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SANTA TERESA DE JESUS Y ENGOLOSINARSE EN LA PRESENCIA DE DIOS

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


COMENTARIOS Y REFLEXIÓN DESDE EL LIBRO VIDA, CAPÍTULO 18

El capítulo comienza a tratar sobre el cuarto grado de oración que seguirá en los capítulos 19, 20 y 21 del Libro Vida. Aquí en este capítulo declara la gran dignidad en que el Señor pone al alma que está en este estado. Es este capítulo para engolosinar, es decir para animar mucho a los que tratan de oración, para que se esfuercen a llegar a tan alto estado, pues se puede alcanzar en la tierra, aunque no por merecerlo, sino por la bondad del Señor.

Nota: Advierto que en algunos párrafos he actualizado el lenguaje, sin cambiar el sentido, es solo a efecto de una mejor comprensión, no obstante, la recomendación es leer esta reflexión, junto con las fuentes originales. Cada capítulo del Libro Vida, y en especial esta exposición doctrinal que hace San Teresa entre el capítulo 11 al 21, conviene ir reflexionándose párrafo a párrafo, es un verdadero “engolosinamiento”, que anima el alma.

Unión a Dios, forma alta de vida mística

En este capítulo, Santa Teresa de Jesús comienza la exposición del cuarto grado de oración: unión a Dios, forma alta de vida mística. El capítulo ofrece un primer esbozo de la misma. Con extensas pausas de oración que brotan espontáneas del alma y de la pluma de la Santa, pero que a la vez son exponente de esa misma forma de oración mística.

En el simbolismo del huerto, la nueva oración es ya lluvia del cielo, obra casi exclusiva del Hortelano celeste. Con todo, se introduce y prevalece un nuevo símbolo: este grado de oración es como el fuego y la llama, o como el fuego que transforma en sí al hierro incandescente y le cambia el ser.

La carga emotiva de la autora hace que la exposición sea entrecortada y poco lineal. Con un trazado no fácil de seguir.

Dos intensos momentos de oración, en plena exposición

Aquí ella propone el tema de la oración de unión. También hay dos intensos momentos de oración, en plena exposición. También nos da dos expresiones diversas de la oración de unión. Un hilo de esa experiencia: la percepción de la presencia de Dios. Gran estímulo para alcanzar este nivel, que se puede gozar en esta vida y en esta tierra.

La experiencia de la misericordia de Dios

La experiencia de Teresa está siempre presente para ayudar a otros. Ella nos revela como en su pecado (se reconoce ruin), Dios es fiel. En la pedagogía de Dios, se deprende que Dios corrige con amor. Esto para Teresa es fuente de seguridad, Dios es así con todos.

La presencia de Dios

En la oración Teresiana, Dios está presente. Y lo que asombra a Teresa, es que Dios no solo la castigaba (en el fondo la corregía), Dios le da más amor y más regalo. En el Libro Vida, capítulo 9, Teresa, nos habla también como le regala el Señor, su piedad y misericordia con ella. Es por eso que ella confía que Dios no se aleja nunca de sus criaturas, que las corrige con amor y la libera de las culpas.

Oración de unión

Lo importante en el episodio primero es que en la oración que sigue a la comunión, la Santa "está en esta misma oración que escribo", y que en ella le sobreviene de parte del Señor a modo de refrendo el texto bíblico en que Pablo condensa su vivir cristiano (Gal 2, 20): en esta oración de unión, el alma "deshácese toda para ponerse más en mí. Ya no es ella la que vive, sino Yo". Ese texto paulino, tantas veces recordado por la Santa, ilumina todo cuanto en el capítulo dirá sobre la oración de unión.

Dios en todas las cosas

También es importante el otro episodio, alegado como conclusión del capítulo. Lo evoca ella como una experiencia parcial y turbadora: "Acaeciome a mí una ignorancia...". Fue probablemente en los comienzos del presente estadio de su vida. Y lo que le acaeció fue una inmersión en la presencia de Dios: "No sabía que estaba Dios en todas las cosas. Y como me parecía (experimentaba) estar tan presente, parecíame imposible. Dejar de creer que estaba allí no podía, por parecerme casi claro había entendido estar allí su misma presencia". Ello fue una experiencia tan novedosa, que necesitó el refrendo de un teólogo que se la explicase o se la justificase. Y el teólogo le explicó "cómo se comunicaba (Dios) con nosotros", que es lo que ella experimentaba.

