tengo yo por muy ganada esta
pérdida (16) En vez de discurrir tanto, represéntense (17) delante de
Cristo y sin cansancio del entendimiento se estén hablando y regalando con
El, sin cansarse en componer razones, sino presentándole necesidades y la
razón que tiene para no soportarnos allí: una cosa durante un tiempo y la
otra en otro, para que no se canse el alma de comer siempre el mismo manjar.
Estos son muy gustosos y provechosos, si el paladar se acostumbra a comerlos;
traen consigo gran alimento para dar vida al alma y muchas ganancias (18) 12. Quiero decirlo más claro, porque estas cosas de
oración todas son difíciles, y si no se encuentra maestro, muy malas de
entender .Esto me fuerza a que, aunque quisiera abreviar y sería suficiente
sólo insinuarlas para el buen entendimiento de quien me mandó escribir esto 13. Pues volviendo a lo que decía, nos ponemos a meditar
en un misterio de la Pasión, por ejemplo, el del Señor atado en la columna:
el entendimiento va buscando las causas, los grandes dolores y pena que Su
Majestad tendría en aquella soledad y otras muchas cosas que, si el
entendimiento es discursivo, podría sacar de aquí. ¡No digamos si es hombre
de estudios! Este es el modo de oración (20) con que deben comenzar,
continuar y terminar todos, y muy excelente y seguro camino, hasta que el
Señor los lleve a otras cosas sobrenaturales. Digo “todos”, porque hay muchas almas que aprovechan más
en otras meditaciones que en las de la Sagrada Pasión; que así como hay
muchas moradas en el cielo, (Jn 14,2), hay aquí muchos caminos: algunas
personas aprovechan considerándose en el infierno, y otras en el cielo, y en
cambio se afligen si piensan en el infierno, o en la muerte. Algunas, si son sensibles, sufren mucho pensando siempre
en la Pasión y se regalan y aprovechan considerando el poder y la grandeza de
Dios en las criaturas y el amor que nos tiene y que en todo se manifiesta. Y
ésta es una admirable manera de proceder, sin dejar mucho tiempo la pasión y
la vida de Cristo, fuente de donde nos ha venido y viene todo el bien. 15. Yo he visto almas acorraladas y afligidas por no tener
experiencia su maestro, que me daban lástima, y alguna que no sabía ya qué
hacer de sí; porque al no entender los maestros el espíritu afligen alma y
cuerpo e impiden el aprovechamiento. Me dijo una persona que el maestro la tenía atada ocho
años sin salir del propio conocimiento, y el Señor la tenía ya en oración de
quietud y sufría mucho (21) Y aunque esto del propio conocimiento jamás se ha de
dejar, ni hay nadie, en este camino, tan gigante que no tenga necesidad muchas
veces de volver a ser niño y a mamar (y esto jamás se olvide, quizá lo diré
más veces, porque es importantísimo (22). Porque no hay grado de oración tan
alto que no necesite volver al principio y esta materia de los pecados y el
conocimiento propio es el pan con que se han de comer todos los manjares, por
muy delicados que sean, en este camino de oración. Y sin este pan no se
podrán sustentar, pero hay que comerlo con tasa, porque cuando un alma se ve
ya rendida y entiende con claridad que no tiene cosa buena de sí y se ve
avergonzada delante de tan gran Rey y ve lo poco que le paga lo mucho que le
debe, ¿qué necesidad tiene de gastar el tiempo en esto? ¿No será mejor que
pensemos en otras cosas que el Señor pone delante y no es lógico que las
dejemos, ya que Su Majestad sabe mejor que nosotros qué es lo que nos
conviene? (23) 16. Así que importa mucho que el maestro sea sensato,
quiero decir que tenga talento, y que tenga experiencia; si además tiene
estudios, es grandísimo negocio. Mas si no reúne las tres cualidades a la vez, las dos
primeras son más importantes (24), porque los hombres de estudios los puede
buscar cuando sea necesario para comunicarse con ellos. Digo que al principio, silos directores no son hombres de
oración, de poco sirven los estudios (25); no digo que no traten con
letrados, porque espíritu no fundamentado en doctrina sólida, yo lo
preferiría sin oración; y los estudios son una gran cosa, porque estos
hombres nos enseñan a los que sabemos poco y nos dan luz y nos enseñan a entender
las verdades de la Sagrada Escritura, como debemos: de devociones a bobas nos
