CONOCER A JESUCRISTO
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
Necesidad de conocer a Jesús
El mundo de hoy, esta cada vez más necesitado
de conocer y estudiar no solo quien es, si no que es Jesús, a que vino y por que vino al mundo. El conocer y estudiar sobre
Jesús, no es un privilegio de los teólogos, es una necesidad de todos,
porque Dios lo envió para que nadie se quede si la posibilidad de salvarse
y llegar a la vida eterna.
Jesucristo es la Palabra, el Verbo
encarnado e Hijo de Dios, Jesús es nuestro salvador, Cristo es el redentor, el es nuestra fe, a esa fe nos adherimos y la hacemos
nuestra total esperanza.
Cada uno de los sucesos relevantes del
nacimiento, la vida, las obras, la
pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo, debe empapar nuestro
corazón. Todo aquello que se refiere a su persona, con especial dedicación
a su obra de salvación, no puede ni debe estar oculto, y menos debe ser muy
difícil de comprender o de explicar. Cristo es un misterio que tiene una
explicación lógica, que se comprende y se cree por la fe, en el se resume todos los artículos de la fe, es decir la Santísima
Trinidad, ya que Él es Dios, el Hijo del Padre, el
Espíritu Santo. Los designios, es
decir el plan que Dios que se propuso realizar y las obras de El, se ha realizado en Jesús,
en el plan de su voluntad salvífica.
2.
Como conocer a Jesús
A Jesús se le puede conocer externamente e
internamente, no hay nada oculto hoy día, la historia es un método para
llegar a conocerlo. Además existen muchos y rápidos elementos para conocer
muy bien la realidad visible de la vida de Jesús, tenemos mucha información
accesible, investigaciones técnicas y científicas, fotografías de lugares,
películas, mapas etc. Sin embargo, hemos de comprender, que solo mediante la Revelación
divina y la fe, podemos trascender lo externo y llegar con certeza y
verdaderamente quién es realmente Jesús, leemos en san Mateo 11, 27 “Nadie
conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y
aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer”, también leemos en
san Juan 6, 44 “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me
envió”
Jesús, como persona se encargo de hacer
respetar los derechos de los hombres de su tiempo en la tierra, lo hizo en
las sinagogas frente a los fariseos, en calles y plazas, defendió con
firmeza los intereses del Padre, es decir, El en su momento de mayor
intensidad, fue la fuerza y perfección, mediador y plenitud de toda la Revelación.
Así es como Jesús, no es un relato o una historia que
quiere hacerse pasar por verdadera o que solo existen en la imaginación de
los hombres, en otras palabras, no es un mito, El
es Dios hecho hombre que vivió en un contexto histórico concreto, y los
acontecimientos de su vida, son reales, comprobables. Sin embargo, para
conocer a Cristo, es necesario, es imprescindible saber de su amor y hacer
una vida que nos asemeje a El.
3.
Quien dicen que es Jesús
Jesús le pregunta a sus discípulos,
"¿Quién dice la gente que soy yo?", san Lucas 9, 18-22.
Nos preguntamos ¿Por que
será que la presencia de Jesús era cuestionada?, ¿Por qué se sigue
cuestionando hoy a Jesús?, la respuesta de ayer y de hoy es una sola, la
presencia de Jesús cuestiona al mundo.
Tenemos que reconocer que Jesús es un
interrogante, así se nos plantea frente a muchas realidades de nuestra
vida, y ante eso reaccionamos de muy distinta forma, especialmente cuando
vemos que el Evangelio nos contradice a ciertas respuestas que nosotros
creemos que deben ser así, y esto sucede porque no conocemos bien a Jesús.
En efecto, conocer a Jesús en forma intima, para algunos resulta difícil, y
para otros es muy fácil.
El que quiera descubrir, encontrar y hallar a
Jesús, tiene que hacerlo con mucha fe, solo así puede ser capaz de penetrar
en el profundo misterio que encierra Jesús.
Desde principios de siglo hasta ahora, ha
estado presente la búsqueda de tratar de conocer y reconstruir la vida de
Jesús de diversos modos. Sin embargo, muchos pasan por alto y guardan
silencio para abstenerse de hablar de lo que no tiene una explicación
racional, y de esta forma pretenden decir que los prodigios del Señor no
dejan de se un mito.
