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SANTA TERESA DE JESUS

UNA MUJER QUE HIZO Y HACE MUY BIEN SU TAREA

Reflexión personal

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Caminando con Jesus

www.caminando-con-jesus.org

 

 

Estando un día en clase sobre Santa Teresa de Jesus, (Centro de Espiritualidad La Fonte), año 2005, el Padre Eugenio Guruchaga de la OCD, me dijo que tenía una inquietud sobre mi admiración por Santa Teresa de Jesús, me preguntó porque yo le respondí ella es “UNA MUJER QUE HIZO Y HACE MUY BIEN SU TAREA” y de algún modo, todos estamos necesitados de mujer como ella; luego tuvo la fineza de oírme por casi dos horas, para exponerle esta pequeña reflexión que dejo a continuación.

 

1)   SANTA TERESA DE JESUS, INVITADA ELEGIDA

A mi entender, la mejor forma de comprender la vida de un santo discípulo de Jesucristo, es leyendo los Evangelios, como es lógico, es la vida Evangélica la que lleva al camino de la santidad, pues allí están las enseñanzas que nos dejo Jesús, a fin de que las hagamos nuestra para ir al encuentro con el Señor.

En el Evangelio según san Mateo, 22, 1-14, la invitación a las bodas del hijo de rey, encontramos que cuando el rey (Dios), entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta y le pregunto "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?". Lo que esta representando esta pregunta, es que este invitado no esta investido de la gracia, la piedad, la bondad, la justicia y la fe, y como este permaneció en silencio, entonces el rey, (Dios) dijo a los guardias, (los ángeles): "Átenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes". Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.

Pensemos en la Eucaristía, cuando Jesucristo Nuestro Señor nos invita su banquete, a sus bodas, a el debemos llegar con la gracia. Jesús, a todos quien lo acepta le da su consuelo espiritual,  del mismo modo a todo quien responde a su llamado y va a El y se entrega aceptando su llamado, espera que este sea radical, incondicional, si reservas, esto es con todo el alma, dando todo de sí. Al discípulo que cumple con esta vestidura de gracia, El le tiene un buen sitio en el banquete nupcial, este es,  el festín del Reino de los Cielos.

Sin embargo lo triste es ver como los invitados,  hay muchos, están muy preocupados de muchos problemas o situaciones que acaparan su atención o consideran que es más importante y con ello renuncian a la posibilidad de participar en el festín de la Vida Eterna.

Así es, como en esta parábola, nos quiere enseñar nuestro Señor Jesús, como Dios hace todo lo necesario para que vayan muchos invitados a su fiesta, Santa Teresa, entendió bien esta invitación, y ella la ha extendido a gente de toda índole, sin distinción ni por raza, ni por su situación socio-económica, sexo o edad, si es bueno o si su conducta es reprobable, para ella, todos valen para trabajar por el Reino

Pero el Señor, nos advierte que no todos serán elegidos y una de las condiciones, depende de cómo llegue en su actitud el invitado, con recogimiento y humildad, dice Santa teresa: “Hay que tratar de entender cómo debemos ejercitarnos mucho en la humildad” (Camino, 17), porque este puede ser un pecador que ha asumido de corazón el arrepentimiento y busca la gracia de Dios, con la esperanza de su bondad y misericordia, y así es seguro que puede ser bien recibido, porque El Señor que ve los corazones, El sabrá bien como atender con amor compasivo. Como también puede suceder, que alguien crea que va revestido de gran bondad, pero su corazón no abandona la soberbia, se cree superior a muchos en sabiduría, domina la teología como nadie, es celoso de los preceptos, pero si no tiene amor por sus hermanos y sin distinción, y no hace nada bueno por sus semejantes, puede que no sea favorecido, porque muchos son llamados, pero pocos los elegidos.