libre Dios. 17. Lo quiero decir con mayor claridad, pues me estoy
metiendo en muchas cosas. Siempre tuve el defecto de no saberme explicar con
pocas palabras. Comienza una monja a hacer oración; si la gobierna un
simple y se le ocurre, le hará creer que es mejor que le obedezca a él que a
su superior, y ello sin malicia, creyendo que acierta, porque si no es
religioso lo creerá así. Y si es una mujer casada le dirá que es mejor que
haga oración cuando debe atender a su hogar, aunque disguste a su marido. Por
ser corto no sabe ordenar ni el tiempo ni las cosas, para que se hagan según
la verdad. Por faltarle a él la luz no la da a los otros, aunque quiera. 18. Y aunque para esto parece que las letras no son
necesarias, mi opinión ha sido siempre y será que cualquier cristiano procure
tratar, si puede, con quien las tenga buenas, y mientras más, mejor; y los
que van por camino de oración tienen mayor necesidad de esto y cuanto más
espirituales, más. Y no se equivoque diciendo que letrados sin oración no son
para quien la hace. Yo he tratado muchos, pues desde hace unos años los he
buscado más por tener mayor necesidad, y siempre fui amiga de ellos, y aunque
algunos no tienen experiencia, no aborrecen el espíritu ni lo ignoran; porque
en la Sagrada Escritura que estudian, siempre hallan la verdad del buen
espíritu. Tengo para mí que persona de oración que trate con
letrados, si ella no se quiere engañar, no la engañará el demonio con
ilusiones, porque creo que los demonios temen en gran manera las letras
humildes y virtuosas, y saben que serán descubiertos y que saldrán con
pérdida. 19. He dicho esto porque hay opiniones de que no son
letrados para gente de oración, si no tienen espíritu (26) Ya he dicho que
hace falta maestro espiritual, mas si éste no es letrado, gran inconveniente
es. Y ayudará mucho tratar con ellos; si son virtuosos, aunque no tengan
espíritu, me aprovecharán y Dios les dará a entender lo que han de enseñar y
aun le hará espiritual para que nos ayude. Y esto no lo digo sin haberlo
experimentado y haberme ocurrido en más de dos casos (27) Digo que para que un alma se rinda del todo a la dirección
de un solo maestro yerra mucho si no procura que sea letrado, si es religioso,
pues él ha de estar sometido a su prelado, a quien quizá le falten todas tres
cosas (28), lo cual no será pequeña cruz, si el maestro no está decidido a no
someter el entendimiento a quien no le tenga bueno (29) Yo esto no lo trago, ni me parece que conviene. Pues si es
seglar, alabe a Dios porque puede escoger a quien ha de obedecer, y no pierda
esta tan virtuosa libertad; mejor que esté sin director hasta que encuentre
uno capaz, que el Señor se lo (30) si su decisión está fundada en humildad y
con deseo de acertar. Yo alabo mucho a Dios, y las mujeres y los que no tienen
estudios le habíamos siempre de dar infinitas gracias, porque haya quien, con
tantos trabajos, haya alcanzado la verdad que los ignorantes ignoramos. 20. Muchas veces me admiro de ver letrados, en especial
religiosos, que han ganado con tanto trabajo lo que sin ninguno, más que
preguntar, me aproveche a mí. ¡Y que haya personas que no quieran
aprovecharse de esto! ¡No lo quiera Dios! Los veo sometidos a los trabajos de la Orden, que son
grandes, con penitencias y mal comer, sujetos a la obediencia, y a veces me
confundo muchísimo, es cierto. Aparte de esto, dormir mal, todo trabajo, todo cruz. Me
parece que sería un gran mal que tanto bien lo pierda alguien por su culpa. Y podría ocurrir que algunos que estamos libres de estos
trabajos y que nos lo dan guisado, como dicen, y viviendo a nuestro placer,
pensemos que por hacer un poco más de oración hemos de aventajar a los
letrados, sujetos a tantos trabajos. 21. ¡Bendito seáis, vos, Señor, que tan inhábil y sin
provecho me hicisteis! Mas os alabo mucho, porque despertáis a tantos para
que nos despierten. Había de ser muy continua nuestra oración por estos que
nos dan luz (31). ¿Qué seríamos sin ellos entre tan grandes tempestades que
ahora sufre la Iglesia? Si ha habido algunos ruines, más resplandecerán los
buenos. Quiera el Señor tenerlos de su mano y ayudarles para que nos ayuden,
