SAN JOSE, JUSTO Y MILAGROSO, HA OIDO NUESTRAS
ORACIONES Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Tengo
el propósito de entregar con este artículo, que escribo el último día del año
LAS
DISTINTAS DEVOCIONES A SAN JOSE No
cabe ninguna duda, que Dios le encomendó a san José una gran responsabilidad,
él tuvo el privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la
Sagrada Familia, de este modo es el santo que más cerca estuvo de Jesús y por lo mismo, de la Santísima
Virgen María. En esto se fundamenta la devoción a san José, hombre
"justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima
y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. San Agustín, San Jerónimo y San Juan
Crisóstomo, entre otros, ya nos hablan de San José. San Pedro Crisólogo dice: "José fue
un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José
en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba
el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a
una excelsa santidad. Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar
la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de
Aquino, Santa Gertrudis y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV "La opinión general de los conocedores
es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al
Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José". San
Bernardino de Siena, 1444, devoto de san José escribe: “... siendo María la
dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta
profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a
quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada?” Y así, José crecía
en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en
los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta
años. En
el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos
Vicente Ferrer (m. 1419), Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV
(1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo.
Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de
obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos
en 1726. Los
franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La
Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la
afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se
les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de
Pascua. La
devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX. El crecimiento de popularidad movió a Pío
IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del
Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón
de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San
José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José. San
Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de
creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo
en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el
mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José
escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de
perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda
servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo
esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús,
creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos. CONVERSANDO
CON UN RELIGIOSO COPTO SOBRE SAN JOSE Me
enseño una vez un religioso de copto que no había que olvidar que escribe el
evangelio según san Mateo:"José se levantó, tomó de noche al niño y a su
madre, y huyó a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se
cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta:"de Egipto llamé a
mi hijo"" (Mt 2, 14-15). Son
muchas las cosas que nos unen a los cristianos, insignificante puede resultar
las que nos separan, como dijo el Santo Padre, Juan Pablo II, en su discurso
durante el encuentro ecuménico en la nueva Catedral del Cairo, “Nuestra
comunión en el único Señor Jesucristo, en el único Espíritu Santo y en el
único bautismo, ya representa una realidad profunda y fundamental. Esta
comunión nos permite dar un testimonio común de nuestra fe de múltiples
modos, y, en realidad, requiere que cooperemos para llevar la luz de Cristo
al mundo, necesitado de salvación” Hablando
con este religioso copto de las mismas cosa que amamos, llegamos a san José,
y me hablo de los estudios hechos por su Iglesia respecto al Esposo de la
Virgen María, padre adoptivo de Jesús. En efecto me relataba sobre la
Historia Copta de Jose el Carpintero, y lo hacía con mucho amor a este santo
que vivió una parte importante de su vida junto a Cristo, seguramente su
relato provenía de los Evangelios Apócrifos. Es importante destacar y así lo
dice para una entrevista para la BBC el padre Samuel Fernández, decano de la
Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile “Eso es
bien importante. El hecho de que sean textos apócrifos no quiere decir que
sean ni escondidos ni malévolos ni ninguna cosa negativa. Sencillamente no
forman parten del canon bíblico. Forman parte de la literatura cristiana
antigua”, mas adelante en otro texto agrega: “De esa misma forma también hay
elementos de los Evangelios Apócrifos que pueden ser de gran beneficio para
la persona que los lee” Así
fue como este religioso me enseño: “Jesús, amo mucho a su Padre José y al
bendecirlo dijo: Quien, en tu nombre, ponga un pan en la mano de un pobre no
dejaré que carezca de los bienes de este mundo, mientras viva. Quienes lleven
una copa de vino a los labios de un extranjero, o de un huérfano, o de una
viuda, en el día de tu conmemoración, yo se lo haré presente, para que tú los
lleves al banquete de los mil años. Los que escriban el libro de tu tránsito,
según lo he contado hoy con mi boca, por mi salud, ¡oh mi padre José!, que
los tendré presentes en este mundo, y, cuando dejen su cuerpo, yo romperé la cédula