SANTA TERESA, COMPAÑERA DE FE

Dentro de los elegidos por el Señor, para que sean honrado como santos, esta santa Teresa de Ávila, reformadora del Carmelo, Madre de las Carmelitas Descalzas y de los Carmelitas Descalzos; "mater spiritualium" (título debajo de su estatua en la basílica vaticana); patrona de los escritores católicos y Doctora de la Iglesia (1970): La primera mujer, que junto a Santa Catalina de Sena recibe este título.

En el año 1975, vivía yo por aquel entonces en Madrid, viajamos con mis padres de formación católica a Ávila, ellos estaban muy emocionado por haber venido desde Chile a visitar el lugar de nacimiento de santa Teresa del Niño Jesús, ahora viajábamos a conocer donde había nacido Santa Teresa de Avila,  yo conocía muy poco de ella y toda mi relación era a través de la lectura de san Juan de la Cruz, a quien leía mas por gusto personal por la poesía que por su camino espiritual.

En esa visita, por primera vez llego a mis manos un libro sobre la Autobiografía de santa Teresa de Avila, acto seguido compré el Libro de su Vida. Sin darle importancia al difícil lenguaje en el que estaba escrito para una lectura amena y rápida, me fui dando cuenta que me estaba cautivando y prendiendo el Alma. Desde esa fecha, la hice mi amiga espiritual.

Cuando leía un Evangelio, me aficionaba por buscar que opinaría santa Teresa de ese relato, y no era una tarea fácil, no tenia a mano ningún libro de concordancias que me ayudara, pero escarbando encontraba lo que quería. Algunas desilusiones tuve con mi exégesis, cuando le pregunte a un sacerdote si estaba bien la interpretación y la concordancia, y me dijo que si, pero era obra de mi buena voluntad hacia la santa, ya que ella no era muy teóloga y muy conocedora de los Evangelios, esta explicación fue extraña para mi. Pero así fue, como también me encontré con una religiosa de la OCD que hacía un viaje a ver  a su padre enfermo y me aclaro, que si la santa tenía una relación directa con el Señor, tenia transverberadas sus enseñanzas en el corazón y eso era mucho mas que lo que a mi me habían dicho. La verdad, es que entendí poco lo que me decía, pero leyendo sobre San Pedro Alcántara, santo que fue amigo y conoció a Teresa, comprendí porque declaro sabiamente que  el Espíritu de Dios guiaba a Teresa. Así, al igual que muchos Teresianos, yo la Elegí, como compañera de mi vida de fe.

SANTA TERESA, EFICIENTE TRABAJADORA DE LA VIÑA DEL SEÑOR

Evangelio según san Mateo, 20, 1-16

En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo." Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: "¿Por qué estáis aquí todo el día parados?" Dícenle: "Es que nadie nos ha contratado." Díceles: "Id también vosotros a la viña." Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: "Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros."  Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.  Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor." Pero él contestó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?". Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos. 

(Texto de la Sagrada Biblia de Jerusalén)

Reflexión

Nos dice el Dios en este Evangelio que quiere dar a la llega último lo mismo que al que llega primero, y se pregunta ante el cuestionamiento de algunos si no tiene derecho a disponer de sus bienes como le parezca, y alega ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?.

Esta parábola es propia de los Evangelios de Mateo, y es necesario hacer algunas precisiones del ambiente en la cual esta tomada, a fin de poder destacar la enseñanza que desea dejar.

Un señor dueño de una viña necesita jornaleros, según se relata, solían reunirse en la plaza algunos desocupados, entonces no era difícil contratarlos. Este propietario sale a buscar operarios en diversas horas del día, y lo hacía cuando el trabajo requería los servicios ya desde la mañana.

Los judíos dividían el día, desde la salida del sol hasta el ocaso, en doce horas. Pero el uso ordinario utilizaba normalmente las horas de tercia (de las nueve al mediodía), sexta (del mediodía hasta las tres) y nona (desde las tres a la puesta del sol).

Aquí sale este dueño de la viña a buscar operarios muy de madrugada, luego volvió a salir a media mañana, a medio día y a media tarde. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros.

