EL MAESTRO JESUS Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Comentarios, Estudios y Reflexiones del Evangelio Contemplado |
CAPITULO
XXXII Primera
multiplicación de los panes, Jn 6:1-15 (Mt 14:13-23; Mc 6:30-46; Lc 9:10-17). 1
Después de esto partió Jesús al otro lado del mar de Galilea, de Tiberíades,
2 y le seguía una gran muchedumbre, porque veían los milagros que hacía con
los enfermos. 3 Subió Jesús a un monte y se sentó con sus discípulos. 4
Estaba cercana COMENTARIO "Éste es,
verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo". "Aquí hay un
niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para
tanta gente?". Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Jesús atravesó el
mar de Galilea, llamado Tiberíades. Jesús va a la otra parte del mar de
Galilea o Tiberíades. San Juan precisa el lago con el nombre de Tiberíades
para sus lectores étnicos, ya que después que Antipas fundó en honor de
Tiberio, en el borde del lago, la ciudad de Tiberias,
y puso en ella su capital, prevaleció este nombre en el uso griego. San Juan no da el
motivo de este retiro de Jesús con sus apóstoles, lo que dan los Evangelios
sinópticos: un descanso a su pasada actuación apostólica - San Marcos 6:30 -
y motivo de nuevas instrucciones. También influyó la orden que por aquellos
días Antipas dio de decapitar al Bautista - San Mateo 14:12.13 - . Lo seguía una gran
multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos Le seguía una
gran muchedumbre a causa de los milagros que hacía y había hecho por aquella
región ya antes. Pero los Evangelios sinópticos precisaron que, cuando Jesús
llegó a aquella región, ya grupos de gentes se le habían adelantado - san
Marcos -. El recorrido por el lago era la mitad que por tierra. Esto hace
suponer, o en un retraso en el remar a causa del calor, o en un retraso por
conversar con los apóstoles. San Juan destaca
aquí, y no al principio, que estaba cercana Jesús, desde el
montículo al que había subido, viendo la gran muchedumbre que había, va a realizar
el milagro. Pero san Juan presenta el diálogo con Felipe. Notamos que san
Juan gusta del diálogo, así nos muestra a Jesus hablando con Nicodemo, la
samaritana, vocación de los primeros discípulos, discursos del cenáculo. Y
así presenta aquí lo mismo que dicen los evangelios con una estructura
histórico-literaria de diálogo. A san Juan le interesa destacar aquí la
presciencia de Jesús, ya que lo decía para probarle, pues sabía lo que iba a
hacer. San Juan omite la escena de los evangelios sinópticos en la que los
discípulos piden que despida a la gente para que puedan lograr provisiones.
Igualmente omite la predicación de Jesús a la turba y los milagros hechos
entonces. Basta el esquema que mejor le permita destacar la tipología
eucarística. Felipe, con su
golpe de vista, calcula que no bastarán para abastecer aquella turba 200
denarios para que cada uno reciba un pedacito. El denario en la época de
Jesús era el sueldo diario de un trabajador - San Mateo 20:2 - . Así, 200
denarios, repartidos entre 5.000 hombres, venían a corresponder a denario por
cada 25 hombres. A los que había que añadir las mujeres y niños. Interviene Andrés,
el hermano de Simón Pedro. El que Jesús plantease el problema del
abastecimiento a Felipe es que éste era de Betsaida y podía indicar
soluciones. El citarse a Andrés como hermano de Simón Pedro, más que por ser
un cliché literario, es por lo que Pedro significaba a la hora de la
composición de los evangelios. Andrés apunta la
presencia de un muchacho, seguramente uno de esos pequeños vendedores
ambulantes que siguen a las turbas, y que tenía ya solamente cinco panes de
cebada y dos peces. Pero esto no era solución. El pan de cebada, matiz propio
de San Juan, era el alimento de la gente pobre. Por peces pone el término
