EL PURGATORIO O LA PURIFICACION FINAL

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

www.caminando-con-jesus.org

 

 

1. QUE ES EL PURGATORIO

El Purgatorio es una afirmación dogmática. Se considera verdadera y segura, y que no puede ser negada ni puesta en duda. Los católicos no podemos dudar de su existencia.

El concepto que conocemos en general, es que en la doctrina de la iglesia católica, es el estado de purificación en el que los que han muerto en gracia, pero sin haber hecho en esta vida penitencia completa por sus culpas, sufren las penas que deben por sus pecados para después gozar de la gloria eterna.

Imagen de San Nicolás de Tolentino abogado de las almas del purgatorio

 

2. QUE NOS DICE Y QUE APRENDEMOS DEL CATECISMO CATOLICO

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados.

Es así, como quien ha muerto en gracia de Dios, pero sin la total perfección o santidad que le haga digno de participar plenamente en la alegría celestial. Va al purgatorio, allí experimentara la purificación final.

La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:

1 Corintios 3 “Si la obra de alguien es quemada, él Sufrirá pérdida; aunque él mismo Será salvo, pero apenas, como por fuego.

1 Pedro 1, 7 “Que la prueba de vuestra fe--Más preciosa que el oro que perece, aunque para sea probado con fuego-- sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la Revelación de Jesucristo

Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad. Consideremos lo que dice el Evangelio:

Mateo 12, 31 Por esto os digo que todo pecado y blasfemia Será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no Será perdonada. En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39).

La fe en el Purgatorio considera que el hombre puede llegar al fin de su vida terrena, esto es la muerte, en la gracia de Dios, pero sin la plena madurez de santidad que le haga digno inmediatamente del Cielo. Entonces en el Purgatorio tenemos la oportunidad post-mortal que Dios nos otorga para adquirir la plena santidad.

Cabe destacar, que para la Iglesia, el hombre puede morir en total ausencia de santidad, mereciendo la condenación eterna, como también es posible que muera en la total santidad, mereciendo así el Cielo.

El Catecismo de la Iglesia Catolica dice:

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46).

2 Macabeo 12,45-46 “Pero, como tenía en cuenta que a los que morían piadosamente los aguardaba una gran recompensa, su intención era santa y piadosa. Por esto hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que Dios les perdonara su pecado.”

Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:

Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5).

3. COMO ES EL PURGATORIO

Se piensa que puede ser un lugar de fuego, pero es parte de la imaginación popular. Hay quienes se atreven a decir que es un lugar donde se queman las almas por un determinado tiempo y esta en un determinado lugar. Todo esto no puede ser así de esa manera, porque el Purgatorio esta más allá de todo espacio y tiempo. En otras palabras, no es un lugar ni tiene duración de horas, días o años. No nos cabe duda que después de la muerte no existe el espacio y el tiempo.

Por tanto, el Purgatorio es una situación especial que tenemos después de la muerte, es parte de la misericordia de Dios, para que podamos alcanzar la posibilidad de alcanzar la santidad total.

El purgatorio no es un castigo. Es una situación necesaria por la que pasaremos si no hemos finalizado nuestra vida terrenal en santidad total.

Pero no dejará de ser un sufrimiento, pero un sufrimiento de amor por nuestras imperfecciones y porque quisiéramos estar gozando plenamente y aún necesitamos una purificación para llegar al cielo.

Dios es amor y el hombre en el Purgatorio vivirá el amor, pero no plenamente, si lo hará en el cielo, donde el amor será total. Sólo quien ha llegado a la santidad plena puede participar totalmente del amor de Dios. Como nos dijo Jesucristo en el llamado “Sermón de la Montaña”;

Mateos 5,8;”Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios”

Y como dice más adelante;

Mateos 5,48; “Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.”

En otra palabra, sólo si el hombre vive una santidad total puede participar de la Vida Eterna. Sin embargo, no significa esto que quien muera sin la santidad total esta condenado, es decir, el hombre que muere en el amor de Dios sin la total santidad tiene la oportunidad de alcanzarla después de la muerte.

4. LECTURAS PARA REFLEXIONAR

Segundo libro de Macabeo

2 Macabeo 38-46 Sacrificio por los muertos

(38)Judas reunió su ejército y se fue a la ciudad de Adulam. Al acercarse el séptimo día de la semana, se purificaron según su costumbre y celebraron el sábado. (39)Y como el tiempo urgía, los soldados de Judas fueron al día siguiente a recoger los cadáveres de los caídos en el combate, para enterrarlos junto a sus parientes en los sepulcros familiares. (40) Pero debajo de la ropa de todos los muertos encontraron objetos consagrados a los ídolos de Jabnia, cosas que la ley no permite que tengan los judíos. Esto puso en claro a todos la causa de su muerte. (41)Todos alabaron al Señor, justo juez, que descubre las cosas ocultas, (42) e hicieron una oración para pedir a Dios que perdonara por completo el pecado que habían cometido. El valiente Judas recomendó entonces a todos que se conservaran limpios de pecado, ya que habían visto con sus propios ojos lo sucedido a aquellos que habían caído a causa de su pecado. (43) Después recogió unas dos mil monedas de plata y las envió a Jerusalén, para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. Hizo una acción noble y justa, con miras a la resurrección. (44) Si él no hubiera creído en la resurrección de los soldados muertos, hubiera sido innecesario e inútil orar por ellos. (45) Pero, como tenía en cuenta que a los que morían piadosamente los aguardaba una gran recompensa, su intención era santa y piadosa. Por esto hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que Dios les perdonara su pecado.

San Pablo 1 Corintios 3,10-17

(10) Yo fui el maestro albañil al cual Dios en su bondad encargó poner los fundamentos, y otro está construyendo sobre ellos. Pero cada uno debe tener cuidado de cómo construye, (11) pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, que es Jesucristo. (12) Sobre este fundamento, uno puede construir con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, paja y cañas; (13) pero el trabajo de cada cual se verá claramente en el día del juicio; porque ese día vendrá con fuego, y el fuego probará la clase de trabajo que cada uno haya hecho. (14) Si lo que uno construyó es resistente, recibirá su pago; (15) pero si lo que construyó llega a quemarse, perderá su trabajo, aunque él mismo logrará salvarse como quien escapa del fuego. (16)¿Acaso no saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? (17) Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes mismos.

5. NUESTRA TAREA CON LOS DIFUNTOS

Ayudemos junto a la Iglesia, a nuestros familiares y amigos difuntos a completar este proceso de purificación, los hacemos con nuestra oración, lo podemos hacer en la Eucaristía, en nuestras oraciones diarias mental y oralmente, pidiendo ayuda a Dios. Recordemos que los difuntos ya no pueden hacer por si mismo, pero juntos como hermanos, miembros de la Iglesia, vamos caminando al encuentro del Señor, y no podemos llegar sin la ayuda de Dios.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

www.camiando-con-jesus.org

www.caminando-con-maria.org

p.s.donoso@vtr.net