Entonces vemos algo que nos llama la atención, a los jornales que contrata a primera hora, trata con ellos un denario por día, a los que contrata a media mañana le dice que; les pagaré lo que sea justo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, es decir, algunos estaban todo el día de ociosos. A ellos les dice: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?". Ellos les respondieron: "Nadie nos ha contratado".

Llegada la tarde, el señor manda a su administrador que llame a los viñadores y les dé su salario. Se decía en la Ley: al trabajador “dale cada día su salario, sin dejar pasar sobre esta deuda la puesta del sol, porque es pobre y lo necesita” (Dt 24:15; cf. Lev 19:13). El dueño se lo dice de la forma siguiente: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros".

Pero, al pagarse los jornales, a todos se les daba “un denario.” Y los que habían ido a trabajar a la viña en las primeras horas, y que habían cargado con más trabajo, murmuraban contra el dueño porque había igualado a todos en el jornal, así es como le dicen: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada".

Mas él responde a las quejas de estos primeros diciendo: "Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. El es muy dueño de sus bienes y de hacer con ellos lo que quiera. A los primeros les da lo justo; pero con los otros quiere usar de magnificencia. Así es como le dice: Quiero dar a éste que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?". De este modo, ellos no han de ver con malevolencia y envidia, su conducta, pues fue con unos justo y con otros generoso.

La última frase, que agrega Mateo a este fragmento del Evangelio: Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos, no parece muy coherente con la parábola, por que no tiene relación si vemos que a todos les paga por igual, tanto los que llegaron primero como los últimos reciben la misma recompensa. Pero si nos fijamos bien, al ordenar pagar él pide que se haga comenzando por los últimos y terminando por los primeros".

Entonces la parábola tiene el sentido de que los últimos contratados verían que ellos recibirían proporcionalmente más paga que otros haciendo menos trabajo. La doctrina formal que se destaca en la parábola es la absoluta libertad y bondad de Dios en la distribución de sus bienes. Si a unos, que trabajaron más, les paga lo convenido, es justo en su obrar; si a otros, que trabajaron menos, les da igual, con lo que puedan vivir los suyos, es efecto de magnanimidad. Es una parábola con la que Jesús, seguramente, responde a las críticas farisaicas de buscar, aparte de gentes buenas, a publícanos y pecadores, llamándolos e ingresándolos a todos en su reino. ¿Por qué esta diversidad de dones, y por qué esta diversidad de “horas”? Porque Dios, pleno de bondad, es dueño absoluto de repartir sus dones a quien quiere y como quiere. Así también nos dice san Pablo: “Es el mismo y único Espíritu el que actúa distribuyendo sus dones a cada unos en particular según su voluntad” (1 Cor 12,11)

Dios concede su Reino a los pecadores que se han convertido del mismo modo que a los que fueron justos. Con este contraste se destaca la gran bondad y excedida de Dios y la estrechez mezquina y crítica del fariseísmo malo y egoísta.

Esta enseñanza fue muy oportuna en aquel tiempo, y ahora esta más vigente que nunca, y son múltiples. Mas adelante, me referiré a dos casos especiales, dos mujeres que inspiradas por santa Teresa, comprendieron que todos podemos ser llamados a la viña del Señor, a cualquiera hora nos puede venir a invitar el Señor.

Dios es dueño de invitar a cualquiera, sin importar su condición social ni su aspecto, ni su raza ni sus creencias, ni su sexo ni su edad. Debemos estar atentos para saber reconocer su llamado, y debemos ser oportunos en aceptarlo y fiel luego en cumplirlo. Algunos serán llamados por su fe, pero otros también por sus pecados, porque Dios no desprecia a nadie.

Santa Teresa, al enseñarnos un modo íntimo de acercarnos a Dios, no ayuda a estar atentos al llamado de Dios.

Dios nos muestra su gran generosidad, con los primeros fue justo, les dio lo acordado y sin quitarles nada. A los últimos les dio lo que el quería, de esta forma nos damos cuenta que la recompensa no esta en función al tiempo empleado, pero si están al cuidado, al afán, a la dedicación y al cariño con el cual nos dedicamos a El.