Es decir, que su experiencia tenía dos connotaciones: Dios como presencia universal; y Dios que "se comunica" con ella, haciendo que entienda "casi clara" esa presencia.

La oración de unión. Y el éxtasis

El presente capítulo "comienza" a tratar de la unión mística. Es sólo un bosquejo inicial, casi entre balbuceos...

El tema tiene algo de profundamente sacro. Ante él, la Santa adopta una actitud religiosa: "El Señor me enseñe palabras cómo se pueda decir algo de la cuarta agua. Bien es menester su favor" (comienzo del capítulo). Repetirá el mismo gesto al abordar el tema en el pasaje paralelo de las Moradas:  "Enviad, Señor mío, del cielo luz para que yo pueda dar alguna" a las lectoras.” (5M, 1, 1):

Trato recíproco entre dos amigos

La oración de unión se realiza en la experiencia de la presencia y comunicación de Dios al alma. Presencia y comunicación percibida como algo que acontece más allá de toda iniciativa humana. Como un hecho que cambia la naturaleza existencial de la persona. Y que origina un estado o una manera de vivir nuevos. De ese "tan alto estado", anunciado en el título, se nos dirá poco en el resto del capítulo. Se describirán en cambio los momentos fuertes que puntualmente ocurrirán al orante desde dentro de ese nuevo "estado".

Dado el concepto que la Santa tiene de la oración como trato recíproco entre dos amigos -Dios y el orante humano-, en esta oración es el Amigo divino quien toma la iniciativa, y como tal la recibe y percibe el amigo humano. Es aquél el Hortelano que ahora riega y da vida múltiple al huerto del alma.

El presente capítulo 18, lo he subdivido en las 6 partes siguientes:

A. PLENA UNIÓN DEL ALMA CON DIOS  "YA NO ES ELLA LA QUE VIVE, SINO YO"    

B. INTENSOS MOMENTOS DE ORACIÓN

C. DOS EXPRESIONES DIVERSAS DE LA ORACIÓN DE UNIÓN

D. ENGOLOSINAR A LAS  ALMAS EN UN BIEN TAN EXCELSO

E. YA SE VE QUÉ DELEITE TENDRÍA EL HORTELANO (EL ORANTE)

F. LA PERCEPCIÓN DE LA PRESENCIA DE DIOS

 

CAPÍTULO 18, (Subtitulado y Comentado)

En que trata del cuarto grado de oración. Comienza a declarar la gran dignidad en que el Señor pone al alma que está en este estado. Es para animar mucho a los que tratan de oración, para que se esfuercen a llegar a tan alto estado, pues se puede alcanzar en la tierra, aunque no por merecerlo, sino por la bondad del Señor. Léase con advertencia porque se declara por muy delicado modo y tiene cosas mucho de notar. (Epígrafe escrito por Santa Teresa)


A.   PLENA UNIÓN DEL ALMA CON DIOS  "YA NO ES ELLA LA QUE VIVE, SINO YO"

1 Comienza Teresa: El Señor me enseñe palabras para decir algo de  la cuarta agua. (Cuarto grado o nivel de oración) Bien es menester (necesario) su favor más que para la tercera;(tercer grado o nivel de oración) porque en ésta aún siente el alma que no está muerta del todo, (al mundo) porque, aunque está muerta al mundo, tiene conciencia de que vive en él y siente su soledad, y se puede valer de los sentidos exteriores para manifestar lo que siente aunque sea por señas. (Aunque en el tercer nivel la voluntad, en la quietud, está unida. Dios, no obstante tiene un cierto campo de acción, pues la vemos viva, ora hablando alabanzas, ora dándose cuenta de los desvaríos de la imaginación. Va a entrar el hombre en un mundo nuevo, no en balde pide la ayuda especial de Dios.)