amén. 22. Mucho me he salido del tema que comencé a explicar;
mas todo es oportuno para los que comienzan, para que comiencen camino tan
alto de manera que sigan el verdadero camino. Pues volviendo a lo que decía de pensar en Cristo en la
columna, es bueno discurrir un rato y pensar las penas que allí tuvo y el
amor con que las pasó. Mas que no se canse siempre en andar a buscar esto, sino
que se esté allí con El, callado el entendimiento. Si pudiere, ocúpele en que
mire que le mira (32), y acompáñele y háblele (33) y pídale y humíllese y
regálese con El y recuerde que no merece estar allí. Cuando pueda hacer esto, aunque sea el principio de la
oración, hallará grande provecho, y causa muchos provechos este modo de
oración; al menos lo ha mi alma. No sé si acierto a decirlo; Ud lo verá. Quiera el Señor
que acierte a contentarle siempre, amén. COMENTARIOS Autor: Jesús Marti
Ballester “No os negará su misericordia si tenéis confianza en l y
ánimos animosos, que es muy amigo Su Majestad de esto” (Fundaciones 27,12). 2 “Si me ayudo al principio a determinarme a hacerlo, sólo
por Dios, aun en esta vida lo paga” (Vida 4,2). Confesiones 10,29. Confirmación de lo expuesto en este número y en el
anterior encontramos en santa Teresa
del Niño Jesús. Al P. Blinio, jesuita, confió sus deseos de ser santa, de
amar a Dios como santa Teresa: “Qué orgullo —le respondió el jesuita— y qué
presunción. Limítese a corregir sus defectos, realizar cada día pequeños
progresos y modere sus deseos temerarios”.este incompetente director estuvo a
punto de tronchar el tallo ardiente de Teresa, encauzándola a la caza de
lagartijas, (Summarium J, 40, 605, citado por A. BARRIOS MONEO en Santa
Teresita, modelo y mártir de la vida religiosa, Coculsa, Madrid 1960, 233). Hija de la teología de su tiempo, no se le puede pedir a
Teresa mayor visión del estado del matrimonio. Hoy el Vaticano II nos ha
dicho que “todos los fieles de cualquier estado y condición están llamados a
la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” (VAT. II,
Lumen Gentium, 40). 6 “La profesión religiosa radica íntimamente en la
consagración del bautismo y la expresa con mayor plenitud” (VAT. JI,
Perfectae Caritatis, 5). “De este modo ella se convierte en su contenido
constitutivo en una nueva consagración: la consagración y la donación de la
persona humana a Dios, amado sobre todas las cosas” (Redemptionis donum, 7).“Regalo y
oración no se compadece” (Camino, 4,2). 8 “Gran daño hicieron a mi alma confesores medioletrados”
(Vida 5,3). ¿Es una realidad lo que escribió el cardenal Jubany?: “Me
pregunto, no sin cierta angustia: ¿Existen muchos y verdaderos maestros de
oración?” (Prólogo a La noche oscura leída hoy, por Jesús MARTI BALLESTER,
Paulinas, Madrid 1981, 8, citado en Las moradas de santa Teresa leídas hoy,
id, p. 118). 9“Porque este cuerpo tiene una falta, que mientras más le
regalan, más necesidades descubre. Es cosa extraña lo que quiere ser
regalado; como tiene aquí algún buen color, por poca que sea la necesidad,
engaña a la pobre del alma para que no medre” (Camino 11,2). 10 “Si no nos determinamos a tragar de una vez la muerte y
la falta salud, nunca haremos nada... Procurad no temerla y dejaros toda
en Dios, venga lo que viniere. ¿Qué va
en que muramos?” (Camino 11,4-5). “Olvidemos esta debilidad natural, que nos puede
entretener mucho; el cuidado de estos cuerpos ténganlo los prelados, allá su
responsabilidad..., que, aunque el regalo que tenéis es poco o ninguno, el
cuidado la salud nos podría engañar, cuánto más que no se tendrá más salud
por más cuidado, yo lo sé...” (J. MARTÍ BALLESTER, Las moradas de santa
Teresa leídas hoy, Paulinas, Madrid 1987, Terceras Moradas, 2,8, p. 73). 11“En comenzando a vencer estos corpezuelos no nos cansan
tanto” (Camino 11,4). 12 Abundan hoy en muchos ambientes principiantes que están
convencidos, y hasta obcecados, en palabras de conocimiento que han recibido
y las arrojan sobre los hermanos contra todas las normas del derecho natural,
de la Iglesia y de la ley divina. Hacen muchísimo daño. Habría que discernir
las intenciones de sus alegatos o enuncias. Los santos —perfectos— se
reformaron a sí mismos y no intentaron reformar a garrotazos a los hermanos.