Dios desea que todos sus hijos sean buenos, y el poder hacer el bien nos viene de Dios, no nos podemos arrogar que es de nosotros el fin del bien moral, es la voluntad de Dios, no podemos exigir nosotros la recompensa, esta viene por la gracia, el Reino es un don gratuito de Dios.

No miremos cuanto hemos hecho por el Señor, ni cuanto más nos falta por hacer, ya que estamos llamados a trabajar por su gloria, el nos recompensara con amor todo el amor que pongamos en trabajar en cultivar la viña.

En algún horario fue contratada Santa Teresa para laborar en la Viña por el Reino, podemos decir que ella lo ha hecho con gran eficiencia. Pero no todos entendemos de una misma forma a santa Teresa de Jesús, ella lo experimento en su vida terrena, ya que fue también incomprendida incluso por sus más cercanos, pero la lección que he concluido, es que al mirar su trabajo en la Viña, veo a una trabajadora ejemplar, además de dar ejemplo de generosidad. Lo que ella ha hecho la sitúa en un lugar privilegiado de grandeza y magnificencia. Ella pronto comprendió que todos somos llamados, y en especial a la cima del monte y en oración, ella nos hizo tener mejor conciencia de la misericordia de Dios y como requiere y busca a cada alma. También nos enseño Teresa, que Dios sabe bien en que momento nos va a contratar como jornaleros y que no importa cuando se pueda responder en el llamado, si es al amanecer, a la hora tercia, o por la tarde, lo importante es aceptarlo y en el tiempo de trabajo que a uno le quede, hacerlo bien. Eso es muy esperanzador, porque así nadie se siente discriminado por que ha pasado años y no ha sabido reconocer su fe.

En efecto, Teresa de Jesús, nos invita a tener un cambio en el corazón, en lo más profundo y muy intenso y, con una disposición que ella misma nos enseña muy bien, para que no perdamos la oportunidad de ser llamados y de oír el llamado. Es así, como con gran maestría no prepara para que podamos y sepamos percibir a tiempo la voz del Espíritu de Dios.

Al sentirme convencido de estamos llamados a la santidad de los Evangelios, veo como ella ha impactado en mi y como me ha hecho sentirme cautivado para pedir a Dios, ser un trabajador de la Viña. En el fondo, lo que a uno lo motiva es Jesucristo, pero el ejemplo del Trabajo de Teresa en uno, viene a ser como la Dirección Espiritual necesaria para tener un buen desempeño gracias a la forma como nos ha dejado para relacionarnos tan cercano y íntimamente con quien tanto nos ama.

CAUTIVADOS E INSPIRADOS POR TERESA DE JESUS

Son ya muchos los que inspirados por de santa Teresa de Jesús, han fortalecido su deseo de ser un trabajador por y para el reino, santos y santas, beatos y beatos, engrandecen la lista, por todo el mundo religiosos ordenados y religiosas consagradas. También muchos laicos de diversas actividades han aprendido a acercarse a Dios de una forma espiritual que inflama y enardece el alma, todo ello aprendido de la enseñanza de  santa Teresa.

No hace falta ir muy lejos ni rebuscar los nombres de los santos que ha  aportado el teresianismo, y debemos reconocer que mucho aún andan por esta vida terrenal haciendo su trabajo y bien hecho. Por ahora, me referiré a dos contemporáneos. Notable es Edith Stein, Beata Benedicta de la Cruz,  filosofa de origen israelita, fue una buscadora incansable de la verdad, descontenta y decepcionada de los rituales desprovistos de toda espiritualidad de la Torá, o libro de la Ley de los judíos, que practicaron sus padres y once hermanos (y de la ausencia de la Esperanza y la Caridad junto a la Fe), ingresó como postulante carmelita en el convento que poseía esta orden en Colonia, cuando ya era una mujer mayor,  es decir a cuarenta y dos años. Eran los tiempos del Tercer Reich, que perseguían cruelmente a cualquier  persona de su raza. Esta cultísima mujer, estaba familiarizada con los clásicos griegos, como con santo Tomás, era conocedora de san Agustín, como de muchos Padres de la Iglesia, sin embargo, al leer la autobiografía de santa Teresa, quedó pasmada, anonadada y exclamó ante quien le había prestado ese libro; ¡Aquí está la Verdad! , luego profundizó en el resto de la obra de la santa y confesó manifiestamente a un virtuoso y sabio sacerdote, al que escogió como director espiritual, que la adoctrinara en el catolicismo para ser bautizada inmediatamente después, como así fue. Pero el hombre a quien escogió como su maestro y director no le aconsejaba ingresar a la orden, debido a sus grandes dotes intelectuales, porque al igual que algunos que la conocían, pensaban en que era más útil al mundo de la enseñanza, sin embargo, ella dio su vida en su orden religiosa.