Otros, buscan conocer a Jesús, a través del
apoyo cierto o verdad en lo que se dice o se hace por la razón, e incluso a
través de la ciencia histórica, con lo cual casi no se llega a conocer a
Jesús. Del mismo modo, no faltan los que a través de historias literarias y
de ciencia ficción, pretenden establecer quien era y a que vino Jesucristo,
creando falsas conjeturas, respaldadas en juicios o idea que se forman a
partir de indicios o de datos incompletos o no comprobados. Con esto ha
formado un Jesús, mágico, taumaturgo, un revolucionario, un maestro de
filosofías esotéricas, algo ocultas, que resultan incomprensible o de difícil acceso para
la mente
Los prejuicios de los libres pensadores,
idealistas y racionalistas, alegan y sostienes que es imposible que Jesus sea Dios, y no aceptan la realidad palpable de
sus milagros.
4.
Buscando un punto de partida
El punto de partida es Cristo, estudiado bajo
el punto de vista de la cristología como fe, que a través de estos 20
siglos, ha sido transmitida por las Sagradas Escrituras y la Tradición.
Pero bueno es preguntarse, ¿Quién puede interpretar con
autenticidad la palabra de Dios?, ¿Quién puede decir que la palabra de Dios
escrita como la transmitida tiene una determinada interpretación? Si bien
es cierto, que por ser católico, es lógico que diga el Magisterio de la Iglesia, encargada de
la enseñanza, con autoridad e influencia moral e intelectual que ejerce
sobre sus miembros, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo.
Pero como a los cristianos la verdad nos compromete, he de reconocer por
sobre algunas diferencias, que otros hermanos cristianos, enamorados de
Jesús, sostienes nuestras mismas interpretaciones.
El hombre, tiene en estos tiempos innumerables
recursos, apoyados en la ciencia, sean estas humanas como la antropología,
la arqueología, la filología y la historia, que hoy ayudan rápidamente a
conocer los ambientes culturales y geopolíticos en los tiempos en que vivió
Jesús. Del mismo modo, gracia a los estudiosos de los géneros y formas
literarias en la cual fueron escritos los Evangelios, es como aprendemos
bien, porque por ellos, se nos facilita la tarea para comprender más y
mejor el sentido de estos. Pero no debemos se ingenuos, porque ciertas
personas, aplican a las interpretaciones ideales filosóficos, que confunden
y crean vicios. Por tanto, los recursos científicos, deben ser usados con
objetividad y sin mala intención, es decir con rectitud. Porque se esta
tratando de saber sobre Jesús, el
Mesías, El Cristo, Jesucristo, el Hijo de Dios
5.
El Padre ha enviado al Hijo como Salvador
del mundo
Dice San Juan [3, 17] Dios no envió al Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.
También dice: Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado
al Hijo como Salvador del mundo (1 San Juan 4, 14). Este es el fin de la
encarnación, nuestra salvación, a esto vino el Hijo de Dios, para salvarnos
y para ser el salvador del mundo. El nombre de Jesús quiere decir en hebreo
“Dios salva” o “Salvador”.
Así fue como vino Jesús, por nosotros los
hombres, de todas las razas y de todas las condiciones. Por nuestra
salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María
la Virgen,
luego se hizo hombre.
Jesús, es nuestro salvador y la salvación de
los hombres considera unidamente dos fases, la liberación del pecado y
oportunidad de la vida eterna. En verdad les digo: El que cree tiene vida
eterna, san Juan 6,47 y con ello, el encuentro con Dios.
Porque, Y el Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros, el Verbo se encarnó para salvarnos, para reconciliándonos con Dios, para que lo
conociésemos, para que sepamos de su amor. Del mismo modo se encarno para
ser un modelo de camino a la santidad y porque quería hacernos participar
de la naturaleza divina y conocer mejor el amor que nos tiene Dios. .
El Hijo de Dios, Jesús, el Salvador, tenía que
venir al mundo, para que El nos salvara, pues con
solo nuestras fuerzas, no era posible alcanzar la salvación, sin El
estaríamos perdidos. En efecto, después del error del primer hombre, tras
el pecado original, nos habíamos quedado sin la gloria de Dios, privados de ella, enemistados con el
Padre, esclavizados por el pecado. Sin embargo, nadie puede ser
justificado, sino por la gracia del Hijo de Dios, Jesucristo.
Las misericordias de Dios, son para ser
cantadas eternamente, el amor de Dios por los hombres no tiene límites, así
es, como la decisión de Dios de salvarnos es absolutamente libre y
gratuita.
6.
Las Promesas y las profecías del Mesías, el
Redentor.
Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para
ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor, San Lucas 2, 11
Dice san Mateo, 1,22 Todo esto sucedió para que
se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta. Las promesas
del Redentor las encontramos en Abraham Gn 12,
2-3, donde Dios le dice: Yo haré de ti una gran Nación. Te bendeciré y
engrandeceré tu nombre, y Serás Bendición. Bendeciré a los que te bendigan,
y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti Serán benditas todas las
familias de la tierra. En san Mateo 1, 16-17 leemos: Jacob fue padre de
José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. De modo que
fueron catorce las generaciones desde Abraham a David; otras catorce desde
David hasta la deportación a Babilonia, y catorce más desde esta
deportación hasta el nacimiento de Cristo.
La profecías sobre el Mesías, están en diversos
textos, una de las mas hermosas se encuentran en el 2 Samuel 7, 12-17,
donde Habló a David: Cuando se cumplan tus Días y reposes con tus padres,
yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, el cual Procederá de tus
entrañas, y afirmaré su reino. El Edificará una casa a mi nombre, y yo
estableceré el trono de su reino para siempre. Yo seré para él, padre; y él
Será para Mí, hijo. Cuando haga mal, yo le corregiré con vara de hombres y
con azotes de hijos de hombre. Pero no quitaré de él mi misericordia, como
la quité de Saúl, al cual quité de tu presencia. Tu casa y tu reino Serán
firmes para siempre delante de Mí, y tu trono Será estable para siempre.
También se canta en el Salmo 2, Besad al hijo,
¡Bienaventurados todos los que en él se refugian! Y maravillosamente en la
profecía de Isaías 7,14, donde dice: Por tanto, el mismo Señor os Dará la
señal: He Aquí que la virgen Concebirá y Dará a luz un hijo, y Llamará su
nombre Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Me ha ungido Dios. Me
ha enviado para anunciar buenas nuevas a los pobres, para vendar a los
quebrantados de Corazón, para proclamar libertad a los cautivos Isaías
61,1. Dios a Moisés, Deuteronomio 18, 15 Tu Dios te Levantará un profeta
como yo de en medio de ti, de entre tus hermanos. A él escucharéis.
Deuteronomio 18, 18: Les levantaré un profeta como Tú, de entre sus
hermanos. Yo pondré mis palabras en su boca, y él les Hablará todo lo que
yo le mande.
7.
El Mesías
Se le llama Mesías, a la persona en quien se ha
puesto una confianza absoluta y de quien se espera la solución de todos los
problemas. El nombre de Mesías
proviene del hebreo mashiah este significa
ungido, para indicar el carácter de su dignidad, así es como este término
se le aplicaba al rey de Israel, que era ungido con aceite, de este modo,
se destacaba su investidura, como fue aplicado a el rey David y a su
dinastía. Sin embargo nosotros utilizamos Cristo, porque en la traducción
al griego fue Cristos y de esa forma paso al
latín como Chistus.
En Jesús, se cumplen las esperanzas mesiánicas
de Israel, los judíos lo sabían, En Zacarías 4, 14 leemos: Y él dijo:
--Estos son los dos que fueron ungidos con aceite y que Están delante del
Señor de toda la tierra. El Edificará el templo de Dios. Tendrá gloria, se
Sentará en su trono y Gobernará. Habrá un sacerdote junto a su trono, y
Habrá consejo de paz entre ambos.
En san Lucas, 4, 16-21, leemos: Llegó a
Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a la sinagoga, como era su
costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura, y le pasaron el libro del profeta Isaías.
Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: El
Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido
para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los
cautivos, y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los
oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Jesús entonces enrolló el libro, lo
devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los
ojos fijos en él. Y empezó a decirles: «Hoy les llegan noticias de cómo se
cumplen estas palabras proféticas».
Unidos los que profetizo Zacarías, el Evangelio
de san Lucas y las Profecías de Isaías,
el Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente el Reino,
debía ser ungido por el Espíritu del Señor, como rey, sacerdote y profeta.
8.
Cristo, fundamento de la historia, principio
y fin
Cristo, fundamento de la historia, la anterior
y la posterior a El, principio y fin. Es el principio y base sobre los que se apoya y se afianza
todo. Para la anterior tiene el valor
de la salvación, se ordena a través de El, por medio de El, y hacia El, del
mismo modo es el fundamento de toda la historia posterior, esta vive de la
gracia y proviene de su obra redentora. Pero no me refiero a un sentido
cronológico de antes de Cristo y después de Cristo, sino a lo importante
por las consecuencias, es decir a lo trascendente de toda la historia. Esta
se encuentra en nuestro Señor, que es nuestro Maestro, el más grande de
todos, el primero y el último, el alfa y la omega.
9.
Encarnación
Se le llama encarnación, a la adopción de una
forma carnal, humana de un ser
espiritual, así es como la encarnación del Hijo de Dios es la unión de la
naturaleza divina y humana en una sola persona. Dios, en un amoroso plan de la donación,
entrega voluntaria y gratuita de algo que el posee, hace de sí mismo a la
criatura, esta es la
Encarnación, es un acontecimiento central y culminante de
su Plan para los hombres. Y en la Virgen
María, encuentra una maravillosa colaboradora, quien
acepta voluntariamente con su fe y con su amor la voluntad de Dios, y de
esta forma la unión de Jesús con la humanidad. Esta Encarnación se realiza
por el Espíritu Santo en comunión con el Hijo, es obra de la Trinidad.
Esta Encarnación, obedece a un fin, la
salvación de los hombres, el Padre ha enviado al Hijo como Salvador del
mundo --- 1 San Juan 4, 14 ---. Este es el objetivo fundamental, nuestra
salvación, por esto vino el Hijo de Dios, por nosotros los hombres y por
nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó
de María la Virgen
y se hizo hombre. Así María, se convierte en verdaderamente Madre de
Dios. Y no tenemos duda, en que
aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se
hizo verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo del
Padre, entonces Jesús es la segunda persona de la Santísima Trinidad.
10.
El Cuerpo de Cristo
Cristo anduvo entre las multitudes, les enseño
y muchos se maravillaron con sus palabras, sanó a los enfermos, le devolvió
la vida a Lázaro, fue un verdadero hombre, real, fue concebido de Maria, al nacer reyes de otra tierra le rindieron
honores, lo adoraron los pastores, conoció el cansancio, tuvo sed, hambre,
rezo al Padre, abrazo a los niños, puso en su lugar a los fariseos, perdono
los pecados y le devolvió la vista a los ciegos, durmió y ceno con sus
amigos, fue vitoreado por las multitudes, fue sometido a juicio y a
castigo, derramo su sangre, sufrió, agonizo y murió, luego fue sepultado,
es decir era de cuerpo, de carne, tocable, tangible, absolutamente real.
Negar esto, es negar la redención.
11.
Alma de Cristo
Dice el credo de Nicea, redactado en el
Concilio del mismo nombre por 318 obispos en el año 325 y en el Concilio de
Constantinopla 381. “Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza
del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por
nuestra salvación bajó del cielo”. Es decir, dice que Jesucristo, es
consustancial, que es de la misma naturaleza o esencia del Padre.
Pero también, Jesús es humano, con cuerpo y
alma, si así no fuera, es decir sin alma, sin corazón, sin inteligencia,
sin voluntad humana, no habría hecho lo que hizo por los hombres.
¿Como es el Alma de Cristo?, ella esta
reflejada en todo lo que hizo por nosotros, en cada uno de sus gestos y
palabras, espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, y que,
junto con el cuerpo, constituye su esencia humana. El Alma de Jesús, es
viva, con absoluta energía, es la que nos da ánimo, fuerza, aliento, actúa
como impulsor de toda nuestra vida, es de carácter abierto al mundo, a la
alegría y al dolor, es misericordiosa, bondadosa, compasiva, sencilla, intensa, amorosa, santa, pura y perfecta.
12.
Dios Jesús
Dice Jesús: Además, el Hijo del Hombre es Señor
del sábado --- San Mateo 12,8, --- También dijo Jesús, y aquí ustedes
tienen mucho más que Salomón, ---san Mateo, 12,41---. Al que se ponga de mi
parte ante los hombres, yo me pondré de su parte ante mi Padre de los
Cielos. --- San Mateo 10,32 ---, El que ama a su padre o a su madre más que
a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a Su hija más que a mí,
no es digno de mí, --- san Mateo 10,37---, todas esta cosas, las dijo
Jesús, porque el tiene privilegio para pedirlas,
por su dignidad divina.
Dijo Jesús: Sin embargo, nadie ha subido al
Cielo sino sólo el que ha bajado del Cielo, el Hijo del Hombre. San Juan
3,13. Jesús también les dijo:
«Ustedes son de abajo, yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no
soy de este mundo. --- San Juan 8, 23 ---. Del mismo modo dijo; Jesús les
replicó: «Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían a mí, porque yo he
salido de Dios para venir aquí. No he venido por iniciativa propia, sino
que él mismo me ha enviado. --- San
Juan 8,42 ---. También nos dijo; Ahora, Padre, dame junto a ti la misma
Gloria que tenía a tu lado antes que comenzara el mundo. ---San Juan 17,5
---. Es decir, Jesús nos muestra su preexistencia
al mundo.
Dijo Jesús a los judíos; Pero Jesús les
respondió: «Mi Padre sigue trabajando, y yo también trabajo». --- San Juan
5,17 ---. Le preguntaron a Jesús: « ¿Dónde está tu Padre?» Jesús les
contestó: «Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí,
conocerían también a mi Padre». ---
San Juan 8,19 ---. Pero si las hago, si no me creen a mí, crean a esas
obras, para que sepan y reconozcan que el Padre está en mí y yo en el
Padre». --- San Juan 10,38 ---, También les dijo a sus discípulos; Yo estoy en el Padre y el Padre está en
mí. Créanme en esto, o si no, créanlo por las obras mismas. --- San Juan 14,11 ---, todo esto
lo dijo porque: Yo y el Padre somos una sola cosa». San Juan, 10,30
Todas estas cosas que nos dicen los evangelios,
es porque Jesús es Dios, por eso también le podemos llamar Dios Jesús.
Jesús se declaraba Hijo de Dios en cuanto verdadero Dios nacido del Padre.
Jesús le dice a Maria Magdalena en el sepulcro,
vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes;
a mi Dios, que es Dios de ustedes». Y También nos dice: Nadie conoce al
Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a
quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer.
--- San Mateo 11,27 ---.
Así, de este modo, comprendemos que Jesús, es
Hijo de Díos, único, que fue verdaderamente
hombre, y es verdaderamente Dios, es decir perfecto en su humanidad y
perfecto en su divinidad. Por tanto, no nos cabe ninguna confusión, Jesús,
el Mesías, El Cristo, Jesucristo, el Hijo de Dios, Hijo único del Padre,
con su dos naturaleza, sin posibilidad de división o separación. Es una
unión que no tiene ninguna semejanza, es la hipóstasis, del griego,
esencia, por eso se dice que la unión de las dos naturalezas de Jesucristo
es hipostática. Jesús tiene una naturaleza humana total, integra,
maravillosa, perfecta, sin embargo no es persona humana, tampoco distinto
del Verbo. Todo esto lo conocemos por la fe.
13.
Jesucristo: perfecto en la divinidad, y
perfecto en la humanidad
En el catecismo católico leemos: (CCE 467) Hay
que confesar a un solo y mismo Hijo y Señor nuestro Jesucristo: perfecto en
la divinidad, y perfecto en la humanidad; verdaderamente Dios y
verdaderamente hombre compuesto de alma racional y cuerpo; consustancial
con el Padre según la divinidad, y consustancial con nosotros según la
humanidad, `en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado' (Hb 4, 15); nacido del Padre antes de todos los siglos
según la divinidad; y por nosotros y por nuestra salvación, nacido en los
últimos tiempos de la Virgen María, la Madre de Dios, según la
humanidad. Se ha de reconocer a un solo y mismo Cristo Señor, Hijo único en
dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación.
La diferencia de naturalezas de ningún modo queda suprimida por su unión,
sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de las naturalezas y
confluyen en un solo sujeto y en una sola persona (DS 301–302).
Después del concilio de Calcedonia, algunos
concibieron la naturaleza humana de Cristo como una especie de sujeto
personal. Contra éstos, el quinto concilio ecuménico, en Constantinopla el
año 553 confesó a propósito de Cristo: (CCE 468) "No hay más que una
sola hipóstasis, que es nuestro Señor Jesucristo, uno de la Trinidad" (DS 424).
Por tanto, todo en la humanidad de Jesucristo debe ser atribuido a su
persona divina como a su propio sujeto (cf. ya Cc.
Efeso: DS 255), no solamente los milagros sino
también los sufrimientos (cf. DS 424) y la misma muerte: "El que ha
sido crucificado en la carne, nuestro Señor Jesucristo, es verdadero Dios,
Señor de la gloria y uno de la santísima Trinidad" (DS 432).
14.
Amar a Jesús es Amar a Dios
Amar a Jesús, es amar al Padre, acercarse a
Jesús, es acercarse a Dios, amparase en Jesús, es amparase en el Padre,
unirse a Jesucristo, es unirse a Dios y cuanto más unido se está con Dios,
más se participa de su amor, su misericordia, su bondad, por tanto más
abundantes bienes se reciben. Jesús esta pleno, total, lleno de los dones
divinos y no hay unión más íntima con Dios que la unión en una persona
divina, por tanto no hay ninguna otra unión tan especial con Dios, como la
de estar unido a Jesús.
15.
La santidad de Jesús
Jesús, hizo todo los que hacen los seres
humanos, entre ello, podemos destacar que sintió pena, lloro, sufrió,
sintió angustia y dolor, algo muy natural de nuestra naturaleza, pero lo
que no hizo fue caer en el pecado, en la desidia o en la ignorancia, es
entonces, la humanidad de Jesús, unida al Verbo, el instrumento perfecto para la obra de salvación, es un
instrumento activo, vivo y con fuerza, así entonces, Jesús, es modelo y
camino de santidad.
Es santo, quien se dedica a Dios, quien hace
todo por Dios, quien se une a Dios, el que se deja pertenecer por Dios, se
consagra y se destina a Dios. El santo se transforma y se deja transformar
por el Espíritu Santo. El santo es purificado por Dios y vive establemente
la unión sobrenatural con Dios por la fe y el amor. Jesús, es santo en
cuanto a hombre y lo es en cuanto a Dios. Es la unión hipostática, es la
humanidad de Jesús que tiene la santidad infinita del Verbo. Así por tanto,
en cuanto hombre, Jesús es santo porque su humanidad está unida al Verbo y
le pertenece.
Jesús es santo en todo, por eso decimos; que
Jesús no tuvo pecado, es “semejante en todo a nosotros, excepto en el
pecado”
16.
Jesús esta lleno de Gracia
Decía que Jesús es santo, y que lo es en cuanto
hombre, y lo es por la gracia, y
tiene plenitud de gracia santificante porque la unión de su humanidad a
Dios, es total, casi imaginable. Jesús posee la gracia con la total
perfección, con todos los efectos, con las máximas virtudes y dones que
ésta puede llegar a tener y alcanzar. Es así como, todas las gracias que
llegan a tener los hombres provienen de Él.
Se dice que: La gracia diviniza al alma en su
esencia y que esta divinización se extiende a las potencias del alma por
las virtudes sobrenaturales. No cabe ninguna duda, en cuanto hombre, Jesús
está plenamente divinizado por la gracia habitual, y así es como no podían
faltarle ningunas de las virtudes,
comunicadas en grado máximo y perfecto. Del mismo modo, Jesús, no
tuvo virtudes imperfectas, por que el tenía la
unión con Dios y ningún pecado.
En consecuencia de su total y plenitud de
gracia, Jesús poseía los dones del Espíritu Santo en su máximo grado.
17.
Conociendo algo más de Jesús
¿Como era Jesús? Jesús, Hijo de Dios, vivió e hizo cosa de hombres, trabajó con
manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, participo en la vida de
los hombres, obró con voluntad de hombre, sufrió como los hombres, amó con corazón de hombre.
Cuando leemos los Evangelios, no encontramos
ninguna descripción del aspecto físico de Jesús, solo de un modo espiritual
nos imaginamos como era, sin embargo, si leemos con detención cada uno de
los Evangelios, nos podemos dar cuenta de detalles muy importantes. Los
seres humanos nos acercamos siempre a las personas amables, la gente buena
nos atrae y nos simpatiza, entonces para que muchos acudieran a El y no
quisieran dejarlo, Jesús debe haber irradiado amabilidad y simpatía. Para
que miles estuvieran atentos y hasta sin pensar en comer para oírle, debe
haber sido muy dulce y atractivo su hablar, suave y agradable al oído. Del
mismo modo, debe haber tenido una atracción divina, así lo presintieron
ciegos al oír sus pasos, sabían que era de Jesús. También debe haber sido
un Maestro inspirador, con charlas pedagógicas incansables de escuchar y
aprender. A Jesús acudían los enfermos, los ancianos y los niños, El los
oía y les imponía las manos, por tanto Jesús debe haber tenido modales muy
agradables e inspirador de muchos afectos.
Por tanto, finalizo este pequeño trabajo sobre Jesus, el Mesías, El Cristo, Jesucristo, el Hijo de
Dios, invitando a que cada uno conozca cada vez más a nuestro Salvador, y
no hay mejor forma que leyendo los evangelios, empapándose de su mensaje,
conversándolo en familia o con los amigos, y con especial dedicación con el
mismo Señor Jesucristo
El Señor
les Bendiga y les regale su amorosa Paz
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
Caminando
con Jesús
Año 2005
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