¿CÓMO JOSÉ CONOCIÓ A SU ESPOSA MARÍA? Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
“Este artículo
es parte de mi cuento la Elegida de Dios, por tanto, en una creación
literaria apoyada en los apócrifos, y en la inspiración de así fue” Tres años
han pasado, la niña María juega feliz con sus padres, Joaquín prepara unas
candelas, es tiempo de ir al templo, pide la asistencia de unas doncellas sin
mancilla, les pide que enciendan las candelas, y las acompañen, hay que
llevar la niña, para que su corazón no sea cautivado por alguna cosa fuera
del templo de Dios. Y así lo
hicieron, y marcharon al templo, acompañados por cantos de bellos salmos de
alabanzas. Mientras iban subiendo al templo de Dios, la recibió el sacerdote,
esta toma la niña en sus brazos, y la observa cariñosamente, se estremece
frente a su hermosura, y a la dulzura de sus ojos, la besa, la bendice, y
exclama; «El Señor ha engrandecido tu nombre por todas las generaciones, pues
al fin de los tiempos manifestará en ti su redención a los hijos de Israel.» Luego, le
toma de sus manos y camina hasta la tercera grada del altar y la
sienta. La niña manifiesta
como El Señor derramó su gracia, sonríe, mira con sublime dulzura, y luego danza,
entusiasmanda y haciéndose querer de toda la casa
de Israel. Feliz
regresaron Joaquín y Ana, sus padres, embargados por la emoción, llenos de
admiración, alabando al Señor Dios porque la niña no se había vuelto
atrás. Dicen que
María permaneció en el templo como una paloma, recibiendo alimento de manos
de un ángel. Nueve años
después, al llegar a los doce años de edad, los
sacerdotes se reunieron para deliberar, diciendo: «He aquí que María ha
cumplido sus doce años en el templo del Señor, ¿qué habremos de hacer con
ella para que no llegue a mancillar el santuario?» Entonces
fueron donde el sumo sacerdote y le dijeron: «Tú, que tienes el altar a tu
cargo, entra y ora por ella, y lo que te dé a entender el Señor, eso será lo
que hagamos.» Así fue como
el sumo sacerdote, se viste con el manto de las doce campanillas, y entró en
el sancta sanctorum y oró por ella. Horas más
tarde, seguía orando, cuando un ángel del Señor se apareció, diciéndole:
“Zacarías, Zacarías, sal y reúne a todos los hombres del pueblo”, este asombrado,
escucha al Ángel que le pide, “Diles que venga cada cual, con una vara, en
uno de ellos, se fijara el Señor Dios, sobre quien
el Señor haga una señal portentosa, será esposo de esta joven”. Por toda
Judea salieron en su búsqueda, y a cuanto varón dieron la noticia, así fue que, al sonar la trompeta de Señor, todos
acudieron. Un buen
hombre, algo viejo, viudo, labraba madera en casa, y daba forma a nobles
muebles, carpintero, y llamado José, dejo sus herramientas y presintió que
Dios le invitaba a asistir, tomo su vara y caminó con su sencillez y humildad
habitual, su corazón presentía que no debía faltar, sus manos eran limpias,
su corazón, era hábitat de la pureza, su rostro, aunque algo cansado, era
reflejo de la bondad de su alma y de la obediencia al Señor. Así fue,
como se unió a los demás al llegar al templo, José oro en él, y dedico sus
plegarias a Dios, y como siempre ofreció su sometimiento, obediencia, y todo
su corazón para que sea colmado de su gracia. Una vez
terminada su plegaria, José fue por su vara, en ninguna de las que estaba
apiladas, aparecía señal alguna, pero al tomar
coger José la suya que era la última, sale agitando sus alas una
paloma y se puso a volar sobre su cabeza, ante el asombro, el sacerdote corre
hasta José, y le dice, “hombre bueno, tienes una gran misión, a ti te ha
cabido la gracia de recibir bajo tu custodia a la Virgen del Señor”. Muchas
Bendiciones Pedro S. A.
Donoso Brant Año 2001 |
Caminando con Jesús |