Otra persona de nuestro tiempo es Dorothy Day, quien reconoció ser abortista y hoy se le reconoce como santa. Muchos ya han dicho que los hombres y mujeres conversos, son personas muy importantes del creciente vigor de la Iglesia Católica de nuestros días. Y sobre este punto vemos la conversión de Dorothy Day, que nació en Brooklyn en el año 1897 y creció en Chicago dentro de una familia protestante. Asistió, más no se graduó, a la Universidad de Illinois. En el año 1916 la familia Day se mudó a Chicago, donde ella sigue la carrera de periodista revolucionaria. Empieza a escribir como corresponsal y hace publicaciones izquierdistas como el Call y el New Masses. Se involucró en asuntos candentes como: los derechos de la mujer, el amor libre y el control de la natalidad. En 1980 se fue a la casa del Padre.

Ella  fue una mujer divorciada que abortó por miedo a ser abandonada por su amante, pero con su conversión, permitió a la sociedad de aquél entonces contagiarse del Evangelio y los valores de la Iglesia, y así ser ejemplo de santidad en medio de lo cotidiano.  

El fallecido Arzobispo de Nueva York, Cardenal Jhon O´Connor, manifestó en una oportunidad que "la beatificación de Dorothy Day podría recordar a muchas mujeres de hoy lo grande que es la misericordia de Dios, incluso cuando somos capaces de cometer un acto criminal y abominable como el aborto de un hijo. Ella supo bien lo que es estar al margen de la fe y lo que es después descubrir el camino correcto y vivir en plena coherencia con la exigencia de la fe católica".

Dorothy salió nuevamente embarazada en el año 1926 y esta vez decidió tener a su hijo. De este modo fue como nació la pequeña Tamar Teresa, “Con su nacimiento la primavera llegó a nuestras vidas dijo Dorothy y agrego; “Mi alegría era tan grande que me senté en la cama del hospital y escribí un artículo para el New Masses sobre mi hija con la intención de compartir mi alegría con el mundo". Day decidió que su hija sería católica, la bautizaría y ella también se convertiría al catolicismo, aunque el padre de la pequeña era un ateo comprometido.

Dorothy Day se convirtió a la iglesia católica, poco tiempo después del nacimiento de su hija, a quien ella le dio el nombre de Teresa por Santa Teresa de Avila. Mucho antes de interesarse en la iglesia, Dorothy Day nos dice en su autobiografía: “La larga soledad, había leído acerca de Teresa de Avila en el libro de William James, Las variedades de experiencia religiosa. James era un escéptico en religión, pero él presentaba a Teresa como una de las mujeres más aptas conocidas, aunque él pensaba que era "una lástima que tanta vitalidad de alma hubiera encontrado un trabajo de poco mérito." El énfasis de James sobre la correlación entre la oración y vida personal y acción en su vida llevó a Dorothy Day hacia Teresa.