En los distintos grados de oración anteriores el hortelano (El orante que debe cuidar el huerto de su alma para que no se sequen las plantas de virtudes que Dios siembra en ella) trabajó algo; aunque en estos últimos el trabajo va acompañado de tanta gloria y consuelo del alma, que el alma no lo dejaría nunca y no lo considera trabajo, sino gloria.

En la cuarta agua ya no actúan los sentidos, sino que se nada en gozo sin entender lo que se goza. Se da cuenta el hombre de que está gozando de un bien que abarca todos los bienes, mas no comprende este bien. Todos los sentidos se gozan en este gozo, de modo que ninguno puede actuar en otra cosa exterior ni interior.

En los otros grados de oración se les permitía a los sentidos dar muestras del gran gozo que sentían, en el cuarto grado goza mucho más el alma sin comparación y no se puede manifestar porque ni queda poder en el cuerpo ni el alma lo puede comunicar.

En esta oración comunicar lo que siente el alma sería un embarazo (algo dificultoso) y tormento y estorbo de su descanso .Y si es unión de todas las potencias no puede manifestarlo el alma, aunque quiera, y si puede, ya no es unión.

Oración de unión: El esfuerzo personal del orante es ya muy pequeño: memoria, imaginación y razón son absorbidas por un intenso sentimiento de amor y sosiego: “Quiere el Señor aquí ayudar al hortelano… es un sueño de las potencias, que ni del todo se pierden ni entienden como obran. El gusto y suavidad y deleite es más sin comparación que lo pasado… Es un glorioso desatino, una celestial locura, adonde se aprende la verdadera sabiduría…” (Vida 16,1)

Exterior/interior, cuerpo/alma, sentidos/potencias: dualismos para designar la porción material de la persona en contraposición a la espiritual.

Muerta del todo a las cosas del mundo: "muerta", en acepción figurada, equivalente a totalmente desasida, liberada, no sometida a la presión de lo terreno.

2 Escribe Teresa; Cómo es la unión y qué es, yo no lo sé explicar. La teología mística (Mística teología que varias veces menciona, sin entender su significado; los eruditos dicen que aprendió este concepto en fray Bernardino de Laredo), es la ciencia que lo trata, pero ni conozco los términos ni los sé decir, ni entiendo qué es mente, ni la diferencia entre alma y espíritu tampoco. Todo me parece lo mismo, aunque el alma alguna vez sale de sí misma, como el fuego que está ardiendo y hecho llama y algunas veces crece el fuego con ímpetu, y, aunque la llama sube más alta que el fuego, no es distinta del fuego, sino la misma llama que brota del fuego. Eso Vds. lo entenderán por los estudios que tienen, pues yo no lo sé decir más claro.

Mística teología: La autora ya ha empleado (y rehusado) esa expresión anteriormente: "Creo lo llaman mística teología" aunque "yo los vocablos no sabré nombrarlos". En el texto teresiano no corresponde al tratado teológico que hoy lleva ese nombre, sino que mantiene la acepción original de "experiencia mística". Con acepción parecida lo emplea san Juan de la Cruz, equivalente a "sabiduría mística", "contemplación infusa".

B.   INTENSOS MOMENTOS DE ORACIÓN

Lo que siente el alma cuando está en esta divina unión con Dios

3 Dice Teresa que lo que yo pretende declarar es lo que siente el alma cuando está en esta divina unión con Dios. Lo que es unión ya se entiende, que es de dos cosas hacer una. Exclama la Santa; “¡Oh Señor mío, qué bueno sois! ¡Bendito seáis por siempre! ¡Que os alaben, Dios mío, todas las cosas, que tanto nos amasteis hasta llegar a querer la comunicación que, aun en este destierro, tenéis con las almas!; por vuestra largueza y generosidad aun con las que son buenas (Ni siquiera las almas buenas lo merecen. Es pura gracia este don). Generosidad vuestra, Señor mío, que dais como quien sois. ¡Oh magnanimidad infinita, cuán magníficas son vuestras obras! (Cfr. Sal 91,6).