de sus pecados, para que no sufran ningún tormento, salvo la angustia de la
muerte y el río de fuego que purifica toda alma ante mi Padre. Y, cuando un
hombre pobre, no pudiendo hacer lo que yo he dicho, engendre un hijo y le
llame José, para glorificar tu nombre, ni hambre, ni epidemia entrarán en su
mansión, porque tu nombre estará allí. SANTA
TERESA DE AVILA, ESCRIBE SOBRE SAN JOSE Santa
Teresa de Jesús, Teresa de Avila, hace cinco siglos escribió: “Y tomé por
abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras
mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor
de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado
nada que no me lo haya concedido (Vida 6,6). Es
cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este
bienaventurado santo, y de los peligros de que me ha librado, así de cuerpo
como de alma; que a otros santos parece que les dio el Señor gracia para
socorrer en una necesidad; pero a este glorioso santo tengo experiencia de
que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le
estuvo sometido en la tierra, pues como tenía nombre de padre, siendo
custodio, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide. Y
esto lo han comprobado algunas personas, a quienes yo decía que se
encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que han
comenzado a tenerle devoción, habiendo experimentado esta verdad (Vida 6, 6) Procuraba
yo celebrar su fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad
que de espíritu, queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque
con buena intención (Vida 6, 7). Querría
yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran
experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido a
nadie que le tenga verdadera devoción y le haga particulares servicios, que
no lo vea más aprovechado en la virtud; pues ayuda mucho a las almas que a él
se encomiendan (Vida 6, 7). (Teresa de Jesús nos Habla Hoy, Jesús Marti
Ballester) LOS
DEVOTOS ESTAMOS DE ACUERDO He
escrito a propósito los tres puntos anteriores, a fin de destacar como san
José, en distintos hombres ha impactado en su corazón, no puede ser menos,
san José en muchas ocasiones debe haber tenido en sus brazos y junto a su
corazón al niño Jesús, haciéndole cariño y entregándole su amor. Con certeza
habremos de suponer que el lo llevó, como muchos padres lo hacían con sus
hijos en aquel tiempo, los sábados a las sinagoga, en esa caminatas deben
haber compartido muchos diálogos. San José, nos muestra que hizo muy bien la
tarea que le encomendó el Señor. El carpintero de Galilea hizo una vida de un
hombre ejemplar y de amor abnegado, y encabezó una familia en la que el
Mesías crecía en edad, en sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres (lc
2,52). Dijo Santa Teresa del Niño Jesús; "Dios no necesita nuestras
obras, sino nuestro amor". Aunque los Evangelios no lo dicen, San José
fue un eslabón fundamental en la historia de la salvación de la humanidad.
Solo Dios sabe porque, para que y con quien puede contar en la realización
del plan divino de salvación, y no deja de hacerlo con hombres sencillos como
el humilde carpintero de Nazaret. San José demostró ante Dios fe y amor, así
labró su vida, con sus ocupaciones
normales y corrientes. Dios no nos preguntará si hicimos grandes obras, sino
si hicimos bien y con amor la tarea que debíamos hacer, San José la hizo
ofreciendo amparo y sustento a sus dos amores: Jesús y María. MI
FAMILIA Y SAN JOSE Escribí
en el párrafo dedicado a la conversación con el hermano copto, que el me
había enseñado que Jesús habría dicho: el que engendre un hijo y le llame
José, para glorificar su nombre, ni hambre, ni epidemia entrarán en su mansión,
porque tu nombre estará allí. Muchos padres de familia, sin conocer este
antecedente, le han puesto José a sus hijos, dentro de mis cinco hijos, una
se llama Maria José, y el menor Pedro José Pablo, de algún modo, todos le
hemos puesto el nombre de José, pensando en este santo Custodio del Redentor,
porque nos da mucha ternura hacerlo, lo hacemos por el y por Jesús y por
María y se los encomendamos a ser custodiados también por él. Mi
padre, tuvo de oficio carpintero y crecí entre maderos, virutas y aserrín
derivado de su oficio, me alegra pensar que Jesús en su infancia debe haber
crecido también jugando en el taller de su padre José. Vivíamos cerca del
colegio san José, dirigido por religiosas, y donde estudiaba mi hermana
mayor, los bancos de esa escuela fueron hechos por mi padre, también
pertenecíamos a la parroquia san Miguel, de los Padre Capuchinos, el altar
principal dedicado a la santísima Virgen y muchas otras obras en maderas
fueron hechas por las manos de papa en ese templo y en otras casas
religiosas. Mi padre, ha amado intensamente a Cristo, que yo sepa, nunca ha
dejado de ir a Misa, ahora ya tiene ochenta años, y ha sido muy feliz de
haber tenido al igual que su padre y sus hermanos, el oficio del padre de
Jesús. MI
PAPA ESTABA ENFERMO, SAN JOSE NOS HA OIDO Por
tercera vez en los últimos 10 años, mi padre ha tenido que padecer un mal muy
incomodo, no es fácil imaginárselo, “Hipo”. En una ocasión estuvo casi
treinta días, lo internamos en una clínica y fue muy doloroso verlo, porque a
cada segundo el manifestaba su mal, sin mitigarse, pues durmiendo o despierto
no era posible acabarlo. El Papa Pío XII, que dormía sólo cuatro horas
diarias, murió el 9 de octubre de 1958, víctima de un ataque de hipo, tras
recibir un tratamiento a base de hormonas de simio, patentado por el médico
suizo Paúl Niehans. Una
semana antes de Navidad, mi papa volvió a enfermar de Hipo, y cada día que
avanzaba estaba peor. En horas de la vigilia de Navidad, un sacerdote
carmelita amigo de la OCD, le dio el sacramento de la Unción de los Enfermos.