En los 1920 al 1930, Dorothy leía los escritos de Teresa Vida y Libro de las Fundaciones, que relatan la historia de la búsqueda de Dios por Teresa y las acciones de la gracia de Dios en su vida y su crecimiento y experiencias en oración. Dorothy se concentraba en las enseñanzas de Teresa y  a los frutos de la oración, no así en sus visiones y experiencias extraordinarias. La devoción de Dorothy Day a San José surgió de su lectura de Santa. Teresa. Dorothy era conciente que era imposible hacer aquello teniendo a un amante al mismo tiempo. Por lo que un día antes de su bautismo se separó de él expresando: "La conversión es una experiencia solitaria. Nosotros no sabemos qué está pasando en las profundidades del corazón y el alma de otra persona. Apenas nos conocemos a nosotros mismos".  Las enseñanzas de la Iglesia, la vida sacramental, la convivencia con los pobres y la lucha contra una sociedad que se burlaran de ella, fueron las cosas que más marcaron su vida.

Como vemos, el trabajo de Santa Teresa, es muy eficiente no solo dentro de los conventos, también fuera de el.

LO QUE TERESA PENSABA Y DECIA CONCUERDA CON SU VIDA EVANGELICA

Son mucho los escritos de santa Teresa, para este articulo he elegido uno que invita profundamente a meditar, es el capitulo 17 del libro Camino de Perfección, quizá para alguno no resulte el mas interesante, por no haber en el las moniciones mas conocidas y que gustan mucho de repetirse. En este capitulo, nos habla de cómo no todas las almas son para contemplación, y cómo algunas llegan a ella tarde, como sucede en el Evangelio relatado, a una hora que uno no sabe, y además que el verdadero humilde ha de ir contento por el camino que le lleve el Señor. Los Planes de Dios en los Hombres, son privilegios de Dios.

Dice santa Teresa en este capitulo, que le parece que va entrando en la oración, y que le falta un poco por decir, algo que a ella le importa mucho, porque es sobre la humildad y es algo muy necesario considerando que  esto es el ejercicio principal de oración y, como ella antes ha dicho, cumple mucho tratar de entender cómo debemos ejercitarnos mucho en la humildad. Al meditar éste gran punto de ella, el que considera muy necesario para todas las personas que se ejercitan en oración, nos pregunta: ¿cómo podrá el verdadero humilde pensar que es él tan bueno como los que llegan a ser contemplativos? Dice teresa: Que Dios le puede hacer tal, sí, por su bondad y misericordia. Mas, de su consejo, siempre siéntese en el más bajo lugar, que así nos dijo el Señor lo hiciésemos y nos lo enseñó por la obra. Dispóngase para si Dios le quisiere llevar por ese camino. Cuando no, para eso es la humildad, para tenerse por dichoso en servir a las siervas del Señor y alabarle porque, mereciendo ser sierva de los demonios en el infierno, la trajo Su Majestad entre ellas.

Dice Teresa textualmente. (Para meditar y reflexionar)

2.- No digo esto sin gran causa, porque, como he dicho, es cosa que importa mucho entender que no a todos lleva Dios por un camino, y por ventura el que le pareciere va por muy más bajo, está más alto en los ojos del Señor.

Así que no porque en esta casa todas traten de oración, han de ser todas contemplativas. Es imposible. Y será gran desconsolación para la que no lo es, no entender esta verdad, que esto es cosa que lo da Dios; y pues no es necesario para la salvación, ni nos lo pide de premio, no piense se lo pedirá nadie. Que por eso no dejará de ser muy perfecta si hace lo que queda dicho. Antes podrá ser tenga mucho más mérito, porque es a más trabajo suyo y la lleva el Señor como a fuerte y la tiene guardado junto todo lo que aquí no goza.  No por eso desmaye ni deje la oración y de hacer lo que todas, que a las veces viene el Señor muy tarde y paga tan bien y tan por junto como en muchos años ha ido dando a otros.

3.- Yo estuve más de catorce que nunca podía tener aun meditación sino junto con lección. Habrá muchas personas de este arte, y otras que, aunque sea con la lección, no puedan tener meditación, sino rezar vocalmente, y aquí se detienen más. Hay pensamientos tan ligeros que no pueden estar en una cosa, sino siempre desasosegados, y en tanto extremo que, si quieren detenerle a pensar en Dios, se les va a mil disparates y escrúpulos y dudas. 