diminutivo de, que significa, originariamente, un alimento preparado sobre el
fuego y que luego se toma con pan, sobre todo de carne o pescado. De esta
palabra vino por el uso a ser sinónimo de pescado, sobre todo en el contexto
de San Juan - 21:9.10.13 - . Estos pequeños
peces acaso fuesen pescado seco en salazón (salados) o preparados ya para la
venta. En esta época existía en Tariquea, al sur
del lago, una factoría de salazón de pescado. Todas estas
preguntas y pesquisas tendían a garantizar más ostensiblemente el milagro, al
comprobar la imposibilidad de alimentar a aquella multitud en el desierto. Y,
una vez garantizado esto, el milagro se va a realizar de una manera nada
espectacular, sino discretamente. Jesús le respondió:
Háganlos sentar. Se da la orden de que se acomoden, lo que era recostarse o
sentarse en el suelo. San Marcos-Lucas hacen ver que
se acomodaron por grupos de 50 y de 100. Los colores vivos de sus vestiduras,
bajo el sol palestino, daban la impresión de un jardín, al tiempo que
facilitó luego el recuento y el servicio. La multitud de sólo hombres se
valuó en 5.000. Las mujeres y niños contaban poco en la vida social de
Oriente. Ni es inverosímil esta cifra. Bajo el procurador de Roma en Judea
Félix - 52-60 d. C. - , un seudo-Mesías congregó en el desierto en torno suyo
unas 30.000 personas y con ellas marchó al monte de los Olivos. En la descripción
del rito del milagro, San Juan la hace con claros rasgos tipológicos
orientados a San Juan omite un
rasgo que los tres Evangelios sinópticos recogen: que Jesús elevó sus ojos al
cielo antes de la bendición. Era gesto frecuente en Jesús en varias
circunstancias de su vida. El mismo Juan lo relata en otras ocasiones - San Juan
11:41; 17:1 - . Al omitirlo aquí, se piensa que es omisión deliberada, ya que
falta en los tres relatos sinópticos de la institución de Tomó - en sus manos
- los panes. Pudo haberse omitido este detalle o haber Jesús dado orden de
repartirlos sin tomarlos en sus manos. Pero es gesto que está también en los
relatos de la institución eucarística. Dio gracias. Los
tres evangelios sinópticos usaban el verbo bendecir. Los judíos, antes de la
comida, pronunciaban una berekah o bendición. De
esta divergencia de fórmulas se dudó si el rito de Jesús tuvo dos partes: una
acción de gracias al Padre por la acción que iba a realizar - San Juan
11:41.42; cf. v.23 - , y en la que su humanidad imploraba el milagro, y luego
una bendición ritual sobre el pan. Pero esta divergencia no es probativa,
pues los mismos sinópticos en la segunda multiplicación de los panes usan
indistintamente ambos términos como sinónimos. Debe de apuntar también
tipológicamente a La formulación
conserva el relato de la institución eucarística, lo mismo que el tiempo
aoristo en que están ambos puestos. A la hora de la composición de su
evangelio era la evocación de la fracción del pan. El milagro de la
multiplicación se hacía en las manos de los apóstoles. Lo contrario suponía
un incesante ir y venir los discípulos a Jesús. Además es el único de los
cuatro evangelistas que dice, en forma condensada, que El dio el pan a los
que estaban recostados. Acaso sea valor tipológico de El dando la comunión en
la última cena. Omite la
descripción de que El mismo repartió los peces, cosa que dicen los evangelios
sinópticos - San Marcos-Lucas - . Es por razón del valor tipológico
eucarístico. De ahí el no pararse casi nada en la descripción de la
multiplicación de los peces. Toda su atención se centra en la multiplicación
de los panes. En los sinópticos se da un relieve casi paralelo a la doble
multiplicación - San Marcos 6:41-43 - . Los apóstoles no se
cansaron de recorrer, repartiendo pan y pescado, a aquella enorme multitud.