Puros fariseos. Lo que mueve a estos fariseos a hacer cambiar a los otros
es la falta de tolerancia, y eso hace más mal que bien. Cuando se quiere
cambiar al hermano se justifica el hecho por su propio bien y el de la
Iglesia, lo cual es una manera larvada de rechazarlo. Cuánto más se
desmostrará oh señores fariseos,
aceptando y amando al hermano como es! El fariseo quiere que se aplique la
ley con toda su fuerza.., a los demás, no a él. El deseo de cambiar a los hermanos nace de una raíz
maligna: soberbia, intolerancia, ira, violencia. “Y la ira del hombre no
produce la rectitud que Dios quiere” (Sant 1,20). 13 María de San Pablo, Ana de los Ángeles, primera priora
de Malagón, y D. María de Cepeda, su hermana mayor. 14 Dos monjes budistas se encontraron con una bellísima
mujer a la orilla del río. Quería cruzar el río, pero bajaba muy crecido. Uno
de los monjes se la echó a la espalda y la pasó a la otra orilla. El otro
monje estaba escandalizado y durante dos horas estuvo censurando su
negligencia en la observancia de la Regla. El acusado escuchó pacientemente
el interminable sermón. Al final estalló: ‘Hermano, yo he dejado a aquella
mujer en el río. ¿Eres tú quien la lleva ahora?” (Tony de Mello). 15 Errores y desgracias con consecuencias que se llorarán
toda la vida. Una cerilla abrasa un bosque, una imprudencia divide una
familia, una idea equivocada de un necio hunde en la ruina una empresa,
fiándose de la buena intención.., aparente. A la mayor difusión de las obras
de la Santa, corresponde también un catálogo más amplio de riesgos por la
mayor resonancia social, que no queda encerrada en sus pequeñas comunidades;
los mismos principios en auditorios más amplios producen desastres mayores. 16 Porque entonces ejercitará el amor que es la energía
suprema del hombre, y cuando es amor-caridad alcanza al mismo Dios. Bien es
verdad que la inteligencia busca la verdad, pero, una vez conseguida,
necesita poseerla y gozarla por el amor que emana de la voluntad. Esta doctrina la había leído Teresa en Osuna, en su Tercer
abecedario, en el art. 3 del c. XXI. Este es el párrafo más sustancioso: Nuestro entendimiento nos trae a Dios para que lo
conozcamos, pero como el amor nos saca de nosotros para ponernos y colocarnos
en lo que amamos, va el amor y entra en lo más secreto, quedándose el
conocimiento fuera de las criaturas”. (OSUNA, Tercer Abecedario, XXI, Palabra
S.A., Madrid 1980, 273s). 17 Representarse a Cristo no es hacer una composición de
lugar ignaciana (en esto difiere del autor de los Ejercicios, que atiende a
la configuración de la persona que se representa), ni esforzarse por
reproducir fisonomía y rostro, sino penetrar dentro de El, como quien está
ciego o oscuras, que no ve a la persona, pero sabe que está presente. Hay que
hacer un esfuerzo para meterlo dentro del alma o, al menos, situarlo Junto al
meditador. Plenamente dentro del espíritu teresiano encuentro a Tony
de Mello en el Ejercicio 21: “La silla vacía”, en Sadhana, un camino de
oración, Sal Terrae, Santander 1980, 80-82. 18“Cuando deja de obrar el entendimiento... engorda la
voluntad y toma fuerza” (Vida 11,15). 19. P. García de Toledo. 20 este es el nivel primero, la meditación, sacar agua del
pozo, común a los cuatro niveles, cuando el Señor aún no da la lluvia, ni se
llenan los arcaduces, ni manan las fuentes vivas. La meditación que se centra
en los misterios de la vida, pasión y muerte de Cristo produce “afecto
flamígero”, que se enciende en el alma para seguir a Cristo. Esta es la
meditación afectiva. La que versa sobre las verdades eternas y los divinos
beneficios es meditación discursiva que engendra en el alma el temor de Dios,
el menosprecio de sí y el “contemptus mundi”. Una y Otra meditación
constituyen el nervio de la “Devotio moderna” (Historia de la espiritualidad,
II, Flors, Barcelona 1969, 23). Coincide con el reflectir de san Ignacio en los
Ejercicios, que consiste en reflexionar una y otra vez y la aplicación de
sentidos. 21 Es grande este sufrimiento, como lo sería el de quien
llegó a la meta y le mandan recorrer el camino otra vez. No puede pensar y
tiene que hacerlo por obediencia, “le están echando la leche en la boca y le
obligan a mamar” (Conceptos del amor de Dios 4,4). 22 “Aunque sea en la primera morada’, del conocimiento
propio, que aunque es necesarísimo, entendedme bien, incluso para las que