Yo conozco una persona bien vieja, de harto buena vida, penitente y muy sierva de Dios, y gasta hartas horas, hartos años ha, en oración vocal, y en mental no hay remedio; cuando más puede, poco a poco en las oraciones vocales se va deteniendo. Y otras personas hay hartas de esta manera, y si hay humildad, no creo yo saldrán peor libradas al cabo, sino muy en igual de los que llevan muchos gustos, y con más seguridad en parte; porque no sabemos si los gustos son de Dios o si los pone el demonio. Y si no son de Dios, es más peligro, porque en lo que él trabaja aquí es en poner soberbia; que si son de Dios, no hay que temer; consigo traen la humildad, como escribí muy largo en el otro libro.

4.- Esto otros andan con humildad, sospechosos que es por su culpa, siempre con cuidado de ir adelante. No ven a otros llorar una lágrima, que, si ella no las tiene, no le parezca está muy atrás en el servicio de Dios, y debe estar por ventura muy más adelante; porque no son las lágrimas, aunque son buenas, todas perfectas; y la humildad y mortificación y desasimiento y otras virtudes, siempre hay más seguridad. No hay qué temer, ni hayáis miedo que dejéis de llegar a la perfección como los muy contemplativos.

5.- Santa era santa Marta, aunque no dicen era contemplativa. Pues ¿qué más queréis que poder llegar a ser como esta bienaventurada, que mereció tener a Cristo nuestro Señor tantas veces en su casa y darle de comer y servirle y comer a su mesa? Si se estuviera como la Magdalena, embebidas, no hubiera quien diera de comer a este divino Huésped. Pues pensad que es esta congregación la casa de santa Marta y que ha de haber de todo. Y las que fueren llevadas por la vida activa, no murmuren a las que mucho se embebieren en la contemplación, pues saben ha de tornar el Señor de ellas, aunque callen, que, por la mayor parte, hace descuidar de sí y de todo.

6.- Acuérdense que es menester quien le guise la comida, y ténganse por dichosas en andar sirviendo con Marta. Miren que la verdadera humildad está mucho en estar muy prontos en contentarse con lo que el Señor quisiere hacer de ellos, y siempre hallarse indignos de llamarse sus siervos. Pues si contemplar y tener oración mental y vocal y curar enfermos y servir en las cosas de casa y trabajar -sea en lo más bajo-, todo es servir al Huésped que se viene con nosotras a estar y a comer y recrear, ¿qué más se nos da en lo uno que en lo otro?

7. -No digo yo que quede por nosotras, sino que lo probéis todo, porque no está esto en vuestro escoger, sino en el del Señor. Mas si después de muchos años quisiere a cada una para su oficio, gentil humildad será querer vosotras escoger. Dejad hacer al Señor de la casa. Sabio es, poderoso es, entiende lo que os conviene y lo que le conviene a El también. Estad seguras que haciendo lo que es en vosotras y aparejándoos para contemplación con la perfección que queda dicha, que si El no os la da (lo) que creo no dejará de dar, si es de veras el desasimiento y humildad), que os tiene guardado este regalo para dároslo junto en el cielo, y que - como otra vez he dicho- os quiere llevar como a fuertes, dándoos acá cruz como siempre Su Majestad la tuvo. ¿Y qué mejor amistad que querer lo que quiso para Sí para vos? Y pudiera ser no tuvierais tanto premio en la contemplación. Juicios son suyos, no hay que meternos en ellos. Harto bien es que no quede a nuestro escoger, que luego -como nos parece más descanso- fuéramos todos grandes contemplativos.

¡Oh gran ganancia, no querer ganar por nuestro parecer para no temer pérdida, pues nunca permite Dios la tenga el bien mortificado, sino para ganar más!

EPILOGO

¡Teresa, eres una Santa Madre, que bien hiciste y haces tu tarea!

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Caminando con Jesús

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Año 2005