La Unción de los enfermos es el sacramento que tiene por fin conferir una
gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al
estado de enfermedad y vejez. Esta unción santa de los enfermos fue instituida
por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y
propiamente dicho, insinuado por Marcos (Marcos 6,13), y recomendado a los
fieles y promulgado por Santiago, Apóstol del Señor (Santiago 5,14). "Entonces
salieron los discípulos a decirle a la gente que se volviera a Dios. También
expulsaron muchos demonios, y curaron a muchos enfermos ungiéndolos con
aceite" (Marcos 6,12-13). "Si alguno está enfermo, que llame a los
presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor lo
unjan con aceite. Y cuando oren con fe, el enfermo sanará, y el Señor lo
levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados" (Santiago
5,14-15). El
hermano enfermo no solo tiene el derecho del cuidado físico en su enfermedad,
además tiene el derecho del cuidado y atención espiritual. En efecto, un gran
gesto de amor, una actitud de caridad, algo importante que podemos hacer por
un ser querido, o un hermano enfermo, es ayudarle con nuestras oraciones y
cuidados espirituales. “Estuve enfermo y fueron a visitarme (San Mateo 25,36) Así
fue como le encomendé a san José, que ayudara a mi padre a salir adelante, le
pedí a muchos amigos que oraran a san Jose pidiendo interceder por papa, para
que se haga la voluntad del Padre, con compasión y misericordia. Aquí
algunos de muchos testimonios: Gracias,
además, por lo que me compartió de su Papa. Es un gusto conocer ese detalle
de una persona tan importante como es su padre. Le ofrezco mi pequeña oración
por él y por su familia. Padre Oscar, Centro Josefino de Chile. Pedro
Sergio: Te acompaño en la oración por tu papá. Que el Señor, si es su voluntad, le de unos años más de vida y salud. Juan Tapia de Chile. Hermano
Pedro Sergio buenos días, sabemos que la salud de un familiar nos preocupa, mas tratándose de nuestros padres déjame
decirte algo que no estás solo cuentas con grupo de hermanos que estarán
orando por la salud de tu papá…… María del Rosario Fachin, Argentina Pedro:
Te imagino muy ocupado, pero quiero interesarme por la salud de tu padre.
Seguimos rezando por él. Fuerte abrazo. El padre Jesus Marti Ballester, desde
Teruel, España Querido
don Pedro Sergio: Por supuesto que tenemos desde ya a su papá en nuestras
oraciones con mucho cariño. Que el
Señor lo asista, le dé fortaleza, ánimo, mucha paz. Carmelitas Descalzas de
Puangue. Chile El
Jueves 29 de diciembre por la noche, aceptando la Voluntad del Padre, recibía
noticias no muy alentadoras mi padre cumplía ya 12 días con Hipo sin que
pudiera interrumpirse y en un estado muy débil, sin poder alimentarse y
dormir una noche sin el mal que le afectaba,
toda la familia estaba muy acongojada, a los ochenta años de edad es
difícil reponerse y tolerar estar padeciendo así. A la mañana siguiente fui a
Misa de 7:30 al monasterio de San José de las Hermanas Carmelitas
Descalzas de Santiago de Chile. Allí
le pedí una vez más con toda confianza a san José interceder por papa,
confiado que el me oía, y me retire tranquilo. A
la tarde de ese mismo día, fue el médico a la casa, le encontró débil, pero
sin Hipo, mi papa se levantó y se afeitó después de casi dos semanas. Hoy
sábado 31, no lo creerían mas de alguno, una de las tareas que a papa le
gusta mucho hacer, es cocinar, entonces el hizo el almuerzo, luego no quiso
dormir siesta y se fue a rezar a la iglesia, a dar gracias al Señor. En el
minuto que escribo este testimonio el esta allí, rezando, yo estoy en casa
escribiendo y dando gracias a Dios, y a san José, el Custodio del Redentor me
ha oído. Por
todo esto, “Gracias Señor” Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant 31
de diciembre de 2005 |