Dialoga Teresa a Dios; Asombra que quien no piensa en cosas de la tierra no tenga entendimiento para entender verdades. Pues que hagáis a las almas que tanto os han ofendido mercedes (regalos) tan magníficos, cierto, a mí me agota el entendimiento, y cuando pienso en esto, no puedo seguir adelante. ¿Dónde he de ir que no sea volver atrás? Pues daros gracias por tan grandes mercedes (regalos y gracias), no sé cómo. Diciendo disparates me desahogo algunas veces.

Unión del alma con Dios: "El cómo es ésta que llaman unión..."  Ella misma intentará una definición: (Como está escrito en las fuentes)  "Lo que es unión ya se está entendido que es de dos cosas divisas hacerse una"  Aquí, en el caso de Dios y el alma del místico, la explica luego como una "comunicación" especialísima de la divinidad al alma, "por grandísimo favor del Señor". De suerte que "la unión" sea a la vez "experiencia de esa unión".

Asombrada de lo mucho que Dios la ama

4. Relata Teresa; “Muchas veces, cuando acabo de recibir estas mercedes (estas gracias, estos regalos) o me las comienza Dios a hacer, pues cuando las estoy recibiendo no puedo hacer nada, le digo: “Señor, mirad lo que hacéis, no olvidéis tan pronto mis grandes pecados; y ya que para perdonarme los habéis olvidado, os suplico que los recordéis para poner tasa en las mercedes (“Con regalos grandes castigabais mis delitos”, Vida 7,19).

Reza Teresa;

-        No pongáis, Criador (Dios) mío, tan precioso licor en vaso tan quebrado, pues ya habéis visto otras veces cómo lo vuelvo a derramar.

-        No pongáis tesoro semejante donde no está aniquilada del todo la codicia de consuelos de la vida, pues lo gastaré mal gastado.

-        ¿Cómo dais las fuerzas y las llaves de esta ciudad a un general tan cobarde, que al primer combate de sus enemigos los deja entrar dentro? (Elemento de las Moradas.)

-        No me améis tanto, oh Rey eterno, que os arriesguéis a perder joyas tan preciosas.

-        Parece, Señor mío, que dais ocasión de que las valoren poco, al ponerlas en poder de cosa tan ruin, tan baja, tan flaca (débil) y miserable, y de tan poca categoría, que aunque trabaje para no perderlas, con vuestro favor, que no lo necesito pequeño siendo como soy, no puede hacer ningún bien con ellas a nadie (Ya tiene buen criterio sobre los carismas que Dios los da para su Iglesia, para edificar y construir la comunidad y ella, con su profunda humildad y conociendo la limitación de la mujer en su tiempo, no se siente en condiciones de recibir para fecundar dichos carismas-mercedes), pues, en fin, soy mujer, y no buena, sino ruin (pecadora). Parece que no sólo se esconden los talentos, sino que se entierran (Mt 25,18) poniéndolos en tierra tan despreciable.

No soléis Vos, Señor, regalar semejantes grandezas y mercedes a un alma, sino para que aproveche a muchos. Ya sabéis, Dios mío, que con toda la voluntad y corazón os lo suplico y os lo he suplicado algunas veces y que estoy dispuesta a perder el mayor bien que se puede poseer en la tierra (El mayor bien son estas mercedes), para que deis estos carismas a quien pueda hacer más provechoso este bien, para que crezca vuestra gloria”.

C.   DOS EXPRESIONES DIVERSAS DE LA ORACIÓN DE UNIÓN

5 Sigue Teresa: Estas y otras cosas me ha sucedido decir muchas veces. Veía después mi necesidad y poca humildad; porque bien sabe el Señor lo que conviene y que mi alma no tenía fuerzas para salvarse (Salvarse en plenitud. Desprenderse, ser desprendida del mundo y de sí misma), si Su Majestad (El Señor) con tantas mercedes (gracias) no lo hiciera.

También pretendo decir las gracias y efectos que quedan en el alma, y qué es lo que puede hacer y si puede hacer algo para llegar a tan gran estado.

6 Ocurre el levantamiento de espíritu de que voy a hablar o unión con el amor celestial. Esta unión que es el éxtasis, es muy diferente de la unión del agua de río o arroyo o fuente (La unión de la tercer agua deja al alma quieta y extática, el levantamiento de espíritu es el éxtasis y deja al alma extática, levantada por Dios, quedándose en su lugar el cuerpo, sin uso de sentidos. El movimiento es del espíritu para clavarla en Dios).

