EL MAESTRO JESUS

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Comentarios, Estudios y Reflexiones del Evangelio Contemplado

 

 

CAPITULO XXIII

Curación de dos ciegos, Mt 9:27-31.

27 Partido Jesús de allí, le seguían dos ciegos dando voces y diciendo: Ten piedad de nosotros, Hijo de David. 28 Entrando en casa, se le acercaron los ciegos, y les dijo Jesús: ¿Creéis que puedo yo hacer esto? Respondiéronle: Sí, Señor.29 Entonces tocó sus ojos, diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe. 30 Y se abrieron sus ojos. Con tono severo les advirtió: Mirad que nadie lo sepa; 31 pero ellos, una vez fuera, divulgaron la cosa por toda aquella tierra.

 

PRIMER COMENTARIO

Lo que no deja de extrañar es que estos ciegos vayan por el camino detrás de Cristo “gritando” que se compadezca de ellos y proclamándole “Hijo de David.” Ciertamente, el título de “Hijo de David” es título mesiánico. Con ello lo están proclamando Mesías.

¿Cómo conocen estos ciegos la ”mesianidad” de Cristo? El relato seguramente está “adelantado” por su inclusión sistemática en el esquema de los milagros. Dependería, pues, del momento cronológico en que sucede, dada la excitación mesiánica que se producía en torno a Cristo.

A pesar de que los ciegos van gritando detrás de Cristo, señal de su confianza en el poder de El, les pregunta si creen  que puede curarlos.

Cristo quiere constatarles bien el milagro en su confianza. Que no se vayan sólo por un provecho material  Los ciegos le contestan “Sí, Señor.”  Entonces Cristo “tocó” sus ojos. Frecuentemente, los evangelistas describen a Cristo “tocando” a los enfermos al tiempo que los cura. Es signo de mando sobre la enfermedad. Se acusa así plásticamente más su vinculación al efecto que va a producir y la autoridad que tiene sobre los enfermos. Y, al tiempo que ponía sus manos en aquellos ojos sin luz, les dijo: “Hágase en vosotros según vuestra fe.” Y al punto recobraron la vista.

Hecha la curación, Cristo les prohíbe, como en otras ocasiones, su divulgación. Es el “secreto mesiánico.” Buscaba evitar explosiones prematuras de entusiasmo mesiánico, y sus posibles repercusiones nacionalistas y políticas.

SEGUNDO COMENTARIO

“«Que suceda como ustedes han creído»”

El que sigue a Jesús, ha de ver la verdad. Estos dos ciegos se acercan a Jesús, solo le piden “Ten piedad”. Jesucristo, tiene un corazón misericordioso, El sabe muy bien lo que es un sentimiento de amor al prójimo y de compasión ante las desgracias ajenas.

En este fragmento del Evangelio, observamos como los que carecen de vista, reciben la fe por el oído, sin embargo mucho veían con sus propios ojos los milagros de Jesús y se declaraban contrarios a la fe.

Jesús les preguntó: «¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?». En otras palabras, ¿tienen ustedes fe?. Jesús, sabiendo que les puede dar la vista, les hace esta pregunta a fin de que ellos mismo sientan que su fe es recompensada.

También lo hace para que se sientan dignos de ser curados. Es decir, cuando se pide la misericordia del Señor, se pide con fe. Entonces Jesús, les impone las manos, les toca los ojos y le dice; «Que suceda como ustedes han creído»., en otras palabras, según vuestra fe y no como una adulación a la palabras del Señor. Ellos con esta actitud, Jesús le confirma aún más en su fe.

Luego de abrir los ojos, Jesús los conminó: «¡Cuidado! Que nadie lo sepa». Les manda guardar silencio por amor a la humildad, para apagar la vanidad, sin embargo ellos agradecidos, no pudieron guardar silencio ante tan hermoso beneficio.

En consecuencia, la enseñanza de este Evangelio, es que para conseguir una gracia de Dios, se requiere como condición previa tener fe y confianza. Entonces debemos perseverar en la oración para recibir lo que pedimos, y no debemos perder la confianza en el Señor, si la gracia pedida no llega de inmediato.

Jesús nos enseña que si nos acercamos a El, podemos ver la verdad. Todos de alguna manera, necesitamos abrir nuestros ojos para ver mejor las cosas del Señor. Si tenemos cerrados nuestros ojos como consecuencia de las dificultades, optemos por acercarnos más a Jesucristo, pero hagámoslo con el corazón limpio, con fe, con conciencia recta, para que Jesús nos descubra los secretos del Reino de los Cielos.

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Octubre de 2005

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