están en las moradas del rey, que jamás, por elevada que el alma esté, le
conviene otra cosa, ni podrá olvidarla, aunque quiera; pues la humildad
siempre labra como la abeja en la colmena la miel, que sin conocimiento
propio todo va perdido”. “Es cosa tan importante el conocernos, que no
quisiera que en esto hubiese jamás relajación, por subidas que estéis en los
cielos... Y por eso repito que es muy bueno y muy rebueno tratar de entrar
primero en la morada del propio conocimiento...” (J. MARTÍ BALLESTER, Los
moradas de santa Teresa leídas hoy, Paulinas, Madrid 1987, Terceras Moradas,
2,9, pp. 35-36). Véanse nuestras notas-comentarios 17- 23 “mas, tened presente que la abeja no deja de salir a
volar para traer flores. Así el alma en el propio conocimiento; créame y
vuele algunas veces a considerar la grandeza y majestad de su Dios” (ib, 2,8,
p. 36). 24 Talento, experiencia y estudios, son las cualidades
requeridas por la Santa para el director espiritual, o maestro de oración,
pero privilegiando talento y experiencia. 25 Aunque tanto al comenzar vida de oración como cuando se
ha avanzado en el camino es importante que el director sea un hombre bien
preparado, será más necesario en el progreso que al comienzo. Para comenzar
es mejor que tenga experiencia de orante que teología, escritura y pastoral
de intelectual. 26 Fue doctrina de San Pedro de Alcántara que a ella no le
convenció. 27 Uno fue el P. Baltasar Alvarez, que con la dirección de
la Santa se perfeccionó él. Este padre, indeciso por otra parte e
influenciable, defectos que fueron causa de sufrimiento para la Santa, como
insinúa ella en el párrafo siguiente, gozó de la visión intelectual de Cristo
cuando él negaba que fuera auténtica la de la Santa. La intención de Dios era
seguramente salir garante de su realidad. Cuando se lo confió él a la Santa,
ella le dijo: “No lo crea, padre. ¿Cristo se le había de aparecer a usted?...
Pues como a usted le parece eso, les parece a los Otros que se lo van a
decir” (EFRÉN, Tiempo y vida, 2.a cd., BAC, p. 169). No sólo Alvarez; también
se aprovecharon del trato con la Santa el P. Báñez, el P. Ibáñez y Otros
letrados... 28 Talento, experiencia y estudios. 29 Si el confesor es religioso y cree que debe someter a
su superior sus decisiones porque no tiene clara su misión y la independencia
que en esto debe guiarle, hará daño, como el que la Santa padeció, por
someterse al superior, a quien puede que le faltaran las cualidades que ella
requiere en el maestro. 30 Con las susodichas cualidades. 31.Aquí aparece claro el carisma de la carmelita. “Procuremos ayudar a estos siervos de Dios, que con tanto
trabajo han fortalecido con letras y virtudes” (Camino 3,2). 32 “No os pido ahora que penséis en l, ni que saquéis
muchos conceptos, ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con
vuestro entendimiento; no os pido más que le miréis... Os ha sufrido mil
cosas feas.., y no os ha dejado de mirar... No está esperando otra cosa...
sino que le miremos... ¡Tiene en tanto que le volvamos a mirar!...” (Camino
26,3). “Si estáis con trabajos o triste, miradle camino del
huerto.., o atado a la columna... O miradle cargado con la cruz. Os mirará El
con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas...” (ib, 5). Bossuet enseña la oración de simplicidad, que “consiste en
una simple mirada o atención amorosa a Dios o a Jesucristo. El alma abandona
el discurso y se vale de una dulce contemplación, que la mantiene en sosiego
y atención y la hace susceptible de la acción del Espíritu Santo. Trabaja
poco y recibe mucho. La práctica de esta oración debe comenzar desde la
mañana, haciendo un acto de fe en la presencia de Dios y de Jesucristo, cuya
mirada no se aparta nunca de nosotros, aunque nos escondiéramos en el centro
de la tierra” (Véase Manera corta y facil de orar en fe y simple presencia de
Dios, en Obras completos de Bossuet, vol. 7, 244-248). Aquí he hecho una
síntesis de la traducción de Royo Marín en La vida religiosa, Ed. Católica,
Madrid 1968, 419-420). 33. Alegraos de hablar con El...” (Camino 26,6). Hablarle en silencio, sin esfuerzo por elaborar conceptos,
abriéndole el corazón. Que haya comunicación para que se desarrolle la
amistad, “porque deudo y amistad se pierden con la falta de comunicación”
(Camino 26,9). IR A
LA SEGUNDA PARTE, SEGUNDO GRADO DE ORACIÓN, REGAR CON NORIA |
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant |