EL MAESTRO JESUS

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Comentarios, Estudios y Reflexiones del Evangelio Contemplado

 

 

CAPITULO LVII

 

Las mujeres van el sepulcro. 24:1-11 (Mt 28:1-8; Mc 16:1-8; Jn 20:1-10).

 1 Pero el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al monumento, trayendo los aromas que habían preparado, 2 y encontraron removida del monumento la piedra, 3 y, entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Estando ellas perplejas sobre esto, se les presentaron dos hombres vestidos de vestiduras deslumbrantes. 5 Mientras ellas se quedaron aterrorizadas y bajaron la cabeza hacia el suelo, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, ha resucitado. Acordaos cómo os habló estando aún en Galilea, 7 diciendo que el Hijo del hombre había de ser entregado en poder de los pecadores, y ser crucificado, y resucitar al tercer día. 8 Ellas se acordaron de sus palabras, 9 y, volviendo del monumento, comunicaron todo esto a los Once y a todos los demás. 10 Eran María la Magdalena, Juana y María de Santiago y las demás que estaban con ellas. Dijeron esto a los apóstoles, 11 pero a ellos les parecieron desatinos tales relatos y no los creyeron. La visita de las mujeres al sepulcro, Mt 28:1-7 (Mc 16:1-11; Lc 24:1-11; Jn 20:1-2).

COMENTARIO y ESTUDIO

Lucas tiene una fuente probablemente independiente para los relatos de Pascua, y todo lo narra en el espacio de un día: el primer día de la nueva era.

Lc es el más extenso y explícito en el relato de la visita de las mujeres al sepulcro; dirá al final del relato quiénes eran: María Magdalena, Juana y María de Santiago, y añade que iban también “todas las demás que estaban con ellas.” Al llegar, ven con extrañeza removida, “girada,” la piedra que cierra el sepulcro. Es cita no sólo histórica, sino que hace ver una especial intervención de alguien allí, ya que el peso de la misma era “muy grande” (Mc). Llevaban “aromas” para completar el tipo especial de embalsamamiento. Esto hace ver que ignoraban la guardia puesta al sepulcro (Mt). Al entrar en el sepulcro y no encontrar el cuerpo de Cristo, quedaron perplejas. Pero es el momento en que se les aparecen dos varones” con vestiduras resplandecientes. Esto es lo que les hace a las mujeres, con un gesto muy realista, bajar la cabeza hacia el suelo. Esta duplicidad de personajes enlaza a Lc con la fuente de Jn en el relato de la aparición a la Magdalena (20:12). Los ángeles les anuncian la resurrección. Pero se ve más desarrollado el discurso que en Mt-Mc. En ello no deben de ver otra cosa que el anuncio que les hizo estando aún en Galilea. Mt-Mc evocan el anuncio de que las “precederá” en Galilea; Lc, por orientarlo todo a Jerusalén, lo evoca  diciendo “estando” en Galilea Es esto una prueba que había un cierta libertad del plan redaccional de Lc, Su enfoque teológico terminativo y orientacional de su evangelio es Jerusalén. Por eso retoca el mensaje de Mc (16:7), no orientándoles a Galilea, sino recordándoles lo que el Señor les dijo “estando aún en Galilea,” por lo que no pone el mensaje de Mt-Mc. Aunque esta profecía había sido hecha a los Doce (Lc 9:22:44; 18:31), las mujeres la conocían (v.8). Se refiere a las dos primeras profecías de la pasión y resurrección, aunque Lucas omite la resurrección en el segundo anuncio, que no falta en Mt-Mc. El tercer anuncio debe de hacerlo ya en Judea (Lc 31ss; 19:11). v.5 “Buscar entre los muertos” = buscar en un cementerio.

Vueltas del sepulcro, lo comunican a los Once y “a todos los demás.” Con esto último prepara la escena de “dos de ellos” que iban a Emaús. Pero a ellos les parecieron fantasías de mujeres, y no les creyeron. Es notable ver la actitud de incomprensión en que aún estaban los discípulos con relación a una absoluta seguridad de su resurrección. El estudio comparativo de los cuatro relatos evangélicos se da en el Comentario a Mt 28:1-8.

En el v.3 de este capítulo, Lc dice que las mujeres no hallaron el cuerpo “del Señor Jesús.” Es un dato de gran importancia y reflejo del estilo de Lc. En cambio, Cristo es llamado así varias veces en los Hechos (1:21; 4:33; 8:16) y en las epístolas. En conjunto, unas 40 veces. Es la expresión con la que la Iglesia primitiva proclamaba la divinidad de Cristo (Flp 2:11). Cristo es el “Kyrios.”

En el v.10, Lc pone en lugar de Salomé (Mc 16:1) a Juana. Lo que es muy verosímil por su información (Lc 8:3).

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Octubre de 2005

VOLVER AL INDICE