Quien no haya experimentado el éxtasis creerá que es lo mismo que unión. (Por la unión el alma es tomada por Dios en sus tres potencias. Por el éxtasis el alma es ocupada por Dios incluso en sus sentidos. Lo que Dios pretende en cada caso es purificar y adelgazar para conseguir divinizar las potencias en la unión, y los sentidos y sensibilidad en el vuelo o éxtasis. Los efectos que en una y otra unión producen e incluso son visibles, demuestran lo que Dios pretendía hacer en el alma: que sea como Dios, en su ser y en sus operaciones y obras. Este es el quehacer divino de las Sextas Moradas).

Este estado de unión (en el título del capítulo): es la prolongada forma de relación habitual del místico con la divinidad, más allá de los actos puntuales de oración dentro de ese estado.

Sigue Teresa: Aunque todo es lo mismo, según me parece, en uno y otro estado obra el Señor de diferente manera. El desasimiento de las criaturas (También del yo, que también es criatura y necesita sufrir la noche pasiva del espíritu para desarraigar de él las raíces dañinas de hábitos y del subconsciente.) es mucho mayor cuando ha habido vuelo del espíritu que cuando sola unión. (Los distintos nombres que se predican de la unión mística con Dios son distintos grados de proximidad y de intensidad, distintas Moradas, con mayor o menor identificación divina.)

Yo he visto claro que el vuelo del espíritu es particular merced, aunque, como digo, todo sea lo mismo o lo parezca. Porque, aunque un fuego pequeño es fuego como un fuego grande, uno y otro son diferentes, (No son diferentes sustancialmente, sino cualitativa o cuantitativamente, es decir, accidentalmente. Lo mismo se puede predicar de las diferentes uniones místicas, aunque elevando las categorías al orden de la gracia, al sobrenatural) y ya se ve la diferencia que hay de uno a otro: un fuego pequeño necesita mucho tiempo para convertir un hierro pequeño en brasa; pero si el fuego es mayor, aunque el hierro sea más grande, en un momento queda transformado.

Algo semejante ocurre en estas dos diferentes mercedes del Señor, y sé que el que tenga experiencia de arrobamientos (éxtasis) lo entenderá bien.

Si no lo ha vivido, le parecerá desatino, (desacierto) y ya puede ser; porque, que una como yo quiera hablar de fenómenos tan maravillosos y quiera explicar algo lo que es inefable, no es raro que desatine.

Éxtasis, arrobamiento (y arrebatamiento), vuelo de espíritu, levantamiento (elevamiento) de espíritu, juntamiento de ella con el amor celestial. Son especiales momentos intensivos dentro del estado de unión. Equivalentes, pero con matices diversos. Los describirá la Santa por separado. Más adelante (20, 23; y 21, 8) añadirá el término rapto, cultismo de origen bíblico. Ella misma definirá el significado de esos vocablos en el c. 20, 1, y más especialmente en la Relación 5, 7. Una primera descripción del éxtasis la ofrece en el número 10 del presente capítulo.

D.   ENGOLOSINAR A LAS  ALMAS EN UN BIEN TAN EXCELSO

7 Teresa: Más creo que el Señor me ayudará, pues Él sabe que  además de obedecer, mi intención es de engolosinar (entusiasmar) a las  almas en un bien tan excelso. No diré nada que no lo haya experimentado mucho. (Teresa siempre comunica su experiencia)

Y así ha sido, pues cuando comencé a escribir sobre esta última agua, (cuarto grado o cuarto nivel de oración) que me parecía tan difícil decir nada de ella como hablar en griego, pues así es de difícil, dejé de escribir y fui a comulgar. ¡Bendito sea el Señor, que así favorece a los ignorantes! (Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Lc 10,21) ¡Oh virtud de obedecer, que todo lo puedes! (“Me dijo el Señor: ‘Hija, la obediencia da fuerzas’” (Fundaciones, Prólogo 2). “La obediencia todo lo puede” (Vejamen, 1), aclaró Dios mi entendimiento, unas veces con palabras y otras poniéndome delante cómo lo había de decir, que, como hizo en el anterior  grado de oración, Su Majestad (El Señor) parece que quiere decir lo que yo no puedo ni sé.