Terminado el reparto de aquella comida milagrosa, resaltan enfáticamente que
comieron todos, y todos cuanto quisieron. No fue un expediente para salir del
paso. Fue una perfección total, que causó una gran sorpresa. Recuerda la
fórmula de saciarse del maná - Sal 78:29; 105:40 - . Dijo Jesús, recojan
los pedazos que sobran, para que no se pierda nada. Una vez saciados, Jesús
mandó a los discípulos a recoger los fragmentos que han sobrado, para que no
se pierdan. Los evangelios sinópticos también consignan el detalle de esta
orden. Y cómo los recogen en canastos, uso tan frecuente en los judíos. Era costumbre de
los judíos recoger, después de la comida, los pedazos caídos a tierra Había
en esa costumbre un respeto religioso a Dios, dador del pan de cada día. El
hecho de recogerse aquí las sobras del pan sobrante tiene una finalidad
apologética, como se ve por referir este detalle los tres sinópticos:
constatar bien y garantizar el milagro. Pero aquí, este recoger los restos
podría responder a la tipología eucarística, tal como se lee en las
Constituciones Apostólicas - 1.8 c.3 - : Cuando todos hayan comulgado, que
los diáconos recojan lo que sobró y lo pongan en el pastoforia. Se recogieron doce
cestos de sobras, que parecen corresponder a uno por cada apóstol. Pero San
Juan destaca que estos fragmentos de pan eran de los cinco panes de cebada
que sobraron a los que habían comido; es decir, la multiplicación prodigiosa
era de la misma naturaleza que el otro pan. Se piensa que pueda ser otro
rasgo tipológico de Los evangelios
sinópticos no recogen la impresión causada por el milagro sobre la multitud.
Es sólo San Juan quien la relata. Es probablemente que, además del hecho
histórico, San Juan destaca un segundo tema tipológico entroncado con el
viejo éxodo. La impresión de la
turba fue tan profunda, que, viendo el milagro que había hecho, decían: Éste
es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo. Y querían, por ello,
proclamarle rey. En el Deuteronomio se anuncia un profeta para orientar en el
curso de la vida de Israel, y al que han de oír como al mismo Moisés - Dt
18:15 - . Literariamente se anuncia un profeta, pero es, en realidad, como lo
exige el mismo contexto, el profetismo, toda la serie de profetas que habrá
en Israel, pero incluido el Mesías 12. Los fariseos
distinguían el Profeta del Mesías - San Juan 1:24 - . En ninguno de los
escritos rabínicos se los identifica. Precisamente en los escritos de Qumrán
se distingue explícitamente el Profeta de los Mesías de Aarón e Israel. Pero
en el pueblo las ideas andaban confusas, y los evangelios reflejan esta
creencia popular, que en unas ocasiones lo distinguían - San Juan 7:40.41 - ,
y en otras lo identificaban - San Juan 6:14.15 - 14. Existía la creencia
de que el Mesías saldría del desierto, que en El se repetirían las
experiencias del Éxodo, y que el Mesías provocaría una lluvia prodigiosa de
maná. Esta multiplicación de los panes, y en lugar desierto - cf. San Mateo
14:15 par. - les evoca todo esto, y quieren venir para arrebatarle, forzarle
y hacerle rey. Dice san Juan, se
acercaba Pero todo aquel plan de precipitación y anticipación mesiánica fue desbaratado por Jesús. Ni aquel mesianismo material era el suyo, ni aquélla su hora. Se retiró El solo hacia el monte para evitar todo aquello y pasar la noche en oración. Los Evangelios sinópticos hacen ver que forzó a los apóstoles a subir a la barca y precederle a la otra orilla, y cómo El mismo despidió al pueblo. Posiblemente los apóstoles estaban en peligro de caer en aquella tentación, como las turbas. Así abortó y acabó con todo aquel prematuro movimiento mesiánico al margen de los planes del Padre. Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Octubre de 2005 |