Engolosinar: "Es mi intención engolosinar las almas de un bien tan alto". Única vez que aparece ese vocablo en los escritos teresianos. Lo emplea en su acepción normal. Pero trasladada del plano sensorial al espiritual. Indica plásticamente la intención mistagógica y empatizante de la escritora: ella escribe por obedecer al confesor, pero lo hace para engolosinar (entusiasmar) al lector.

Desde la propia experiencia. Lentamente el tratado de los grados de oración ha ido pasando del plano doctrinal al autobiográfico. De suerte que este cuarto grado es ya estrictamente testifical. En un cierto momento la propia autora asegurará: "No diré cosa que no la haya experimentado mucho"

8 Esto que digo es entera verdad y así lo que diga bien es doctrina del Señor; lo que mal, está claro que es de este piélago (océano) de males que soy yo.

Y así digo que si hay personas que han llegado este grado de oración que el Señor ha regalado a esta miserable —que debe de haber muchas— y quieren tratar estas cosas conmigo, porque creen que son descaminadas, (descarriadas) el Señor ayudaría a su sierva para que su verdad saliese triunfante.

E.    YA SE VE QUÉ DELEITE TENDRÍA EL HORTELANO

9 Ahora hablando de esta agua que viene del cielo para empapar y hartar con su abundancia todo este huerto de agua, si el Señor la diera siempre que fuera necesaria, ya se ve el descanso que tendría el hortelano. Y si no hubiera invierno y el tiempo fuera siempre templado, nunca faltarían flores y frutos; ya se ve qué deleite tendría el hortelano; mas, mientras vivimos, eso es imposible; siempre ha de haber cuidado de que cuando falte un agua procurar otra. (Sacar el agua del pozo; con noria y arcaduces y agua del río, arroyo o fuente.)

Esta agua del cielo (la lluvia) viene muchas veces cuando más descuidado está el hortelano. Es verdad que al principio casi siempre llueve después de larga oración mental. Cumplidos los tres grados de oración, viene el Señor a tomar esta avecita y ponerla en el nido para que descanse.

Después que la ha visto volar mucho rato, (Durante mucho tiempo) procurando con el entendimiento y voluntad (La oración de los primeros niveles) y con todas sus fuerzas buscar a Dios y contentarle, le quiere dar el premio aun en esta vida. ¡Y qué gran premio, que basta un momento para que queden pagados todos los trabajos pasados!

El alma buscando a Dios

10 Estando así el alma buscando a Dios, siente que casi va desfalleciendo toda con su deleite grandísimo y suave, y una especie de desmayo, en que le va faltando la respiración y todas las fuerzas corporales, de tal modo, que sólo con dificultad puede mover las manos; sin querer cerrar los ojos, se le cierran, y si los tiene abiertos, no ve casi nada, si lee no puede pronunciar ni una letra, ni casi atina a conocerla bien; ve que hay letra, pero como el entendimiento no funciona, no la sabe leer, aunque quiera; oye, mas no entiende lo que oye.

Para nada le sirven los sentidos sino para molestarla porque no la dejan estar a gusto. No puede hablar, pues no atina a formar una palabra, ni tiene fuerza, aunque atinase, para poderla pronunciar; porque se pierde toda la fuerza de los sentidos y se acrecientan las del alma para mejor poder gozar de su gloria. El gozo de los sentidos es grande y muy notorio.

11 Esta oración, por larga que sea, no perjudica; al menos a mí no me ha perjudicado nunca, y aunque estuviese muy enferma, no me agravaba, sino que me dejaba con gran mejoría. Pues ¿qué mal puede hacer tan gran bien? Lo que en el cuerpo redunda es tan visible que no se puede dudar de que la persona ha experimentado un acontecimiento muy grande, que ha quitado las fuerzas con tanto deleite para dejarlas mayores.

12 Verdad es que al principio dura muy poco tiempo, al menos a mi así me acaecía, y las señales exteriores y la suspensión de los sentidos no se manifiestan al ser tan rápido el vuelo; más bien se da a conocer en la abundancia de las mercedes, que ha sido grande la claridad del sol que ha estado allí, pues así la ha derretido.

Y nótese que por mucho que dure esta suspensión de todas las potencias, es siempre muy breve: media hora es muy mucho; yo nunca, según creo, estuve tanto.

Verdad es que con dificultad se puede medir el tiempo que dura, ya que no se siente. Los momentos de vuelo son muy breves, porque pronto alguna potencia recobra su actividad. La voluntad es la que, aunque el entendimiento y la memoria importunen, permanece (Santa Teresa dice “mantiene la tela’: significa mantener la conversación) en unión con Dios. Como la voluntad está absorta en El, vuelve a suspender a las otras dos potencias y permanecen con Dios otro poco, hasta que vuelven a vivir.

Suspensión de todas las potencias: cesación de su actuar, por exceso de contenido, dando paso a otro modo de función. "No obran" las potencias o vienen a "faltar", dirá luego. Escribirá: "Arrobamiento y suspensión, a mi parecer, todo es uno".

Saborear el vino divino

13 En esto se pueden pasar algunas horas de oración, y se pasan; porque habiendo comenzado a emborracharse y a saborear el vino divino, el entendimiento la memoria se vuelven fácilmente a perder para ganarse mejor, y acompañan a la voluntad para gozar con ella las tres.

El éxtasis dura muy poco y en él queda quieta la imaginación, que, a mi parecer, también se pierde del todo. Cuando vuelven en sí no es del todo y pueden estar algunas horas como desatinadas, volviendo de vez en cuando a cogerlas Dios consigo.

14 Teresa: Ahora fijémonos en lo que el alma siente interiormente. ¡Qué lo diga quien lo sabe, que no se puede entender, y mucho menos decir!

Estaba yo pensando, cuando quise escribir esto, después de comulgar y gozando de esta misma oración de que escribo, que qué hacía el alma durante esta oración, y me dijo el Señor estas palabras: “Hija, se deshace toda, para centrarse más en Mí. Ya no es ella la que vive, sino Yo. Como no puede comprender lo que entiende, es no entender entendiendo” (Compárense estas palabras con la copla de san Juan de la Cruz después de un éxtasis: “Entréme donde supe y quedéme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo. Este saber no sabiendo es de tan alto poder, que los sabios arguyendo jamás le pueden vencer; que no llega su saber a no saber entendiendo...” A uno y otra les han dicho lo mismo.)

Quien lo haya probado entenderá algo de esto, porque no se puede decir más claro, por ser tan oscuro lo que allí pasa. Sólo podré decir que uno siente que está unido a Dios y queda una certeza de ello tan grande, que de ninguna manera lo puede dudar.

Aquí desfallecen las facultades del alma y quedan suspendidas de modo que se entiende que no pueden obrar. Si estaba meditando un misterio, desaparece de la memoria como si nunca lo hubiera meditado. Si lee, no recuerda lo que lee, ni se puede parar a leer. Si reza, igual.

De modo que aquí se le queman las alas a esta mariposilla importuna de la memoria: ni moverse puede ya. La voluntad debe de estar bien ocupada en amar, mas no entiende cómo ama. El entendimiento, si entiende, no se entiende cómo entiende; al menos no puede comprender nada de lo que entiende, porque, como digo, no se entiende. ! Yo no acabo de entender esto.

No entender entendiendo: como en los dos casos anteriores, indica una forma de actuar diversa o más allá de la manera normal de conocer. "Yo no acabo de entender esto", escribirá ella misma (n. 14). Ese mismo léxico lo repetirá fray Juan de la Cruz en su poema: "Es un entender no entendiendo / toda ciencia trascendiendo". (A mí me acaba el entendimiento! (n. 3): me lo desborda, me lo ofusca por exceso de luz. "Lo saca de sí", había escrito en el c. 16, 6. Y aquí: "No sabe cómo" dar gracias: "Con decir disparates me remedio algunas veces".

“Deshácese toda” (el alma) Aquí desfallecen las facultades del alma: "deshacerse", en la acepción original de consumirse, derretirse, pero trasladada al plano espiritual de "deseo intenso e irresistible". Es frecuente en la Santa tal acepción de ese verbo. En una de sus expresiones plásticas, se pregunta a sí misma: "Qué hace, Señor mío, quien no se deshace toda por Vos? ¡Y qué de ello, qué de ello, qué de ello  y otras mil veces lo puedo decir  me falta para esto!" (39, 6).

F.    LA PERCEPCIÓN DE LA PRESENCIA DE DIOS.

15. Me ocurrió a mí al principio que ignoraba que Dios estaba en todas las cosas y, como yo experimentaba tanto su presencia, no sabía conjugar lo uno con lo otro (Su deficiente formación teológica pugna con la experiencia mística de que ha gozado)  No podía dejar de creer que Dios estaba allí porque había entendido muy claro que allí estaba su misma presencia.

Los que no tenían estudios me decían que Dios estaba en el alma sólo por la gracia. Yo no lo podía creer, porque, como digo, me parecía que estaba presente, y esto me afligía. Un gran letrado de la Orden del glorioso Santo Domingo (P. Varrón, según anotó Gracián) me libró de esta duda, pues me dijo que Dios estaba presente y que se comunicaba con nosotros, lo que mucho me consoló (San Juan de la Cruz en el pasaje citado en el número anterior habla también del gran consuelo que recibe el alma porque nunca falta Dios de ella. Así lo dice en Cántico espiritual leído hoy: “Alegría grande para el alma saber que Dios nunca se va de ella” (ib., p. 38).

Es de notar y entender que esta agua del cielo, este grandísimo favor del Señor, deja al alma grandemente enriquecida, como ahora diré.

Fin del capítulo

Experiencia de la presencia de Dios. El capítulo entero queda enmarcado entre dos hechos de esa experiencia personal. Por un lado, la comunión y por el otro, el recuerdo de una fuerte experiencia de la presencia de Dios.

Advierte que el momento extático es siempre breve, al principio dura muy poco tiempo, al menos a mi así a ella le sucedía: "Estar el alma en esta suspensión de todas las potencias, es bien breve; cuando estuviese media hora, es muy mucho. Yo nunca, a mi parecer, estuve tanto" (Párrafo 12). Pero normalmente sucede con intermitencias y el éxtasis dura muy poco y en él queda quieta la imaginación, que, a su parecer, también se pierde del todo. Cuando vuelven en sí no es del todo y pueden estar algunas horas como desatinadas, volviendo de vez en cuando a cogerlas Dios consigo. Dice Teresa: "Digo que es breve espacio, aunque no tan del todo tornan en sí (las potencias) que no puedan estar algunas horas como desatinadas, tornando de poco en poco a cogerlas Dios consigo" (Párrafo  13).

Patiens divina, era la clásica definición del místico. Al describir por primera vez la Santa esa vida de pasividad activa, probablemente el dato a que quiso dar más relieve es la nueva forma de vida, al experimentar la presencia de Dios en lo más profundo del propio ser, más allá del normal dinamismo funcional. En el texto paralelo de las Moradas (5, 1, 9), lo describirá así:

"Fija Dios a sí mismo en lo interior de aquel alma de manera que, cuando torna en sí, en ninguna manera puede dudar que estuvo en Dios y Dios en ella".

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Marzo de 2016 (Año de la Misericordia)

Publicado en mi web www.caminando-con-jesus.org sección teresa de jesus


Fuentes Bibliográficas y de referencias

Obras Completas, Edición Maximiliano Herráiz G. OCD

Obras Completas, Editorial Monte Carmelo

Comentarios del P. Tomas Álvarez OCD

Mi libro, Teresa de Jesús nos habla de Dios, Editorial Monte Carmelo

Mis apuntes de Clase en el Cites, Universidad de la Mística, Ávila, mis maestros: Maximiliano Herráiz G, OCD, Francisco Javier Sancho F. OCD, Rómulo Cuartas L. OCD, Jerzy Nawojwski OCD, P. Antonio Mas A.

Textos Bíblicos, Biblia de Jerusalén

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